
Francia
Deriva autoritaria de la V República
01/02/2020 | Colectivo
El futuro se cubre de nubarrones. Tras más de cincuenta días de huelga, la reforma de las pensiones se parece, una vez más, a un inmenso juego mortífero: de un lado, las y los huelguistas extenuados que no logran sus reivindicaciones y, del otro, un gobierno a punto de hacer adoptar por la fuerza una reforma que, más o menos, es rechazada por dos tercios de la población francesa, con muchos de cuyos artículos cuestionados por el Consejo de Estado, tanto en la forma como en el fondo.
En medio de este campo de batalla, un cadáver: la esperanza individual y colectiva en un futuro mejor. Algo que tampoco es, faltaría más, "la virgen, la vivaz y el hermoso día de hoy" cantada por Mallarmé. Deberíamos resignarnos a trabajar más años, para lograr compensar unas pensiones en caída libre y recurrir cada vez más a las pensiones por capitalización… De ese modo, para compensar hoy en día la inseguridad de nuestro futuro se plantea encorsetar nuestros proyectos actuales.
Es esto lo que nos lleva a la conclusión de que la política ya no es la invención de un porvenir común, sino que se reduce, en ambos campos, a una pugna por las cifras: en reacción un gobierno que calcula el futuro endeudamiento del sistema de pensiones, los sindicatos se ven obligados a calcula los recortes de las pensiones, lo que tiene el efecto nocivo de que sus propuestos sobre el progreso social, la ecología, el feminismo, así como sus llamadas de atención sobre la penosidad laboral queden en el olvido. Hay que señalar que el sistema de pensiones por puntos [propuesto por el gobierno], al igual que el sistema de pensiones por capitalización, obligan a todo el mundo a tener que calcular su pensión teniendo en cuenta toda su vida laboral, con las reducciones salariales [que haya sufrida en su carrera profesional], cada dificultad vital y cada fracaso…, y sufrir sus consecuencias hasta que mueran.
El sabor a sangre pimienta de los gases lacrimógenos
Frente a ello, el actual sistema de pensiones tiene la ventaja de garantizar una pensión cuya cantidad se puede calcular de forma clara. Es una especie de seguro que permite plantearse una vida distinta cuando llegue la jubilación. ¿Cómo podríamos tener un futuro que no se convierta en una inquietante especulación? En nuestro desilusionado, cansado y feo presente, el futuro ya no se presenta como una esperanza. De hecho, sobre el futuro y lo que pueda llegar, no podemos imaginar más que el inevitable calentamiento climático, el incremento del nivel del mar y de las desigualdades sociales, así como una probable nueva crisis financiera. Sobre todo, estaríamos condenados a ser espectadores de una gran crisis económica que nos impide plantarnos cualquier alternativa.
Porque la V evoluciona hacia un nuevo régimen. Este régimen, al que dudamos calificarlos porque no se identifica, no respeta el sentido de sus leyes ni, sobre todo, de sus usos. En todo caso, sabemos lo que no es o lo que ya no es: no se puede reclamar de la democracia. Y para quienes firmamos esta tribuna, intelectuales, artistas, periodistas comprometidos, este nuevo régimen nos parece muy inquietante. Tiene el sabor a sangre y pimienta de los gases lacrimógenos. Tiene el tono guasón de los discursos pronunciados por gobernantes aislados en la cúspide del poder y el escandaloso resplandor de las cada vez más indignantes desigualdades sociales.
Casi parece normal ver que el presidente de la República y sus ministros gobiernen contra la mayoría de la población. Ni siquiera De Gaulle ocultó que la V República fue pensada como [un régimen] presidencialista. Pero en la Constitución, que daba una base y un peso predominante al ejecutivo en relación al Parlamento, era una costumbre establecida que no se gobernaba contra la voluntad del pueblo. Porque, aún con todo el poder que acumula durante su mandato, el gobierno tenía que plantearse su reelección. Se denuncia, y con razón, la profesionalización de la política -es una de las causas de la deriva que describimos- pero, paradójicamente, en el plano constitucional esta profesionalización tenía un efecto de moderación al que hacemos referencia. Si [un electo o electa] desea dar continuidad a su carrera política no puede aparecer como alguien que se mofa de la opinión pública y de los contrapoderes. En 1995, también sobre las pensiones y en 2006, en relación al contrato de empleo juvenil, el gobierno tuvo que dar marcha atrás aunque disponía de los medios constituciones de no hacerlo.
