EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

martes, 31 de enero de 2017

¿Quienes se disputan el control de Mexico?

¿Quiénes se disputan el control de México? Alberto Carral
30/01/2017 Opinión Desde hace ya treinta y cinco años, son tres grandes bloques de fuerzas los que se disputan el poder en México: 1) el grupo de los globalizadores, subordinados a la Casa Blanca y a Wall Street, al que han pertenecido todos los presidentes desde Ernesto Zedillo Ponce de León hasta Enrique Peña Nieto, 2) el grupo de los que impulsan un capitalismo monopolista de base nacional, con independencia relativa del gran capital financiero mundial, el cual es encabezado por Carlos Slim Helú y Carlos Salinas de Gortari, y 3) el grupo que impulsa un capitalismo nacionalista de base social, el cual es heredero del nacionalismo revolucionario de la época de oro del desarrollo moderno de México, mismo que, hasta el año 2000, fue liderado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y desde entonces lo ha sido por Andrés Manuel López Obrador. La corriente que había sido hegemónica durante los últimos veinte años se encuentra actualmente en un momento de debilidad extrema, debido, sobre todo, a su natural descomposición y a la incapacidad de gestión mostrada por Peña Nieto. Pero, también, debido al arribo a Washington de la corriente no globalizadora, encabezada por Donald Trump, que choca de frente con la de Peña Nieto, quien esperaba que Hillary Clinton se hiciera con la presidencia de Estados Unidos. La debilidad extrema del grupo de Peña está siendo aprovechada por Slim-Salinas para tomar el control de la sucesión presidencial que se avecina en México, e intentar imponer las condiciones para una transición hacia un régimen distinto que, por supuesto, ellos suponen que encabezarían. De ello hay evidencias. Las dos semanas de negociaciones que mantuvieron en las oficinas de Carlos Slim los enviados de Trump, al parecer dieron lugar a acuerdos significativos para una alianza, la cual se habría sellado con su encuentro del 21 de diciembre en Mar-a-Lago, propiedad de Trump en Palm Beach, Florida, después de la cual el empresario ganador de las elecciones tuiteó que había sido “una cena con un hombre maravilloso, ¡es un gran tipo!”, aseguró Trump. De igual modo, la extraña pero muy vista y comentada conferencia de prensa ofrecida por Slim el 27 de enero —casi a la misma hora que tuvo lugar la reunión de Peña Nieto con senadores y diputados para informarles sobre las (fallidas) negociaciones en Washington—, evidencia que la disputa por el control político de la coyuntura la está ganando el grupo Slim-Salinas. Peña Nieto y sus cófrades dan muestras de estar desesperados en virtud de que comienzan a ser desplazados de la escena, debido a lo cual intentan a aprovecharse —aunque sin grandes resultados hasta ahora— del sentimiento anti-Trump que ha calado hondo en el ánimo nacional. Así mismo, Peña Nieto decidió invertir buena parte de su exiguo capital político para imponer a su primo, Alfredo del Mazo Maza, como candidato del PRI al gobierno del Estado de México, en un intento por tratar de conservar el poder en la entidad en la que el propio Peña fue gobernador. Hace seis años, el ahora presidente intentó colocar a del Mazo como su sucesor en ese importante estado de la república —que tiene una población superior a los diecisiete millones de personas y el padrón de electores más grande del país—, pero entonces se supo que Carlos Salinas de Gortari habría operado para evitarlo. Con este movimiento para imponer a un pariente que ayude en la muy difícil tarea de cubrirle las espaldas, Peña Nieto pretende asegurar el control del último reducto estratégico del poder del PRI en el país, pero su jugada es arriesgada en virtud de que Morena, el partido de López Obrador, ha subido muy rápidamente en las encuestas y ya se ha colocado como el favorito para ganar la presidencia en el 2018. Andrés Manuel López Obrador, por su parte, ha hecho movimientos inteligentes para intentar colocarse en el centro del escenario y evitar que el grupo de Slim-Salinas aparezca ante la ciudadanía como el portador de la llave para impulsar la transición hacia un nuevo régimen. Por eso ha sido muy cuidadoso en sus críticas a Peña Nieto, y recientemente ha hecho públicas sus alianzas con empresarios mexicanos relevantes y con Esteban Moctezuma Barragán, quien fue secretario de Gobernación y de Desarrollo Social del presidente Ernesto Zedillo y actualmente es presidente de una fundación filantrópica directamente vinculada con Ricardo Salinas Pliego, quien es el propietario de la segunda cadena de televisión más importante del país. Como se puede apreciar, estamos en medio de una coyuntura que muy probablemente marcará el destino de México por muchos años. De la forma en que los ciudadanos y sus organizaciones aprovechen estas pugnas y acercamientos entre las fuerzas dominantes, dependerá en gran medida la posibilidad de que la nación encuentre el rumbo más conveniente para la mayoría. Ciudad de México, 29 de enero de 2017 http://www.alainet.org/es/articulo/183179

Gasolinazo, unidad y elecciones

Astillero Gasolinazo, unidad y elecciones Suavizar segundo golpe Videgaray: pudorosos límites Netanyahu y los bolcheviques Julio Hernández López
E l próximo sábado, conforme a los anuncios oficiales hechos por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el precio de las gasolinas y el diésel deberá aumentar nuevamente, como resultado de un proceso de liberalización de precios que en marzo dejará estas tarifas al libre juego del mercado. Será el segundo gasolinazo, y el siguiente sábado, 10 de febrero, vendrá el tercero de estos ajustes. Nunca, durante la época posterior al estallido revolucionario convocado en 1910, se había producido tal sucesión de protestas populares a lo largo del país, virtualmente en todas las concentraciones urbanas importantes, así fuera en diferentes gradaciones. Diversos acontecimientos, sobre todo el fascistoide arranque gubernamental de Donald Trump, han ido dejando en condición latente esa irritación social mexicana (aunque todos los días se producen manifestaciones contra el gasolinazo, las reformas estratégicas y el desgobierno de Peña Nieto, y en algunos lugares del norte la protesta se ha sostenido día tras día). Pero la pradera social sigue suficientemente predispuesta a reanudar incendios masivos si se le vuelven a arrojar gasolinazos. Ante un dilema cuya resolución tendrá consecuencias en la gobernabilidad del país, el secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade, ha advertido que se buscan fórmulas para suavizar esos incrementos. Varios partidos y organizaciones sociales han pedido que se frene el mentado segundo gasolinazo y es sugerente que ayer, en el curso de una plenaria priísta, el dirigente formal del partido de tres colores, Enrique Ochoa Reza, haya solicitado a sus jefes administrativos que eviten el segundo aumento a las gasolinas. Dado que Ochoa Reza no se mueve por sí mismo, y que forma parte del equipo dominante en Los Pinos, el que encabeza el virtual vicepresidente Luis Videgaray Caso, pareciera que la postura del mencionado dirigente priísta fuera un anuncio adelantado de una cancelación del segundo gasolinazo. Será un signo de prudencia política, de elemental sentido de supervivencia, si se evita el aumento en lo inmediato. Pero, al mismo tiempo, demostrará que no son tan imperiosas las presuntas urgencias económicas, los factores externos y la imposibilidad técnica de contener esas tarifas, tal como se arguyó en el primer gasolinazo. Por otra parte, queda intocada la parte sustancial iniciada en enero, que ha provocado inflación y descontrol económico en todo el país. Así fuera único el gasolinazo de enero, sin más réplicas, el daño ha sido causado. Además, hay consideraciones políticas y electorales que debe atender la Secretaría de Hacienda. La tregua en la confrontación de una parte de la sociedad mexicana contra el ocupante de Los Pinos quedaría rota si hubiera otro golpe económico por la vía de los combustibles. De por sí va en descenso la estrategia patriotera impulsada por el grupo en el poder, y muy bien acogida por Televisa y otros factores mediáticos y de opinión pública, que busca guarecer al mal gobierno tras la treta de la unidad nacional, así que el peñismo estaría dispuesto a sacrificar provisionalmente los ingresos, con tal de ganar cierto aire de paz social. Y, desde luego, aunque parezcan tan lejanos, desde la perspectiva de un mundo que va cambiando cada hora, están los comicios claves de junio próximo, en los que Peña Nieto podría jugar en el estado de México con dos cartas, la del sacrificable primo Alfredo del Mazo Maza, en nombre del PRI, y tal vez la panista Josefina Vázquez Mota, refaccionada desde Los Pinos. El riesgo de perder la hegemonía priísta en esa entidad, a la que Peña Nieto considera propia, no sería tan doloroso frente a una opción panista económicamente cultivada y políticamente cercana, como es Vázquez Mota, si con ello se pone un dique al crecimiento de Morena, con Delfina Gómez como candidata a gobernadora pero, sobre todo, con Andrés Manuel López Obrador como beneficiario final con réditos electorales cobrables en 2018. Casta doncella ante requiebros insanos de vecino libidinoso: así es la política de México ante Donald Trump, según explicó a legisladores priístas el canciller Luis Videgaray Caso (yernodependiente del acosador): sabemos poner límites, proclamó, y añadió que a veces, hay momentos en la vida en que hay que saber decir que no. Las palabras del pudoroso secretario de Relaciones Exteriores fueron aplaudidas por la Congregación Nacional de Señoritas de las de Antes. Se puede cambiar de asta, pero no de bandera, sentenció ayer el senador Zoé Robledo al dejar la camiseta perredista y ponerse la de Morena (en noviembre pasado había usado, en la propia sede senatorial, una camiseta con leyendas en inglés de apoyo a Hillary Clinton). Robledo había declarado, desde diciembre pasado, que busca ser candidato a gobernador de Chiapas por el exitoso partido de Regeneración Nacional y ayer, al cumplir con su nueva afiliación, lo reiteró (su padre, Eduardo, ya lo fue, por el PRI). ¿Cuándo será el siguiente cambio de asta del abanderado Zoé? ¿Quién habló de México?, preguntó ayer, haciéndose el sorprendido, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, luego de las reacciones adversas que provocó con un tuit en el que señalaba que Donald Trump tiene razón en la idea de construir un muro fronterizo, pues a él, Netanyahu, le funcionó muy bien una edificación similar. La postura del primer ministro provocó un fuerte rechazo de la mayoría de la comunidad judía en México y una especie de aproximación a la protesta por parte del gobierno peñista (lo cual consiguió que hoy esté programado un telefonema del presidente de Israel a Peña Nieto, para contentarlo, aunque siga adelante el apoyo interesado de aquel gobierno a la construcción del muro). Eso sí, Netanyahu dijo que los medios de izquierda han lanzado una campaña bolchevique de caza, de lavado de cerebro y de calumnia contra mí y mi familia. ¡Hasta mañana! Twitter: @julioastillero Facebook: Julio Astillero Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx Subir al inicio del texto

