AYOTZINAPA: A propósito del evento del jueves pasado en el CCC de Buenos Aires me entrevistó el periódico MIRADAS AL SUR, que en su edición de hoy, Domingo 7 de Diciembre, publicó un dossier sobre el tema que puede consultarse en: http://sur.infonews.com/informe-especial
A continuación, mi entrevista:
MIRADAS AL SUR
05 de Diciembre de 2014
Entrevista. Atilio Boron. Politólogo, sociólogo
“Hay un orden estatal carcomido hasta sus entrañas”
Miguel Russo
Investigador Superior del Conicet y director del PLED/Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, Atilio Boron es una de las personas que más sabe sobre la acuciante actualidad mexicana. Por eso, ante la tragedia de Ayotzinapa, no duda:
“Se trata de un hecho atroz por donde se lo mire, de una crueldad incalificable y que revela lo avanzado del proceso de putrefacción de un orden estatal carcomido hasta sus entrañas. Pero no hay que dejarse engañar y pensar que una aberración como la que segó la vida de esos 43 jóvenes es una excrecencia circunstancial de un cuerpo político saludable. Todo lo contrario: es la violenta irrupción a la luz pública de una forma de dominación y de hacer política que se ha venido practicando en los últimos años en México y cuyas víctimas suman decenas de miles. A causa de la “narcoguerra” desatada durante el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) las víctimas de esta criminal y suicida política -que además sólo sirvió para profundizar el control del narco sobre la vida política, económica y social de México- superan las 121.000, un promedio de una persona cada 30 minutos, según un informe presentado por la Procuraduría General de la República. Hay que hablar de los feminicidios: entre 1985 y 2010 fueron asesinadas 36.606 mujeres, y la tendencia no ha sido revertida. Un informe oficial revela que solamente durante el sexenio de Calderón desaparecieron 26.121 personas. Eufemismos aparte, esto es 'terrorismo de Estado', practicado en un marco presuntamente ‘democrático’”.
–¿Se puede parar esta tragedia?
–No es imposible pero sí muy difícil. La creciente amalgama entre narcotráfico y política tiene como rasgo distintivo la utilización a mansalva y con total impunidad de la violencia. La frontera común con los Estados Unidos, país donde año a año se baten récords en materia de venta libre de armas de fuego, agrega un ingrediente imposible de controlar. Mientras la trata de personas, el tráfico de drogas y órganos humanos, y la venta de toda clase de armas sean organizadas por empresas binacionales del crimen, en donde los malechores cuentan con la complicidad o, al menos, la displicencia de las autoridades de ambos lados de la frontera será muy difícil detener esta espiral de la violencia. No quisiera caer en exageraciones, pero pareciera que sin una profunda revolución política y social, a ambos lados de la frontera, la narcopolítica con sus atroces secuelas seguirá causando estragos.
–¿Y la guerra contra el narcotráfico impulsada por la Casa Blanca?
–Los Estados Unidos no están interesados en eso, y México no puede librar en solitario una batalla contra ese flagelo cuando su vecino es un verdadero santuario para dichas actividades. Los Estados Unidos aprendieron la lección del Reino Unido, que con dos guerras libradas a mediados del siglo XIX impuso el tráfico de opio y derrumbó a la China imperial. Lo que quiere es “regular” al narcotráfico, no combatirlo, porque sabe que es una poderosa arma de dominación imperial y de sometimiento de los pueblos. La Casa Blanca puso en práctica esas enseñanzas primero en Colombia, con los resultados de sobras conocidos; luego pasó a México, en donde a favor de la vecindad geográfica el impacto de su iniciativa adquirió dimensiones gigantescas, y ahora endereza sus pasos hacia el sur. La Argentina, Perú y Brasil están en la mira. Del narcotráfico a la narcopolítica y al “terrorismo de Estado” hay apenas un paso, y en el medio se apilarán los cadáveres de miles y miles de víctimas que regarán con su sangre uno de los negocios más rentables del capitalismo contemporáneo. ¿Cuáles son los dos países en donde hay miles de desaparecidos, centenares de miles de muertos por la violencia, millones de campesinos desplazados, abundan las fosas comunes y las atrocidades y las matanzas están a la orden del día? Colombia y México, en donde los vínculos entre el narco, los políticos y los gobernantes han sido probados en sede judicial. Y esos dos países son los aliados preferenciales de los Estados Unidos y puntales de la malhadada “Alianza del Pacífico”. Nada de esto es casual.
