EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Feliz Año NUEVO

Lucía

Letra y Música de J.M. Serrat
Vuela esta canción
para ti, Lucía,
la más bella historia de amor que tuve y tendré. Es una carta de amor que se lleva el viento pintado en mi voz a ninguna parte a ningún buzón. No hay nada más bello que lo que nunca he tenido. Nada más amado que lo que perdí. Perdóname si hoy busco en la arena una luna llena que arañaba el mar... Si alguna vez fui un ave de paso, lo olvidé pa' anidar en tus brazos. Si alguna vez fui bello y fui bueno, fue enredado en tu cuello y tus senos. Si alguna vez fui sabio en amores, lo aprendí de tus labios cantores. Si alguna vez amé, si algún día después de amar, amé, fue por tu amor, Lucía, Lucía... Tus recuerdos son cada día más dulces, el olvido sólo se llevó la mitad, y tu sombra aún se acuesta en mi cama con la oscuridad, entre mi almohada y mi soledad.

 

Que va ser de ti

Qué va ser de ti

Letra y Música de J.M. Serrat
Hace más de un año ya que en casa no está tu pequeña. Un lunes de noche la vi salir con su impermeable amarillo, sus cosas en un hatillo y cantando... «quiero ser feliz» ... Te dejó sobre el mantel su adiós de papel, tu pequeña. Te decía que en el alma y la piel se le borraron las pecas, y su mundo de muñecas pasó... Pasó veloz y ligera como una primavera en flor... Qué va a ser de ti lejos de casa. Nena, qué va a ser de ti. Esperaste en el sillón y luego en el balcón a la pequeña. Y de punta a punta de la ciudad preguntaste a los vecinos y saliste a los caminos. Quién sabe dónde andará... Y hoy te preguntas por qué un día se fue tu pequeña, si le diste toda tu juventud, un buen colegio de pago, el mejor de los bocados y tu amor... Amor sobre las rodillas. Caballito trotador. Qué va a ser de ti lejos de casa... Nena, qué va a ser de ti.

 

Tio Alberto

Tío Alberto

Letra y Música de J.M. Serrat

Gitano o payo pudo ser o un aristócrata que ayer perdió su cetro de oro y su corona. Camina sobre el bien y el mal con la cadencia de su vals, mitad juicio y mitad mueca burlona. Tío Alberto... Tío Alberto... Cató de todos los vinos, anduvo por mil caminos y atracó de puerto en puerto. Entre la ruina y la riqueza, entre mentiras y promesas, aún sabe sonreír. Tío Alberto. Da todo lo que puede dar, su casa está de par en par. Quien quiere entrar, tiene un plato en la mesa. Pero no os cambia el cielo por la Orden de la Legión de Honor que le dio la República Francesa. Tío Alberto... Tío Alberto... Aún tiembla con los motores, las muchachas y las flores, con Vivaldi y el Flamenco. Tiene de un niño la ternura y de un poeta la locura y aún cree en el amor. Tío Alberto. Por ti valsea en re bemol agradecido el tibio sol de este otoño que hiciste primavera. El vaso de mi juventud, yo lo levanto a tu salud Rey del país del sueño y la quimera. Tío Alberto... Tío Alberto... Qué suerte tienes «cochino». En el final del camino te esperó la sombra fresca de una piel dulce de veinte años donde olvidar los desengaños de diez lustros de amor, Tío Alberto.



Feliz Año NUEVO

Pueblo blanco

Letra y Música de J.M. Serrat

Colgado de un barranco duerme mi pueblo blanco bajo un cielo que, a fuerza de no ver nunca el mar, se olvidó de llorar. Por sus callejas de polvo y piedra por no pasar, ni pasó la guerra. Sólo el olvido... camina lento bordeando la cañada donde no crece una flor ni trashuma un pastor. El sacristán ha visto hacerse viejo al cura. El cura ha visto al cabo y el cabo al sacristán. Y mi pueblo después vio morir a los tres... Y me pregunto por qué nacerá gente si nacer o morir es indiferente. De la siega a la siembra se vive en la taberna. Las comadres murmuran su historia en el umbral de sus casas de cal. Y las muchachas hacen bolillos buscando, ocultas tras los visillos, a ese hombre joven que, noche a noche, forjaron en su mente. Fuerte pa' ser su señor. Tierno para el amor... Ellas sueñan con él, y él con irse muy lejos de su pueblo. Y los viejos sueñan morirse en paz, y morir por morir, quieren morirse al sol. La boca abierta al calor, como lagartos. Medio ocultos tras un sombrero de esparto. Escapad gente tierna, que esta tierra está enferma, y no esperes mañana lo que no te dio ayer, que no hay nada que hacer. Toma tu mula, tu hembra y tu arreo. Sigue el camino del pueblo hebreo y busca otra luna. Tal vez mañana sonría la fortuna. Y si te toca llorar es mejor frente al mar. Si yo pudiera unirme a un vuelo de palomas, y atravesando lomas dejar mi pueblo atrás, juro por lo que fui que me iría de aquí... Pero los muertos están en cautiverio
y no nos dejan salir del cementerio.

Aquellas pequeñas cosas


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Aquellas pequeñas cosas

Letra y Música de J.M. Serrat

Uno se cree
que los mató
el tiempo y la ausencia.
Pero su tren
vendió boleto
de ida y vuelta.

Son aquellas pequeñas cosas,
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón,
en un papel
o en un cajón.

Como un ladrón
te acechan detrás de la puerta.
Te tienen tan
a su merced
como hojas muertas
que el viento arrastra allá o aquí...

Que te sonríen tristes y
nos hacen que
lloremos cuando
nadie nos ve.

Feliz Año Nuevo


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La mujer que yo quiero

Letra y Música de J.M. Serrat

La mujer que yo quiero, no necesita bañarse cada noche en agua bendita. Tiene muchos defectos, dice mi madre, y demasiados huesos, dice mi padre. Pero ella es más verdad que el pan y la tierra. Mi amor es un amor de antes de la guerra para saberlo... La mujer que yo quiero, no necesita deshojar cada noche una margarita. La mujer que yo quiero, es fruta jugosa prendida en mi alma como si cualquier cosa. Con ella quieren dármela mis amigos, y se amargan la vida mis enemigos... porque sin querer tú, te envuelve su arrullo y contra su calor, se pierde el orgullo y la vergüenza... La mujer que yo quiero, es fruta jugosa madurando feliz, dulce y vanidosa. La mujer que yo quiero, me ató a su yunta, para sembrar la tierra de punta a punta de un amor que nos habla con voz de sabio y tiene de mujer la piel y los labios. Son todos suyos mis compañeros de antes... Mi perro, mi Scalextric y mis amantes. Pobre JUANITO... La mujer que yo quiero, me ató a su yunta: pero, por favor, no se lo digas nunca. Pero, por favor, no se lo digas nunca...