Mexico SA

México SA Otro gasolinazo en puerta Más combustible al fuego Aumento: ¿8 por ciento? Carlos Fernández-Vega
C uando el pasado 27 de diciembre anunció el megagasolinazo, con un aumento hasta de 24 por ciento en el precio del combustible, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, alegremente exigió a los consumidores no asustarse por el bonito regalo que les entregaba el inquilino de Los Pinos, es decir, el mismo personaje que les prometió que no habría más gasolinazos. Un mes después de tal exigencia, y a escasos días de que se registre un nuevo aumento en los precios de los combustibles (que entrará en vigor el 4 de febrero y que sería de 8 por ciento), todo indica que los únicos asustados son el inquilino de Los Pinos y el propio Meade, porque los consumidores, en realidad, no se asustaron sino que están verdaderamente encabronados, y las interminables protestas y manifestaciones por el regalo peñanietista dan cuenta de ello. De acuerdo con sus propias reglas divulgadas el 27 de diciembre de 2016, la Secretaría de Hacienda anunció que los precios máximos ahora se ajustarán al alza con mayor frecuencia, comparada con la que se hizo en el presente año. Se comenzará con un solo precio máximo durante enero y hasta el 3 de febrero de 2017, para después en ese mes hacer dos actualizaciones en las primeras dos semanas del mes. A partir del sábado 18 de febrero se determinarán de manera diaria. El incremento responde al aumento en los precios internacionales de los combustibles, a la devaluación del tipo de cambio, pero no implica ninguna modificación o creación de nuevos impuestos (La Jornada, Israel Rodríguez). A pesar de las crecientes protestas y manifestaciones, de que los sectores productivos y sociales se pronunciaron rigurosamente en contra y de que todos hicieron un llamado para que se reconsiderara la brutal medida, la respuesta gubernamental fue ni un paso atrás, porque no era posible, ya estaba cantada y ni modo de recular. Se trata, dijo Meade, de una decisión necesaria para cuidar la salud de las finanzas públicas. Además, prometió, el megagasolinazo no tendrá impacto importante en la inflación. Y se quedó tan tranquilo. Más de un mes después de tan acertadas palabras, las protestas se mantienen y crecen, con miras a que suban de tono a partir del próximo gasolinazo (que entrará en vigor el 4 de febrero), mientras el Banco de México reporta que en la primera quincena de enero se registró la inflación más alta de los últimos 18 años para un periodo igual, como resultado del… megagasolinazo, es decir, el mismo que –decía Meade– no sería inflacionario. De acuerdo con el calendario oficial, el próximo viernes 3 de febrero se conocerá de qué tamaño es el segundo aumento del año, que entrará en vigor el día 4 y que podría llevar el precio del litro de Premium a 21 pesos (en el Distrito Federal). Una semana después, el 10 del próximo mes se aplicará el tercer incremento de 2017, que se haría efectivo a partir del día 11 (si se mantiene la tendencia el litro de Premium podría llegar a 23 pesos). Todo, para que a partir del 18 de febrero los precios de los combustibles se muevan todos los días. Igualar los precios internos con los externos es la premisa del gobierno peñanietista, pero resulta que (para dar una idea de qué se trata) actualmente el litro (equivalente) de Premium en Estados Unidos se vende a 14.32 pesos, es decir, 21 por ciento por debajo de México. Pero bueno, se acerca la fecha fatal (3 de febrero) para el segundo mandarriazo del año, y el gobierno peñanietista se enfrenta a dos tipos de protestas y enojos (léase encabronamiento) ciudadano, que al final de cuentas se toman de la mano: la provocada por la tremenda exhibida y zarandeada que Trump le puso al patético Peña Nieto en apenas cinco días de estrenado su gobierno, y la derivada del primer megagasolinazo que no sólo encareció los combustibles, sino todo tipo de productos de consumo básico. Pero los genios de Hacienda creen que echándole más gasolina al fuego apagarán la protesta ciudadana y que por fin hará realidad la exigencia del secretario Meade (los consumidores no deben asustarse), porque ayer reafirmó que los tiempos previstos en el calendario (de aumentos a los combustibles) no sufrirán modificaciones, es decir, que los días 3 y 10 de febrero se establecerán nuevos precios para las gasolinas Premium, Magna y el diésel. Y aquí no le pueden echar la culpa a Trump. Es la vieja política de aquí sólo mis chicharrones truenan, sin registrar de qué proporción es la hoguera. Ayer el propio José Antonio Meade dijo que el calendario se cumple porque se cumple, aunque aseguró que se analiza la posibilidad de suavizar y minimizar el impacto por el incremento en los precios de las gasolinas, pero de ninguna manera se cancelará el aumento, porque se están evaluando variables como el tipo de cambio, el precio del petróleo para buscar un precio que afecte lo menos posible la economía. Ajá, pero, ¿en serio cree que si incrementa 4 por ciento en lugar del 8 por ciento estimado la gente se lo va a agradecer, lo verá como una medida que suaviza y minimiza el mandarriazo y que, en fin, los estimulará para guardar pancartas y ahorrar mentadas? En su más reciente encuesta sobre el megagasolinazo (levantada entre el 14 y el 15 de enero de este año), el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados obtuvo los siguientes resultados: El aumento en el precio de las gasolinas generó múltiples críticas en contra del gobierno federal, que se materializaron en marchas en varias ciudades del país; las respuestas comunes fueron molestia, coraje y frustración; 98 por ciento de los entrevistados pronostican que el aumento en el precio de los combustibles generará incrementos en los precios de la canasta básica; cuando se les pregunta qué tanta responsabilidad tienen en el gasolinazo diferentes actores políticos, a los que más se menciona como muy responsables son: el gobierno federal (93 por ciento), el presidente (93), los diputados (88) y los senadores (87). Además, 95 por ciento creen que es necesario un foro nacional para analizar alternativas al aumento de los precios de los combustibles; 76 por ciento que los saqueos fueron orquestados para detener las manifestaciones en contra del megagasolinazo, y sólo 3 por ciento consideran que la situación político-social del país es buena. Pero insisten, y todavía exigen unidad. Las rebanadas del pastel Al paso que va, Donald Trump habrá tardado más en instalarse en la Casa Blanca que el pueblo estadunidense en echarlo, y millones de voces resuenan para que ello ocurra. Que sea así, por el bien de la humanidad. Twitter: @cafevega D.R.: cfvmexico_sa@hotmail.com Subir al inicio del texto ¿Quiénes somos? | Contacto | Suscripciones | Publicidad | Aviso legal | Aviso de privacidad. | Librería | Siguenos en: twitter Periódicos: La Jornada Aguascalientes | La Jornada Baja California | La Jornada Guerrero | La Jornada Maya | La Jornada Morelos La Jornada de Oriente | La Jornada San Luis | La Jornada Veracruz | La Jornada Zacatecas Medios asociados: The Independent | Radio Nederland | Gara | Página/12 | Carta Maior | Radio Bilingüe

Dinero

Dinero El viernes debe bajar la gasolina, no subir El laberinto de la anticorrupción AMLO visitará a migrantes Enrique Galván Ochoa
E n varias partes del país continúan marchas y manifestaciones contra el gasolinazo de inicio de año. El rechazo a otro aumento el próximo viernes está vivo en la ciudadanía. La Secretaría de Hacienda analiza la posibilidad de suspender el calendario establecido para la liberación de los precios, confirmó su titular, José Antonio Meade. Según esto, la dependencia analiza todas las opciones para reducir la volatilidad y mantener firmes las finanzas públicas. Meade mencionó que cualquier anuncio de precios nuevos o suspensión temporal de aumentos se dará el próximo viernes. De acuerdo con la American Automobile Association (AAA), el precio promedio nacional del combustible lleva ya 21 días a la baja en Estados Unidos, a medida que aumenta la producción local de petróleo. Ayer, el precio promedio de la regular –equivalente a la Magna– fue de 2.27 dólares por galón (al tipo de cambio de 21 pesos serían $12.39 el litro). En la Ciudad de México es de $16.31. De acuerdo con la política que anunció el gobierno, el precio en México debería seguir al internacional. Por tanto, en vez de subir, el próximo viernes deberían anunciar una baja a $12.39. Perdidos en el laberinto Siguen perdidos en el laberinto de combatir a la corrupción sin tocar a la impunidad. Emplearon todo el año anterior para crear el Sistema Nacional Anticorrupción y al final de cuentas Transprencia Internacional descalificó con 30 puntos a nuestro país y ahora se acerca al primer lugar mundial en corrupción –el nada honroso lugar lo tiene Somalia. Fueron elegidos los integrantes del primer Comité de Participación Ciudadana (CPC) del Sistema Nacional Anticorrupción. Jacqueline Peschard Mariscal presidirá el organismo y los otros cuatro integrantes son: Mariclaire Acosta Urquidi, José Octavio López Presa, Luis Manuel Pérez de Acha y Alfonso Hernández Valdez. De acuerdo con Edna Jaime, coordinadora de la comisión de selección, la integración del CPC se realizó en una sesión pública, después de que los candidatos asistieron a entrevistas públicas y foros de consulta ciudadana. ¿A usted le preguntaron su opinión? La señora Peschard es recordada en el antiguo Inai porque, siendo presidenta, el instituto hizo la compra de un edificio que al final de cuentas está costando a los contribuyentes alrededor de mil millones de pesos. A ver si no se les ocurre comprar otro… AMLO con los migrantes Andrés Manuel López Obrador iniciará una recorrido por ciudades de Estados Unidos con el fin de defender los derechos de los migrantes mexicanos. Ha sido reacio a los viajes al extranjero; son contados los que ha hecho. El próximo 12 de febrero emprenderá la gira, comenzando en Los Ángeles, California; El Paso, Texas, y Nueva York, NY. Los mexicanos tenemos que cerrar filas para lograr entre todos, desde abajo y de manera pacífica, el renacimiento de México y fortalecernos en lo interno para seguir siendo un país libre, independiente y soberano, dice. Ombudsman social Asunto: la Condesa deshecha En noviembre de 2016 leí en los medios que un socavón de 30 metros de ancho y 15 metros de profundidad fue reparado en dos días en Japón, y el alcalde la ciudad de Fukuoka, Soichiro Takashima, se disculpó ante los residentes de la ciudad por el gran problema que les causó. Cabe destacar, en la Ciudad de México, el cambio de drenaje en dos cuadras (en total 250 metros de largo y no más de dos metros de profundidad) ha llevado casi tres meses y ninguna disculpa del delegado de la Cuauhtemoc hacia los vecinos. Y todavía esta obra sigue en curso, a la fecha falta retirar cascajo. Además la pavimentación realizada fue deficiente. Invito a los funcionarios involucrados a darse una vuelta a la calle de Zamora, entre Agustín Melgar y el eje Juan Escutia, para no repetir el drama en otros vecindarios y que evalúen el trabajo realizado por sus contratistas. Lic. Jesús Jimenez Bautista R: La solución es irnos a vivir a Japón, porque aquí la regla democrática es: sin obras no hay sobras y háganle como quieran. No cambiará pronto. Twitteratti La vaquita marina está a punto de extinguirse y hasta hace muy poco se consideraron como amenazas la corrupción y el crimen organizado. Le @alemonroyv ¿Por qué detuvieron el decreto de Trump? Por una espléndida defensa legal. Y por salir a las calles. ¿Los avatares qué? Alberto Serdán @albertoserdan –Velas, ¿qué celebramos? –Que nos han cortado la luz. Pilar @espinosa_pilar Twitter: @galvanochoa FaceBook: galvanochoa galvanochoa@gmail.com • Foro: http://elforomexico.com/encuestas/ Subir al inicio del texto