Un Parlamento más sometido que nunca a su jefe
El poder ha sido tomado por gente aventurera y no simples ciudadanos como se nos ha querido hacer ver1/ , porque sus electos salían de medios muy desfavorecidos y los ministerios rebosan de altos dirigentes de empresa. Pretendiendo gobernar con personalidades provenientes de la sociedad civil, Emmanuel Macron puso en pie un parlamento totalmente sometido a su jefe, sin corrientes políticas ni tendencias, sin distritos electorales a conservar, de gentes que llegan del mundo de los negocios o de profesiones gratificantes y lucrativas que pueden volver a su punto de origen cuando concluya su mandato. El régimen bascula hacia una forma deliberadamente autoritaria, en que resulte totalmente inútil realizar cualquier tipo de oposición al poder, sea sindical, político o ciudadano, en la que las fuerzas policiales están encargadas de garantizar una represión cada vez más dura de los movimientos que también se radicalizan. ¿a dónde nos llevará todo esto?
Cuando afirmamos que el futuro es cada vez más negro, no pregonamos una irresponsabilidad política que ignora la realidad económica, social y ecológica. Por el contrario, pensamos que es necesario reinventar la democracia cuando corre el riesgo de ser socavada, tanto por la forma perversa en que la utiliza el gobierno como por la desesperación de los movimientos sociales, de contrapoderes y de los cuerpos intermedios [sindicatos, mundo asociativo, etc.]. Solo una verdadera democracia puede volver a dar a las ciudadanos y ciudadanas el sentido de sus responsabilidades y, también, refundar nuestra comunidad política para trabajar por un mundo más humano, más justo y más respetuoso del medioambiente.
Un mundo en el que realmente nos gustaría vivir. Pero también es necesario creer en el diálogo social y en la democracia. ¿Y que podría ser hoy en día esta última sino una democracia que de todo el espacio necesario al debate para, como decía Marcel Mauss, "confrontarse sin masacrarse", que se apoya en las experiencias sociales y ecológicas actuales en determinados territorios y cuyas condiciones de la emergencia están dramáticamente comprometidas; una democracia que nos convierta en actores y actoras de nuestro destino política para recuperar el gusto por lo posible?
Firmantes
Paul Alliès, politiste, professeur émérite, université de Montpellier
Jean-Loup Amselle, anthropologue et ethnologue directeur d’études émérite, EHESS
Françoise Balais, attachée de coopération
Miguel Benasayag, philosophe et psychanalyste
Yazid Ben Hounet, anthropologue, chargé de recherche au CNRS
Alain Bertho, anthropologue
Jean-Michel Besnier, professeur émérite de philosophie, Sorbonne Université
Stéphane Bikialo, professeur de langue et de littérature françaises
Dominique Bourg, philosophe, Professeur Honoraire, Université de Lausanne
Pascal Branchu, Assistant de service social et militant associatif tout terrain
Pascal Buresi, historien, EHESS, CNRS
Dominique Cabrera, réalisatrice
Dorothée Cailleux, maître de conférences en études germaniques, Université Paris Nanterre
Sabrina Calvo, romancière
Stuart Calvo, éditrice, La Volte
Belinda Cannone, romancière et essayiste
Arielle Castellan, professeur de philosophie en classes préparatoires
Hugo Cayuela, chercheur en biologie, Laval University, Québec
Sébastien Claeys, essayiste et journaliste
Francis Chateauraynaud, sociologue, directeur d’études à l’EHESS
Jean-Louis Comolli, cinéaste
Fanny Cosandey, historienne
Thomas Coutrot, économiste
Frédéric Delarue, docteur en histoire contemporaine
Marc-François Deligne, vidéaste
Sophie Desrosiers, enseignante-chercheure, EHESS
Vincent Dieutre, cinéaste
Jean-Philippe Domecq, romancier et essayiste
Dany-Robert Dufour, philosophe
Timothée Duverger, historien, maître de conférences associé, Sciences Po Bordeaux
Vincent Edin, essayiste et journaliste
Patrick Farbiaz, militant écologiste et altermondialiste
Bernard Fischer, employé de sécurité sociale
Fabrice Flipo, professeur de philosophie, épistémologie et histoire des sciences et techniques
Erwan Floc’h, photographe
Jean Gadrey, économiste, professeur honoraire d’économie à l’Université Lille 1
Florent Gaudez, Socio-anthropologue, Professeur à l’UGA
Vincent de Gaulejac, sociologue, professeur émérite, Université Paris-Diderot
Susan George, essayiste
Vincent Gérard, réalisateur et professeur à l’Ensapc
Roland Gori, professeur honoraire de psychopathologie à l’université, psychanalyste, Président de l’Appel des appels
