EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

miércoles, 29 de febrero de 2012

La releccion de Putin e incertidumbre con EU

Bajo la Lupa Relección de Putin e incertidumbre de la relación con EU Alfredo Jalife-Rahme Foto El premier ruso, Vladimir Putin, platica con residentes de un edificio de nueve pisos en que una sección se colapsó por una explosión de gas doméstico, ayer en la ciudad de AstrakánFoto Reuters V ienen en serie una serie de elecciones trascendentales en países relevantes que son susceptibles de definir el rumbo geoestratégico del siglo XXI: Irán, Rusia, Francia, México, Estados Unidos y China: tres superpotencias (Rusia, Estados Unidos y China), una potencia colonial en declive (Francia) y dos potencias medianas en vías de desarrollo (Irán y México, que Goldman Sachs coloca detrás de los asombrosos BRICS –Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica– como los "Próximos-11": "N-11"). El 4 de marzo se celebra en Rusia, una potencia eurasiática a carta cabal, una elección que será definitoria para el incipiente orden multipolar y en la que se espera sea relegido a la presidencia Vlady Putin, a quien caracterizamos como el zar geoenergético global, pese a su tropiezo en las recientes elecciones parlamentarias de su partido Rusia Unida y al intento de su asesinato (Ria Novosti, 27/2/12). Recomiendo el artículo del geopolitólogo alemán F. William Engdahl en su portal (9/1/12), quien expone las razones por las cuales Estados Unidos desea defenestrar a Putin mediante sus ONG trasnacionales (subvencionadas por el Congreso). Putin resucitó a Rusia del cementerio global geoestratégico después de la aciaga etapa de balcanización del muy locuaz Gorbachov (quien le hizo el juego a la Dama de hierro británica, Maggy Thatcher). Rusia estuvo a punto de ser pulverizada por Yeltsin (con severos problemas clínicos), quien regaló su petróleo a los peores postores y a los mejores impostores (los "oligarcas" aliados de Wall Street y el sionismo), y hoy vive milagrosamente su fase de restauración desde 2000 con Putin y sus dos presidencias consecutivas, con un intervalo presidencial de Medvediev. El eje Estados Unidos-Gran Bretaña se equivocó grotescamente al haberse inmiscuido en forma flagrante en la sucesión rusa: se volcó a favor de Medvediev –a quien consideraron como más "pro occidental" y más "neoliberal"– y en contra de Putin, a quien catalogan de "anti occidental" y "estatista". No tiene remedio la maniquea cosmogonía primitivamente lineal del eje Estados Unidos-Gran Bretaña, que no entendió nada –al menos que su deseo sea fomentar perversamente la disensión interna en el Kremlin– del arreglo cupular que ha llevado a la permutación en el poder de la dupla Putin-Medvediev de San Petersburgo (la ciudad más "occidental" de Rusia desde Pedro El Grande): reflejo del águila bicéfala de la Rusia eterna. ¡Cómo le hace falta a Estados Unidos la genialidad geoestratégica de George Kennan! La decadencia de Estados Unidos no es solamente sico-socio-económica, sino más que nada intelectual. Las apuestas del gabinete Obama han sido oscilantemente riesgosas: después del espectacular acercamiento de la perezagruzka ("reajuste"; ver Bajo la Lupa, 11/3/09 y 30/11/11), el vicepresidente Joe Biden enterró retóricamente a Rusia debido a su calamidad demográfica (la grave declinación de su natalidad). Vlady Putin escribió un artículo vibrante sobre las relaciones exteriores de Rusia a menos de una semana de la elección (Moskovskiye Novosti, 27/2/12). Su leitmotiv: el lugar de Rusia en el mundo como superpotencia respetada y los mecanismos para fortalecerla. Considera que "Estados Unidos persigue sus intereses en detrimento de la seguridad mundial" y recalca que Rusia continuaría oponiéndose a esta política irredentista en caso de su regreso al Kremlin. Coloca la relación bilateral con Estados Unidos con base en el respeto mutuo, en particular en esta fase