Tres proyectos de nacion

Tres proyectos de nación Pedro Miguel
E n su nuevo libro 2018 La salida/Decadencia y renacimiento de México (Planeta, 2017), Andrés Manuel López Obrador disecta una vez más el desastre nacional causado por los gobernantes neoliberales y sus socios y propone las líneas generales para un proyecto de nación que tuvo su primera formulación en 2004 (Un proyecto alternativo de nación) y su primera actualización en el Nuevo proyecto de nación (2012). El simple cotejo de esos tres textos es todo un recorrido por el viaje al fondo del abismo al que las presidencias neoliberales han llevado al país, pero también un retrato dinámico de la evolución del pensamiento lopezobradorista, el cual va más allá del dirigente que le da nombre. Se da la paradoja de los que llevan 12 años repitiendo, como único argumento detractor, que Andrés Manuel es un hombre de ideas fijas y cerrado a los cambios de realidad. Cotejado con sus precedentes, el texto de 2017 es un mentís rotundo a esa descalificación y una prueba de que es posible conciliar la fidelidad a los principios con la flexibilidad y la imaginación requeridas para hacer frente a nuevas realidades. El último libro de AMLO también desmiente a quienes lo retratan como un dirigente autoritario, caudillista, adepto al mando unipersonal y cerrado a disidencias, críticas y voces discordantes. Vaya, como prueba, el contraste entre los tres textos: el primero fue escrito en primera persona como plataforma política en la construcción de una candidatura presidencial para 2006; el segundo es una obra de pensamiento colectivo de 36 autores, bajo la coordinación de Jesús Ramírez Cuevas; el más reciente, La salida, está concebido como un documento base para la discusión y la construcción de un proyecto de gobierno de cara al sexenio 2018-2024. La catástrofe nacional del ciclo neoliberal empieza con una afectación de los niveles de vida de amplios sectores de la población. Conforme se ahonda y se agrava, descompone las instituciones, desgarra el tejido social y afecta los principios éticos y las conductas de convivencia de sectores cada vez más amplios; comienza con una crisis salarial y de ingreso, sigue con una afectación a derechos y garantías, continúa con la pérdida de la seguridad pública y culmina con la pérdida de confianza de la gente en sí misma, en los demás y en el futuro. En seguimiento de esa ruta de desastre, el énfasis del pensamiento lopezobradorista va trasladándose, a lo largo de los tres libros referidos, de lo económico a lo estructural y de allí a lo social; a estas alturas no sólo es necesario rescatar el Estado, sanear la administración pública y recuperar los niveles de vida sino también una refundación moral del país. Ya no basta con reformar el poder. Se requiere de crear, desde él, condiciones propicias para que la sociedad se reforme a sí misma. El daño gravísimo que han causado a México las reformas peñistas y la actual circunstancia de acoso por parte de Estados Unidos obligan a reformular y actualizar la propuesta de 2012 en términos que conduzcan al consenso nacional y no, como lo hicieron esas reformas, una fractura y una polarización sin precedentes entre los mexicanos. El programa de transformaciones contenido en el libro de AMLO es una propuesta general susceptible de ser enriquecida y complementada que bien podría ser el gozne entre las visiones desde arriba y desde abajo que han venido dando materia al debate de las izquierdas en el país, a condición de que las partes acepten debatir y acordar las modalidades concretas, regionales, estatales, municipales, comunitarias y hasta barriales, así como la incorporación de reivindicaciones específicas –de derechos colectivos, ambientales, de género, de discapacidad, etcétera– para construir, de cara a 2018, un frente político en contra del régimen en el que tenga cabida la suma de todas las luchas sociales y populares que se desarrollan en el México actual. Si existe una propuesta de recuperación nacional más articulada, viable e incluyente que la comentada, favor de darla a conocer. navegaciones.blgospot.com Twitter: @navegaciones navegaciones@yahoo.com Subir al inicio del texto

¡Y retemblo!, INFORME DESDE EL EPICENTRO

¡Y RETEMBLÓ!, INFORME DESDE EL EPICENTRO…
A los Pueblos Originarios de México A la Sociedad Civil de México y del Mundo A la Sexta Nacional e Internacional A los Medios Libres de Comunicación Hermanos, hermanas Es el momento de los pueblos, de sembrarnos y reconstruirnos. Es el momento de pasar a la ofensiva y es este el acuerdo que se dibuja en nuestros ojos, en los individuos, en las comunidades, en los pueblos, en el Congreso Nacional Indígena; es tiempo de que la dignidad gobierne este país y este mundo y a su paso florezcan la democracia, la libertad y la justicia. Damos a conocer que en la segunda etapa del V CNI evaluamos minuciosamente el resultado de la consulta a los pueblos que somos el Congreso Nacional Indígena y que tuvo lugar los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2016, en los cuales de todos los modos, las formas y las lenguas que nos representan en la geografía de este país emitimos acuerdos de asambleas comunales, ejidales, de colectivos, municipales, intermunicipales y regionales, que una vez más nos llevan a entender y asumir con dignidad y rebeldía la situación por la que atraviesa nuestro país, nuestro mundo. Saludamos los mensajes de apoyo, de esperanza y de solidaridad que dieron intelectuales, colectivos y pueblos que reflejan esperanza ante nuestra propuesta a la que denominamos “Que Retiemble en Sus Centros la Tierra” y que hicimos pública en la primera etapa del V CNI, saludamos también las voces críticas, muchas de ellas con argumentos fundamentalmente racistas, que reflejan una indignación rabiosa y desprecio por pensar en que una mujer indígena pretenda no sólo contender en una elección presidencial, sino plantear cambiar realmente, desde abajo, a este dolido país. A todos ellos, les decimos que en efecto retembló la tierra y nosotros con ella, y que pretendemos sacudir la conciencia de la nación, que en efecto pretendemos que la indignación, la resistencia y la rebeldía figuren en las boletas electorales del 2018, pero que no es nuestra intención competir en nada con los partidos y toda la clase política que aun nos debe mucho; cada muerto, desaparecido, encarcelado, cada despojo, cada represión y cada desprecio. No nos confundan, no pretendemos competir con ellos porque no somos lo mismo, no somos sus palabras mentirosas y perversas. Somos la palabra colectiva de abajo y a la izquierda, esa que sacude al mundo cuando la tierra retiembla con epicentros de autonomía, y que nos hacen tan orgullosamente diferentes que: Mientras el país está sumergido en el miedo y el terror que nace entre miles de muertos y de desaparecidos, en los municipios de la montaña y costa de Guerrero nuestros pueblos han creado condiciones de seguridad y justicia verdadera; en Santa María Ostula, Michoacán, el pueblo Nahua se ha unido con otras comunidades indígenas para mantener la seguridad en manos de los pueblos, en donde el epicentro de la resistencia es la asamblea comunal de Ostula, garante de la ética de un movimiento que ha permeado ya los municipios de Aquila, Coahuayana, Chinicuila y Coalcomán. En la meseta purépecha la comunidad de Cherán ha demostrado que con organización, sacando a los políticos de su estructura del mal gobierno y ejerciendo sus propias formas de seguridad y gobierno se puede no sólo construir la justicia, sino que al igual que en otras geografías del país sólo desde abajo, desde la rebeldía se reconstruyen nuevos pactos sociales, autónomos y justos, y no dejamos ni dejaremos de construir desde abajo la verdad y la justicia negada para los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecidos, los 3 compañeros estudiantes que fueron asesinados y los compañeros heridos, todos por el narco gobierno mexicano y sus fuerzas represivas. Mientras tanto los malos gobiernos criminalizan la lucha social, la resistencia y la rebeldía, persiguiendo, acosando, desapareciendo, encarcelando y asesinando a hombres y mujeres cabales que luchan por causas justas. Mientras la destrucción alcanza todos los rincones del país, sin conocer límites alejando la pertenencia a la tierra y a lo sagrado, el pueblo Wixárika, junto con los comités en defensa de la vida y del agua del altiplano potosino han dado muestra de que se puede defender un territorio, su medio ambiente y equilibrios con base en reconocerse uno con la naturaleza, con una visión sagrada que renueva cada día los vínculos ancestrales con la vida, la tierra, el sol y los antepasados, abarcando 7 municipios en el territorio sagrado ceremonial de Wirikuta en San Luis Potosí. Mientras los malos gobiernos deforman las políticas del Estado en materia educativa poniéndola al servicio de las corporaciones capitalistas para que ésta deje de ser un derecho, los pueblos originarios crean primarias, secundarias, bachilleratos y universidades con sistemas educativos propios, basados en la protección de nuestra madre tierra, en la defensa territorial, en la producción, en las ciencias, en las artes, en nuestras lenguas y pese a que la mayoría de esos procesos crecen sin apoyo de ningún nivel del mal gobierno, está al servicio de todas y todos. Mientras los medios de comunicación de paga, voceros de quienes prostituyen cada una de las palabras que difunden y engañan manteniendo dormidos a los pueblos del campo y la ciudad, haciendo pasar por delincuentes a quienes piensan y defienden lo que es suyo y siempre son los malos, los vándalos, los inadaptados. En tanto que los que viven de la ignorancia y la enajenación son los socialmente bien, y los que oprimen, reprimen, explotan y despojan son siempre los buenos, los que merecen ser respetados y gobernar para servirse. Y mientras eso pasa los pueblos han hecho medios propios de comunicación ideando formas diversas para que la conciencia no sea opacada por la mentira que los capitalistas imponen, usándolos además para fortalecer la organización de abajo, de donde nace cada palabra verdadera. Mientras la “democracia” representativa de los partidos políticos se ha convertido en una burla a la voluntad popular, en la que los votos se compran y se venden como una mercancía más y se manipula por la pobreza en la que los capitalistas mantienen a las sociedades del campo y de las ciudades, los pueblos originarios siguen cuidando y fortaleciendo formas de consensos y asambleas como órganos de gobierno en las que la voz de todos y todas se hacen acuerdos profundamente democráticos, abarcando regiones enteras a través de asambleas que versan en torno a los acuerdos de otras asambleas y estas a su vez surgen de la voluntad profunda de cada familia. Mientras los gobiernos imponen sus decisiones en beneficio de unos cuantos, suplantando la voluntad colectiva de los pueblos, criminalizando y reprimiendo a quien se oponga a sus proyectos de muerte que imponen sobre la sangre de nuestros pueblos como es el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, fingiendo que consultan mientras imponen su muerte, los pueblos originarios tenemos los modos y las formas constantes de consulta previa, libre e informada por pequeña o grande que ésta sea. Mientras que con sus reformas privatizadoras los malos gobiernos entregan la soberanía energética del país a los intereses extranjeros y los altos costos de la gasolina delatan la mentira capitalista que sólo traza caminos para la desigualdad y la respuesta rebelde de los pueblos indígenas y no indígenas de México, que los poderosos no podrán ocultar ni callar; los pueblos hacemos frente y luchamos por detener la destrucción de nuestros territorios por el fracking, los parques eólicos, minería, los pozos petroleros, gaseoductos y oleoductos en estados como Veracruz, Sonora, Sinaloa, Baja California, Morelos, Oaxaca, Yucatán y todo el territorio nacional. Mientras los malos gobiernos imponen una alimentación tóxica y transgénica a todos los consumidores del campo y las ciudades, los pueblos Mayas mantienen una lucha incansable por detener la siembra de transgénicos en la península de Yucatán y en todo el país por conservar la riqueza genética ancestral, que además significa nuestra vida y organización colectiva y la base de nuestra espiritualidad. Mientras la clase política sólo destruye y promete, los pueblos construimos no para gobernar sino para existir con autonomía y libre determinación. Nuestras resistencias y rebeldías constituyen el poder de abajo, no ofrecen promesas ni ocurrencias, sino procesos reales de transformación radical en la que participan todas y todos y que son tangibles en las diversas y enormes geografías indígenas de esta nación. Es por eso que como Congreso Nacional Indígena, reunidos en este V Congreso 43 pueblos de este país, ACORDAMOS nombrar un Concejo Indígena de Gobierno con representantes hombres y mujeres de cada uno de los pueblos, tribus y naciones que lo integran. Y que este concejo se proponga gobernar este país. Y que tendrá como voz a una mujer indígena del CNI, o sea que tenga sangre indígena y conozca su cultura. O sea que tiene como vocera a una mujer indígena del CNI que será candidata independiente a la presidencia de México en las elecciones del año 2018. Es por eso que el CNI como la Casa de Todos los Pueblos somos los principios que configuran la ética de nuestra lucha y en la que caben todos los pueblos originarios de este país, esos principios en los que se aloja el Concejo Indígena de Gobierno son: Obedecer y no mandar Representar y no suplantar Servir y no servirse Convencer y no vencer Bajar y no subir Proponer y no imponer Construir y no destruir Es lo que hemos inventado y reinventado no por gusto, sino como la única forma que tenemos de seguir existiendo, es decir esos nuevos caminos sacados de la memoria colectiva de nuestras formas propias de organización, son producto de la resistencia y la rebeldía, del hacer frente cada día a la guerra que no ha parado y que no ha podido acabar con nosotros. En esas formas no sólo ha sido posible trazar el camino para la reconstitución integral de los pueblos, sino nuevas formas civilizatorias, esperanzas colectivas que se hacen comunitarias, municipales, regionales, estatales y que están dando respuestas precisas a problemas reales del país, lejos de la clase política y su corrupción. Desde este V Congreso Nacional Indígena llamamos a los pueblos originarios de este país, a los colectivos de la Sexta, a los trabajadores y trabajadoras, frentes y comités en lucha del campo y las ciudades, a la comunidad estudiantil, intelectual, artística y científica, a la sociedad civil no organizada y a todas las personas de buen corazón a cerrar filas y pasar a la ofensiva, a desmontar el poder de arriba y reconstituirnos ya nos sólo como pueblos, sino como país, desde abajo y a izquierda, a sumarnos en una sola organización en la que la dignidad sea nuestra palabra última y nuestra acción primera. Los llamamos a organizarnos y parar esta guerra, a no tener miedo a construirnos y sembrarnos sobre las ruinas dejadas por el capitalismo. Es eso lo que nos demanda la humanidad y nuestra madre que es la tierra, en ello encontramos que es el tiempo de la dignidad rebelde y que materializaremos convocando a una asamblea constitutiva del Concejo Indígena de Gobierno para México en el mes de Mayo de 2017 y desde este momento tenderemos puentes a los compañeros y compañeras de la sociedad civil, los medios de comunicación y los pueblos originarios para hacer retemblar en sus centros la tierra, vencer el miedo y recuperar lo que es de la humanidad, de la tierra y de los pueblos, por la recuperación de los territorios invadidos o destruidos, por la presentación de los desaparecidos del país, por la libertad de todas y todos los presos políticos, por la verdad y la justicia para los asesinados, por la dignidad del campo y de la ciudad. Es decir, no tengan duda, vamos por todo, pues sabemos que tenemos enfrente quizá la última oportunidad como pueblos originarios y como sociedad mexicana de cambiar pacífica y radicalmente nuestras formas propias de gobierno, haciendo que la dignidad sea el epicentro de un nuevo mundo. Desde Oventik, Territorio Zapatista, Chiapas, México Nunca Más un México Sin Nosotros Congreso Nacional Indígena Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Share