 
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Mexico: Lo viejo y lo nuevo

México: Lo viejo y lo nuevo



Del viejo México aún subsiste la ignorancia bestial de la oligarquía dominante, el conservadurismo, la apatía política, la resignación de muy amplios sectores sociales, principalmente en las clases medias pobres pero incluso entre los explotados, la desinformación masiva de quienes “se informan” recurriendo sólo a la televisión. Esa costra espesa de mugre acumulada en las conciencias de millones por los continuos desastres, derrotas, invasiones, traiciones, matanzas, miseria, incultura y engaño permanente que caracterizan la trágica historia mexicana empieza sin embargo a resquebrajarse. Desde hace rato un México nuevo trata de afirmarse, en particular desde 1968, las luchas de los setenta, la movilización tras Cuauhtémoc Cárdenas y su victoria electoral robada en 1988, la rebelión zapatista en 1994 y la movilización popular que impidió su aplastamiento militar, la huelga en la UNAM en 1999, las movilizaciones para evitar el desafuero de López Obrador o, en el 2006, contra el fraude que le robó las elecciones presidenciales, por mencionar sólo las acciones masivas.El salto que se produjo en las conciencias de cada vez más vastos sectores populares ha sido muy grande. Baste recordar que la Marcha del Color de la Tierra del EZLN, apoyada por los votantes del PRD entonces cardenista, tenía como objetivo presionar al Estado y a sus instituciones parlamentarias y judiciales para que incorporasen a la Constitución los derechos de los pueblos indígenas y que las enormes acciones contra el fraude electoral buscaban que el gobierno y el aparato judicial respetasen la ley que acababan de pisotear.
Esas ilusiones no existen ya por más que haya algunos que quieran mantenerlas. El Estado trazó una honda zanja llena de sangre entre la camarilla oligárquica en el poder y desgobernante y las conciencias de los que eran meros súbditos. Fuerzas armadas, instituciones, (in)Justicia, entrelazadas con la parte más dinámica del capital- la narcodelincuencia- desaparecieron y asesinaron en Ayotzinapa a los normalistas -¡futuros maestros bilingües de indígenas y campesinos, constructores de un México mejor!- y, anteriormente, a tantos otros miles. Hoy millones de personas se movilizan sabiendo que el Estado capitalista, y no solamente sus representantes o sus órganos de mediación como los partidos de los patrones, es el asesino y concentran su lucha en unir los movimientos de resistencia, organizar la resistencia civil, derribar a Peña Nieto preparando una huelga general nacional, imponer un gobierno de transición que convoque a elecciones generales para una Asamblea Constituyente para reconstruir este país vendido al imperialismo, ensangrentado, devastado.
Bertold Brecht decía “¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros. ¿De quién que acabe? También de nosotros?” y añadía “¿Quién puede contener al que conoce su condición?”. Esa toma de conciencia por parte de la mitad de los mexicanos es lo nuevo, el aporte riquísimo de este año feroz y funesto que acaba, la garantía de un México nuevo, libre.
La autoorganización, las luchas por las autonomías en las comunidades, la ruptura con el Estado de los opresores formando policías comunitarias, grupos de autodefensa, defendiendo con el furor popular a quienes sufren atropellos, injusticias, crímenes, la creciente tendencia a cerrar los dedos en un puño para golpear unidos, venciendo los sectarismos forma parte de una corriente subterránea que recorre desde siempre el subsuelo del pueblo de este país y explica los aparentes “estallidos” y las “bolas” en su historia pero ahora tiende a tomar conciencia teórica y política y a organizarse. ¡Hagamos crecer vigorosa esta planta que está surgiendo y tiene múltiples raíces en el zapatismo de los morelianos y en el neozapatismo en Chiapas, en la rebelión estudiantil y democrática, en las resistencias heroicas de los sindicatos combativos!
El equipo de agentes de la oligarquía y las transnacionales que como vampiros medra con la sangre de los mexicanos prepara meses de enormes dificultades y de aumento de la represión y la injusticia. Ni las remesas ni el turismo se recuperarán de los golpes que les infligió la ilegalidad organizada desde el poder. La venta en barata de los recursos naturales al igual que la caída del precio del barril crudo que Pemex exporta agravarán la situación económica, con la consiguiente reducción de los salarios reales y el aumento de la desigualdad social brutal e intolerable y de la miseria.
¿Qué queda, después de que Fox ofreciera vender mexicanos como jardineros? ¿Venderlos como mercenarios y carne de cañón para las aventuras imperialistas? ¿Vender pedazos del territorio tras haber vendido la soberanía y convertido al Estado mexicano en un semiEstado que garantiza los bienes de las transnacionales?
Con Peña Nieto se prepara un estallido futuro sangriento y caótico. Esperar su sucesión mediante futuras elecciones limpias equivale a creer en los Reyes Magos y hunde en el pantano de la pasividad. Una Constituyente, construida sobre las ruinas de las instituciones actuales, en cambio, podría salvar la oportunidad, como sucedió en Bolivia, de otro orden no el de los narcoestadistas sino el de los trabajadores, de otra justicia, de otras fuerzas armadas, las milicias populares, garantías de la democracia. Es hora de unir el repudio al Estado y a sus instituciones de los neozapatistas con el repudio a este Estado y este gobierno de los millones que depositan sus esperanzas en Morena y con el de los estudiantes y demócratas de todo tipo hartos de las atrocidades cotidianas. Como piden los familiares de los normalistas de Ayotzinapa es hora de que el Estado pague y de echar del gobierno a Peña Nieto. Es hora de unirse. O nos salvamos juntos o nos hundimos por separado.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Feliz Año Nuevo