tan "turbulenta". Fustiga el ominoso despliegue misilístico de Estados Unidos en Europa, cerca de las fronteras de Rusia, "que ha socavado" la seguridad rusa y "opera contra la estabilidad mundial". Rememora los agravios contra Rusia de parte de la OTAN encabezada por Estados Unidos, quien "ha sobrextendido su autoridad (sic) para regular (sic) las relaciones internacionales". Aduce que los "crímenes contra la humanidad" deben ser castigados por las cortes penales internacionales. ¡Cómo: si Estados Unidos no reconoce a ninguna corte penal internacional y solamente las utiliza para castigar a sus enemigos globales! Se pronuncia a favor de los derechos humanos (una "demagogia" de Estados Unidos y la OTAN), pero no mediante la intervención militar foránea en los "estados soberanos" y sin la aprobación de la ONU, ya que, como sucedió en Libia, pueden resultar en "muertes, violación de esos mismos derechos humanos y en consecuencias impredecibles". A mi juicio, Putin se aferra demasiado a la disfuncional ONU, que ni "Occidente" respeta para librar sus aventuras militares globales. Reconoce que la definición de "seguridad" de Estados Unidos y la OTAN "difiera fundamentalmente" de la rusa: EU "está obsesionado con la idea de asegurar su invulnerabilidad absoluta (sic)", lo cual "es utópico" y "no puede ser alcanzable tecnológica ni geopolíticamente", lo que conduce a que "la absoluta invulnerabilidad para uno significa la vulnerabilidad absoluta para los demás". Defiende el doble veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad de la ONU, ya que la postura de "Washington y sus aliados europeos y árabes hubiera abierto la puerta a la intervención militar foránea de Siria". Arguye que la forma en que Estados Unidos y Occidente desean llevar la "democracia con la ayuda de métodos violentos" es impredecible y seguido lleva precisamente al resultado opuesto: "algunas fuerzas, que incluyen los extremistas religiosos, emergen y tratan de cambiar la dirección del desarrollo de estos países y la naturaleza laica de los gobiernos", en obvia alusión a la colisión entre el partido socialista Baas sirio y la dupla teológica de los Hermanos Musulmanes/Salafistas. Reconoce la importancia de las redes sociales en las revoluciones árabes y afirma que el poder blando (“soft power”) "ha sido utilizado por los países (léase: Estados Unidos) para avanzar sus objetivos de política exterior sin tener que recurrir a la fuerza" cuando "nuevos métodos de comunicación" han sido usados "para provocar extremismo, separatismo, nacionalismo, y manipular a la opinión publica para interferir directamente en los asuntos internos de los países soberanos". Putin no entiende que para Estados Unidos la única "soberanía" que existe es la propia. Sobre Irán expone su "alarma" (sic) sobre los preparativos de un ataque nuclear (sic), que "tendría consecuencias verdaderamente catastróficas (sic) a escala masiva". Se pronuncia por la desnuclearización de la península coreana, fustiga "la ingeniería política" de Estados Unidos en las regiones cercanas a Rusia y recuerda que había propuesto en 2007 una solución a Baby Bush para resolver las diferencias sobre el escudo misilístico balístico, la cual "hubiera dramáticamente mejorado la relación bilateral y alcanzado un grado cualitativo parecido al modelo de una alianza". ¡Qué ilusión! Le da vuelo a los BRICS –3 mil millones y más de 25 por ciento del PIB mundial, además de numerosas ojivas nucleares: el único lenguaje que entienden los superhalcones de EU embriagados por el "modelo CPD" (ver Bajo la Lupa, 26/2/12)–, que deberán desarrollar una postura coordinada en los asuntos globales. Hace bien en "jerarquizar (sic)" las relaciones de Rusia con los BRICS, a quienes califica acertadamente como "el símbolo más patente de la transferencia de un mundo unipolar a un orden mundial más justo", que, a mi juicio, no es sino multipolar. http://alfredojalife.com

lunes, 27 de febrero de 2012

La ausencia de derechos laborales limita la ciudadania

Esa condición es como un fascismo social, señala el sociólogo portugués en conferencia La ausencia de derechos laborales limita la ciudadanía, dice Boaventura de Sousa Emir Olivares Alonso Periódico La Jornada Lunes 27 de febrero de 2012, p. 17 No todos los seres humanos tienen ciudadanía, ésta se limita cuando no hay derechos laborales y cuando el Estado pierde el control sobre la violencia legítima, aseveró el científico social Boaventura de Sousa Santos, de la Universidad de Coimbra, Portugal. El académico señaló que lo más intrigante de la ciudadanía es que es cada vez es más precaria para quien la tiene y, sin embargo, cada vez más preciosa para quien no la tiene. El sociólogo portugués ofreció ayer la conferencia magistral La ciudadanía desde las epistemologías del sur, con la cual comenzaron los trabajos del tercer Congreso Nacional de Ciencias Sociales, organizado por el Consejo Mexicano en estas disciplinas, del que forman parte decenas de instituciones de educación superior como las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM), Autónoma Metropolitana (UAM) y El Colegio de México. Ante estudiantes, académicos y directivos de centros de estudios, como los rectores de la UNAM, José Narro Robles, y de la UAM, Enrique Fernández Fassnacht, De Sousa Santos presentó un análisis sobre la concepción de ciudadanía y cómo muchos sectores sociales no la alcanzan. El portugués, quien es el primer sociólogo en ganar el Premio México de Ciencia y Tecnología, que se le confirió en 2010, dedicó su charla a Bettina Cruz, activista de la Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec, quien ha sido intimidada, amenazada e incriminada por su defensa de la tierra. En el anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso, distinguió tres tipos de sociedad civil: la íntima, la extraña y la incivil. La primera, dijo, es muy cercana y próxima al Estado, no necesita derechos porque tiene todos los privilegios. A la extraña pertenece la mayoría de la sociedad, son quienes tienen derechos y deberes. Y la incivil formalmente tiene derechos, pero carece de condiciones para ejercerlos, de alguna manera viven en un estado al que llamo fascismo social. Desde el análisis de la epistemología del sur, subrayó, la sociedad civil íntima tiene muchos derechos, pero cuando éstos no son suficientes cuenta con conductas ilegales, que muchas ocasiones quedan impunes. Esa ilegalidad es lo que permite que esta sociedad tenga toda esa promiscuidad con el Estado y sea tan íntima.

La ingenieria social agrietada

Ingeniería social agrietada LEÓN BENDESKY L a ingeniería financiera del segundo rescate de Grecia se presentó como todo un éxito. Pero la ingeniería social que la soporta es una desgracia. El paquete es esta vez de 130 mil millones de euros y se suman a los 110 mil millones destinados hace un año. Aquellos no mejoraron las condiciones de ese país sumido en el quinto año de recesión. Lo más probable es que éstos tampoco lo harán. Los funcionarios que anunciaron el plan intentaban mostrar satisfacción y confianza, aunque no lograban trasmitir más que fatiga e incertidumbre. Todos manifestaban su beneplácito por algo que saben que no conseguirá más que imponer una severa carga sobre la gente, una fuerte tensión en la economía y mayor fragilidad en el sistema politico, lo que mantiene un alto riesgo de que no se pague la deuda. Los acreedores aceptaron una quita de 53.5 por ciento del valor original de los títulos de la deuda; contando todo el paquete de refinanciamiento la reducción es casi de 70 por ciento. Pero ya cobraron intereses durante varios años. Los banqueros mostraban mayor escepticismo sobre el éxito de todo este tinglado. No les gusta aceptar lo perdido y, menos todavía, admitir una negociación con un deudor políticamente mal portado como es el gobierno griego. Pero los bancos han recibido apoyos públicos y recursos baratos del Banco Central Europeo que colocan a precios más altos. Esta es también una parte crucial del rescate. Tampoco le ha acomodado tener que armar este segundo paquete a los otros socios de la zona euro, especialmente, a los alemanes, que se han resistido a ampliar el Fondo Europeo para la Estabilidad Financiera. Ahora dicen que lo harán. La ingeniería financiera del plan es compleja y minuciosa en cuanto a las distintas tasas de interés aplicadas, los flujos de recursos que van de un lado para otro y los plazos de las condiciones pactadas. Se ha creado un armazón que debe permitir que por muchos años se mantengan los equilibrios diseñados y que son, por cierto, muy precarios. Los números son llamativos pues, con todo el entramado del paquete, se trata de que la proporción actual de la deuda griega de 160 por ciento con respecto al PIB, se reduzca a 120 por ciento en 2020. Esto indica la magnitud del problema: si el acuerdo se mantiene, Grecia aún estará muy endeudada. También muestra el tamaño del problema financiero. Además, hay candados políticos para apretar las condiciones. Se creó una cuenta especial en la que se debe depositar de modo constante el equivalente a tres meses del pago de la deuda, para evitar cualquier tentación. Esto operará hasta que el Parlamento griego cambie la Constitución para fijar la prioridad del pago de la deuda en el gasto público. Y, por si las dudas, se instalará en Atenas un comité supervisor de los acreedores para garantizar que se cumplan los compromisos del ajuste y del paquete de rescate. La nueva soberanía de los Estados europeos. Nadie se aventura a estimar cuál es la tasa esperada de crecimiento del producto durante el periodo que va a 2020 y sólo se declara que la productividad debe aumentar para exportar y hacerse de fondos para pagar. Pero decirlo así es una trampa, puesto que en un sistema de moneda única como el de la zona euro eso sólo se puede hacer devaluando el precio del salario y recortando las prestaciones. Y, aun así, dada la estructura productiva y la relación comercial de Grecia con los otros países de la zona, vender más fuera es muy difícil. Ademas, parte de las condiciones fijadas en el paquete imponen recortes en el gasto y aumento de impuestos, lo que destruirá la creación de empleos. Así que se trata de menos trabajo y menos ingresos, con lo que el producto no crecerá. No es de esperarse que esto cree los incentivos para un alto flujo de inversiones extranjeras que compense el entorno de la fuerte recesión. En Grecia se requiere por encima del ajuste económico, uno muy grande de los pactos sociales que se crearon, muchos de ellos al amparo del mismo endeudamiento público que está en el centro del conflicto. Pero, otra vez, se insiste en aplicar la trama que llevó a la crisis de 2008 creando sofisticados mecanismos financieros que erosionan las condiciones sociales y debilitan las bases de una recuperación efectiva del funcionamiento de la economía y de las finanzas públicas. Los griegos, como los italianos y los españoles, están sometidos al ajuste con bastante violencia. La fiesta de la deuda, a la que no todos fueron invitados, está ahora en la fase de la resaca. Los gobiernos están dispuestos a saldar las cuentas. La noción de ingeniería social no es la más afortunada. Tan sólo en el último siglo ha habido debates profundos sobre el tema (piénsese entre otros en Orwell). En el trasfondo de esa noción está, sin embargo, la disputa entre el mercado y el Estado, hoy abierta en los países más ricos. Ese es el tema de la política en Estados Unidos y en Europa en una especie de replanteamiento neurótico de las certezas de hace apenas unos años sobre las virtudes del libre mercado.