Donald Trump y Humpty Dumpty

Donald Trump y Humpty Dumpty Luis Hernández Navarro
C uando yo uso una palabra –dijo Humpty Dumpty a Alicia, la heroína de las novelas de Lewis Carroll– quiere decir lo que yo quiero que diga..., ni más ni menos. Y, añadió: La cuestión es saber quién es el que manda..., eso es todo. Como Humpty Dumpty en Alicia a través del espejo, el presidente Donald Trump está empeñado en construir una narrativa desde el poder que deje claro que es él quien manda. Kellyanne Conway, consejera de Donald Trump, lo explicó con precisión al justificar la afirmación de Sean Spicer, vocero presidencial, de que la toma de posesión del magnate tuvo la mayor audiencia que jamás haya presenciado eventos de este tipo. Spicer –dijo Conally– dio datos alternativos sobre la realidad. Una forma poco rebuscada de decir que las palabras significan lo que el presidente quiere que digan. Punto. Enfrentados a Trump, los grandes medios de comunicación estadunidenses han presentado el discurso del mandatario como ocurrencias de un personaje desquiciado, salido de la nada. Y han vendido sus iniciativas de gobierno (y su estrategia de que los límites se conocen cuando se rebasan), no como acciones de un programa que pretende imponerse contra corriente, sino como caprichos desmesurados de un loco. Pero, más allá de los ajustes de cuentas justicieros, estas caracterizaciones del personaje explican apenas nada. Trump ganó las elecciones de su país con el voto de millones de estadunidenses que se identificaron con él y con sus propuestas, y con el apoyo de muy poderosos intereses económicos y políticos. Triunfó gracias al soporte de un conglomerado de fuerzas que expresan un profundo descontento con la globalización neoliberal y que apuestan a reconfigurar el modo en que el capitalismo funciona. Diversos análisis han identificado muy claramente la composición de voto en favor de Trump. En su mayoría sufragaron por él hombres blancos, sin estudios, mayores de 30 años, trabajadores de cuello azul afectados por la deslocalización industrial, evangélicos, conservadores, de alto poder adquisitivo (sólo 41 por ciento de los votos de los ciudadanos que ganan menos de 30 mil dólares al año fueron para él), de zonas rurales y suburbanas, y de los estados desindustrializados del cinturón del óxido. Más allá de ese voto, Trump tuvo el apoyo de importantes fuerzas económicas. Pero también –como ha señalado Andrés Barrera– de sectores empresariales no muy poderosos, afectados por el proceso de concentración y centralización del capital, producto, en parte, de la deslocalización de muchas compañías y su migración a paraísos tributarios, ambientales y de muy bajo costo de la mano de obra. Según la agencia Ap, muchos fabricantes afectados durante años por una contracción en la demanda de sus mercancías dicen que consideran que Trump es más amigable a sus intereses de lo que fue el presidente Barack Obama. Cuando él utiliza el teléfono, lo hace para decir a los fabricantes que los apoya y quiere que creen empleos en Estados Unidos, dijo Jay Timmons, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes Industriales. Las organizaciones que representan a los pequeños negocios, como franquicias de tiendas y restaurantes, también han manifestado optimismo. Estamos increíblemente ilusionados, dijo Matt Haller, portavoz de la Asociación Internacional de Franquicias. Pasamos de un ambiente de incertidumbre y sin ninguna esperanza real a un ambiente con cierta incertidumbre pero con mucha oportunidad, apuntó. El triunfo de Trump es expresión de una enorme contradicción dentro del mundo empresarial estadunidense. Su llegada a la Casa Blanca ha abierto en el bloque dominante una fisura de consecuencias imprevisibles. Así, el presidente ejecutivo de Netflix señaló que se ha vivido una semana triste y advirtió que es tiempo de unir nuestros brazos para proteger los valores estadunidenses de libertad y oportunidad. Las industrias de hidrocarburos, construcción, farmacéutica y bancos metieron el hombro a la candidatura de Trump y se preparan a cosechar el pago de ese apoyo. El complejo industrial-militar (que nunca pierde) no fue ajeno a ese triunfo. A la victoria del republicano le siguió un fuerte repunte de las acciones de las empresas bélicas en la bolsa de valores. Según la revista Forbes, los 10 estadunidenses más ricos aumentaron en casi 16 mil millones de dólares su patrimonio neto combinado desde que Trump asumió la presidencia. Importante fue el apoyo de la industria del petróleo, gas y carbón, que llevaba más de dos años de malos resultados. Especialmente de la franja de empresarios que han invertido en 90 mil pozos para obtener fracking, y sufrido las consecuencias del derrumbe de los precios del petróleo. El pago presidencial a ese soporte ha sido público. En un gesto más que simbólico, el mandatario desapareció la página sobre calentamiento global en la Casa Blanca. Es –dijo– un concepto inventado por y para los chinos para volver no competitiva la manufactura estadunidense. La medida anuncia que está resuelto a eliminar todas las trabas a la producción energética responsable. Por lo pronto, aprobó de inmediato la ramificación del oleoducto Keystone XL, entre Canadá y Estados Unidos. Las grandes constructoras estadunidenses han echado las campanas al vuelo. La propuesta del magnate de invertir 500 mil millones de dólares en mejorar las infraestructuras del país ha ensanchado su ambición. Aunque las empresas farmacéuticas recibieron un coscorrón de Trump que enfrió un poco su euforia inicial, en la cumbre de los amos del universo en Davos, representantes de los grandes laboratorios dijeron que siguen siendo optimistas con la nueva administración. Se lo guardaron para ellos, pero la oferta del magnate de acelerar la aprobación de nuevos medicamentos los hace olvidar cualquier posible ofensa recibida. Por lo pronto, el gigante Bayer anunció una inversión de 7 mil 500 millones de dólares en investigación y desarrollo en Estados Unidos. Como Humpty Dumpy, Trump quiere dejar en claro quién manda. Está decidido a cambiar el mundo. Lo apoyan intereses muy poderosos. Es necesario desnudarlos. Twitter: @lhan55 Subir al inicio del texto