A continuación, mi entrevista:
MIRADAS AL SUR
05 de Diciembre de 2014
Entrevista. Atilio Boron. Politólogo, sociólogo
“Hay un orden estatal carcomido hasta sus entrañas”
Miguel Russo
Investigador Superior del Conicet y director del PLED/Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, Atilio Boron es una de las personas que más sabe sobre la acuciante actualidad mexicana. Por eso, ante la tragedia de Ayotzinapa, no duda:
“Se trata de un hecho atroz por donde se lo mire, de una crueldad incalificable y que revela lo avanzado del proceso de putrefacción de un orden estatal carcomido hasta sus entrañas. Pero no hay que dejarse engañar y pensar que una aberración como la que segó la vida de esos 43 jóvenes es una excrecencia circunstancial de un cuerpo político saludable. Todo lo contrario: es la violenta irrupción a la luz pública de una forma de dominación y de hacer política que se ha venido practicando en los últimos años en México y cuyas víctimas suman decenas de miles. A causa de la “narcoguerra” desatada durante el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) las víctimas de esta criminal y suicida política -que además sólo sirvió para profundizar el control del narco sobre la vida política, económica y social de México- superan las 121.000, un promedio de una persona cada 30 minutos, según un informe presentado por la Procuraduría General de la República. Hay que hablar de los feminicidios: entre 1985 y 2010 fueron asesinadas 36.606 mujeres, y la tendencia no ha sido revertida. Un informe oficial revela que solamente durante el sexenio de Calderón desaparecieron 26.121 personas. Eufemismos aparte, esto es 'terrorismo de Estado', practicado en un marco presuntamente ‘democrático’”.
–¿Se puede parar esta tragedia?
–No es imposible pero sí muy difícil. La creciente amalgama entre narcotráfico y política tiene como rasgo distintivo la utilización a mansalva y con total impunidad de la violencia. La frontera común con los Estados Unidos, país donde año a año se baten récords en materia de venta libre de armas de fuego, agrega un ingrediente imposible de controlar. Mientras la trata de personas, el tráfico de drogas y órganos humanos, y la venta de toda clase de armas sean organizadas por empresas binacionales del crimen, en donde los malechores cuentan con la complicidad o, al menos, la displicencia de las autoridades de ambos lados de la frontera será muy difícil detener esta espiral de la violencia. No quisiera caer en exageraciones, pero pareciera que sin una profunda revolución política y social, a ambos lados de la frontera, la narcopolítica con sus atroces secuelas seguirá causando estragos.
–¿Y la guerra contra el narcotráfico impulsada por la Casa Blanca?
–Los Estados Unidos no están interesados en eso, y México no puede librar en solitario una batalla contra ese flagelo cuando su vecino es un verdadero santuario para dichas actividades. Los Estados Unidos aprendieron la lección del Reino Unido, que con dos guerras libradas a mediados del siglo XIX impuso el tráfico de opio y derrumbó a la China imperial. Lo que quiere es “regular” al narcotráfico, no combatirlo, porque sabe que es una poderosa arma de dominación imperial y de sometimiento de los pueblos. La Casa Blanca puso en práctica esas enseñanzas primero en Colombia, con los resultados de sobras conocidos; luego pasó a México, en donde a favor de la vecindad geográfica el impacto de su iniciativa adquirió dimensiones gigantescas, y ahora endereza sus pasos hacia el sur. La Argentina, Perú y Brasil están en la mira. Del narcotráfico a la narcopolítica y al “terrorismo de Estado” hay apenas un paso, y en el medio se apilarán los cadáveres de miles y miles de víctimas que regarán con su sangre uno de los negocios más rentables del capitalismo contemporáneo. ¿Cuáles son los dos países en donde hay miles de desaparecidos, centenares de miles de muertos por la violencia, millones de campesinos desplazados, abundan las fosas comunes y las atrocidades y las matanzas están a la orden del día? Colombia y México, en donde los vínculos entre el narco, los políticos y los gobernantes han sido probados en sede judicial. Y esos dos países son los aliados preferenciales de los Estados Unidos y puntales de la malhadada “Alianza del Pacífico”. Nada de esto es casual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario