EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

domingo, 31 de mayo de 2020

Crisis del COVID-19: a emanciparce del capital,...

Crisis de la Covid-19
Frente a la crisis, el trabajo debe emanciparse del capital
30/05/2020 | Jean Batou
Los medios de todo el mundo se hacen eco de un pronóstico compartido: la pandemia del COVID-19 precipitará al mundo en una gran depresión que se parecerá más a la de la década de 1930 que a la larga recesión de los años 2008-2015. Pero, ¿cuál es el verdadero significado de esta crisis sin precedentes que parece golpear a la humanidad como las diez plagas de Egipto infligidas por Yahvé?
Pandemia y Gran Depresión
El 14 de abril, el FMI anunciaba una contracción del PIB mundial del 3% en 2020 (alrededor del 6% en Estados Unidos, la eurozona y Suiza). Pero si creemos a un estudio del grupo de prospectiva Oxford Economics, publicado el 5 de mayo, debería caer más fuertemente, del 3,5% al ​​8%, dependiendo de la evolución de la pandemia en los próximos meses. Finalmente, el 7 de mayo, el Banco de Inglaterra pronosticó un colapso del 14% en el PIB del Reino Unido, lo que indicaría la depresión más profunda ¡desde 1706! En realidad, incluso si todos estos datos dependen de escenarios muy inciertos, dan una idea de la profundidad del abismo hacia el que se dirige la economía capitalista globalizada. Sin mencionar los dramas humanos que anuncia: duplicación del número de personas afectadas por la hambruna en el Sur, aumento masivo del desempleo y de la miseria en el Norte.
Este 8 de mayo, The New York Times titulaba:
Prepárense para varias oleadas de infección”. Indicaba que “ahora está claro para los epidemiólogos que el coronavirus no iba simplemente a desaparecer después del fin de las restricciones, sino que se quedaría con nosotros durante meses, y tal vez años... y que es necesario visualizar su trayectoria como una serie de ondas”.
Unos días antes, el 30 de abril, había dedicado un artículo largo y muy documentado para mostrar la extrema improbabilidad de tener una vacuna efectiva, producida y distribuida a gran escala en el plazo de un año a un año y medio. Pero la peculiaridad de esta pandemia es que es global: cuando parecía estar contenida en Asia en marzo, explotó en Europa, y cuando ahora parece estar contenida en Europa, explota en América (Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, Ecuador y Perú).
¿Una crisis capitalista clásica?
¿La próxima gran depresión es el resultado de la crisis de salud mundial que estamos atravesando y que probablemente se resolverá a largo plazo? Sí y no. Sí, porque ha forzado el confinamiento de 2.700 millones de trabajadores, es decir, el 80% de la población activa mundial (cf. OIT), y que los países que querían evitarlo sabían (Reino Unidos) o están experimentando (Brasil) un brote aterrador de la epidemia. En el Reino Unido, el número de muertes se ha triplicado en el último mes (20.000 más), mientras que se ha duplicado en el resto de Europa. En Brasil, el número de muertes se ha multiplicado por diez durante el mismo período, y es probable que las cifras reales sean mucho más altas. La probabilidad de varios rebrotes futuros de la pandemia en los dos próximos años hace también extremadamente aleatorios los pronósticos sobre cualquier recuperación duradera de la economía.
Sin embargo, la gran depresión que se avecina, incluso si su gravedad ha sido sin duda aumentada considerablemente por el surgimiento de la COVID-19, sigue siendo en sus cimientos una crisis capitalista “clásica”. Combina así, por un lado, la caída de las inversiones productivas, cuyos rendimientos se consideran cada vez más insuficientes, lo que dirige a una masa cada vez mayor de capital hacia los mercados financieros e inmobiliarios especulativos, y por otro lado, la contracción de las salidas solventes que se desprenden, vinculada con la disminución de la demanda tanto de bienes de capital como de consumo. Incluso antes de la pandemia, su maduración se vio agravada por tres factores: primero, la purga insuficiente realizada al final de la larga recesión de 2008-2015, que mantuvo importantes sobrecapacidades de producción; a continuación, un gran aumento de la deuda pública, y sobre todo privada, cuyo empeoramiento se ha vuelto cada vez más amenazante; finalmente, el aumento regular del precio de las materias primas, que depende de sus costes de producción y de transporte (relacionado con su relativo agotamiento).
A raíz de la COVID-19, esta depresión será más difícil de superar por tres razones adicionales. Primero, debido a un nuevo aumento masivo de la deuda pública y privada, que ahora supera tres veces el valor del PIB mundial, amenazando a un número creciente de hogares, empresas y Estados de incumplimientos y quiebras. En segundo lugar, porque la pandemia ha puesto de relieve el envejecimiento de las poblaciones del Norte, lo que exige inversiones masivas en infraestructura, personal e investigación en materia sanitaria, pero también en sistemas de seguros de enfermedad universales. Todos estos son costes que el capital considera gastos incidentales insoportables. Finalmente, la necesidad de relocalizar una serie de fabricaciones a expensas de las regiones de bajos salarios va a imponer una robotización incrementada de los procesos concernidos, contribuyendo a aumentar todavía más el peso relativo del trabajo muerto a expensas del trabajo vivo, reduciendo así la producción de plusvalía a escala global.
¿Quién puede cambiar esto fundamentalmente?
La depresión que se avecina destaca los callejones sin salida cada vez más devastadores de un sistema económico basado en la doble explotación de la fuerza de trabajo humana y de la naturaleza. A nivel social, brutalmente coloca en el centro de la experiencia de grandes masas el conflicto entre el limitado número de los propietarios de los grandes medios de producción, de transporte, de distribución y de crédito, y la multitud de trabajadoras y trabajadores, obligados a vender su fuerza de trabajo, sea cual sea el precio, porque no tienen otros medios de existencia. Sin mencionar a la mayoría de las mujeres, que se ven obligadas a realizar actividades reproductivas no remuneradas (educación, cuidados, tareas domésticas). El proletariado, que algunos habían querido echar por la ventana, vuelve para perseguir las pesadillas de la burguesía a través de la puerta principal, como doble encarnación del despojo económico y de la fuerza social, siempre que tome conciencia de su “inmenso número” (Louise Michel).
Sin embargo, sería peligroso subestimar las divisiones que atraviesan al mundo del trabajo, entre el Norte y el Sur, las personas con empleo y las desempleadas, estables y precarias, “blancas” y “no blancas”, nacionales y extranjeras, jóvenes y mayores, etc., pero también entre hombres y mujeres en cada una de estas categorías. También es importante no olvidar las actividades reproductivas, este continente a menudo descuidado, y su distribución desigual entre los sexos para comprender las tensiones que socavan cotidianamente la unidad del proletariado. Sin embargo, es precisamente estas líneas de fractura, que se esfuerzan por erigir como líneas de frente, que las ideologías más reaccionarias empujan entre las capas populares. Inspirados por el imperialismo, el racismo, el sexismo, alimentan un vivero de “nuevas” fuerzas de extrema derecha, siempre candidatas para estar a la cabeza de los movimientos de masas. Es por eso que la lucha contra las desigualdades y las diversas formas de opresión dentro del mundo del trabajo deben estar en el centro de la estrategia de los anticapitalistas.
Derrota al ejército de los muertos
El coronavirus desempeña el papel del ejército de los muertos en la serie Juego de Tronos, cuando cruza el muro de hielo que protege a los vivos aprovechando la locura de sus líderes y el hundimiento de sus solidaridades, en nombre de una incesante búsqueda del poder y del beneficio. Él encarna esa naturaleza, evocada por Friedrich Engels (1883), que se venga cada vez de “nuestras victorias” sobre ella tan pronto como ignoramos sus leyes. Así, las grandes pandemias han marcado la historia desde el neolítico, cada vez que un salto adelante en la producción y/o el comercio perturbaba el metabolismo secular entre la especie humana y la naturaleza, precipitando fases de desequilibrio entre gérmenes microbianos y sociedades: en el cuarto milenio antes de Cristo, en los primeros tiempos de la urbanización al final del Imperio Romano, en el comienzo de la gran depresión medieval después de la revolución comercial del siglo XVI, después de la revolución industrial, etc.
En respuesta a la explotación y el agotamiento de la naturaleza, única fuente de riqueza con el trabajo, los microorganismos hoy parecen haber comenzado una carrera loca con gases de efecto invernadero para saber cuál de los dos socavaría más seriamente la fuga hacia adelante del capital hacia un crecimiento económico sin fin ni finalidad. La huelga del clima ha marcado la toma de conciencia de una nueva generación sobre los callejones sin salida del productivismo. El COVID-19 llega hoy para llamar a la misma puerta por sorpresa. Sin embargo, ni las emisiones de carbono ni el coronavirus son agentes potenciales de una revolución social. Si ilustran claramente la creciente contradicción entre el modo de producción capitalista y un medio ambiente favorable a la vida humana, corresponde a la aplastante mayoría de la humanidad, que sufre las consecuencias, poner fin a este desastre.
La izquierda anticapitalista debe darse cuenta de que estamos viviendo un giro de época. Sin embargo, sería perfectamente idealista apostar por un salto de conciencia colectiva resultante del confinamiento como tal. No es porque una parte de la humanidad haya percibido la diferencia entre lo esencial y lo superfluo, y haya sentido menos las cadenas de la condición salarial durante algunas semanas, con el miedo al desempleo y la pérdida de los ingresos pegados al vientre, que ella haya avanzado prácticamente en el camino de su emancipación. Como uno de los portavoces de los “marxistas humanistas” estadounidenses Kevin B. Anderson ha escrito recientemente, deberíamos aprender de las lecciones de la pandemia en curso que, como una guerra mundial, se apresta a matar a millones de personas, en términos de programa y de acción colectiva. El aturdimiento que despierta debe llevarnos a actualizar nuestra visión estratégica del futuro, volviendo a las fuentes de la filosofía de la praxis de Marx. En efecto, solo la auto-emancipación del mundo del trabajo, que es la única fuente de riqueza, con la naturaleza, puede hacer posible unir a la aplastante mayoría de la humanidad a reconciliarse consigo misma y con su medio ambiente.
23/05/2020
https://www.contretemps.eu/covid19-travail-capital/
Traducción: viento sur

Colombia: la gestion neoliberal de la crisis

Colombia
La gestión neoliberal de la crisis. Recesión económica y coronavirus
27/05/2020 | Daniel Libreros Caicedo, Diego Carrero Barón
1. El choque petrolero y la recesión
De acuerdo a las estimaciones hechas por el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) la economía colombiana tendrá una recesión mínima del orden del 2% del PIB en 2020 como consecuencia de la crisis generada por la pandemia de coronavirus SARS-CoV-2, que produce la enfermedad respiratoria COVID-19, al tiempo que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) pronostica una contracción respecto al 2019 de igual al -2,6% de la actividad económica, influyendo de manera importante al menos tres factores: i) la caída de los precios del petróleo, ii) la medida de confinamiento de la población y iii) la salida de capitales de la región, en la situación más optimista según los organismos internacionales volveremos a los niveles de pobreza de 2018.
La caída dramática en los precios del petróleo afecta a las exportaciones y los ingresos fiscales profundizando los llamados déficits gemelos, el fiscal y el déficit comercial, que antes de la crisis de la pandemia ya llegaba a 4% del PIB, lo que confirma el fracaso de la imposición del modelo extractivista por parte de las elites internas. Debe resaltarse el caso del fracking al que ya en el país se le había dado vía libre mediante la aprobación gubernamental de pruebas piloto y al que en el plano externo ECOPETROL apostó desde el año anterior realizando una inversión de US$ 1500 en el yacimiento de Parmica-Texas.
Para los primeros cuatro meses del año la moneda colombiana se devaluó 23,27%, pasando de $ 3.277/US a $ 4.039/US con corte a 28 de abril. La consecuencia natural es el incremento del esfuerzo que tanto el sector público, como privado, debe hacer para mantener relaciones con los mercados internacionales, particularmente en cuanto tiene que ver con créditos, adquisición de materias primas y maquinaria en el caso de las empresas y artículos de la canasta familiar en el caso de los hogares, sobre todo si se tiene en cuenta que como consecuencia de la apertura económica y los Tratados de Libre Comercio firmados por Colombia en los últimos treinta años en la actualidad se importa el 30% de los alimentos, lo cual genera presiones inflacionarias vía efecto pass-through.
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Fuente: Construcción autores, con base en Banco de la República.
Como consecuencia de dicho comportamiento del peso colombiano frente al dólar, la moneda colombiana es la cuarta más devaluada de América Latina, luego de Argentina (47%), Brasil (32%) y México (28%), y de la misma forma se encuentra dentro de las más devaluadas en el caso de las economías emergentes, ubicándose como una de las que más valor perdió durante las dos primeras semanadas de marzo.
Dicha pérdida del valor del peso frente al dólar refuerza la tendencia de los últimos 8 años de crecimiento de la deuda externa pública y privada en relación al PIB, ya que como se muestra en la gráfica Nº 2 desde el 2012 a enero de 2020 pasando del 25% del PIB a un rango superior al 50% haciendo que Colombia junto con Chile, Perú, Malasia, México y Filipinas sea de las economías emergentes con mayor deuda externa como porcentaje de su ingreso nacional en el mundo.
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Fuente: Tomado de Banco de la República.
Además del incremento de la deuda externa que genera tanto problemas fiscales, así como en la operación de las empresas importadoras de maquinaria e insumos, cobra importante relevancia la dinámica que puede tomar la deuda pública.
La tabla siguiente deja ver en este contexto como las expectativas previstas para el país no son las mejores en tanto según el propio Banco Mundial la economía colombiana tendría una recesión del 2% del PIB, lo cual incrementaría al menos en 4,5% la cifra total de desempleo (aproximadamente 1.145.000 empleos como lo prevé el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE).
De igual manera la cuenta corriente incrementaría su déficit en un punto del PIB, llegando al 5,3% y un incremento de la deuda del GNC que haría llegar el mismo a 53% del PIB, sin contar las presiones fiscales sobre departamentos y municipios, en este contexto los niveles de pobreza se incrementarían, con lo que solo hasta 2022, suponiendo que la economía no se prolonga en el tiempo, volveríamos a los niveles de pobreza de 2018.
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Evolución de la economía en Colombia desde 2017 y proyecciones hasta 2022 según el Banco Mundial
Fuente: Tomado de Banco Mundial (2020) con base en Práctica Mundial de Macroeconomía, Comercio e Inversión, y Práctica Mundial de Pobreza y Equidad.
El incremento de la deuda externa a causa de la devaluación del peso resultado de la salida y reducción de capitales internacionales, así como el descenso de las exportaciones por la caída de los precios del petróleo abre una discusión sobre el qué hacer con el endeudamiento externo en el futuro inmediato dado que adicionalmente la pandemia ha paralizado la producción y ha condenado a miles de personas que viven de la economía informal a condiciones precarias.
2. Las responsabilidades del presidente de la República y la Junta Directiva del Banco de la República
En este contexto la política del actual gobierno, utilizando los mecanismos excepcionales del Estado de Emergencia Económica, y de las autoridades monetarias, similar a lo que podríamos caracterizar como una gestión neoliberal ha sido la de favorecer a los grupos financieros mientras deja a la mayor parte de la población abandonada a su propia suerte.