Trump, la locura den el poder y el poder de la locura

Trump, la locura en el poder y el poder de la locura Víctor M. Toledo
T rump contra los mexicanos. Trump contra los europeos (y especialmente contra la canciller alemana y contra la OTAN) y contra los musulmanes (especialmente los de Irak, Irán, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen). Trump contra los palestinos y contra los negros (recuérdese que cuestionó por meses la nacionalidad de Obama). Trump en favor de la tortura (véase su entrevista para ABC). Trump contra los inmigrantes y los refugiados. Trump contra las mujeres (y notablemente contra las más libres, valientes e inteligentes, como la actriz Meryl Streep o la cantante Madonna). Trump contra la prensa y los periodistas (a quienes considera los seres más deshonestos del mundo). Trump, contra la ciencia y contra humanidad futura porque declara que los impactos de la civilización industrial sobre el equilibrio ecológico del planeta son falsos, y el calentamiento global una ficción. ¡Trump contra el mundo! ¿Quién puede garantizar que estamos ante un individuo mentalmente sano? A sólo 10 días de haberse convertido en presidente del imperio más poderoso de la historia (en lo económico, lo tecnológico y lo militar), Donald Trump se sigue comportando como candidato; es decir, es incapaz de matizar su cambio de posición, y arremete contra todo y contra todos los que se oponen a sus decisiones o a sus creencias. A la afirmación de Paul Krugman, premio Nobel de Economía, de que el nuevo presidente y su equipo no son sino niños mimados jugando con armas cargadas, ha seguido la declaración y diagnóstico del siquiatra John D. Gartner, reconocido profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. El profesor Gartner, rompiendo un principio del código de ética establecido por la Asociación Estadunidense de Siquiatría, decidió hacer pública su opinión acerca del estado mental de Trump. Según él, el presidente 45 de Estados Unidos “…está peligrosamente enfermo mentalmente y es temperamentalmente incapaz de funcionar como presidente”, porque presenta síntomas de comportamiento antisocial, agresividad, paranoia, grandiosidad, manipulación, egocentrismo y especialmente de narcisismo maligno. Esta última enfermedad, descubierta por el siquiatra Otto Kernberg en 1984, se caracteriza por un deseo patológico de grandiosidad y búsqueda del poder, gozo sádico y una ausencia de conciencia. Estupefacto, el mundo se pregunta una y otra vez cómo es que Trump ha logrado escalar hasta el puesto más alto, cómo logró saltar todos los mecanismos de seguridad, de un sistema democrático que se supone estaría exento de disrupciones y anoma­lías. La misma pregunta puede hacerse en torno a otros dirigentes actuales y pasados. Los sicópatas explícitos o implícitos que han llegado al poder parecen cada vez más frecuentes. Ahí están Berlusconi (Italia), Kim Jong-un (Corea del Norte), Abdalá Bucaram (Ecuador), y tantos dictadores y presidentes africanos o asiáticos. México no se queda atrás: todo mundo supo de la dependencia de Vicente Fox por los barbitúricos y de Felipe Calderón por el alcohol. Las mayores tragedias de la humanidad se han provocado por la toma del poder por la locura. La lista es larga a través de la historia. Pero, en realidad, el examen siquiátrico no habría que hacerlo a Trump (o solo a él), sino a los 61 millones de estadunidenses que lo favorecieron con su voto. La locura no sólo está en un individuo, sino en todos aquellos ciudadanos incapaces de detectar lo sano de lo patológico, de distinguir los valores y de tomar decisiones colectivas congruentes. Como ha sucedido a lo largo de la historia humana, se trata de poner en la balanza el egoísmo (individual, familiar, grupal) de una parte y el altruismo y la solidaridad por lo colectivo de la otra. Al menos la mitad de una sociedad que se considera la más desarrollada, avanzada o civilizada, optó por lo primero. El fenómeno Trump ha propiciado que el escenario se derrumbe. Estados Unidos, la cumbre del mundo libre, capitalista, individualista y triunfador, ha mostrado su verdadera cara. La bonanza material, el consumismo, la tecnología y el confort, que deberían gestar una sociedad madura en cuanto a su propia gobernanza, ha dado lugar a una turbulencia cuyas consecuencias nadie puede prever. Mientras, el poder de la locura puede llegar tan lejos como se lo deje(mos). Mientras, los códigos nucleares que pueden activar instantáneamente 50 misiles y en menos de una hora extinguir millones de vidas, estarán al alcance de las manos de una mente insana. El sistema de comando y control nucleares pone extrema presión sobre cientos de operadores militares, pero una demanda total sobre el presidente de Estados Unidos. Y en medio de una crisis ese sistema puede generar información incierta, confusión y aún errores o fallas, según lo advierte Bruce G. Blair, profesor sobre temas de seguridad de la Universidad de Princeton y fundador de Global Zero (ver). Subir al inicio del texto

Trump, una amenaza para Mexico y para el mundo

Trump, una amenaza para México y para el mundo Raúl Jiménez y Óscar Alzaga*
E l muro de la frontera, la deportación masiva de mexicanos y el orden económico mundial arbitrario que busca imponer el nuevo presidente de Estados Unidos (EU) representan una agresión a la humanidad, una amenaza a los derechos humanos universales y al desarrollo de las naciones. Una amenaza que viola el principio de no agresión de la Carta de San Francisco (ONU), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de la Convención Americana de Derechos Humanos (OEA), la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial y los principios rectores de la política exterior de la Carta Magna de México. Trump ha dado sobradas muestras de un racismo extremo y enfermo, amenaza a México con el muro y su cobro, con reducir la economía nacional a su arbitraria decisión. Pero el muro de la frontera no sólo agrede a México, porque es regresivo para el desarrollo mundial: será un muro entre el primer mundo y el tercer mundo, de inmediato entre EU y América Latina. Divide al mundo entre ricos y pobres. A México le impide su derecho de autodeterminación y no intervención extranjera en asuntos internos, amenaza con imponer el pago del muro, violenta la soberanía nacional y popular, rompe la igualdad jurídica y la cooperación internacional entre las naciones, pone en riesgo el diálogo pacífico entre ambos países. Además impone a la economía internacional los privilegios para EU, a costa del mundo. No se trata de un país árabe u oriental, sino del más poderoso económica y militarmente del mundo, con predominio en la ONU, OTAN, FMI, BM, etcétera. A la vista de todos resurge el imperialismo más rapaz y agresivo de la era global, abusivo, racista, y amenaza la paz y la seguridad mundiales. No es sólo un problema de los mexicanos y centroamericanos. Ya Alemania, Francia y China protestaron por las descabelladas pretensiones de Trump de imponer su jefatura al mundo: ordenó a las empresas europeas que salgan de México. Impone la irracional fuerza por encima de los tratados internacionales y las leyes universales. La política de Trump viola los derechos humanos de la ONU y OEA, lo mismo que los derechos internacionales del desarrollo y del derecho público, ya que agrede el libre comercio internacional y más contra las naciones en desarrollo. Consecuentemente, debemos acudir a los organismos internacionales y llamar a todas las naciones a frenar las agresiones, antes de que la amenaza se vuelva incontrolable. Las agresiones y los conflictos ya se iniciaron antes de tomar el cargo Trump. ¿Debemos esperar para actuar? México debe convocar a las naciones latinoamericanas a defender los derechos humanos y el derecho del desarrollo sin trabas ni amenazas de nadie. Con el apoyo latinoamericano, luego convocar a un foro mundial con ese propósito. A la vez, llamar al pueblo de EU a frenar al irracional Trump. Todo en el marco del derecho. El muro es para seres humanos, no para las drogas, armas y narcos. El muro es exclusivo para indocumentados, trata a los migrantes como delincuentes, cuando no lo son, ni ilegales; así lo señalan la ONU y los organismos de derechos humanos, ya que por razones económicas emigran. Antes fueron expulsados de su país de origen, por la falta de empleo y por los bajos salarios: son víctimas de aquí y de allá. Pero EU demanda esa mano de obra para su economía en tres áreas al menos: en el campo, la construcción y la limpieza de edificios, industrias y calles. EU no hace ningún favor a los migrantes; ellos van a desquitar su salario y sus derechos con trabajo honesto. En cambio, el narcotráfico pasa de ida y vuelta con tolerancia oficial. Porque EU es el mayor consumidor de droga del mundo: ¿qué país produce y vende las armas a los narcos? ¿Quién financia la droga y el consumo en EU? Para eso no hay muro ni es ilegal el tráfico. En México la droga sólo ha dejado muertos, desaparecidos, inseguridad y violencia creciente. Para la droga no hay muros ni opinión de Trump. El TLC de 1994 abrió las fronteras para el capital y las mercancías, no para los ciudadanos; igual ocurre con el Acuerdo Transpacífico. En el marco del derecho internacional del desarrollo y del público se deben denunciar las violaciones de Trump en la ONU y OEA, y en el marco de los derechos humanos denunciar las violaciones en los tribunales respectivos. Es evidente que Trump abusa del poder económico y militar de EU para imponerse al mundo, sobre todo a países de economías dependientes y débiles, como la de México. ¿El gobierno tiene el apoyo ciudadano para defender al país ante el poder de Trump? ¿Cuenta con el apoyo ­internacional? Sabemos que no existe la unidad nacional, cuando la ciudadanía está inconforme con la política económica y social oficial. El gasolinazo es sólo la última expresión de una política injusta que lleva cuatro años y 30 más de gobiernos neoliberales. ¿Qué beneficios han traído al pueblo las reformas del gobierno actual? Ninguno, al contrario: sólo han enriquecido más a la oligarquía y al capital extranjero y reducido los salarios, los contratos colectivos, el empleo y crece la emigración. Ante la creciente inconformidad popular, el gobierno no cambia su política económica, sólo hace promesas. No asume una política de austeridad y racionalidad que beneficie a las mayorías y al desarrollo del país. No frena los excesos de la oligarquía, gobernantes, tres poderes y partidos. Y de todos ellos no erradica la corrupción. El gobierno no debe acudir a leyes que militaricen a la nación, sacar a los militares a las calles, lo que una y otra vez fracasó. Legalizar lo ilegal. Militarizar el país es reconocer el fracaso de la democracia y la convivencia pacífica: amenaza las elecciones. Cuando lo que requiere el país es confianza, paz y cambios para una economía social. México tiene alternativas nacionales e internacionales que impulsar, tiene historia de grandes enseñanzas y patria con dignidad. *Presidente y coordinador de la ANAD Subir al inicio del texto