Benoît Hazard, anthropologue, CNRS-EHESS
Odile Hélier, anthropologue
Marc Humbert, professeur émérite d’économie politique, université de Rennes
Nathalie Lalisse-Delcourt, études hispaniques et hispano-américaines, Université Paris Nanterre
Aude Lancelin, journaliste et auteur
Anthony Laurent, journaliste scientifique, rédacteur en chef de Sciences Critiques
Michelle Lecolle, linguiste
Gustave Massiah, économiste altermondialiste
Philippe Mangeot, professeur de littérature en classes préparatoires
Dominique Méda, sociologue
Monique Ollier, consultante en communication
Julia Passot, directrice artistique et productrice, La Turbine, art’activiste
Dominique Paturel, chercheuse, INRA
Antoine Peillon, journaliste
Alfredo Pena-Vega, sociologue, Centre Edgar Morin-IIAC/EHESS-CNRS
Monique Pinçon-Charlot et Michel Pinçon, sociologues, anciens directeurs de recherche au CNRS
Ilaria Pirone, maître de conférences en sciences de l’éducation, Paris 8, psychologue psychanalyste
Raphaël Porteilla, Politiste, Université de Bourgogne
Véronique Rauline, maître de conférence en anglais, Paris Nanterre
Michel Renault, économiste, Université de Rennes 1
Evelyne Ribert, sociologue, CNRS
Alessandro Stella, directeur de Recherche, EHESS-CNRS
Antoine St. Epondyle, auteur
Bernard Stiegler, philosophe
Céliane Svoboda, étudiante en Arts, Littératures, Langages (EHESS)
Bruno Théret, économiste, Directeur de recherche émérite au CNRS, IRISSO, Université Paris Dauphine, PSL
Marc Tomczak, maître de conférences, Université de Lorraine
Florent Trocquenet-Lopez, professeur de littérature en classes préparatoires et journaliste
Jean-Jacques Tyszler, psychiatre et psychanalyste
Frédéric Vandenberghe, sociologue, Université Fédérale de Rio de Janeiro
Laure Vermeersch, réalisatrice
Sophie Wahnich, historienne, directrice de recherche, CNRS
Nathanaël Wallenhorst, maître de conférences en sciences de l’éducation, UCO
Pierre Zaoui, Professeur de philosophie, Paris-Diderot
Anna C. Zielinska, maîtresse de conférences en philosophie, Université de Lorraine
Notas:
1/ Macron basó su campaña como outsider en que no se elegía políticos al uso sino a simples ciudadanos.
En medio de este campo de batalla, un cadáver: la esperanza individual y colectiva en un futuro mejor. Algo que tampoco es, faltaría más, "la virgen, la vivaz y el hermoso día de hoy" cantada por Mallarmé. Deberíamos resignarnos a trabajar más años, para lograr compensar unas pensiones en caída libre y recurrir cada vez más a las pensiones por capitalización… De ese modo, para compensar hoy en día la inseguridad de nuestro futuro se plantea encorsetar nuestros proyectos actuales.
Es esto lo que nos lleva a la conclusión de que la política ya no es la invención de un porvenir común, sino que se reduce, en ambos campos, a una pugna por las cifras: en reacción un gobierno que calcula el futuro endeudamiento del sistema de pensiones, los sindicatos se ven obligados a calcula los recortes de las pensiones, lo que tiene el efecto nocivo de que sus propuestos sobre el progreso social, la ecología, el feminismo, así como sus llamadas de atención sobre la penosidad laboral queden en el olvido. Hay que señalar que el sistema de pensiones por puntos [propuesto por el gobierno], al igual que el sistema de pensiones por capitalización, obligan a todo el mundo a tener que calcular su pensión teniendo en cuenta toda su vida laboral, con las reducciones salariales [que haya sufrida en su carrera profesional], cada dificultad vital y cada fracaso…, y sufrir sus consecuencias hasta que mueran.
El sabor a sangre pimienta de los gases lacrimógenos
Frente a ello, el actual sistema de pensiones tiene la ventaja de garantizar una pensión cuya cantidad se puede calcular de forma clara. Es una especie de seguro que permite plantearse una vida distinta cuando llegue la jubilación. ¿Cómo podríamos tener un futuro que no se convierta en una inquietante especulación? En nuestro desilusionado, cansado y feo presente, el futuro ya no se presenta como una esperanza. De hecho, sobre el futuro y lo que pueda llegar, no podemos imaginar más que el inevitable calentamiento climático, el incremento del nivel del mar y de las desigualdades sociales, así como una probable nueva crisis financiera. Sobre todo, estaríamos condenados a ser espectadores de una gran crisis económica que nos impide plantarnos cualquier alternativa.