Con relación a las ayudas que le ha suministrado el gobierno es posible resaltar:
i-La creación del Fondo de Mitigación de emergencias, FOME, con recursos provenientes del Fondo de Ahorro y Estabilización Petrolera y del FONPET, los cuales pertenecen a las regiones por una suma de $14,8 billones (Decreto 444 del 2020). Estos recursos, vienen siendo administrados por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público y según el artículo 4 del decreto citado podrán usarse para “efectuar operaciones de apoyo de liquidez transitoria al sector financiero a través de transferencia temporal de valores, depósitos a plazo, entre otras”; e “invertir en instrumentos de capital o deuda emitidos por empresas privadas, públicas o mixtas que desarrollen actividades de interés nacional, incluyendo acciones con condiciones especiales de participación, dividendos y/o recompra”; entre otros.
ii-El giro de $3.5 billones al Fondo Nacional de Garantías con el cual los bancos podrán “desplegar nuevas garantías hasta por un total de $48.15 billones de pesos que se traducirán en nuevos créditos hasta por $80.25 billones de pesos…” para auxiliar supuestamente a las PYMES lo que no viene ocurriendo.
iii-La utilización complementaria del Holding Bicentenario creado por decreto presidencial en noviembre del año pasado conforma a autorización del Plan de desarrollo 2018-2022 que significó una expropiación de los recursos del Sistema Financiero Estatal al mercado de capitales. El aparte pertinente que autoriza esta actuación complementaria establece “que la consolidación del patrimonio de las empresas estatales públicas en cabeza del Grupo Bicentenario S.A.S. permitirá coordinar y centralizar las estrategias de aprovechamiento de los recursos patrimoniales de las entidades financieras del sector público del orden nacional, con el propósito de utilizar estos recursos para afrontar los efectos adversos generados en el marco de la emergencia económica, social y ecológica de acuerdo con lo establecido en el Decreto 417 de 2020…”
iv-El ingreso a COLPENSIONES de los cotizantes a los fondos privados de pensiones con salario mínimo que hacen parte del segmento de retiro programado (aproximadamente 21.000) cuyos desembolsos llegan a la suma de $7 billones en una típica operación de socialización de las pérdidas dada la baja de rentabilidad que los fondos privados están obteniendo a causa de la crisis bursátil (Decreto 558 del 2020).
v-La solicitud de renovación al FMI del crédito de línea de crédito flexible por US$11.000, dinero que conforme a las definiciones exigidas por este organismo internacional debe ser administrado por el Banco de la República en carácter de reservas, lo que significa una operación preventiva de salvamento al sistema financiero en caso de que la fuga de capitales siga en ascenso.
En lo referente a las definiciones de política monetaria la Junta Directiva del Banco de la República, es importante resaltar:
i-La reducción de la tasa de interés de referencia de 4.5%a 3.2% en las últimas semanas sin que los bancos hagan cambios en la misma dirección para beneficiar a los usuarios financieros, hogares y empresas.
ii-Desde el 18 de marzo se inyectó una cantidad aproximada de $23 billones al sistema financiero ampliando el grupo de entidades crediticias que tiene acceso a la liquidez del emisor al incluir a las sociedades administradoras de pensiones y cesantías, a las aseguradoras a los fondos administrados a través de sociedades fiduciarias, sociedades comisionistas de bolsa, y sociedades administradoras de inversión. Al mismo tiempo decidió subastar US$400 millones en operaciones swaps a 60 días.
iii-Se autorizó la compra de títulos privados emitidos por establecimientos de crédito, con vencimiento a tres años o menos por $10 billones, un programa similar a una de las líneas crediticias que viene realizando la Reserva Federal norteamericana (FED) desde el año 2008 mediante la llamada Flexibilización Cuantitativa y que ahora ha intensificado con creces. Los bancos centrales de Chile y Colombia (Brasil anuncia la implementación del mismo programa siempre y cuando lo apruebe el Congreso en las próximas semanas) son pioneros en América Latina en la implementación de esta política de emisión privatizadora.
iv-La reducción de encajes a los bancos del 11,5% al 8,5% aproximado que les posibilitó liberar $9.5 billones los cuales fueron destinados a la adquisición de Títulos de deuda pública (TES) permitiéndoles una rentabilidad de aproximadamente $500.000 millones anuales contra el presupuesto nacional.
v-La compra por parte del Banco de la República de $ 4 billones en TES.
A pesar de todas estas medidas los datos de acceso al crédito siguen siendo bajas aun cuando ha anunciado el respaldo en un 90% de estos endeudamientos.
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Fuente: Construcción autores, con base en Banco de la República.
Este comportamiento del crédito se ha acompañado de una reestructuración de los mismos dadas las dificultades de la crisis actual concentrada particularmente en empresas que tienen por razón social el comercio, los servicios, la industria, la construcción y el transporte; adicionalmente por lo menos el 22% de personas naturales han solicitado este tipo de reestructuración.
De otra parte, los datos de la evolución del crédito durante el primer trimestre del año en curso confirman un deterioro de la utilización del mismo en consumo y vivienda y una lenta recuperación del crédito comercial y el microcrédito que no tiene concordancia con las cantidades enormes de dinero que el gobierno y el Banco Central le ha transferido al sistema financiero.
Llama la atención el doble discurso de las autoridades monetarias referente a la emisión de dinero que delata sus convicciones ideologizadas, cuando argumentan que no es posible utilizarla para realizar emisión directa al Estado con el argumento convencional de que produce inflación sin tener en cuenta la enorme contracción de la demanda que viene produciendo la crisis. Esconde este argumento que han realizado grandes cantidades de emisión de dinero a favor de los grupos financieros privados. Basta solamente con observar el crecimiento del indicador monetario M1 en los dos últimos meses.
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Fuente: Banco de la República.
Contrario a los voceros del monetarismo a ultranza, existen todas las condiciones para realizar una emisión de por lo menos el 10% de las reservas que en la actualidad ascienden a US$53 mil millones como parte del financiamiento de un plan de choque que debe completarse con recursos fiscales y cuyo objetivo debe ser el de mejorar las condiciones del sistema de salud y garantizar alimentos y condiciones mínimas de subsistencia a amplias franjas de la población que parecen condenadas a la desesperanza.
Los recursos de este plan de choque pueden girarse a través del Banco Agrario el único de propiedad estatal, que cuenta con oficinas en la mayoría de los municipios del país y que en los hechos viene intermediando en los giros de programas gubernamentales como en los casos de desplazados y víctimas.
Invocando el Estado de Necesidad reconocido en el derecho internacional el planteamiento adecuado debe ser el de la suspensión del pago de la deuda externa sumándole a ello la creación de una auditoría ciudadana que investigue y publique los contratos con los que se adquirió la misma.
Una política de estas características puede comenzar con la suspensión del pago de los intereses de la deuda pública que representan un monto igual al 3% del PIB en la ejecución anual del presupuesto anual y en el que el endeudamiento externo representa una cantidad importante. La suspensión del pago de la deuda abriría un espacio al gasto público social para implementar con carácter inmediato un programa de Renta Básica que le posibilite a la población damnificada subsistir mientras dure la pandemia y programas a futuro que beneficien el empleo y la calidad de vida de las y los colombianos.
Optar por un programa de estas características implica una decisión política en favor de la población, al igual que es una decisión política las autoridades económicas al mantener intactas las reservas internacionales y pedir otras adicionales al FMI para preservar el funcionamiento y las ganancias de las finanzas privadas por orden del capital corporativo transnacional en medio de una de las peores crisis económico-social de la historia del capitalismo.
Daniel Libreros Caicedo es docente de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales y director del Centro de Pensamiento de Política Fiscal de la Universidad Nacional de Colombia. Alternativas Programáticas UN.
Diego Carrero Barón es catedrático Posgrados ESAP. Investigador Centro de Pensamiento de Política Fiscal de la Universidad Nacional de Colombia. Alternativas Programáticas UN.
Una versión de este trabajo fue publicado en la Revista Izquierda.
19/05/2020
https://correspondenciadeprensa.com/2020/05/19/colombia-recesion-economica-la-gestion-ortodoxo-conservadora-de-la-crisis-por-coronavirus/

Debate: resistencia contra emancipacion,...

Debates
Resistencia vs. emancipación: Foucault, Marcuse, Marx y la actualidad
30/05/2020 | Kevin B. Anderson
[Nota introductoria a la traducción al castellano:
Este artículo apareció en el año 2013, en medio de la ola de movimientos radicales que estallaron a raíz de la Gran Recesión y de las revoluciones árabes del 2011. En los años siguientes estas revoluciones fueron mayormente aplastadas por los viejos regímenes y hemos presenciado la llegada al poder de los populismos de derecha, desde la India a los EEUU, y desde Hungría a Brasil. En 2019, de todas formas, la ola revolucionaria ha retornado al estallar significativos levantamientos en muchos países, primero en Hong Kong y Sudán, y luego en Argelia, Chile y el Líbano.