lunes, 30 de enero de 2017

El muro: atentado contra la diversidad

El muro: atentado contra la biodiversidad Iván Restrepo
C rece la indignación en México, en nuestro vecino al norte y en otros países por la actitud imperial de quien habita la Casa Blanca. Hay excepciones, como el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, experto en muros para aislar al pueblo palestino. En lo que sucede tiene mucha culpa el grupo de incondicionales que rodea al presidente Peña Nieto y el descrédito que arrastra la clase política, los integrantes de los poderes Legislativo y Judicial, y la cúspide de la burocracia federal por su corrupción, altos salarios y prerrogativas. Los errores comienzan cuando el entonces secretario de Hacienda Luis Videgaray invita al candidato Trump a visitar al presidente sin cumplir con las mínimas normas diplomáticas. El magnate que había tratado de criminales y violadores a nuestros migrantes, después de la visita dice querernos mucho. Cesado el señor Videgaray por su torpeza, regresa al gabinete como secretario de Relaciones Exteriores poco antes de que Trump asuma su cargo. Elogios de los columnistas oficiales por su designación, pues Videgaray se lleva bien con el yerno del ex animador de shows televisivos y del concurso Miss Universo. Llego a aprender, confiesa Videgaray. Pero es de lento aprendizaje: mientras vuela a Washington a tratar asuntos básicos de la agenda bilateral, Trump hace oficial la construcción del muro limítrofe entre las dos naciones y que lo pagará México. Además, aprueba la expulsión de los migrantes ilegales. En vez de regresarse ante tales anuncios, se queda con el titular de Economía, el señor Guajardo, negociando lo innegociable. Declara después que virtualmente no pasaba nada y todo se arreglaría en buenos términos. Pasaba y mucho. Peña Nieto aprovecha la televisión para expresar con lugares comunes su firme decisión de defender la dignidad del país y sus migrantes. Y que decidirá si viaja a Washington a reunirse con Trump el 30 de enero, luego de consultar con la Comisión Permanente del Congreso y la Conferencia Nacional de Gobernadores. Aclara que México no pagará la construcción del muro. Trump no tarda en responderle: si México no lo paga, no hay caso de reunirse con Peña que, horas más tarde, anuncia la suspensión de su visita. La cancelación del viaje (que exigió muy oportunamente el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano) desata el apoyo de los partidos políticos, algunos prominentes empresarios y las organizaciones sociales. Todos a una exigen la defensa de los intereses nacionales. El Partido Verde publica un desplegado lacayuno, tipo PRI. Esto ocurre cuando Peña Nieto cuenta apenas con 10 por ciento de aprobación ciudadana. Hasta el cuarto hombre más rico del mundo plantea en una reunión con los medios una política para contrarrestar algunas de las medidas de Trump contra México: empleo, mayor consumo interno e inversiones, lo que falta en el país desde hace lustros. Mientras, los responsables del Medio Ambiente y Recursos Naturales enmudecen ante los daños que el muro causará a los dos países. Un ejemplo: la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura. Se trata del más grande desierto de arena de América de Norte, el más biodiverso del mundo y muy importante para la ciencia. Resaltan su belleza, las cambiantes dunas de arena y 10 cráteres enormes, profundos y circulares. El Pinacate y Gran Desierto de Altar se extiende desde Sonora y Baja California Sur hasta Arizona y California en Estados Unidos. Es el hogar de numerosas especies: más de mil de flora y fauna; de mamíferos, reptiles, aves, anfibios, peces endémicos. Allí viven especies únicas, amenazadas y en peligro de extinción. Como el berrendo, el borrego cimarrón, el monstruo de gila y la tortuga de desierto. Pero esa inmensa unidad biológica, a la que se suman otras no menos importantes, estará en grave peligro de construirse lo que resta del muro para sellar la frontera sur de Estados Unidos con México. Además de ser un agravio para nuestro país, el muro echa por tierra los exitosos programas binacionales sobre el medio ambiente y los recursos naturales. Es un severo golpe a una biodiversidad común para la que nunca han existido fronteras. Subir al inicio del texto ¿Quiénes somos? | Contacto | Suscripciones | Publicidad | Aviso legal | Aviso de privacidad. | Librería | Siguenos en: twitter Periódicos: La Jornada Aguascalientes | La Jornada Baja California | La Jornada Guerrero | La Jornada Maya | La Jornada Morelos La Jornada de Oriente | La Jornada San Luis | La Jornada Veracruz | La Jornada Zacatecas Medios asociados: The Independent | Radio Nederland | Gara | Página/12 | Carta Maior | Radio Bilingüe

China y Estados Unidos: ¿socios?

China y Estados Unidos: ¿socios? Immanuel Wallerstein
C asi todos los políticos, periodistas y analistas políticos describen las relaciones entre China y Estados Unidos como una competencia hostil, especialmente en Asia oriental. Yo no estoy de acuerdo. Pienso que entre lo central de la agenda política de ambos países está alcanzar un acuerdo de largo plazo. El hueso duro de roer que los contiene es quién de los potenciales socios es el perro que manda. Cuando Donald Trump afirma que quiere hacer que Estados Unidos sea grandioso de nuevo, para nada se halla fuera del consenso general en Estados Unidos. Usando palabras diferentes y propuestas políticas diferentes, esta fútil ambición es compartida por Hillary Clinton, Barack Obama y aun Bernie Sanders, y por supuesto por los republicanos. Es compartida también por los ciudadanos más ordinarios. ¿Quién se anima a decir que Estados Unidos debería conformarse con ser el número dos? Cuando en 1945 Estados Unidos derrotó definitivamente a su gran rival, Alemania, se dispuso a asumir el papel de potencia hegemónica en el sistema-mundo. El único obstáculo era el poderío militar de la Unión Soviética. El modo en que Estados Unidos abordó el asunto de este obstáculo fue ofrecer a la Unión Soviética el estatus de socio menor en el sistema-mundo. Nos referimos a este arreglo tácito como los Acuerdos de Yalta. Ambos lados negaron que hubiera arreglo alguno, y ambos lados lo implementaron a fondo. Estados Unidos sueña con implementar un arreglo semejante al de Yalta, con China. China se burla de esta idea. Considera que los días de hegemonía estadunidense ya pasaron, creyendo que Estados Unidos ya no cuenta con la fuerza económica para apuntalar ese estatus. También considera que la desunión interna de Estados Unidos lo hace impotente en la arena política. Por el contrario, China busca imponer un arreglo tipo Yalta donde Estados Unidos sea el socio menor. La analogía más cercana sería la relación posterior a 1945 entre Gran Bretaña y Estados Unidos. China considera que lenta, pero seguramente, su fuerza económica crecerá imparable en las décadas venideras. Considera que puede lastimar el bienestar económico estadunidense mucho más de lo que Estados Unidos puede dañar a China. Además, piensa que atraerá a otros asiáticos que resienten haber vivido, por lo menos los últimos dos siglos, en un mundo dominado política y culturalmente por los europeos. Es seguro que el análisis de China tiene dos puntos débiles. Tal vez China sobrestima el grado en que puede continuar dominando, a nivel mundial, la superioridad productiva. Y le asalta el temor de que el país pudiera desgarrarse, como ha ocurrido con frecuencia en la historia china. Un arreglo con Estados Unidos podría minimizar el impacto de estos riesgos para China. Y en cuanto a Estados Unidos, un día la realidad tocará fondo y el papel de socio menor podría ser mejor que quedarse sin arreglo alguno. A este respecto, Trump puede acelerar el proceso. Él ladrará, amenazará e insultará, pero no hará de Estados Unidos un país hegemónico de nuevo. En este sentido, el régimen de Trump desengañará a más estadunidenses que cualquier versión sobria de la misma ambición, como aquella representada por la presidencia de Obama. En cualquier caso, la danza oculta entre China y Estados Unidos –la no declarada búsqueda de una sociedad– permanecerá siendo la actividad geopolítica en el sistema-mundo de las décadas venideras. Todos los ojos deberían estar puesto en esto. De un modo o de otro, China y Estados Unidos terminarán siendo socios. Traducción: Ramón Vera Herrera © Immanuel Wallerstein Subir al inicio del texto

Frente a la caida

Frente a la caída Ilán Semo
^ V isto desde la perspectiva del siglo XX, Estados Unidos se enfrentó desde 1914 –el inicio de la I Guerra Mundial– a un mundo empeñado en su propio arruinamiento. Entre 1914 y 1945, las potencias europeas se enfrascaron en una larga guerra –interrumpida por el interregno de los años 20 y principios de los 30– en la que acabaron por destruirse mutuamente. Después de 1945 se hizo evidente que el Imperio Británico dejaría de existir luego de siglos de vida. La suerte de Japón tampoco fue distinta: tres guerras, dos bombardeos atómicos y la ocupación de MacArthur lo redujeron a país subalterno. Algunos historiadores sostienen, no sin razón, que Europa y Japón sólo se recuperaron, en términos de su inserción mundial, hasta la década de los 70. Dicho en una frase: entre 1914 y la década de los 80, Estados Unidos prácticamente no tuvo contendientes en la escena mundial. (La Unión Soviética representó un rival político, no económico.) Todo cambió a partir de los años 90. En tan sólo dos décadas, tres grandes polos surgieron como competidores reales de la política estadunidense: la Unión Europea (se afirma que se trata de 20 países, pero se olvida que sus finanzas están condensadas en un solo banco); Japón y el sistema de los tigres asiáticos y, por supuesto, China. Los saldos de esta nueva cartografía mundial ya eran evidentes antes de la crisis de 2008: Estados Unidos entró en un proceso gradual de decadencia, mientras los otros polos parecen cada día más capaces de hacer frente a las impredecibles circunstancias del futuro inmediato. Y el corolario general de este radical giro se vuelve cada día más ostensible: los poderes centrales estadunidenses no han sabido –o no han podido– hasta la fecha encontrar la forma de cómo contender en un mundo multipolar. La geoeconomía los tomó por sorpresa. ¿Cuál ha sido la fórmula de la emergencia de estos nuevos polos en la escena mundial? Paradójicamente, no la globalización, sino las formas de protección. O mejor dicho: una singular combinación entre ambas. La mayor parte de los países europeos ingresaron al rush de los años 90 protegidos por su propia sociedad civil, sus sistemas de ahorro y sus casi endogámicas formas de consumo. China se encuentra también protegida por las altas productividades y un sistema social regimentado. ¿A quién se le ocurriría vender algo ahí? Japón cuenta con mecanismos de regulación casi milimétricos, que codifican cada espacio y cada instante de su vida cotidiana. Estados Unidos en cambio, promotor de la más reciente versión del capitalismo desaforado, está siendo abatido por la propia lógica del sistema que impuso. Ironías de la modernidad: el carácter gore del capitalismo. La historia reciente conoce muchas maneras de enfrentar estas caídas. La que hoy se advierte en Washington anuncia el colapso de un modelo completo de sociedad. Los primeros días de la presidencia de Trump presagian que la respuesta será, al menos al principio, muy similar a la que encontraron los fascismos de los años 30: destruir los tejidos y las solidaridades sociales para preservar lo que Max Weber llamó alguna vez el espíritu del capitalismo. Espíritu significa, en la teoría de Weber, deseo, y en el caso actual, deseo de finitud. El embalaje de Trump contrae un proyecto manifiesto: la destrucción de los lazos sociales que instituían a la sociedad estadunidense, tal y como se conocían hasta la fecha. Es un proyecto de destrucción. Un paso del neoliberalismo al nacional-liberalismo. ¿Qué hacer en México frente a este desplazamiento? La respuesta no es tan compleja: apartarse lo más rápido de la caída. El problema es: ¿cómo? Todo proyecto de destrucción hace del delirio una forma cotidiana de existencia. Tal y como está pensado, el muro de Trump es un retroceso a la economía que produjo la Muralla China: Trump quiere cobrar peaje por las utilidades que produce en México una fuerza de trabajo asombrosa. Algo así como una economía medieval, es decir, un régimen que hace del otro no una realidad productiva, sino una compulsión tributaria. Ni acercarse a este sicotismo. Si hay una buena nueva en todo lo que está pasando, es que la fuerza de trabajo mexicana se ha revelado como una de las más eficientes y productivas en el mundo. Tan eficiente como la canadiense o la japonesa, sólo que con salarios deprimentes. Lo que más temen Canadá y Estados Unidos es, irónicamente, la fuerza de esa fuerza de trabajo. Lo evidente: sólo queda pensar no en otro modelo económico. La caída de una gran potencia trae consigo el desplome de los paradigmas sociales y en los que se erigieron sus formas de dominio. Las circunstancias son apremiantes y los tiempos se devoran a sí mismos, pero no queda otro remedio más que pensar en otra forma de sociedad. (Un tema de otro artículo.) Subir al inicio del texto