Desde luego no es habitual que un jefe de estado denomine asesino al ex jefe de estado
de un país amigo (relativamente amigo, a tenor del tratamiento mediático masivo que
el primero recibe, pero al menos no claramente enemigo). Me refiero, claro está, a las
palabras de Nicolás Maduro en relación con José María Aznar. Pero que no sea habitual
no impide que abordemos el meollo de la cuestión: 1.200.000 iraquíes muertos –en nombre de la
democracia– en busca de unas armas de destrucción masiva que no existían y que ahora conocemos
que los que patrocinaron el inicio de la guerra sabían perfectamente que no existían. Bush, Blair y
Aznar, (entre otros, hay más) ¿no son los responsables de tantos muertos? ¿Y cómo hay que llamar a
los que dieron las órdenes?
Y aún peor: sin la destrucción de Iraq probablemente no se habrían producido las matanzas en Siria,
no se habría convertido Libia en un estado fallido en el que la violencia campa a sus anchas, no se
habría consolidado el Estado Islámico (un poder que actúa con un desprecio total a la vida de las personas)...
Es posible que nada de esto hubiera pasado sin en las Azores el trío de amiguetes se hubiera
limitado a tomarse unos whiskys a la salud de la democracia, en vez de urdir un plan criminal para
asentar la hegemonía occidental en una región rica en petróleo. Acabaron con alguna dictadura más
o menos represora, sí, pero centenares de miles de inocentes han pagado con sus vidas la aventura.
El desastre no acaba ahí: Afganistán sigue con su larga guerra, ampliada ahora al norte de Pakistán,
los kurdos reciben por todas partes, y los palestinos siguen llamando a las puertas del cielo (metafó-
ricamente, pero en muchos casos lo hacen realmente, si es que el cielo existe).
2014 ha sido un año difícil. A la crisis económica que sigue afectando, en mayor o menor grado, a la
totalidad de la Unión Europea y en general al mundo occidental, hay que sumar la crisis en Ucrania
aún por resolver, el intento de acorralar a Rusia utilizando el precio del petróleo y las sanciones, la
complicada situación económica de Venezuela, que puede tener repercusiones electorales en 2015 y
que, si fueran negativas para el chavismo, tal vez podrían engendrar un efecto dominó en buena parte
de América Latina y desestabilizar toda la zona, y todo ello configura un panorama más bien oscuro
para este año que comienza.
Y, teniendo en cuenta que el declive de la potencia imperial estadounidense prosigue su curso, que la
UE no levanta cabeza, y que los puntos calientes del globo no tienen visos de enfriarse, más bien lo
contrario, surge ante nosotros un único país que se perfila impertérritamente como la gran potencia
mundial del momento: China. A la que sigue, pero sólo asomando la cabeza, India.
2015 puede ser, entonces, un año de grandes cambios geopolíticos y geoestratégicos, cambios que
pueden acontecer para bien y para mal. Por desgracia, cuando se alza una incógnita semejante la
cosa suele resolverse para mal.
En España también hay signos de grandes cambios. La irrupción de Podemos ha cambiado todos los
parámetros, los poderes económicos están nerviosos, los políticos inquietos –por no decir asustados–
y la ciudadanía expectante. Puede que, en 2016, la situación no tenga nada que ver con la que ahora
padecemos. En cualquier caso, hay esperanza.
Bien, crucemos los dedos, deseémonos buena suerte y, sobre todo no desfallezcamos. Remedando al
poeta: todo está por hacer, pero todo puede hacerse.
Miguel Riera
El Viejo Topo / 324 / enero 2015 / 5
F E L I Z A Ñ O N U E V OD

Cuba y EE.UU

29 Diciembre 2014

Ya a punto de concluir el año, comparto esta nota que acaba de ser recogida por varios periódicos digitales sobre lo que se puede esperar de los anuncios de Barack Obama en relación a Cuba.

Ilustración del diario Página/12 (Buenos Aires) dando cuenta de los anuncios del 17 de Diciembre

 (Por Atilio A. Boron) Escribimos estas líneas con la inmensa alegría que nos produjo la exitosa culminación de la campaña que el pueblo y el gobierno de Cuba lanzaron para repatriar a los cinco luchadores antiterroristas injustamente encarcelados por la “justicia” de los Estados Unidos, que jamás se preocupó por enjuiciar a connotados y confesos terroristas como Orlando Bosch y Luis Posada Carriles o a un financista  y ejecutor de atentados terroristas como Jorge Mas Canosa. Refiriéndose a “Los 5” Fidel dijo en su momento “volverán” y volvieron; como antes, en el incidente del niño Elián González, cuando también aseguró que Elián volvería a Cuba, y volvió. Dicho esto quisiéramos compartir una reflexión sobre las razones que explican el cambio en la política exterior de Estados Unidos en 
relación a Cuba y lo que esto podría significar para la Isla y América Latina y el Caribe.

El absoluto fracaso de más de medio siglo de bloqueo y agresiones es uno de los factores más evidentes que originaron el viraje de Washington. La Revolución Cubana resistió a pie firme, dignamente y sin concesiones, tamaña agresión y al final del día el Goliat del planeta tuvo que reconocer su derrota, algo que muy rara vez hace  la siempre arrogante superpotencia. Lo hizo el presidente Barack Obama en su discurso y de modo todavía más enfático su Secretario de Estado, John Kerry, cuando al pronunciar el suyo, un par de horas más tarde, dijo que “durante medio siglo aplicamos una política para aislar a Cuba y los que terminamos aislados fuimos nosotros.” Claro está que otros factores también jugaron un papel: la intervención del Papa Francisco fue mucho más allá de una piadosa exhortación o una “gestión de buenos oficios”, tal como convencionalmente se la entiende. Fue una mediación en donde la influencia papal para arribar a un acuerdo parece haber sido más  gravitante que lo normal en este tipo de mediaciones. El tiempo permitirá calibrar con precisión las características de esa gestión. Además, el reiterado repudio que la política del bloqueo cosechaba año tras año en la Asamblea General de las Naciones Unidas, e inclusive en el seno de la OEA, fue debilitando la firmeza de la política anticubana. Otro factor fue la honrosa insistencia de los países latinoamericanos y caribeños sin excepción para exigir el fin del bloqueo y la liberación de “Los 5”. El papel de la UNASUR y la CELAC también fue de importancia para precipitar esta reorientación de la política de la Casa Blanca. Pero lo que a nuestro juicio fue decisivo para producir este viraje fue el cálculo geopolítico realizado por los estrategas del imperio, que recomendaba acabar con una política que no sólo era inefectiva -como las torturas de la CIA, según el reciente Informe del Senado- sino que además era contraproducente para garantizar la seguridad nacional estadounidense en momentos tan críticos como el que actualmente atraviesa el sistema internacional. En las páginas que siguen trataremos de desarrollar en cierto detalle este argumento.

La Transición Geopolítica Mundial y sus Desafíos para la Estabilidad del Imperio
Estados Unidos se enfrenta a un deteriorado cuadro geopolítico mundial que suscita una enorme preocupación en su clase dominante, sus representantes políticos e ideológicos, el Pentágono y sus agencias de inteligencia. En 1997, pocos años después del derrumbe de la Unión Soviética, uno de los más lúcidos (y cínicos) intelectuales orgánicos del imperio, Zbigniew Brzezinski, escribió un libro que resumía  la visión estratégica dominante en ese momento y proponía un conjunto de recomendaciones para encarar con realismo –en lugar de las autocomplacientes ensoñaciones de los miembros del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, gran parte de los cuales integraron las filas del gobierno de George W. Bush- los desafíos de los años venideros.[1] En El Gran Tablero Mundial su autor descartaba la posibilidad de un debilitamiento del poderío global de Estados Unidos dado que su país aparecía, una vez desintegrada la Unión Soviética, como “la única e, indudablemente, como la primera potencia realmente global” en la historia del planeta. A partir de esta premisa el objetivo que se trazó fue formular una geoestrategia global e integral para preservar el papel central de Estados Unidos como “arbitro político” en todo el mundo, pero prestando especial atención a Eurasia ya que es ese y no otro “el tablero en el que la lucha por la primacía global” seguirá jugándose. Un continente fundamental que contaba para 1997 con el 75% de la población y el 60% del PNB mundiales, y las ¾ partes de los recursos estratégicos conocidos. Para ser exitosa dicha estrategia debía basarse en la construcción de “una comunidad global basada en las relaciones de cooperación”.[2] No obstante, a Brzezinski no se le escapaban las acechanzas que podían originarse como consecuencia de potenciales “contingencias relacionadas con los futuros alineamientos políticos (…) que intenten empujar [a los Estados Unidos] fuera de Eurasia”.

En ese escrito Brzezinski identificaba tres escenarios que podrían plantear tales retos a lo largo del siglo veintiuno: el primero era un acuerdo entre Rusia y los principales países europeos, que debilitaría los vínculos entre Estados Unidos y Europa y mellarían la fortaleza de la Alianza Atlántica y en particular de la OTAN. Perotranquilizaba a sus lectores diciendo que la probabilidad de esa contingencia era “bastante remota” (si bien no totalmente descartable), no habiendo por lo tanto razones para alarmarse. La segunda amenaza era un posible acuerdo entre China y Japón, por entonces la segunda economía del mundo y puntal de la presencia estadounidense en el Pacífico y en el mundo asiático. Probabilidad: también muy baja, porque los históricos conflictos que separaban a ambas naciones serían un obstáculo muy difícil de remontar. Había que monitorear los movimientos, los gestos y las iniciativas de esos dos países pero sin perder la serenidad. El tercer escenario, “el potencialmente más peligroso sería el de una gran coalición entre China, Rusia y quizás Irán, una coalición ‘antihegemónica unida no por una ideología sino por agravios complementarios’.” [3]  Sin embargo, las probabilidades de que esta amalgama política pudiera cristalizarse eran, según Brzezinski, remotas. Ahora bien: los pronósticos de este consejero áulico del imperio fueron impiadosamente refutados por la historia ya que ese escenario -el menos deseado, el más temido y el más improbable- fue el que en estos últimos años irrumpió con fuerza en el sistema  internacional. A mediados del 2014 Rusia y China firmaron importantísimos acuerdos –económicos, políticos y militares- de largo plazo, a los cuales se unió poco después Irán. En Septiembre la India solicitó formalmente su adhesión al Acuerdo de Cooperación de Shanghai y a finales de este mismo año Rusia selló un muy importante acuerdo con Turquía, cerrando de este modo una alianza que cambia radicalmente la correlación de fuerzas en el tablero de la geopolítica mundial en perjuicio de Estados Unidos, sus aliados europeos y Japón. Con la integración de la India y Turquía el panorama geopolítico euroasiático no podría ser más desventajoso para lo que Brzezinski denomina “Occidente.”

En el año 2012, es decir, poco antes de que emergiera esta nueva coalición y quince años después de la publicación del Gran Tablero Mundial , Brzezinski dio a conocer su más reciente obra:  Strategic Vision.[4] En ella el tono general del análisis se sitúa en las antípodas de su por momentos triunfalista texto de 1997. Ahora la preocupación es otra. En la primera parte de ese libro propone una sorprendente y muy significativa exploración histórica en torno a la “declinante longevidad de los imperios”, una reflexión insólita en relación al supuesto fundamental de la obra: Estados Unidos no es un imperio sino una potencia, la única potencia global. No obstante, este inesperado comienzo revela que en su fuero íntimo Brzezinski no se engaña, ni engaña a sus jefes y patrones, y sabe que Estados Unidos es la cabeza de un vasto sistema imperial y que, además, la lógica que decretó la declinación de todos los imperios anteriores, sin excepción, difícilmente exceptúe al americano.  Como estudioso que es sabe muy bien que este no podrá ser eterno y duda de que siquiera pueda mantenerse más allá de unas pocas décadas. De ahí que las cuatro preguntas fundamentales que plantea en las páginas iniciales del libro sean las siguientes:

1) ¿Qué implicancias tienen la cambiante distribución del poder global desde Occidente hacia Oriente y el despertar político de la humanidad?
2) ¿Por qué decayó el atractivo de los EEUU, cuáles son los síntomas de su declinación doméstica e internacional y por qué se desperdició una oportunidad tan excepcional como el desenlace pacífico de la Guerra Fría?
3) ¿Qué consecuencias geopolíticas tendrían lugar si Estados Unidos perdiera su primacía en el ámbito del poder global? ¿Podría China ocupar su lugar en el 2025?
4) ¿Cómo debería EEUU redefinir sus objetivos geopolíticos a largo plazo, y cómo atraer, apoyándose en sus aliados europeos, a Rusia y Turquía a los efectos de construir un “Occidente” más inclusivo y vigoroso?

En resumen, el autor se formula interrogantes impensables una década atrás. Lo que antes se asumía como una verdad inconmovible, la primacía internacional de Estados Unidos, ahora es objeto de múltiples conjeturas, y por lo tanto las opciones estratégicas diseñadas en el pasado deben ser radicalmente re-examinadas.