Durante el mismo período (2013/19), el marxismo ha experimentado un resurgimiento global, al mismo tiempo que las ideas de Foucault han retrocedido. En un mismo nivel, este declive ha sido provocado por las críticas de jóvenes intelectuales sobre la indiferencia –o, lo que es peor, el posible apoyo- con que Foucault recibió el surgimiento del neoliberalismo en los años previos a su muerte en 1984. Dicho retroceso también puede ser relacionado, de modo dialéctico, con el resurgimiento marxista.
De todas formas, el pensamiento de Foucault continúa siendo un importante marco de referencia para muchos críticos y filósofos sociales y activistas de izquierda, entre ellos muchos anarquistas. Algunos anarquistas -y el movimiento antifascista de EE UU, relacionado estrechamente con esta ideología-, al igual que Foucault, hacen hincapié en la resistencia a expensas de la articulación de una alternativa positiva y humanista (aun cuando la mención directa de Foucault ha disminuido). Muchos intelectuales relevantes también admiran –y con razón- las críticas de Foucault a la prisión moderna y al apparatus (dispositivo) de la sexualidad. Además, muchos de sus seguidores continúan ocupando importantes posiciones de dirección en algunas universidades, especialmente en EE UU e Inglaterra, donde en ciertas ocasiones adoptan formas de radicalismo supuestamente a la izquierda de Marx.
Por todas las razones expuestas, mi crítica a Foucault del año 2013 puede ser todavía de algún interés, por lo que me alegra su publicación en español.
Con un cálido agradecimiento hacia José Saraví, el traductor.
Kevin B. Anderson]
I. El cambiante mundo, 2011-12
Vivimos en un mundo muy diferente al de hace solamente unos años atrás. No sólo hemos sufrido la mayor depresión económica desde los años 30, además hemos presenciado la emergencia de nuevas formas de la lucha de clases. Principalmente nos referimos a las revoluciones árabes de 2011-12, aún en desarrollo. Desde 1848 el mundo no experimentaba tal cantidad de situaciones revolucionarias en tan corto período de tiempo. Por otro lado, a diferencia de los otros levantamientos democráticos del nuevo siglo (Irán 2009, Ucrania 2004, Serbia 2000, etc.), las revoluciones árabes lograron articular las demandas económicas con las políticas. La propagación de estas revoluciones a países cuyos gobiernos han hecho gran alarde de su antiimperialismo como Libia y Siria, han puesto a prueba a todos aquellos en la izquierda que ponen la oposición al imperialismo de EE UU por encima de cualquier otra cuestión (1).
Algunos otros conflictos estratégicos han emergido junto al despertar de las revoluciones árabes, entre ellos las revueltas de la juventud inglesa del verano del 2011, un serio cuestionamiento al Estado racista y represor y la austeridad económica. Todavía veremos otros fuertes movimientos contra la austeridad y la opresión económica, sobre todo en Grecia (desde antes del 2011), aunque también en España e Israel, así como la de los trabajadores de Wisconsin. En EE UU e Inglaterra, el movimiento Occupy de 2011-12 ha galvanizado una nueva generación de jóvenes radicales, muy notable en Oakland, California, donde han sido capaces de paralizar uno de los mayores puertos del mundo, por momentos conectados con las protestas por el asesinato del joven afronorteamericano Oscar Grant, perpetrado por un policía de tránsito local.
Pueden hacerse algunas críticas a estos movimientos sobre sus prácticas organizativas o sus posiciones políticas. En la exposición que sigue, sin embargo, me gustaría concentrarme en una orientación filosófica que ha influido en los movimientos radicales contemporáneos, centrado en la preocupación por las distintas nociones de resistencia.
II. Foucault y la resistencia
En la última década las corrientes de pensamiento post-estructuralista se han fusionado con los anarquistas o algunos elementos marxistas produciendo nuevas nociones de resistencia. Estas nociones incluyen, entre otras: resistencia al poder, al Estado, a la vigilancia, a la hegemonía cultural y al capital.
Sin duda, esto constituye un avance sobre otras formas de radicalismo intelectual -desde Althusser hasta Adorno- que privilegiaron la hegemonía hasta casi la exclusión del concepto de resistencia. Pero este avance ha tenido su precio, como discutiremos aquí.
Sin embargo, antes de empezar debemos preguntarnos: ¿de dónde proviene el uso actual del término resistencia? No, aparentemente, de los movimientos de resistencia contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial. Podemos, en cambio, rastrear el uso corriente del término en un origen más reciente: los escritos de Michel Foucault sobre poder y resistencia. Aunque este término no es muy utilizado por Foucault en sus primeros escritos, en 1976 ubica la resistencia al mismo nivel que el poder. A esa altura, él describe al poder como una “relación”, “no algo que se adquiera, arranque o comparta” (2). Esta noción de poder como relación seguramente fue acuñada teniendo en mente -y probablemente como un sustituto o superación del mismo- el concepto marxista del capital como una relación social, y no como una cosa.
Foucault afirma, además: “donde hay poder hay resistencia, y no obstante (o mejor: por lo mismo), ésta nunca está en posición de exterioridad respecto del poder (…). No pueden existir más que en función de una multiplicidad de puntos de resistencia (…). Respecto del poder no existe, pues, un lugar del Gran Rechazo -alma de la revuelta, foco de todas las rebeliones, ley pura del revolucionario. En cambio encontramos casos específicos de resistencia (…). Constituyen el otro término en las relaciones de poder; en ellas se inscriben como el irreducible elemento de enfrentamiento” (3).
Advirtamos -y volveré sobre esto más adelante- el ataque explícito de Foucault a la noción marcusiana de Gran Rechazo, uno de sus pocas confrontaciones directas con la teoría social de la Escuela de Frankfurt.
III. Crítica del concepto foucaultiano de resistencia
¿Por qué este concepto de resistencia ha reemplazado en gran medida a algunos precedentes como emancipaciónliberaciónsociedad libre de explotación/alienación, y otros similares, y a qué coste?
A nivel del activismo político, un coste obvio de adoptar o eventualmente ajustar este término está relacionado con el hecho de que no todas las formas de resistencia son equivalentes. ¿Es la resistencia al poder desde la derecha lo mismo que desde el marxismo o el anarquismo? ¿Es la resistencia al imperialismo de Occidente desde el fundamentalismo religioso lo mismo que desde los movimientos de liberación nacional? ¿Es la resistencia de la iglesia católica a las campañas oficiales de control de la natalidad en EEUU lo mismo que desde el movimiento obrero? ¿Son las fundamentalistas religiosas que ocuparon la Mezquita Roja en Islambad (Pakistán, 2007), con el fin de aniquilar la libre expresión, equivalentes a las feministas socialistas también de Pakistán como Malala Youzafrai, quien sufrió un intento de asesinato por causas similares? (4).
Este tipo de cuestiones subyacen al embarazoso apoyo de Foucault al liderazgo del Ayatollah Khomeini durante la Revolución Iraní de 1978-9, durante la cual desestimó las preocupaciones expresadas por las feministas iraníes. Al asumir el poder Khomeini en 1979, Foucault escribió sobre la resistencia islámica al imperialismo, después de referirse de forma burlona a nociones marxistas-leninistas del tipo “lucha de clases, destacamentos armados” por estar fuera de tiempo y lugar (5): “De tal manera, es cierto que como un movimiento islámico, puede encender la región, haciendo tambalear los regímenes más inestables y alborotar a los más sólidos. El Islam -que no es solamente una religión sino un modo de vida, la adhesión a una historia y a una civilización- tiene buenas posibilidades de convertirse en un barril de pólvora afectando a cientos de millones de personas. Desde ayer, todo Estado musulmán puede ser revolucionado desde su interior, basándose en sus tradiciones consagradas” (6).
Un segundo problema es que el concepto foucaultiano de resistencia carece de la noción de emancipación. Como John Holloway argumenta, “en el análisis de Foucault existe una inmensa multitud de resistencias que son esenciales al poder, pero no existe posibilidad de emancipación. La única posibilidad es una cambiante constelación de poder-y-resistencia sin fin” (7).