Unidad y Boicot

Unidad y boicot John M. Ackerman
S i Enrique Peña Nieto realmente quisiera defender a México, no mantendría en secreto sus conversaciones y acuerdos con Donald Trump. Y si Carlos Slim de verdad buscara unir y fortalecer a México, repatriaría sus inversiones estadunidenses y devolvería a los mexicanos aquella parte de su fortuna acumulada a partir de abusos monopólicos y pactos con el poder. Los discursos vacíos de estos y otros personajes son perfectamente inútiles para aminorar la tormenta que se avecina. En lugar de palabras, México reclama acciones. Respaldar a Peña Nieto en el contexto actual es la peor estrategia posible. El actual ocupante de Los Pinos se lleva mejor con Trump que con el pueblo mexicano y trabaja estrictamente en función de los intereses de las grandes empresas trasnacionales. A Peña Nieto no le interesa defender a México, sino solamente apoyar los negocios de sus amigos y garantizar su propia impunidad transexenal. Recordemos el ilegal y traidor acto de campaña que Peña Nieto le organizó a Trump en Los Pinos el pasado 31 de agosto en medio de las elecciones presidenciales estadunidenses. El organizador de aquel encuentro, el saqueador en jefe Luis Videgaray, ahora funge como secretario de Relaciones Exteriores. Y la primera acción de Videgaray como canciller fue entregar a Joaquín El Chapo Guzmán en bandeja de plata justo a tiempo para la toma de posesión del magnate neoyorquino. Durante la semana pasada, el presidente mexicano más repudiado en la historia no ha respondido a Trump como un hombre de Estado, sino como un lacayo. Peña Nieto no suspendió su asistencia a la reunión programada en Washington para el 31 de enero hasta después de que Trump mismo la hubiera cancelado por la vía de los hechos, con un tuit amenazante y descalificador sobre el necesario pago del muro por México como condición para la celebración del encuentro. Posteriormente, como una mujer sujeta a abuso que se arrepienta por haber tenido la osadía de levantar la voz a su marido golpeador, Peña tomó el teléfono para llorarle a Trump durante más de una hora para que lo disculpara por haber respondido a su exabrupto de una manera tan descortés. Le explicó al jefe de la Casa Blanca que fue obligado a anunciar su retiro de la reunión por la situación política tan complicada que se vive en su país, pero que una vez superada la coyuntura podrán volver a reunirse para conversar sobre las modalidades y los plazos para el pago del muro fronterizo. Pero, a diferencia de las dignas mujeres golpeadas, Peña Nieto no es ninguna víctima, sino un claro victimario. El actual ocupante de Los Pinos no representa ni defiende a México, sino que funge como un empleado más de Washington. Empoderarlo entonces implica entregar el destino de México a alguien que ha confirmado una y otra vez su desprecio para el país y su pueblo. El llamado a la unidad en favor de Peña no es entonces más que la redición del viejo Pacto por México con el cual se inició el sexenio actual. Como aquel pacto, no se busca superar las diferencias, sino simplemente acabar con cualquier oposición al régimen. El partido Morena y Andrés Manuel López Obrador hacen lo correcto en negarse a participar en esta nueva farsa. Y es una vergüenza que los otros partidos supuestamente de oposición y de izquierda, como el PRD y MC, se hayan sumado a esta renovada cortina de humo. Slim, por su parte, nos invita a no sobredimensionar la amenaza de Trump. El oligarca mexicano dice que el nuevo presidente no es un Terminator y celebra los grandes dotes de negociador del nuevo ocupante de la Casa Blanca. A Slim no le importa lo que pase en nuestro país porque para él México es solamente una nación más en un tablero internacional donde él tiene ampliamente diversificadas sus inversiones. La devaluación del peso y la construcción de un muro no le afectan, o incluso le podrían llegar a beneficiar. Si Slim realmente quisiera apoyar a México tendría que poner su dinero donde está su boca (Put your money where your mouth is), como dicen sus amigos estadunidenses, y anunciar inmediatamente la venta de sus activos al norte del río Bravo para recanalizar los recursos hacia nuevas inversiones millonarias en México. Si Ford y Carrier se retiran de México, que Slim demuestre su supuesto amor a la patria retirando sus negocios de Estados Unidos. Ahora bien, los ciudadanos de a pie también debemos actuar. Un boicot general a los productos y los servicios estadunidenses es una estrategia muy efectiva tanto para enviar un mensaje a los poderes fácticos del otro lado como para apoyar a los productores locales. Entre menos compramos en Walmart, Costco, Sams, Homemart y Starbucks, mejor. También habría que cancelar nuestras cuentas y tarjetas en Citibanamex, el único banco estadunidense en el país. Las posibles afectaciones a corto plazo a los mexicanos que actualmente laboran en estas empresas serán más que compensados por el fortalecimiento a mediano y largo plazo de la economía mexicana en su conjunto. Juntos y organizados venceremos. johnackerman.blogspot.com Twitter: @JohnMAckerman Subir al inicio del texto

Trump, Slim y los negocios

Trump, Slim y los negocios Carlos Fazio
D onald Trump “no es Terminator, es Negotiator”, declaró el magnate Carlos Slim Helú el 27 de enero. No hay que espantarse: según el cuarto hombre más rico del orbe (sólo detrás de Bill Gates, el español Amancio Ortega y Warren Buffett), el racista, xenófobo y misógino nuevo inquilino de la Casa Blanca es un gran negociador y tiene una gran estimación por México. Para el titular vitalicio del Grupo Carso (Telmex, América Móvil, Grupo Financiero Inbursa, Compañía Minera Frisco, etcétera) y accionista mayoritario del diario The New York Times −quien el 17 de diciembre pasado se reunió en privado con Trump en Florida−, lo peor para tratar con él es enojarse; Trump está provocando para negociar. A su juicio, el impredecible demagogo ex conductor de reality shows que encarna hoy al pueblo estadunidense en su versión supremacista anglosajona, blanca y protestante, y que a golpes de Twitter utilizó a los mexicanos como chivos expiatorios en campaña, humilló a Enrique Peña Nieto ante el mundo entero, puso en marcha una campaña de odio y desató la cacería de migrantes indocumentados, sólo encarna una utopía regresiva: trata de retornar a la exitosa sociedad industrial (manufacturera) de Estados Unidos del pasado. Miembro de la élite liberal desterritorializada que se benefició del programa de globalización capitalista militarizado y rapaz impulsado por la administración Obama, Slim sabe que el trumpismo en una extensión del neoliberalismo por otros medios. O, al decir de Michael T. Klare, una suerte de administración Reagan de los años 80 que ha tomado esteroides para coger músculo. Según James Petras, Trump es un nacionalista-capitalista, un imperialista de mercado y un realista político que está dispuesto a pisotear los derechos de los inmigrantes y de la mujer, la legislación sobre cambio climático y los tratados con la población indígena. Al igual que los legisladores republicanos en el Congreso, los miembros de su gabinete –integrado por militares imperialistas, expansionistas territoriales y fanáticos delirantes− están motivados por una ideología belicista más cercana a la doctrina Obama-Clinton que a la agenda de Estados Unidos primero. En ese contexto, como integrante de la clase capitalista trasnacional, el llamado a la unidad nacional y a respaldar a Peña Nieto formulado por Slim −cuya fortuna junto con la de los multimillonarios Germán Larrea (Grupo México), Alberto Bailleres (Grupo Peñoles) y Ricardo Salinas Pliego (Tv Azteca) representa 9 por ciento del PIB mexicano− está dirigido a frenar las movilizaciones provocadas por el gasolinazo y encubrir la brutal lucha de clases desatada por los poderes fácticos contra las masas empobrecidas de México. Al respecto, cabe recordar la frase de Warren Buffett en 2006: “Ciertamente, está en marcha una guerra de clases (…) pero es mi clase, la clase de los ricos, la que está haciendo guerra, y nosotros estamos ganando”. En la coyuntura, luego de la agenda de guerra global asimétrica de la administración Obama −con los rescates corporativos, las deportaciones en masa, sus drones y el Estado policiaco represivo−, el régimen neoliberal recargado de Trump −incluso con un entramado cultural e ideológico dramáticamente distinto del utilizado por el primer presidente negro en la Casa Blanca− no significa una ruptura, sino que converge perfectamente y garantiza los intereses de la clase capitalista trasnacional. Como ha señalado W. I. Robinson en De Obama a Trump: el fracaso de la revolución pasiva, el trumpismo y el brusco giro hacia la extrema derecha en EU, con organizaciones de fachada como Americans for Prosperity, Cato Institute y Mercatus Center, es la progresión lógica del sistema político frente a la crisis del capitalismo global. La élite liberal y su proyecto de globalización capitalista a través del discurso más amable, más suave del multiculturalismo −apunta Robinson−, llegaron a un callejón sin salida y abrieron la caja de Pandora del fascismo del siglo XXI. Cabe recordar que el fascismo es ante todo una respuesta a profundas crisis estructurales del capitalismo. La diferencia clave entre el nazifascismo del siglo XX y el resurgimiento de corrientes neofascistas tras la crisis financiera de 2008, es, según Robinson, que el primero involucró la fusión del capital nacional con poder político reaccionario y represivo, en tanto que el segundo supone la fusión del capital trasnacional con poder político reaccionario. En ese sentido, el régimen de Trump no representa una salida, sino que es, por el contrario, la encarnación de la dictadura emergente de la clase capitalista ­trasnacional. Como ha advertido el experto en guerras irregulares y asimétricas Robert Bunker, asistimos a una insurgencia plutocrática. Y si bien existen contradicciones y confusión en las élites políticas y económicas trasnacionales, no cabe duda de que con su equipo de mexicanófobos, islamófobos e iranófobos −y con su discurso socialdarwinista, neoautoritario con reminiscencias hitlerianas y de poder desnudo, desprovisto de las máscaras de la era Obama−, la administración Trump puede retrotraer al mundo a la época de las Cruzadas. A corto plazo, el Plan energético Estados Unidos primero, diseñado para la eliminación virtual de todo impedimento a la explotación de petróleo, gas natural y carbón, arroja ominosas sombras extraterritoriales sobre México. En ese contexto, la revelación de un plan de negocios entre la subsidiaria mexicana de la empresa Energy Transfer Partners −de la que el magnate neoyorquino y su secretario de Energía y ex gobernador de Texas, Rick Perry, fueron socios hasta hace poco− con la firma Carso Energy, del Grupo Carso de Slim, para vender gas a la Comisión Federal de Electricidad, podría explicar por qué, para el magnate mexicano, pese a su utopía regresiva, Trump no es Terminator, sino Negotiator y representa un gran cambio en la forma de hacer política y de gobernar. Subir al inicio del texto