Un mundo convulsionado
En este impensado escenario, en donde los rivales de Washington unen fuerzas, y los antiguos aliados –fervientes, como Turquía, o tibios, como la India- se pasan al otro bando, la rápida degradación de la situación internacional plantea enormes desafíos al imperio. La agenda exterior de la Casa Blanca  se enfrenta con numerosos “puntos calientes” en los cuáles Estados Unidos está fuertemente involucrado, tiene muchos intereses en juego y se ve forzado a hacer apuestas cada vez más riesgosas y de incierto desenlace. En Oriente Medio la situación está fuera de control: después de haber avivado la hoguera del fundamentalismo sunita como ariete para hostigar a Irán y Siria, el trágico resultado de esa política fue la aparición del Estado Islámico, una organización criminal que dispone de los enormes recursos financieros derivados de su control sobre las zonas petroleras de Siria e Irak, y dispuesto a afianzar su dominio apelando a cuantas atrocidades sean imaginables. Originalmente formado por mercenarios reclutados por Estados Unidos y Arabia Saudita, financiado y armado por estos dos países, el genio se salió de la botella (como antes Osama bin Laden y Saddam Hussein) y, previsiblemente, comenzó a desarrollar una política propia que no es precisamente la que mejor favorece los intereses de Washington en la región. A la explosiva situación de esa parte del mundo, hundida en un interminable baño de sangre, hay que agregar la acelerada fascistización de Israel, que ha convertido a su estado en un engendro neonazi en donde el genocidio de los palestinos pasó a ser una práctica habitual ejercida con total impunidad e indiferente ante la repulsa casi universal que suscitan sus acciones. Más hacia el Oriente, en Asia Central, área donde se anuda una densa red de oleoductos y gasoductos de vital importancia para el mercado mundial de energéticos, la permanente inestabilidad de una zona surcada por ancestrales rivalidades y conflictos étnicos, religiosos y económicos de todo tipo se combina con periódicos estallidos de violencia que frustran de raíz cualquier posibilidad de establecer proyectos económicos de cierta envergadura para el aprovechamiento de sus enormes riquezas gasíferas y petroleras.[5] Más hacia el Este, al llegar al extremo del continente, la persistente disputa entre China y Japón por la delimitación jurisdiccional del Mar del Sur de la China agrega un condimento explosivo en el límite oriental de la antigua, y hoy altamente revalorizada, “Ruta de la Seda”.[6]
¿Es todo? De ninguna manera. La situación del África Subsahariana es motivo de intensa preocupación, sobre todo por el arraigo que en algunos países proveedores de petróleo, como Nigeria, parece haber conseguido el islamismo radical. Pero, más al norte es donde se encuentra la fuente más importante y a la vez urgente de preocupaciones. En Europa hay una guerra en ciernes entre los países de la OTAN y Rusia. Las sucesivas sanciones económicas decretadas por Washington (y replicadas con deshonrosa obediencia por sus compinches europeos) junto al deliberado derrumbe de los precios del petróleo configuran, en términos prácticos, una declaración de guerra, y así lo ha entendido no sólo Moscú sino buena parte de la dirigencia política estadounidense. No sorprende, en consecuencia,  que Rusia haya anunciado el 26 de Diciembre un significativo cambio de su doctrina estratégica, orientada ahora por la necesidad de contener las amenazas que se ciernen, desde Europa: la OTAN y el despliegue balístico norteamericano en ese continente, sobre su seguridad nacional. [7]

El dramático empeoramiento de la situación en Ucrania reconoce dos causas fundamentales: una, la expansión hacia el Este de las fronteras de la OTAN, en abierta violación de las promesas formuladas a los gobernantes rusos por sucesivos presidentes de los Estados Unidos y los jefes de estado europeos. La otra: la insistencia de la Unión Europea en incorporar a Ucrania y, de ese modo, penetrar por la puerta trasera en Rusia. Ambas iniciativas propiciaron la fulminante resurrección de la Guerra Fría, que se está recalentando aceleradamente. Un académico conservador norteamericano, John Mearsheimerprofesor de la Universidad de Chicago, culpó a Occidente por esta degradación del clima internacional. Era sabido, escribió, que  Moscú jamás podía aceptar de brazos cruzados que la OTAN se extendiera hasta sus fronteras, y para colmo consentido por un gobierno impuesto en Kiev por un golpe de estado impulsado y financiado por Estados Unidos y sus aliados.[8] Esta irresponsable provocación es tan inadmisible para Rusia como lo hubiera sido para Estados Unidos si, en los años ochentas,  Moscú y los países del Pacto de Varsovia hubiesen orquestado un golpe de estado en México e instalado sus tropas en la frontera con Estados Unidos. El desencadenamiento de la crisis en Ucrania desató como respuesta la reintegración al territorio ruso de la península de Crimea (anexada con el apoyo de sus habitantes) y alentó el separatismo de la población rusoparlante que reside en el este ucraniano. Las sanciones económicas aplicadas a Rusia por los países de la Alianza Atlántica tensaron la cuerda a grado tal que tiene escasos precedentes en la historia contemporánea. Moscú denunció estas maniobras y dijo que ellas son parte de una  estrategia general cuyo objetivo es nada menos que precipitar el “cambio de régimen” en Rusia, ante lo cual Vladimir Putin ha dicho que su país no permanecerá indiferente ante esos designios y responderá con cuanto tenga a su alcance. Hay que recordar que Rusia dispone del segundo arsenal atómico mundial y que cuenta con unas fuerzas armadas muy bien equipadas. Como decíamos más arriba, si la OTAN llegara a lanzar un ataque con armas de destrucción masiva Moscú no vacilará en recurrir a su arsenal nuclear, lo que abre una atroz perspectiva para el futuro de la humanidad.[9]

Trascendente papel de América Latina y el Caribe
En innumerables ocasiones Fidel y el Che afirmaron que Nuestra América es la retaguardia estratégica del imperio. Cuando Estados Unidos enfrenta graves desafíos en el frente internacional -como en los años setenta en el Sudeste asiático y muy especialmente en Vietnam- se vuelve sobre los países del área para desde allí tomar aliento y lanzar su arremetida. En aquella oportunidad lo que hizo fue sembrar dictaduras por toda la región, en donde salvo México, Colombia y Costa Rica, el resto de los países padecieron la instauración de regímenes cívico-militares que hicieron del terrorismo de estado una práctica cotidiana de ejercicio del poder, para lo cual contaron con el auspicio, colaboración, protección y financiamiento de Washington.