Porque la V evoluciona hacia un nuevo régimen. Este régimen, al que dudamos calificarlos porque no se identifica, no respeta el sentido de sus leyes ni, sobre todo, de sus usos. En todo caso, sabemos lo que no es o lo que ya no es: no se puede reclamar de la democracia. Y para quienes firmamos esta tribuna, intelectuales, artistas, periodistas comprometidos, este nuevo régimen nos parece muy inquietante. Tiene el sabor a sangre y pimienta de los gases lacrimógenos. Tiene el tono guasón de los discursos pronunciados por gobernantes aislados en la cúspide del poder y el escandaloso resplandor de las cada vez más indignantes desigualdades sociales.
Casi parece normal ver que el presidente de la República y sus ministros gobiernen contra la mayoría de la población. Ni siquiera De Gaulle ocultó que la V República fue pensada como [un régimen] presidencialista. Pero en la Constitución, que daba una base y un peso predominante al ejecutivo en relación al Parlamento, era una costumbre establecida que no se gobernaba contra la voluntad del pueblo. Porque, aún con todo el poder que acumula durante su mandato, el gobierno tenía que plantearse su reelección. Se denuncia, y con razón, la profesionalización de la política -es una de las causas de la deriva que describimos- pero, paradójicamente, en el plano constitucional esta profesionalización tenía un efecto de moderación al que hacemos referencia. Si [un electo o electa] desea dar continuidad a su carrera política no puede aparecer como alguien que se mofa de la opinión pública y de los contrapoderes. En 1995, también sobre las pensiones y en 2006, en relación al contrato de empleo juvenil, el gobierno tuvo que dar marcha atrás aunque disponía de los medios constituciones de no hacerlo.
Un Parlamento más sometido que nunca a su jefe
El poder ha sido tomado por gente aventurera y no simples ciudadanos como se nos ha querido hacer ver1/ , porque sus electos salían de medios muy desfavorecidos y los ministerios rebosan de altos dirigentes de empresa. Pretendiendo gobernar con personalidades provenientes de la sociedad civil, Emmanuel Macron puso en pie un parlamento totalmente sometido a su jefe, sin corrientes políticas ni tendencias, sin distritos electorales a conservar, de gentes que llegan del mundo de los negocios o de profesiones gratificantes y lucrativas que pueden volver a su punto de origen cuando concluya su mandato. El régimen bascula hacia una forma deliberadamente autoritaria, en que resulte totalmente inútil realizar cualquier tipo de oposición al poder, sea sindical, político o ciudadano, en la que las fuerzas policiales están encargadas de garantizar una represión cada vez más dura de los movimientos que también se radicalizan. ¿a dónde nos llevará todo esto?
Cuando afirmamos que el futuro es cada vez más negro, no pregonamos una irresponsabilidad política que ignora la realidad económica, social y ecológica. Por el contrario, pensamos que es necesario reinventar la democracia cuando corre el riesgo de ser socavada, tanto por la forma perversa en que la utiliza el gobierno como por la desesperación de los movimientos sociales, de contrapoderes y de los cuerpos intermedios [sindicatos, mundo asociativo, etc.]. Solo una verdadera democracia puede volver a dar a las ciudadanos y ciudadanas el sentido de sus responsabilidades y, también, refundar nuestra comunidad política para trabajar por un mundo más humano, más justo y más respetuoso del medioambiente.
Un mundo en el que realmente nos gustaría vivir. Pero también es necesario creer en el diálogo social y en la democracia. ¿Y que podría ser hoy en día esta última sino una democracia que de todo el espacio necesario al debate para, como decía Marcel Mauss, "confrontarse sin masacrarse", que se apoya en las experiencias sociales y ecológicas actuales en determinados territorios y cuyas condiciones de la emergencia están dramáticamente comprometidas; una democracia que nos convierta en actores y actoras de nuestro destino política para recuperar el gusto por lo posible?
Firmantes
Paul Alliès, politiste, professeur émérite, université de Montpellier
Jean-Loup Amselle, anthropologue et ethnologue directeur d’études émérite, EHESS
Françoise Balais, attachée de coopération
Miguel Benasayag, philosophe et psychanalyste
Yazid Ben Hounet, anthropologue, chargé de recherche au CNRS
Alain Bertho, anthropologue
Jean-Michel Besnier, professeur émérite de philosophie, Sorbonne Université
Stéphane Bikialo, professeur de langue et de littérature françaises
Dominique Bourg, philosophe, Professeur Honoraire, Université de Lausanne
Pascal Branchu, Assistant de service social et militant associatif tout terrain
Pascal Buresi, historien, EHESS, CNRS
Dominique Cabrera, réalisatrice
Dorothée Cailleux, maître de conférences en études germaniques, Université Paris Nanterre
Sabrina Calvo, romancière
Stuart Calvo, éditrice, La Volte
Belinda Cannone, romancière et essayiste
Arielle Castellan, professeur de philosophie en classes préparatoires
Hugo Cayuela, chercheur en biologie, Laval University, Québec
Sébastien Claeys, essayiste et journaliste
Francis Chateauraynaud, sociologue, directeur d’études à l’EHESS
Jean-Louis Comolli, cinéaste
Fanny Cosandey, historienne
Thomas Coutrot, économiste
Frédéric Delarue, docteur en histoire contemporaine
Marc-François Deligne, vidéaste
Sophie Desrosiers, enseignante-chercheure, EHESS
Vincent Dieutre, cinéaste
Jean-Philippe Domecq, romancier et essayiste
Dany-Robert Dufour, philosophe
Timothée Duverger, historien, maître de conférences associé, Sciences Po Bordeaux
Vincent Edin, essayiste et journaliste
Patrick Farbiaz, militant écologiste et altermondialiste
Bernard Fischer, employé de sécurité sociale
Fabrice Flipo, professeur de philosophie, épistémologie et histoire des sciences et techniques
Erwan Floc’h, photographe
Jean Gadrey, économiste, professeur honoraire d’économie à l’Université Lille 1
Florent Gaudez, Socio-anthropologue, Professeur à l’UGA
Vincent de Gaulejac, sociologue, professeur émérite, Université Paris-Diderot
Susan George, essayiste
Vincent Gérard, réalisateur et professeur à l’Ensapc
Roland Gori, professeur honoraire de psychopathologie à l’université, psychanalyste, Président de l’Appel des appels
Benoît Hazard, anthropologue, CNRS-EHESS
Odile Hélier, anthropologue
Marc Humbert, professeur émérite d’économie politique, université de Rennes
Nathalie Lalisse-Delcourt, études hispaniques et hispano-américaines, Université Paris Nanterre
Aude Lancelin, journaliste et auteur
Anthony Laurent, journaliste scientifique, rédacteur en chef de Sciences Critiques
Michelle Lecolle, linguiste
Gustave Massiah, économiste altermondialiste
Philippe Mangeot, professeur de littérature en classes préparatoires
Dominique Méda, sociologue
Monique Ollier, consultante en communication
Julia Passot, directrice artistique et productrice, La Turbine, art’activiste
Dominique Paturel, chercheuse, INRA
Antoine Peillon, journaliste
Alfredo Pena-Vega, sociologue, Centre Edgar Morin-IIAC/EHESS-CNRS
Monique Pinçon-Charlot et Michel Pinçon, sociologues, anciens directeurs de recherche au CNRS
Ilaria Pirone, maître de conférences en sciences de l’éducation, Paris 8, psychologue psychanalyste
Raphaël Porteilla, Politiste, Université de Bourgogne
Véronique Rauline, maître de conférence en anglais, Paris Nanterre
Michel Renault, économiste, Université de Rennes 1
Evelyne Ribert, sociologue, CNRS
Alessandro Stella, directeur de Recherche, EHESS-CNRS
Antoine St. Epondyle, auteur
Bernard Stiegler, philosophe
Céliane Svoboda, étudiante en Arts, Littératures, Langages (EHESS)
Bruno Théret, économiste, Directeur de recherche émérite au CNRS, IRISSO, Université Paris Dauphine, PSL
Marc Tomczak, maître de conférences, Université de Lorraine
Florent Trocquenet-Lopez, professeur de littérature en classes préparatoires et journaliste
Jean-Jacques Tyszler, psychiatre et psychanalyste
Frédéric Vandenberghe, sociologue, Université Fédérale de Rio de Janeiro
Laure Vermeersch, réalisatrice
Sophie Wahnich, historienne, directrice de recherche, CNRS
Nathanaël Wallenhorst, maître de conférences en sciences de l’éducation, UCO
Pierre Zaoui, Professeur de philosophie, Paris-Diderot
Anna C. Zielinska, maîtresse de conférences en philosophie, Université de Lorraine
Notas:
1/ Macron basó su campaña como outsider en que no se elegía políticos al uso sino a simples ciudadanos.
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