En su introducción a una selección de escritos de Marcuse, D. Kellner, C. Pierce y T. Lewis (2011) sostienen un argumento similar, en una vena más filosófica: “con el surgimiento del posmodernismo y el discurso del poder -en particular, Foucault y su crítica del Gran Rechazo-, se puso de moda el reemplazo de la revolución por la resistencia (o micro-resistencia). La resistencia es aquí interna al poder y en última instancia producida por el poder; por lo tanto, desafía al poder desde adentro”. Kellner y sus colegas continúan citando la crítica en la que S. Zizek dice que tal concepto de resistencia “no da lugar a la postura radical de la reestructuración del orden simbólico hegemónico, consumada en su totalidad”(8).
IV. El Gran Rechazo de Marcuse
¿Qué quiso expresar realmente Marcuse con su Gran Rechazo? En su libro El hombre unidimensional (1964), extensamente difundido en Francia durante los años previos a la publicación de Historia de la sexualidad de Foucault (1976), Marcuse ubicó la oposición revolucionaria al capitalismo moderno, no entre los sectores empleados de la clase obrera, sino entre los bohemios, los desempleados, y las minorías raciales, quienes desafiaban “las reglas del juego”:
“Sin embargo, bajo la base popular conservadora se encuentra el sustrato de los proscritos y los extraños, los explotados y los perseguidos de otras razas y de otros colores, los parados y los que no pueden ser empleados…… Así, su oposición es revolucionaria aún si su conciencia no lo es. Su oposición golpea al sistema desde el exterior y por lo tanto no es derrotada por el sistema…… La teoría crítica de la sociedad no posee conceptos que puedan tender un puente sobre el abismo entre el presente y su futuro; sin sostener ninguna promesa, ni tener ningún éxito, sigue siendo negativa. Así, quiere permanecer leal a aquellos que, sin esperanza, han dado y dan su vida al Gran Rechazo”(9).
Por más que mucho de esto fuera expresado en un lenguaje de profundo pesimismo sobre las perspectivas futuras de la humanidad, está claro que la visión revolucionaria de Marcuse incluía la necesidad de una completa abolición de las relaciones capitalistas, de la clase social sobre las que se basan y sus nocivos subproductos, desde el militarismo hasta el embrutecedor conformismo de la sociedad de consumo. En resumen, él veía la necesidad de una revolución total, por más improbable que pudiera parecer su posibilidad histórica.
El principal desacuerdo entre Marcuse y Foucault fue el siguiente: a menos que esas formas de resistencia se transformasen en formas de emancipación, ligadas a una visión de nuevas relaciones humanas, serían la fundación y el logro de poco o nada más que ese gesto de Gran Rechazo.
En gran parte, el Gran Rechazo marcusiano estuvo basado en la noción hegeliana de negatividad, de absoluta negatividad, donde se construye lo positivo al tiempo que lo viejo está siendo negado. Esto es, desde luego, lo que Marx afirmó en los Manuscritos cuando calificó a la negatividad de “principio motor y generador” de la filosofía de Hegel (10).
Pero el Gran Rechazo marcusiano también nos trae ecos del “deber ser” kantiano, donde lo normativo y lo descriptivo son separados radicalmente. Esto puede verse en la bastante abstracta crítica kantiana de la guerra. Donde los absolutos hegelianos son concretos, en el sentido de ligarse a reales posibilidades en un mundo dado, Kant fue más abstracto, por ejemplo con panaceas como la Paz Perpetua, que aconsejaba a las naciones en guerra desde su pedestal filosófico, sin señalar ninguna fuerza social concreta capaz de llevar a cabo semejante transformación.
El grito generalizado contra la injusticia y la opresión con el que Holloway comienza Cambiar el mundo sin tomar el poder también padece de algunos de estos problemas, como cuando afirma: “La pérdida de la esperanza en la posibilidad de una sociedad más humana no es resultado de que las personas estén ciegas a los horrores del capitalismo, es, simplemente, que parece no haber ningún otro lugar adonde ir, ninguna otredad a la que volverse…… Entonces, quizás no deberíamos abandonar nuestra negatividad sino que, por el contrario, deberíamos intentar teorizar el mundo desde la perspectiva del grito” (11).
V. Dunayevskaya, Marcuse y Foucault
Visto desde la óptica foucaultiana de la interminable constelación de poder-resistencia-poder, el Gran Rechazo de Marcuse guarda ciertas similitudes con la crítica del marxismo del siglo XX articulada por mi mentora, la filósofa marxista-humanista Raya Dunayevskaya:
“Sin dicha visión de nuevas revoluciones, un nuevo individuo, un nuevo universal, una nueva sociedad, ni nuevas relaciones humanas”, y “sin una filosofía de la revolución, el activismo se agota en el mero antiimperialismo y anticapitalismo, sin nunca revelar su razón de ser” (12).
Dunayevskaya además conceptualizó algunos grupos y fuerzas sociales de oposición -el activismo sindical, la juventud, el feminismo radical, los afrodescendientes y otras minorías raciales, y los movimientos tercermundistas -que podrían ser, autoorganizados y en unidad, lo suficientemente poderosos para dar vida a la aspiración por una nueva sociedad. En contraste, la política emancipatoria de Marcuse en la forma del Gran Rechazo continuó representando más bien una actitud existencial, carente de una seria posibilidad de realización a causa de su forma de negación, indeterminada antes que determinada o específica (13).
Por otro lado, al llevar su Gran Rechazo a tan alto nivel de indeterminación, Marcuse -así como el marxismo emancipatorio de los años 60 más generalmente- quedó expuesto a las críticas de Foucault y otras similares. De acuerdo con Foucault, el Gran Rechazo fue un montón de aire caliente mezclado con nobles sentimientos, como se ha visto en muchos pronunciamientos de filósofos radicales como Jean Paul Sartre. Para Foucault, dichos filósofos siempre están dispuestos a asumir una posición, pero no a realizar la labor intelectual necesaria para desarrollar realmente el conocimiento. Recordemos la evocación foucaultiana del intelectual específico antes que el generalista (como Sartre), algo que él practicó durante su trabajo de apoyo a los presos durante los años 70, durante los cuales llevó a cabo la investigación que redundaría en su influyente libro Vigilar y castigar. Desde luego, dicho libro también contenía muchas limitaciones, especialmente la subestimación de las corrientes emancipatorias que atravesaron el sistema penitenciario occidental durante los años 70, como se demostró dramáticamente en el levantamiento de la prisión de Attica del año 1971.
VI. Marx y los concretos universales: La dialéctica de etnia y clase
¿Puede la obra de Marx -y la de Hegel, su mentor filosófico- ayudarnos a resolver el acertijo que nos ha dejado Foucault, así como Marcuse y Halloway? ¿Puede acaso proveernos universales emancipatorios que sean verdaderamente concretos? Y aunque sea éste el caso, ¿sus universales todavía hoy podrían interpelarnos, podrían todavía guiar nuestra práctica?
Como afirmo en mi último libro, Marx at the Margins (14), la crítica marxista del capital era a la vez global y local, universal y particular. Durante cuatro décadas, Marx examinó la relación de la raza, la etnia y el nacionalismo con la revolución, particularmente en Polonia y en la Guerra Civil norteamericana, y en Irlanda. Estos escritos desmienten la idea de que la conceptualización marxista de la modernidad capitalista constituye una gran narrativa totalizante, en la cual son subsumidas las categorías de raza, etnia y nación.
Tomemos, por ejemplo, sus escritos sobre Irlanda de 1869-70, donde se conecta clase con nacionalismo, raza y etnia -un debate que había comenzado con sus escritos sobre Polonia y la Guerra Civil estadounidense. En el seno de la Primera. Internacional, Irlanda fue una de las principales causas de la ruptura con el anarquista Miguel Bakunin, quien no quería que la Internacional se viera envuelta en asuntos no clasistas, como la defensa de los presos políticos irlandeses. Por su parte, Marx pensaba que este asunto estaba íntimamente conectado con la lucha de clases en Gran Bretaña. Todo esto lo condujo a importantes reflexiones teóicas.