viernes, 24 de febrero de 2012

Dos continentes contra el liberalismo

Dos continentes contra el neoliberalismo Raúl Zibechi D esde América Latina observamos con preocupación los derroteros que va tomando la crisis económica y política europea, y estamos esperanzados en las respuestas que van dando, y seguramente darán, los diversos pueblos con la convicción de que el futuro de los de abajo de ambos continentes tendrá mucho en común. En diferentes periodos históricos (durante la década de 1990 en América del Sur, luego de 2008 en Europa), el capital financiero lanzó brutales y miserables ofensivas para arrebatar a los de abajo conquistas históricas, empujando a los sectores populares a situaciones de sobrevivencia en condiciones de dominación. Es necesario considerar que esto no es un desvío ni un error del sistema, sino el modo cada vez más habitual en que el capital se comporta en esta etapa de decadencia, que será prolongada, porque busca arrastrarnos a todos a la ruina para alargar su agonía. Los pueblos sudamericanos hemos conseguido plantarle cara al modelo neoliberal. Aunque no conseguimos derrotarlo completamente, fue posible por lo menos deslegitimar sus aristas privatizadoras y crear una nueva relación de fuerzas que nos permite mirar el futuro con mayor esperanza. Lo que sigue son apenas apuntes y reflexiones sobre cómo fue posible dar aquellos pasos, sin la menor pretensión de indicar o sugerir lo que los demás deben hacer. El tiempo es la primera dimensión a tener en cuenta. La resistencia contra el modelo demandó un largo periodo para poder comprender lo que estaba sucediendo y, sobre todo, para adecuar las fuerzas sociales a la nueva realidad. Muchas de las viejas formas de lucha se revelaron inadecuadas o insuficientes a la hora de enfrentar los nuevos desafíos. Pero esa dimensión temporal requiere no sólo miradas hacia delante, que nos permitan imaginar cómo avanzar, sino también mirar hacia atrás para recuperar las mejores tradiciones que, naturalmente, no pueden ser reproducidas sin más. La segunda cuestión es que el capital es insaciable e incontenible. Nunca se da por satisfecho y siempre quiere más. No se conformará con ese brutal 30 por ciento que arrancó a los salarios de los funcionarios griegos. La rapiña es su modo de ser y no entiende otro lenguaje. No tiene freno y sólo entiende el lenguaje de la fuerza: tanto la que utiliza para imponer sus deseos como la que es capaz de hacerlo retroceder. En la experiencia sudamericana, fue la irrupción de la gente en los espacios públicos lo que forzó un cambio, ya que deslegitimó a las autoridades que defendían el modelo. Pero hay algo más. No sólo se consiguió la caída sucesiva de gobiernos, sino el derrumbe del viejo sistema político. En Ecuador, en Bolivia, en Venezuela y en Perú las fuerzas políticas que alcanzaron el gobierno no existían dos décadas atrás. En otros países de la región fuerzas que nunca habían gobernado ocuparon los palacios presidenciales. En lo relativo a la revuelta, que de eso se trata, conviene hacer algunas matizaciones. No se trató sólo de hechos puntuales, por importantes que fueran, sino de procesos. El caracazo de 1989, respuesta a un paquete de ajuste estructural, fue la primera gran revuelta anti neoliberal. Luego hubo decenas de sucesos similares hasta la segunda guerra del gas en Bolivia, en 2005. Pero esos grandes hechos se inscribieron en ciclos de luchas relativamente prolongados que consiguieron introducir un palo en la rueda de la gobernabilidad neoliberal, anclada en el autoritarismo y la represión. Como hacía notar un jornalero días atrás en Écija (Sevilla), no habrá cambios sin que la gente se lance a la calle, ya que sólo en el espacio público es posible descarrilar el modelo. No se trata de un capricho de revoltosos, sino de algo mucho más profundo: la gobernabilidad neoliberal exige orden para lubricar la acumulación que fue bloqueada impidiendo la circulación de mercancías. No es un orden para el Estado, como el de las dictaduras, sino un orden para el capital, que es lo que caracteriza a las democracias electorales. Por eso cada vez que se sienten con el agua al cuello, como los patéticos gobernantes griegos, tan parecidos a los Menem y los Fujimori, sólo atinan a llamar a elecciones para renovar su imposible legitimidad. En el caso sudamericano sucedieron dos hechos: en algunas consultas electorales se registró una avalancha de votos blancos y nulos, sobre todo allí donde quienes podían ganar representaban más de lo mismo. En otros casos, cuando la gobernabilidad quedaba hecha trizas y los defensores del modelo se batían en retirada, aparecieron nuevas configuraciones políticas para sustituir a las viejas dirigencias. Este es uno de los aspectos más controvertidos. Es evidente que no alcanza con llevar a palacio a políticos diferentes, aunque hayan nacido abajo. Pero no debemos dar por sentado que los partidos y fuerzas políticas históricas (socialistas y comunistas, pero también anarquistas) serán quienes resolverán esta crisis luego de que las derechas sean barridas del poder. No es esa, por lo menos, la configuracióón política posneoliberal en Sudamérica. El punto nodal está en otra parte. Si los de abajo, organizados en movimientos, han sido capaces de construir espacios e imaginarios suficientemente potentes, el ciclo de luchas no se termina con el recambio gubernamental, incluso cuando ocupan los sillones personas que provienen de esos movimientos. Como los cambios no dependen de personas, sino de relaciones de fuerza, el papel de los movimientos es decisivo tanto en la dispersión del modelo como en la recomposición de algo diferente. En todo caso, la vida nos seguirá dando sorpresas. Esto recién empieza y el 15M aún no cumplió su primer año. No sería nada extraño, observando la rapidez de los hechos, que los de abajo nos sorprendan una vez más, como sucedió en 1936 en España, cuando se lanzaron a las calles para frenar el golpe de Estado de Franco, escribiendo una de las más bellas páginas de la historia popular. La historia nunca se repite, pero deja enseñanzas que no deberíamos desestimar.