En la actualidad la Casa Blanca continúa actuando bajo los lineamientos de la misma premisa, procurando acabar con la Revolución Cubana, liquidar a los gobiernos bolivarianos, terminar de domesticar a los de la “centro-izquierda” del Cono Sur y reforzar, vía la Alianza del Pacífico, a los regímenes neocoloniales y conservadores del área.  Téngase en cuenta que en el turbulento tablero geopolítico internacional Nuestra América brilla como una  envidiable, y única, zona de paz. Lo único que perturba este panorama es el conflicto interno en Colombia y la desestabilización de México, pero ambas son situaciones que se constituyen en el ámbito doméstico.[10]  Sólo Colombia podría, si fracasaran las negociaciones de paz en curso en La Habana, alterar significativamente los equilibrios internacionales del área. No obstante, en el caso de México no habría que descartar que si se acelerara y profundizara la descomposición de la situación interna debido a la explosiva combinación entre el creciente poderío del narco -que podría llegar a someter a su arbitrio a las diversas ramas del aparato estatal- y una repotenciada protesta social los Estados Unidos podrían, en tal eventualidad, considerar muy seriamente la posibilidad de invadir y ocupar una parte de la frontera norte mexicana con el pretexto de preservar la “seguridad nacional” estadounidense amenazada por el caos al sur del Rio Grande. Lo hicieron en el pasado y nada autoriza a pensar que no volverían a hacerlo una vez más si lo considerasen conveniente. Hipótesis extrema, pero que en función de las enseñanzas de la historia sería sumamente imprudente descartar. Va de suyo que una movida de ese tipo tendría enormes repercusiones internacionales, que reverberarían mucho más allá del hemisferio americano. [11]

Es a causa de todo lo anterior que Washington está poniendo cada vez más empeño en “reordenar” una región que desde el triunfo de Chávez en las elecciones presidenciales de 1998 ha ido progresivamente emancipándose de la pegajosa tutela y control que Estados Unidos ejerció sobre lo que con indisimulado desprecio se llama, en los círculos oficiales de ese país, su “patio trasero”. La oleada bolivariana desencadenada por Chávez facilitó la supervivencia de la acosada Cuba y tuvo reflejos concéntricos en el mundo andino: Bolivia y Ecuador se plegaron a la misma y, en el litoral atlántico, surgieron gobiernos más moderados en Argentina, Brasil y Uruguay pero que, pese a la tibieza de algunas de sus iniciativas, en el terreno internacional aportaron un apoyo decisivo para, entre otras cosas, hacer naufragar el proyecto más importante que el imperio tenía reservado para América Latina y el Caribe: el ALCA, sepultado en Mar del Plata en Noviembre del 2005.

El cambio de política hacia Cuba tiene por objetivo neutralizar un permanente factor de perturbación de las relaciones hemisféricas y abrir el paso a una política más eficaz para recuperar el control las díscolas naciones del sur. El objetivo es claro: garantizar la estabilidad y la complicidad de la retaguardia imperial para que Washington pueda actuar en los “puntos calientes” arriba señalados sin temor a que su distracción en lejanos teatros de operaciones desate una radicalización tan indeseable como incontenible en los países de América Latina y el Caribe. Para enfrentar con éxito esta  tercera guerra mundial en gestación es esencial retomar el control de Venezuela, donde al día de hoy se alojan las mayores reservas comprobadas del mundo. Pero dicho objetivo no se alcanzará manteniendo la vieja y fracasada política hacia Cuba, que provoca la repulsa del resto de las naciones del hemisferio. Por eso el presidente Barack Obama dió el primer paso para “normalizar” las relaciones con la Isla pero al día siguiente redobló su ataque a la República Bolivariana promulgando un proyecto de ley, impulsado nada menos que por el Senador Bob Menéndez (conocido por sus estrechas vinculaciones con la mafia anticastrista de Miami)[12] que establece sanciones económicas a gobernantes y políticos venezolanos “responsables por violaciones de los derechos humanos de manifestantes antigubernamentales” que entre Febrero y Abril del 2014 tomaron las calles y mediante violentas manifestaciones exigían la renuncia del presidente Nicolás Maduro. Ni a este impresentable senador ni a Obama les importó que los autores o instigadores de actividades violentas –incluyendo asesinatos, robos, incendios, destrucción de edificios y bienes públicos, etcétera- que busquen alterar el orden constitucional o remover autoridades apelando a la violencia serían acusados del delito de sedición en Estados Unidos (y en casi todo el mundo) y pasibles de ser sancionados con durísimas penalidades que, en este país, incluirían la prisión perpetua. Pero como se trata de recuperar a la Venezuela Bolivariana de cualquier forma, los autores intelectuales y apologistas de esos actos de salvaje vandalismo, como Leopoldo López y María Corina Machado, lejos de ser acusados por esos delitos  son exaltados como figuras ejemplares, síntesis de los valores republicanos y libertarios, y elevados a la categoría de “combatientes por la libertad”. Poco importa que la mayor parte de las víctimas de aquel intento sedicioso fuesen miembros de los servicios de seguridad del estado y militantes chavistas, tal como ha sido reconocido por organizaciones independientes de derechos humanos radicadas en Venezuela. Para no hablar del doble rasero que significa sancionar a miembros del gobierno venezolano por preservar el orden constitucional del asalto de los sediciosos  y no proceder de igual modo, por ejemplo, con las autoridades colombianas cuando  informes inapelables certifican que el ejército ejecutó al menos a 5.763 civiles inocentes entre 2000 y 2010; o con las autoridades hondureñas, en donde después del golpe de estado de 2009 los asesinatos extrajudiciales se realizan con total impunidad; o con las de México, en donde es sabido que la desaparición de los 43 estudiantes normalistas en Ayotzinapa fue orquestada y ejecutada con la participación -o al menos la abierta complicidad- de autoridades civiles y militares de la Federación y del estado de Guerrero? [13]

La espina cubana
La “normalización” de las relaciones con Cuba tiene pues una tenebrosa contrapartida: liberar las manos del imperio para abalanzarse con fuerza para doblegar al gobierno chavista y recuperar el petróleo venezolano.[14] Además responde a una necesidad geoestratégica insoslayable, y ante la cual tanto la ruptura de relaciones diplomáticas como el bloqueo se convirtieron en molestos estorbos para Washington.  Lo que se logró con ambas políticas fue facilitar la penetración de China y Rusia en la mayor de las Antillas y, por extensión, en la “tercera frontera” de Estados Unidos: el Mar Caribe. Todos los textos e informes recientes sobre la seguridad nacional norteamericana señalan una y otra vez que aquellos dos países son “enemigos” que es preciso vigilar, controlar y, de ser posible, someter o derrotar, toda vez que la recomendación de Brzezinski en el sentido de “atraer y seducir” a ambos países demostró ser un rotundo fracaso. Máxime cuando, en el Mare Nostrumnorteamericano China ha emprendido sin consultar ni mucho menos pedir permiso a Washington un megaproyecto llamado a ejercer una extraordinaria influencia no sólo en el comercio internacional: un nuevo canal interoceánico a través de Nicaragua, obra para la cual el nuevo puerto cubano de Mariel asume una importancia estratégica. Rusia, por su parte, ha dado a conocer sus planes de impulsar la proyección global de su armada, lo que contempla, entre otras cosas, una mayor presencia en aguas caribeñas. Lo que estos dos países hacen en Cuba, y están haciendo en la zona del Gran Caribe, es un misterio para las agencias de inteligencia y las fuerzas armadas estadounidenses. ¿Hay proyectos militares en juego que subyacen  a los crecientes relacionamientos económicos que China y Rusia desarrollaron en el área? De ser así, ¿cuáles son, donde están localizados y qué implicaciones tienen para la seguridad nacional de los Estados Unidos? ¿Cómo podrían ser neutralizados? ¿Cuál es el estado de la “sociedad civil” en Cuba? ¿Cuál debería ser la hoja de ruta para preparar el tan anhelado “cambio de régimen” que ponga fin a la Revolución Cubana? ¿Qué modelo aplicar: la “revolución de terciopelo”, al estilo checo, o hay condiciones para ensayar una fórmula más rápida y violenta, al estilo de los “cambios de régimen” practicados en Libia o Ucrania? Todas estas son cuestiones de enorme importancia que no pueden ser confiadas a “amateurs” como Alan Gross. Por el contrario, hay que desplegar en la isla un número suficientemente grande de agentes para obtener información sensible y confiable, para lo cual se precisa la cobertura de una embajada dotada de un numeroso personal que, bajo el paraguas diplomático, pueda realizar esas actividades de inteligencia.

La política seguida a lo largo de más de medio siglo demostró ser, como decíamos más arriba, no sólo inefectiva sino contraproducente. Y Obama quiere  corregir eso, pronto. Claro que la plena normalización diplomática exigirá que el Congreso levante el bloqueo, de lo contrario la iniciativa anunciada el 17 de Diciembre  quedaría a mitad de camino, no sólo por la incoherencia que significa pretender “normalizar” las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y, simultáneamente, mantener el bloqueo. Se dice que los sectores más reaccionarios del espectro político norteamericano en el Congreso se opondrán a esa iniciativa. Seguramente será así, pero no sería raro que junto a poderosos intereses comerciales -deseosos de establecer vínculos con Cuba- el lobby del Pentágono y la CIA convenza a los más recalcitrantes que la seguridad nacional norteamericana exige votar el fin del bloqueo, algo que hasta apenas ayer parecía imposible y que el propio gobierno de Estados Unidos promoverá no por razones de respeto a la legalidad internacional o solidaridad con el pueblo cubano sino exclusivamente en función de sus intereses estratégicos globales. Tanto Obama como Kerry lo dijeron con todas las letras: Washington no abandona su propósito de fomentar las fuerzas que dentro de Cuba pudieran precipitar un “cambio de régimen”, fomentar el activismo y la participación de la “sociedad civil”, y  promover una “prensa libre” y el pluralismo político, preocupaciones estas que desaparecen como por arte de magia cuando el falaz régimen norteamericano habla de Arabia Saudita, país sin sociedad civil, sin prensa libre y en donde los partidos políticos están prohibidos. Sería inútil exigirle coherencia doctrinaria a un imperio cuyo objetivo excluyente es saquear los bienes comunes de nuestro planeta para mantener un patrón de consumo absolutamente irracional e insostenible, no ya en el largo plazo sino en la actualidad y mediante la militarización de las relaciones internacionales. Lo cierto es que, pese a toda la verborragia, el objetivo estratégico de Estados Unidos sigue siendo el mismo; lo que cambia es la táctica. Ahora se recurrirá al “poder blando”, eufemismo que significa tratar de apelar a los recursos derivados del supuesto atractivo de la sociedad norteamericana, sus también presuntos valores de igualdad, justicia, libertad, convenientemente manufacturados por la industria cultural basada en Hollywood pero desmentidos día a día por la realidad, para convencer a los cubanos mediante un intenso bombardeo propagandístico que una sociedad que mata afrodescendientes a destajo, que deja grandes segmentos al margen de toda atención médica y de la seguridad social, que impide que sectores de clase media puedan acceder a las universidades y que cuenta con la peor distribución de ingresos y recursos del mundo desarrollado es el espejo en el cual deben ver su propio futuro. “Poder blando”, aclarémoslo de entrada, que es apenas el reverso de la medalla en cuyo anverso se encuentra el “poder duro” de la mayor fuerza militar jamás conocida en la historia de la humanidad y dispuesta a ser aplicada sin mayores escrúpulos cuando sea necesario.

Muchos observadores han expresado su preocupación por este cambio de la política norteamericana. ¿Representa o no un desafío para Cuba? ¡Por supuesto que sí!, pero aún peor es el reto emanado de la continuidad sine die del bloqueo, que ha causado enormes daños materiales a Cuba. Según las últimas estimaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país el costo económico de esa política equivale a dos Planes Marshall en contra de la Isla, mientras que con un solo Plan Marshall se reconstruyó la Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial. Ni se hable de los costos “no económicos” medidos en sufrimientos humanos, privaciones, frustraciones y otras secuelas de esa criminal política de agresión imperialista. Este fue un desafío que Cuba supo repeler, pero a un precio exorbitante. La continuidad indefinida del bloqueo obliga a preguntar cuanto tiempo más podría Cuba resistir esa situación sin erosionar la legitimidad del orden revolucionario, librando batalla en un terreno en el cual no tiene chances de prevalecer. En cambio, el desafío que plantearía la penetración norteamericana –económica pero también política y cultural- una vez eliminado el bloqueo podría ser respondido desde una posición mucho más favorable. Tal como lo recordara José Martí, “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”, y Cuba posee, gracias a Martí y a la incansable labor pedagógica de Fidel a lo largo de más de medio siglo, una formidable trinchera de ideas contra la cual se estrellará la propaganda norteamericana, el consumismo desenfrenado y las mentirosas ilusiones fomentadas por el American way of life que el pueblo cubano conoce muy bien desde 1898. Sin dudas, la densidad de la cultura cubana es incomparablemente más fuerte que la salud de su economía y librar la batalla en el terreno cultural, para derrotar al “americanismo”, como le llamaba Antonio Gramsci, es la táctica sin dudas más apropiada. La historia demuestra que Cuba puede derrotar a Estados Unidos desde la cultura y la política, no desde la economía. De los dos desafíos, por lo tanto, el más manejable es el que se abre con la normalización de las relaciones diplomáticas y el eventual fin del bloqueo. Si en la ex Unión Soviética “los espejitos de colores” del capitalismo fueron aceptados como buenos por su población fue porque allí no hubo ni un Martí ni un Fidel. No es el caso de Cuba, cuya población tuvo estos dos geniales maestros y además conoce el imperio como pocas, porque le tocó sufrirlo entre 1898 y 1958, y sabe muy bien que una cosa es la propaganda capitalista y otra completamente distinta el capitalismo “realmente existente”.