Hacia 1870, Marx veía la profunda ligazón de la lucha independentista irlandesa con la lucha de los trabajadores británicos contra el capital. Esto se ve en la “Comunicación confidencial” de marzo de 1870, una réplica a Bakunin que escribió en nombre del Concejo General de la Internacional. La conciencia de la clase trabajadora inglesa, escribió Marx, era atenuada por el prejuicio anti-irlandés, en una dinámica similar al racismo blanco en los EEUU:
“El obrero medio inglés odia al irlandés, al que considera un rival que hace que bajen los salarios y su standard of life (…). Lo mira casi como los blancos pobres de los estados meridionales de Norteamérica miraban a los esclavos negros. La burguesía fomenta y conserva artificialmente este antagonismo entre los proletarios dentro de Inglaterra misma. Sabe que en esta escisión del proletariado reside el auténtico secreto del mantenimiento de su poderío.” (15).
Además, la lucha independentista irlandesa, escribió en su réplica a Bakunin, podría convertirse en la “palanca” que podría desafiar al capitalismo inglés y, por tanto, global como parte de una lucha revolucionaria internacional:
“La iniciativa revolucionaria partirá, sin duda, de Francia, pero sólo Inglaterra podrá servir de palanca para una revolución económica seria (…). Es el único país en el que la forma capitalista, es decir, la agrupación del trabajo en vasta escala bajo el poder de patronos capitalistas se ha extendido casi a toda la producción…… Los ingleses poseen todas las premisas materiales necesarias para la revolución social. Lo que les falta es espíritu de generalización y fervor revolucionario. Sólo el Consejo General está en condiciones de remediarlo y acelerar de este modo el movimiento auténticamente revolucionario en este país y, por consiguiente, en todas partes…… Si bien Inglaterra es el baluarte de los grandes propietarios de tierra y del capitalismo europeo, el único punto en el que se le puede asestar un duro golpe a la Inglaterra oficial es Irlanda” (16).
La última afirmación sobre los terratenientes está referida al campesinado revolucionario irlandés. Su oposición al sistema era acrecentada por la cuestión nacional, ya que la clase terrateniente en Irlanda era en su gran mayoría británica, no irlandesa. Irlanda era además donde la aristocracia terrateniente, parte de la clase dirigente inglesa junto al capitalismo industrial, tenía importantes propiedades. Es de destacar que ese período fue además marcado por el surgimiento del fenianismo, un movimiento nacionalista revolucionario con un fuerte componente clasista enfrentado tanto a los terratenientes irlandeses como a los ingleses.
VII. Marx: Fuerzas productivas y tiempo libre
Por supuesto, el núcleo de los trabajos de Marx examinaba las relaciones capitalistas y su superación, no la emancipación nacional. Después de todo, este fue el centro de sus argumentos sobre el trabajo en Irlanda e Inglaterra, sobre la emancipación nacional irlandesa y sobre la revolución de la clase obrera inglesa (ambas potenciales por supuesto). Todo esto se apoya en las conquistas de la era capitalista, sobre todo el monopolio de las fuerzas productivas. Como desarrolló extensamente en los Grundrisse, estas nuevas fuerzas productivas crearon la posibilidad de tiempo libre creativo para todos en lugar del trabajo embrutecedor, siempre y cuando el capitalismo pudiera ser superado:
“La creación de muchotiempo disponible -aparte del tiempo de trabajo necesario- para la sociedad en general, y para cada miembro de la misma (esto es, margen del desarrollo de todas las fuerzas productivas del individuo y por ende también de la sociedad), esta creación de tiempo de no trabajo, se presenta desde el punto de vista del capital, al igual que en todos los estudios precedentes, como también de no trabajo o tiempo libre (sólo) para algunos. El capital, por añadidura, aumenta el tiempo de plustrabajo de la masa mediante todos los recursos del arte y de la ciencia (…). De esta forma, a pesar de sí mismo, es útil para la creación de los medios de tiempo social disponible, para reducir a un mínimo decreciente el tiempo de trabajo de toda la sociedad y así, volver libre el tiempo de todos para el propio desarrollo de los mismos.” (17).
Eventualmente, sostuvo Marx, este potencial no realizado desafiaría por sí mismo al capitalismo, y los obreros se movilizarían para derribarlo: “Una vez que lo haga……el desarrollo de la fuerza productiva social será tan rápido que…....crecerá el tiempo disponiblede todos. Ya que la riqueza real es la fuerza productiva desarrollada de todos los individuos. Ya no es entonces, en modo alguno, el tiempo de trabajo, la medida de la riqueza, sino el tiempo disponible” (18).
Para Marx, no obstante, este doloroso camino a través del modo capitalista de producción no necesariamente tendría que ser transitado por todas las sociedades, ya que sólo algunas entre las más avanzadas habían desarrollado dichas fuerzas productivas, si bien en medio de toda la explotación y alienación del capitalismo.
VIII. Marx: Los múltiples caminos del desarrollo y de la revolución
Al final de su vida, Marx examinó el asunto de si acaso Rusia y las sociedades agrarias de Asia estarían destinadas inevitablemente a modernizarse a la manera capitalista occidental. En su conocida carta a la revolucionaria rusa Vera Zasulich de 1881, concluyó que eran posibles caminos alternativos de desarrollo. Basó su juicio en gran parte en las marcadas diferencias entre la estructura social del campo ruso (y frecuentemente sus contrapartes asiáticos), con su propiedad comunal y relaciones de producción, y el campo bajo el feudalismo en Europa occidental, con sus relaciones sociales algo más individualizadas. También agregó que sus recientes estudios de la sociedad rusa “me han convencido de que la comuna es el punto de apoyo para la regeneración social de Rusia” (19). En el prólogo a la edición rusa de1882 del Manifiesto Comunista, Marx y Engels sugirieron que un levantamiento provocado por esas formaciones comunales en Rusia podría ser el puntapié inicial de una revolución comunista mundial, si dicho movimiento se conectara con uno similar en territorio del capitalismo occidental.
Por otro lado, Marx elaboró un aspecto filosófico clave durante una de sus reflexiones, que desafía la acusación posmodernista (de F. Lyotard y otros) de que su trabajo constituyera una gran narrativa más, o una totalidad en la cual quedaran subsumidas todas las particularidades. Esto también es relevante en lo que respecta al planteamiento foucaultiano de casos específicos de resistencia contra un holístico Gran Rechazo. Este es un punto que nos conduce nuevamente, tanto a la diferencia con el abstracto universal a la manera kantiana como al tipo hegeliano del universal concreto.
En una carta de 1877 en respuesta a una crítica a El Capital por unilateral del escritor ruso N. K.Mikhailovsky, Marx se defendió de su acusación, según la cual Rusia debería seguir el mismo camino que Inglaterra, haciendo progresar primero sus fuerzas productivas y sólo después podría contemplar la posibilidad de la verdadera emancipación, de una sociedad socialista. En respuesta a sus críticos, y al torpe intento de su mentor Mikhailovsky de defenderlos, atribuyéndole la autoría de una teoría simplemente formalista, Marx negó explícitamente que hubiera desarrollado “una teoría histórico-filosófica sobre la evolución general, fatalmente impuesta a todos los pueblos…” (20). Esto además modificó su posición en los escritos de 1853 para el New York Tribune sobre India, donde implícitamente apoyaba al colonialismo británico como una etapa necesaria en la modernización de Asia, una posición que él y Engels también tomaron con respecto a China en el Manifiesto Comunista (1848).
De este modo, en la década de 1880 Marx no solamente estaba teorizando de manera muy concreta sobre las posibilidades revolucionarias de Rusia en toda su especificidad, mientras ligaba al mismo tiempo el movimiento revolucionario ruso -basado en el campesinado- con el movimiento radical de los obreros occidentales. Además, lo estaba esbozando filosóficamente al desechar explícitamente la necesidad imperiosa de “una teoría histórico-filosófica sobre la evolución general, fatalmente impuesta a todos los pueblos” (21).
IX. Los universales concretos de Hegel
Todo esto estaba basado en el lado más crítico y revolucionario del legado hegeliano, no en sus textos más conservadores como Filosofía del Derecho o Filosofía de la Historia, sino en los más abstractos como Fenomenología del Espíritu, la Ciencia de la Lógica, y Filosofía del Espíritu. Como observó Raya Dunayevskaya: “Precisamente donde Hegel parece más abstracto, donde parece cerrar totalmente las puertas al movimiento general de la historia, allí deja entrar la savia de la dialéctica: la negatividad absoluta.” (22).