jueves, 23 de febrero de 2012

Grecia/Europa ¿incendio por etapas?

Grecia/Europa: ¿incendio en etapas? John Saxe-Fernández E l programa de ajuste estructural (PAE) impuesto a Grecia por el FMI y el BCE, con torpe endoso alemán, es una agresión políticamente insostenible a su pueblo, su patrimonio nacional y su soberanía, con profundas repercusiones que trascienden el ámbito nacional y regional. Le sigue algo más que el contagio hacia España, Portugal, Italia y Francia: el alto capital mundializa así la brutal guerra de clase que desató sobre América Latina desde los años 1980. Fue Joseph Stiglitz, en calidad de ex economista en jefe del Banco Mundial (BM), quien reveló en 2001, en una memorable entrevista con Gregg Palast, aspectos cruciales de la ofensiva. Lo central de su interlocución con ese agudo periodista/analista merece especial atención cuando se somete a la población griega a un orden colonial con un recetario de saqueo, pro-cíclico y de alta explosividad social. Stiglitz indica que los PAE del FMI-BM y sus country managers (que fungen como presidentes, secretarios de Estado, ministros o regentes) constan de cuatro etapas. Se empieza con la privatización de los bienes nacionales, facilitada por la corrupción a gran escala. La venta de empresas públicas a precio vil (electricidad, petróleo, ferrocarriles etcétera) se agiliza con empréstitos que contemplan comisiones depositadas en cuentas bancarias que se pueden revisar en enero de cada año, bajo la discreción que ofrece Davos. Stiglitz dijo a Palast: podías ver cómo sus ojos se dilataban ante la posibilidad de las comisiones por rebajar unos cuantos miles de millones de dólares del precio de venta. Y el gobierno de EU lo sabía. Fue así como, bajo los PAE, en México nos quedamos sin banca, ferrocarriles y la entrega del petróleo, la electricidad, el frijol, el maíz, y la organización territorial, está en curso. Sigue la liberalización del mercado de capitales, para que los especuladores hagan lo suyo bajo el libre mercado con tranquilidad, porque siempre está papi-Estado listo con algún rescate. Es el ciclo del capital caliente, cuando la inversión entra y sale con fluidez, pero a la menor provocación los nerviosos especuladores sacan todo a la velocidad de la luz y, como dice Stiglitz, en pocos días se agotan las reservas nacionales. Y cuando esto ocurre, para seducir a los especuladores para que le devuelvan a una nación sus propios fondos de capital, el FMI demanda que se eleven las tasas de interés a 30, 50 y 80 por ciento. El resultado (es) predecible: las altas tasas de interés destruyen el valor de la propiedad, desmantelan la producción industrial y agotan la reserva nacional. En este punto el FMI arrastra a la nación asfixiada a la tercera etapa: alinear los precios según las fuerzas del mercado. Traducción: precipitar la guerra de clase aumentando los precios de alimentos, gasolinas etcétera, en medio de la flexibilización de salarios, contratos colectivos, pensiones. Esto conduce, paso a paso, al estadio tres-y-medio que Stiglitz llama la etapa de los estallidos sociales del FMI: cuando ya la nación está de rodillas, el FMI aprieta y aprieta más hasta sacar la última gota de sangre. Aumentan la presión hasta que todo explota. Así ocurrió en Venezuela, Brasil, Argentina, Indonesia, sin olvidar las huelgas bolivianas por los precios del agua (en 2000) o en febrero de 2001, las huelgas en Ecuador por el aumento, en los precios del gas para cocinar, impuesto por el BM. Los estallidos estaban fríamente calculados. Palast, por su parte, lo comprobó ya que Newsnight consiguió documentos del BM como la Interim Country Assistance Strategy for Ecuador, 2000, donde se esperaba que los PAE generarían malestar social. El documento secreto, dice Palast, anota que el plan para dolarizar Ecuador lanzó a 51 por ciento de la población por debajo de la línea de pobreza. Agrega que las protestas pacíficas fueron dispersadas a punta de bala, tanques y gases lacrimógenos causando nuevas fugas de capital y bancarrota oficial. “Este incendio económico tiene su lado brillante –para extranjeros–, ya que pueden comprar activos públicos a precios de ganga... los grandes ganadores serían los bancos occidentales y el (Departamento del) Tesoro de Estados Unidos.” Se llega así a la cuarta etapa: el libre comercio pero bajo las reglas de la OMC y el BM. Se derrumban barreras arancelarias al tiempo que colocan barricadas para proteger sus propios mercados de la agricultura del Tercer Mundo. Coda: en tiempos de los ocupa, a nadie escapa que a los aprendices de brujo del FMI-BM-BID y sus country managers esas recetas les estallaron en la cara. Así ocurrió en Venezuela, Brasil, Ecuador, Argentina y Bolivia, cuando sus pueblos decidieron ser naciones y no colonias. http://jsaxef.blogspot