Por eso, ante las novedades aportadas días atrás y para evitar una re-edición de la “Obamamanía” que tantas decepciones ocasionara entre los ilusos que cayeron en esa trampa, y que ahora creen que Washington cambió, que abandonó sus planes de hacer retroceder el reloj de la historia hemisférica hasta la medianoche del 31 de Diciembre de 1958, antes del triunfo de la Revolución Cubana, se impone recordar lo que dijera el Che: “al imperialismo no se le puede creer ni un tantico así, ¡nada!” Sería gravísimo desoír tan sabio consejo en una coyuntura como la actual, cuando la validez de las palabras del “guerrillero heroico” es mayor que nunca.



[1] Cf.  El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos (Madrid y Buenos Aires: Paidós, 1997)

[2] Para un examen de estos temas ver nuestro América Latina en la Geopolítica del Imperialismo (Buenos Aires: Ediciones Luxemburg, 2012 y nueva edición aumentada en 2014). Esta nueva edición está disponible en México, España, Venezuela, Cuba y, próximamente, lo estará en Chile, Bolivia y Ecuador). Véase asimismo  “Pensamiento Estratégico Estadounidense”, la transcripción de la conferencia que el autor de estas líneas y Alexia Massholder ofrecieran en el ISRI (Instituto Superior de Relaciones Internacionales) del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, en el mes de septiembre del 2014 y que próximamente estará accesible en la web.

[3] El Gran Tablero, op. cit, pg. 63.   
                                                                                            
[4] Strategic Vision. America and the crisis of global power (New York: Basic Books, 2012)

[5] Sobre este tema ver Pepe Escobar, Globalistán: How the globalized world is dissolving into liquid war (Ann Arbor: Nimble Books, 2006) y su más recienteEmpire of Chaos (Ann Arbor: Nimble Books, 2014)

[6] Sobre el tema de la nueva “Ruta de la Seda” ver Pepe Escobar, “Integración eurasiática contra el Imperio del Caos”, en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=193515

[7] Un indicio de la extrema gravedad de la situación actual se infiere del anuncio oficial de esta nueva doctrina, en cuya ocasión Moscú declaró que si bien esta es de carácter defensivo no renunciará al derecho utilizar su arsenal nuclear. El artículo 27 de la doctrina dice que "la Federación de Rusia se reserva el derecho a utilizar armas nucleares en respuesta a ataques con armas nucleares u otras armas de destrucción masiva en contra de Rusia y/o de sus aliados, así como en el caso de una agresión a la Federación de Rusia con armas convencionales que suponga una amenaza para la existencia del Estado". Nótese que entre los aliados sobresalen sus socios del BRICS: Brasil, India, China y Sudáfrica. Esta clase de afirmaciones no se escuchaban en Rusia desde los tiempos de la Unión Soviética. Ver “La nueva doctrina militar de Rusia cita a la OTAN como una de las principales amenazas”, en http://actualidad.rt.com/actualidad/161547-putin-modifica-doctrina-militar-rusia

[8] Ver su “Why the Ukraine crisis is the West’s fault” , en Foreign Affairs (Septiembre-Octubre 2014)   http://www.foreignaffairs.com/articles/141769/john-j-mearsheimer/why-the-ukraine-crisis-is-the-wests-fault  Hemos tratado este tema in extenso en nuestro “¿Rumbo hacia la Tercera Guerra Mundial?” en mi blog:www.atilioboron.com.ar y en http://www.telesurtv.net/bloggers/Rumbo-hacia-una-Tercera-Guerra-Mundial-20141217-0008.html

[9] Antes de llegar a la situación de los últimos días Noam Chomsky había alertado sobre la extrema peligrosidad de la actual situación internacional, que podría, en el “escenario del peor caso”, culminar con  una guerra termonuclear que destruyera a sus iniciadores. Ver su “World ominously close to nuclear war” en http://rt.com/news/202995-chomsky-rt-nuclear-war/

[10] Por supuesto, podría agregarse el caso de Honduras, un país que desde el golpe de estado que desalojó a Mel Zelaya del poder ingresó en una interminable espiral de violencia doméstica causada por el paramilitarismo -encargado de “disciplinar” a la población hondureña- y su aliado natural en todos nuestros países: el narcotráfico. También el de Haití, cuyo martirio parecería no tener fin. Pero aún así, estos dos casos no tienen, en el momento actual, condiciones para alterar decisivamente la situación del hemisferio.

[11] Recuérdese que con la firma del ASPAN, el Acuerdo para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte, Estados Unidos ya dispone de numerosos efectivos de sus cuerpos policiales, de inteligencia y de las propias fuerzas armadas actuando a plena luz del día y “legalmente” en territorio mexicano. Una invasión sería un salto en la magnitud de esa presencia más no una absoluta novedad.

[12] El 25 de Enero de 2014 la cadena televisiva NBC informaba desde Nueva York la ampliación de la investigación por crímenes federales que podría haber cometido el senador demócrata por New Jersey Robert “Bob” Menéndez, quien es un asiduo visitante de los juzgados de su país. En este caso el Departamento de Justicia está investigando las gestiones hechas por el senador a favor de William y Roberto Isaías, dos banqueros ecuatorianos fugitivos de la justicia por multimillonarias estafas cometidas durante las turbulencias de los años noventa en Ecuador. Los Isaías, al parecer, hicieron significativas contribuciones a favor de Menéndez a cambio de la protección mafiosa que este le prestó para que, a pesar de las requisitorias de la justicia ecuatoriana, pudieran radicarse sin problemas en Estados Unidos y desarrollar en ese país lucrativas actividades. Más en:       

[13] Sobre esto ver Alexander Main, “Un paso adelante y un paso atrás en la política de Estados Unidos hacia América Latina” (Washington: Documento de Trabajo Center for Economic and Policy Research, 19 Diciembre 2014)

[14] Sobre esto ver el sugerente  artículo de Rafael Bautista Segales., “¿Del bloqueo a Cuba al bloqueo al ALBA?”, en ALAI, 24 Diciembre 2014.