Pero como Marx, Hegel también evitó los universales abstractos de tipo kantiano; de hecho, los criticó severamente. Es famoso su ataque a la universalidad abstracta, ejemplificada por “una noche en la cual, como dice el dicho, todas las ovejas son negras” (23). El dardo hegeliano iba dirigido directamente hacia todas las versiones de la razón iluminista que él consideraba demasiado formalistas, las cuales conceptualizaban la experiencia humana por la vía de categorías que descuidaban las particularidades históricas y culturales. En resumen, lo particular estaría siendo engullido por lo universal.
Al mismo tiempo, los particulares hegelianos con frecuencia apuntan en dirección a lo universal. Así, el esclavo desarrolla una “opinión sobre sí mismo” en su famosa reflexión sobre el amo y el esclavo en la Fenomenología, lo que significa un gran paso en el desarrollo de la conciencia humana, parte del camino hacia la negatividad absoluta. Al mismo tiempo, el voluntarismo autosatisfecho y el exagerado sentido de importancia del amo constituyen un callejón sin salida en la misma ruta hacia la emancipación de dicha conciencia.
Por otra parte, de acuerdo con Hegel, lo universal puede algunas veces ejercer presión sobre lo particular, empujándolo hacia la emancipación universal. Este no es un proceso fácil, y conlleva marchas y contramarchas. Algunos de ellos son gigantescos fracasos, el Terror bajo la revolución Francesa por ejemplo el cual, según Hegel, devoró dicha revolución a causa de su intento de saltar con rapidez a la libertad absoluta. Aquí, Hegel nos brinda una crítica avant la lettredel totalitarismo moderno con sus juicios espectaculares y purgas, desde la Rusia de Stalin hasta la Alemania nazi y la China de Mao.
El influjo de lo universal, de la futura emancipación siempre está ahí, aun si por momentos se encuentra sumergida, oculta bajo la superficie de la sociedad. Por ejemplo, en algún punto -en una declaración que enfurece a empiristas y realistas- Hegel escribe que “el hecho es, antes de que exista” (24). C. L. R. James posteriormente lo expresó con términos marxistas en su famosa expresión: “el futuro está en el presente” (25).
X. Marx y la emancipación humana
El universal concreto de Hegel está indudablemente relacionado con el concepto marxista de la emancipación humana. En 1859 Marx describió al capitalismo, simplemente, como una parte de la “prehistoria de la sociedad humana” (26). Esto claramente se apoya en el concepto de socialismo, y de la emancipación del trabajo. Este tema puede encontrarse a lo largo de toda su obra, y en su obra de juventud La ideología alemana (en coautoría con Engels), con su visión de la vida en el comunismo como aquella donde el individuo podrá desarrollar tanto el trabajo intelectual como el manual, procurando su comida a la vez que filosofando. Esto marca también las teorizaciones maduras de su Crítica al Programa de Gotha (1875) sobre la superación de “la antítesis entre trabajo manual y el trabajo intelectual” (27).
Marx hace alusión a esta noción de una emancipación completa de la existencia humana no sólo en varios textos cortos, sino además a lo largo de sus trabajos principales de crítica de la economía política, desde los Grundrisse hasta El Capital, como Peter Hudis ha expuesto en su Marx’s Concept of the Alternative to Capitalism. En los Grundisse, Marx escribió:
“…si se despoja a la riqueza de su limitada forma burguesa, ¿qué es la riqueza sino la universalidad de las necesidades, capacidades, goces, fuerzas productivas, etc., de los individuos, creada en el intercambio universal? ¿(Qué, si no) el desarrollo pleno del dominio humano sobre las fuerzas naturales, tanto las de la así llamada naturaleza como sobre su propia naturaleza? ¿(Qué, si no) la elaboración absoluta de sus disposiciones creadoras sin otro presupuesto que el desarrollo histórico previo, que convierte en objetivo a esta plenitud total del desarrollo de todas las fuerzas humanas, que en cuanto tales, no medidas con un patrón preestablecido? ¿(Qué, sino una elaboración como resultado de)) la cual el hombre no se reproduce en su carácter determinado sino que produce su plenitud total? ¿(Como resultado de) la cual no busca permanecer como algo devenido sino que está en el movimiento absoluto del devenir?” (28)
Una década después, en El Capital, Marx elaboró su concepto del fetichismo de la mercancía, según el cual las relaciones humanas son equivalentes a las relaciones entre las cosas, totalmente objetivadas e instrumentalizadas. Para ser exactos, es una óptica distorsionada, pero también es en parte una realidad que, bajo el capitalismo, eso es “lo que son realmente” las relaciones humanas. Un pasaje escalofriante… Y mientras Marx contrapone el sutil, encubierto fetichismo de la mercancía con la brutal dominación del feudalismo sobre el campesinado, mayormente la comparación es con la aún no nacida sociedad, que está en todo caso preñada con el capitalismo en su interior. Aquí es donde el velo del fetiche que oculta la realidad de las relaciones sociales es barrido por la auto-organización de la clase trabajadora: “La figura del proceso social de vida…… solo perderá su místico velo neblinoso cuando, como producto de hombres libremente asociados, estos la hayan sometido a su control planificado y consciente” (29). Esto requiere un “fundamento material” que se ha desarrollado a través de un largo y doloroso proceso, durante muchos siglos (p.173).
Trabajo libre y asociado es también el término que utilizó Marx para describir la Comuna de París (1871) en La guerra civil en Francia. Allí, afirmó que la Comuna constituyó “la forma política más avanzada descubierta bajo la cual conseguir la emancipación económica del trabajo” (30). Del mismo modo, tan pronto como en 1843, escribió sobre la diferencia entre la emancipación meramente política y la completa emancipación humana: “la emancipación política representa un gran progreso y, aunque no sea la forma última de la emancipación humana en general, sí es la forma última de la emancipación humana dentro del orden del mundo actual” (31); (32); (33).
Este dialéctico y prefigurativo punto de vista está muy lejos del concepto foucaultiano de pluralidad de resistencias, un concepto que impide plantear la visión de un futuro en el cual dichas resistencias podrían ya no ser necesarias.
Para ser exactos, Marx mencionó el término resistencia de vez en cuando, por ejemplo, en su descripción de la lucha de los trabajadores contra las voraces pretensiones del capital, por la disminución de las horas de trabajo: “No bien la clase obrera, aturdida por el estruendo de la producción, recobró el conocimiento, comenzó su resistencia, y en primer lugar en el país natal de la gran industria, Inglaterra” (34). Pero él lo ligaba a un más amplio concepto de la emancipación humana.
Incluso Holloway, uno de los críticos más incisivos desde la izquierda a Foucault, falló al momento de desarrollar completamente dicho futuro de emancipación a un nivel filosófico, basado como está en una forma de negatividad dialéctica, la de T. Adorno, en la cual lo positivo al interior de lo negativo es dejado de lado, si no abiertamente rechazado. Como escribieron Arvind Gosh y Peter Hudis:
“Lo que Holloway falla en discriminar, de todos modos, es que para Marx la mera negatividad no supera por sí misma el fetichismo de la mercancía. En el primer capítulo de El Capital no dice que el embrujo del fetichismo de la mercancía pueda ser roto simplemente a través de la ´resistencia cotidiana´ o la pura negatividad. En cambio, dice que dicho embrujo es roto cuando tenemos ´a cambio, la mancomunidad de individuos libremente asociados´”(35). Esto señala la limitación de la noción del grito de Holloway, como se ha mencionado más arriba.
XI. Conclusiones
1. Las teorías de la resistencia basadas en Foucault, además de otras discusiones contemporáneas, exhiben serios problemas, entre ellos nociones de resistencia que fallan en distinguir entre diferentes tipos de resistencia al poder, ya sean reaccionarios o emancipatorios.
2. Otro problema es que la noción de resistencia a menudo implica una serie de circularidad o permanencia de resistencia -y de poder- que obstruye la posibilidad de una trascendencia del capital y del Estado de una manera positiva, emancipatoria.