Nostalgias peligrosas

Nostalgias peligrosas Gustavo Esteva
E stamos en un momento de grave peligro. No podemos cerrar los ojos. Pero atrevernos a abrirlos exige estar dispuesto a reconocer que podemos estar atrapados en aquello que nos amenaza. Una creencia nostálgica aparece hoy como programa de gobierno. El señor Trump la expresa en forma espectacular y desfachatada, la cobijan dirigentes prominentes del Partido Republicano… y la comparten millones de estadunidenses. Entre ellos, tiene raíces profundas una imagen idealizada de su país, según la cual serían excepcionales y una bendición para el mundo. Se formó a lo largo de 200 años y pareció confirmarse al término de la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos generaba más de la mitad del producto mundial registrado, era acreedor universal y tenía la bomba, mientras Europa y la Unión Soviética sufrían las consecuencias de la guerra y Japón estaba ocupado. Su evidente condición hegemónica fue reconocida en todas las instituciones internacionales creadas en esos años, desde Bretton Woods hasta Naciones Unidas. Los estadunidenses querían algo más. Para estabilizar su hegemonía concibieron un emblema que incluso los antiyanquis pudiesen aceptar, un paradigma que convirtiera su modo de vida en ideal universal y permanente. El 20 de enero de 1949, al tomar posesión, el presidente Truman acuñó políticamente la palabra subdesarrollo y ofreció compartir con las áreas subdesarrolladas sus avances científicos y tecnológicos para que pudiesen disfrutar del American way of life. La propuesta atrapó la fantasía general en todo el mundo. En México se hizo religión de políticos y clases acomodadas y contagió a casi toda la población. En los siguientes años Estados Unidos se hizo campeón de la liberación nacional y contribuyó a desmantelar lo que quedaba de los imperios europeos. Esta operación, combinada con el Plan Marshall, la Alianza para el Progreso, el Cuerpo de Paz y muchos otros dispositivos legales o ilegales hicieron posible un nuevo tipo de ejercicio imperial, que casi nunca implicaba la ocupación territorial, por la fuerza, de otros países. Para dar viabilidad y legitimidad al empeño, quienes lo organizaron compartieron una parte significativa del pastel imperial con amplios grupos de trabajadores estadunidenses, que así disfrutaron de varias décadas de prosperidad sin precedentes. Eran grupos muy amplios… pero no abarcaban a toda la población. El diseño se puso en marcha con un tinte racista y sexista que lo caracterizó desde el principio y se aplicó tanto dentro como fuera de Estados Unidos. La denuncia de ese carácter fue habitualmente despreciada. Muchos estadunidenses persisten hasta hoy en negarlo como un rasgo sustantivo de su sociedad, aunque no ha dejado de caracterizarla desde que nació. El escenario de la posguerra pasó a la historia. Estados Unidos ganó también la guerra fría, pero el mundo de hoy no es como el de ayer. No será posible dar marcha atrás a la historia. Sin embargo, millones de estadunidenses, quizá la mayoría, comparten el sueño de recuperar la posición que el país llegó a tener. Aunque sea falto de realismo, el intento de conseguirlo causará inmensos daños; los padecen ya millones de mexicanos y musulmanes y muchas otras personas. También provoca resistencia. Se movilizan ya quienes tratarán de bloquear ese camino insensato, que ha generado una profunda polarización en la sociedad estadunidense; por su propio interés y por convicción, podrían impedir que Trump se diera los balazos en el pie que ha anunciado y tratarán de detener su política insensata e inhumana. Poco podrá hacer México para cambiar las cosas allá. Tampoco durará la unidad aparente de las clases políticas, construida artificialmente con el uso ritual de la bandera; tiene arrastre popular, pero carece de fundamento sólido. Desde abajo, en cambio, podríamos enfrentar las amenazas con organización y talento. Podríamos, por ejemplo, ofrecer a los mexicanos de allá una reinserción exitosa. Millones de personas hábiles, calificadas y trabajadoras serían bendición para el país si los recibimos en condiciones adecuadas. Y podríamos convertirnos en ejemplo mundial de la forma digna de tratar a los migrantes centroamericanos y caribeños, si nos organizamos para impedir la vergüenza nacional que representa el infame trato que les dan criminales y funcionarios. Avanzaríamos así en la construcción de una nueva sociedad. Trump cree, como muchos estadunidenses, lo que desde Carlos Salinas pregona el gobierno mexicano: que el TLCAN fue un gran beneficio para México, logrado con astucia frente a Estados Unidos. Ninguna evidencia del desastre que ha significado para nosotros podrá convencerlo de otra cosa; tratará de conseguir aún más en la mesa de negociaciones. Y tampoco cambiará su creencia, también compartida ampliamente, de que los migrantes mexicanos son un problema y un peligro para su país; no podrá reconocer cuánto los necesitan. Hace un siglo Proust observó que los hechos no penetran en el mundo donde habitan nuestras creencias, y como no les dieron vida no las pueden matar; pueden estar desmintiéndolas constantemente sin debilitarlas, y un alud de desgracias o enfermedades que se suceden sin interrupción en una familia no la hacen dudar de la bondad de su dios o del talento de su médico. Ni los hechos reales ni los alternativos importan para el caso. Ninguno podrá modificar esa peligrosa actitud a la que se está dando un cauce espeluznante. Machado lo dijo en forma contundente: Por debajo de lo que se piensa está lo que se cree, como si dijéramos en una capa más honda de nuestro espíritu.Debemos tomar en cuenta la profundidad y extensión de las supersticiones estadunidenses sobre nosotros al empeñarnos en construir una nueva esperanza, basada en nuestra propia noción de qué es vivir bien. gustavoesteva@gmail.com Subir al inicio del texto

Hacia adentro: ¿como?

Hacia adentro: ¿cómo? León Bendesky
C asi al mismo tiempo el ex presidente Ernesto Zedillo y el empresario Carlos Slim se pronunciaron acerca del conflicto abierto con el gobierno de Donald Trump y las posibles alternativas para el gobierno de México. Zedillo escribió un artículo en el Washington Post (27/1/17) en el que descalifica las posiciones de Trump con respecto a los efectos adversos del TLCAN en la economía de su país, y de modo paralelo ensalza las medidas reformistas del presidente Peña. Slim, por su parte, luego de haberse reunido con Trump hace unas semanas, resaltó el talante negociador de aquél y propuso que los mexicanos nos volquemos al mercado interno para que esta economía crezca. No es muy claro el sentido de sus dos proposiciones. Del artículo de Zedillo interesa destacar el señalamiento de que las acciones de Trump cierran, por ahora, las posibilidades de un acuerdo negociado entre ambas partes. Afirma que el TLCAN ha sido un excelente instrumento, pero es solo uno entre muchos otros disponibles para perseguir las metas de crecimiento y desarrollo económico. Esto recuerda el dicho popular de que, “una vez ahogado el niño…” Concluye que México debe reforzar su compromiso con la apertura y las sólidas políticas económicas. No podemos permitirnos hacerlo de otra manera. El ex presidente es consistente en este modo de pensar, pues cuando implementó las políticas de su propio gobierno afirmaba que no había de otra. ¿Es que nunca hay de otra? El caso es que el impacto del excelente instrumento que representó el TLCAN se manifestó de manera muy desigual. Hay que admitir que la medición convencional del PIB no expresa de modo efectivo lo que pasa de modo general en la economía. Esta se ha expandido más de lo registrado. Esa es una cosa y otra imprescindible es tratar cómo y con qué consecuencias. Por supuesto que un sector productivo como el automotriz especialmente, y algunos otros también, tuvieron un dinamismo notable, con un derrame hacia actividades conexas y un efecto regional identificable. Pero otros sectores no respondieron igual y otros, de plano, prácticamente desaparecieron del mapa. Muchas ciudades cambiaron su fisonomía con la construcción, como ocurrió con la vivienda, aunque esas áreas contrastan mucho con las de interés social y la precariedad de la población más pobre. La productividad general de la economía no se amplió correlativamente con los efectos de la apertura y el nivel de ingreso de una gran parte de los hogares se rezagó y creció la fragilidad de las ocupaciones y también la informalidad. Los servicios públicos decayeron en su cobertura y calidad, el sistema de pensiones no cumplió con las expectativas de la privatización. Pemex quebró y consumió una gran suma de recursos públicos. Etcétera, etcétera, etcétera. Así que en el contexto actual que se ha creado de modo rápido y contundente con la llegada de Trump, no parece la mejor opción insistir en las fórmulas técnicas y políticas conformadas alrededor del TLCAN. Dice Zedillo que México debe afianzarse como un lugar propicio para las inversiones globales que produzcan para este mercado y para otros y sin intimidaciones por parte del gobierno. Concluye que el gobierno debe usar los medios legales para impugnar cualquier acción arbitraria o ilegal que imponga Trump. Como si las reglas le importaran demasiado por ahora. Hasta aquí la versión de Zedillo es compatible con la de Slim y el énfasis en el mercado interno. Pero así planteadas son visiones muy parciales e insuficientes. Durante mucho tiempo se ha debatido acerca de la necesidad de alterar las pautas de las políticas públicas impuestas durante las tres últimas décadas. Esto exige un cambio radical en la gestión de la economía y en el comportamiento político que se ha asentado profundamente en el país. No es posible modificar de modo sensible el funcionamiento de la economía sin un ajuste real de las finanzas públicas. Estas siguen tercamente centradas en la exacción de recursos de la sociedad sin la contraparte que esto exige. Sobre todo en un entorno en el que prevalece la corrupción endémica. La promoción del mercado interno no surgirá de ninguna mano invisible. Tal vez, finalmente, se admitirá lo obvio: la política industrial sí es parte de la caja de herramientas. La producción interna que es esencial, no puede soportarse en una estabilidad macroeconómica que, como ha quedado claro, no es una condición suficiente y se acaba de sopetón. La austeridad está muy mal repartida. Se reproducen constantemente los desajustes estructurales y la pautas de la concentración de la riqueza. La gestión existente en todos los niveles del gobierno, en los partidos políticos y las instituciones públicas tampoco puede sostener un cambio de modelo de crecimiento. Así no se logra usar los instrumentos de la apertura comercial y financiera y, al mismo tiempo, alentar la inversión privada y pública y las pautas de consumo que exige la expansión del mercado interno. Insistir en ello no es solo terquedad. Este gobierno exhibe una gran limitación para conseguir los objetivos de crecimiento que ahora imponen las condiciones externas. Esto va mucho más allá del TLCAN y de la ahora conflictiva relación con Estados Unidos. Tiene que ver con el modo en el que se asignan y se desempeñan las funciones públicas. Tiene que ver con la forma en la que se cumplen las responsabilidades y se rinden cuentas. El asunto es ahora muy visible en el campo de las relaciones exteriores, la hacienda pública y el comercio. Se ve a leguas en la forma en que se legisla y se procura la justicia. 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