3. El Gran Rechazo de Marcuse, que Foucault atacó injustamente, es un ejemplo clave de política verdaderamente emancipatoria. Al mismo tiempo, sin embargo, el Gran Rechazo es demasiado abstracto, con vestigios del formalismo kantiano, proporcionando así una brecha para el tipo de críticas formuladas por Foucault.
4. Un regreso a Marx posteriormente a estos debates entre resistencia y emancipación demuestra que su dialéctica general -arraigada en Hegel- no es la de un universalismo abstracto, sino que contiene espacio suficiente para abarcar las especificidades de nación, etnia y raza, asuntos sobre los cuales él hizo contribuciones importantes y originales. La teorización de Marx sobre raza, etnicidad y nacionalismo en relación con clase y revolución permanece muy relevante en la actualidad, como puede verse por ejemplo en las revueltas de la juventud británica de 2011.
5. Especialmente en sus últimos escritos, Marx teorizó sobre modos autóctonos de oposición al capital y su necesidad de conectarse con las clases trabajadoras de los sectores más desarrollados tecnológicamente (y viceversa). La persistencia de estos asuntos puede ser observada principalmente hoy en algunas partes de América Latina, como Bolivia.
6. Por último, el proyecto intelectual de Marx en conjunto es guiado por la visión futura de una sociedad emancipada. Este es el punto de vista desde el cual evaluaba, criticaba, y basó sus intentos de trascender la sociedad capitalista.
Kevin B. Anderson es profesor en la Universidad de California, Santa Bárbara, y autor de varias obras, entre ellas Marx at the margins: On Nationalism, Ethbicity and Non-Western Societies.
Traducción para viento sur: José Saraví
Notas
  1. Anderson, K. (2012) “Year Two of the Arab Revolutions”, Logos Journal11:4.
  2. Foucault, M. (2014), Historia de la sexualidad vol.1. Buenos Aires, Siglo XXI Editores, p. 116.
  3. Op. cit., pp 116/17.
  4. Weinberg, B. (2012). “Will American Left Betray Heroine Malala Yousafzay?”, World War 4 Report, 12710/2012 http://www.ww4report.com/node/11487.
  5. AfaryJ. y Anderson K.(2005) Foucault and the Iranian Revolution, Chicago: University of Chicago Press, p. 239.
  6. Op. cit., p. 241.
  7. Holloway, J. (2002) Cambiar el mundo sin tomar el poder, Chile-Argentina: Editorial Herramienta, p. 45.
  8. Introducción a Marcuse, Psychoanalysis and Emancipation, Nueva York: Routledge, 2011, p. 63.
  9. Marcuse, H. El hombre unidimensional, Barcelona, Planeta - Agostini, 1985, pp 285/6.
  10. Marx, K. (1978) En Fromm (comp.) Marx y su concepto del hombre. México: Fondo de Cultura Económica, p. 183.
  11. Holloway, J. Op. cit., p 13.
  12. Dunayevskaya, R. .http://rosalux.org.mx/sites/default/files/node_gallery/rosa_luxemburgo_por_dunayevskaya.pdf, p. 397.
  13. Sobre la ausencia de un concepto de negación determinada en el pensamiento de Marcuse, ver Kellner, H. Herbert Marcuse and the Crisis of Marxism, Berkeley: University of California Press, 1984.
  14. Anderson, K. (2010) Marx at the Margins: On Nationalism, Ethnicity and Non-Western Societies. Chicago: University of Chicago Press. (Disponible en Internet).
  15. Marx, K. Extracto de una comunicación confidencial,http://www.marxists.org/espanol/m-e/i870s/educ70s.htm.
  16. Marx, K. y Engels, F.Op.cit.
  17. Marx, K. Grundrisse. México, Siglo XXI Editorial, pp 231/2.
  18. Marx, K. Op. cit., pp 231/2
  19. Marx, K. (1990), “Borradores de una respuesta”. En T. Shanin (ed.), El Marx tardío y la vía rusa, Madrid: Editorial Revolución, p.160.
  20. Marx, K. Op. cit., p. 174.
  21. Marx, K. Op. cit., p. 174.
  22. Dunayevskaya, R. https://desarmandolacultura.files.wordpress.com/2018/04/dunayevskaya-raya-filosofia-y-revolucion-de-hegel-a-marx-y-de-sartre-a-mao.pdf., p. 44.
  23. Hegel, G. (1992) Fenomenología del Espíritu, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, p. 15.
  24. Hegel, G., Ciencia de la Lógica vol. 2.
  25. James, C. L. R. (1980), “Dialectical Materialism and the Fate of Humanity”. Spheres of Existence: Selected Writings, Londres: Alison & Busby, p. 79.
  26. Marx, K. (2014),“Crítica del Programa de Gotha”, Antología. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, p. 346.
  27. Hudis, P. Marx´s Concept of the Alternative to Capitalism (Leiden: Brill, 2012).
  28. Marx, K. Grundrisse vol. I, pp 447/448.
  29. Marx, K. (2012)El Capital, vol. I, Buenos Aires: Siglo XXI Editores, p. 97.
  30. Marx, K. La Guerra civil en Francia. Disponible en:marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/guer.htm.
  31. Marx, K. (2014) “Sobre la cuestión judía”. Antología, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, p. 36.
  32. Comninel, G. “Emancipation in Marx´s Early Work”, en Marx for Today, ed.:Musto, M, Nueva York: Routledge, 2012, pp 73-91
  33. En mi libro Marx at themargins he reflexionado sobre las limitaciones en la caracterización de los judíos y el judaísmo contenidos en el ensayo de Marx.
  34. Marx, K. (2017) El Capital, vol. I, p. 345.
  35. "Can We Change the World without Taking Power?" Open Space Forum (India), 19 de octubre de 2005. http://www.openspaceforum.net/twiki/tiki-read_article.php?articleId:49). Gosh, A. y Hudis, P.

La pandemia en Mexico-analisis de la UNAM-

Faltan varias semanas para el pico de contagios: UNAM

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Ciudad de México. En México, la curva de contagios por Covid-19 está en crecimiento y faltan semanas para que llegue a su pico máximo, de acuerdo con las predicciones matemáticas elaboradas en el Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El número más alto de casos positivos detectados se dará entre el 31 de mayo y el 13 de julio, con el pico máximo alrededor del 27 de junio, de acuerdo con un estudio del físico Octavio Miramontes, desarrollado a partir de un modelo epidemiológico básico que toma como base los datos reportados por la Secretaría de Salud.
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En el documento Entendamos el Covid-19 en México, Miramontes señala que si bien las últimas predicciones elaboradas con este método apuntaban a que el pico de la epidemia se presentaría a finales de mayo, éste se ha corrido un mes por circunstancias como la falta de rigor con la que la población ha acatado el confinamiento, con el fin de disminuir los riesgos de contagios.
No debemos descartar que el no haber cumplido el confinamiento con el fin de celebrar el 10 de mayo ha causado este estrago, advierte el investigador.
Desafortunadamente, plantea, en México no se está cumpliendo lo suficiente con los llamados a permanecer en casa, en comparación con otros países, y cita datos recopilados por Google por medio de teléfonos móviles que muestran que aún encontrándose en fase 3 (de la epidemia), la población mexicana ha relajado el llamado a permanecer confinada, hasta en 10 por ciento, respecto de lo que sucedía a mediados de abril, cuando hubo menor movilidad.
De igual manera, en el estudio asegura que, de mantenerse el ritmo de confinamiento, la epidemia podría tener una duración de entre 160 y 200 días, con un total de positivos identificados de 126 mil (la predicción anterior era de 91 mil).
El estudio indica que tomando en cuenta que las autoridades sanitarias estiman que el número de casos ocultos es de 10 a 12 veces mayor que el de los detectados, es posible estimar que hacia finales de la epidemia el número de total de infectados se aproximará a un millón 260 mil entre asintomáticos y sintomáticos.
En un último ejercicio, sabemos que la población de México al 13 de mayo de 2020 es 128 millones 932 mil 700 individuos; entonces, un millón 260 mil representa alrededor de uno por ciento de la población.
Esta es una cifra que no permitiría en México implementar una estrategia de inmunidad grupal, por lo que el experto considera que la única solución definitiva ante la epidemia será la disponibilidad de una vacuna.