Elsufrimiento sin ganar

22 de febrero 2012 - 15h37 Paul Krugman: El sufrimiento sin ganar La semana pasada, la Comisión Europea confirmó lo que todos sospechaban: que monitorea las economías se están reduciendo, no creciendo. No es una recesión oficial, pero la única pregunta real es ¿cuál es la gravedad de la recesión. Por Paul Krgman * Y esta recesión está golpeando a los países que nunca se recuperaron de la última recesión. A pesar de todos los problemas de los Estados Unidos, su producto interno bruto finalmente superó su máximo anterior a la crisis, la de Europa, no. Y algunos países están sufriendo retrocesos en el nivel de la Gran Depresión: Grecia e Irlanda tuvieron caídas de dos dígitos en la producción, España se enfrenta a un 23% el desempleo y la crisis actual en el Reino Unido ya es más larga que la que enfrentó en la década de 1930. Peor aún, algunos líderes europeos, y una buena cantidad de jugadores influyentes estadounidenses, todavía casado con la doctrina económica responsable de este desastre. Las cosas no tienen que ser tan malo. Grecia se enfrenta a un grave problema, independientemente de las decisiones políticas, y lo mismo ocurre, en menor medida, a otros países de la periferia de Europa. Pero las cosas eran mucho peores de lo necesario por los líderes de la manera de Europa y, más ampliamente, de su elite política, sustituida por el análisis ético y el vestuario de las lecciones de la historia. En concreto, la austeridad económica de principios de 2010 - la insistencia en que el gobierno debería recortar el gasto en la cara de alto nivel de desempleo - se puso de moda en las capitales europeas. La doctrina afirma que los efectos negativos de los recortes de gastos directos sobre el empleo se vería compensado por los cambios en la "confianza" de que los recortes de gastos llevarían a un aumento radical en el gasto industrial y de consumo, mientras que los países que no podrían hacer esos cortes que sufren una fuga de capitales y las altas tasas de interés. Si esto le suena algo de Herbert Hoover hubiera dicho, tienes razón: parece que el mismo dijo. Ahora, los resultados son visibles - y son exactamente lo que tres generaciones de análisis económico y de todas las lecciones de la historia podría haber dicho que iba a suceder. El hada no mostró confianza: ninguno de los países que recortar el gasto vio el crecimiento previsto del sector privado. En cambio, los efectos depresivos de la austeridad fiscal se vieron reforzada por la caída del gasto privado. Por otra parte, los mercados de bonos todavía no quieren cooperar. Incluso los buenos estudiantes de la austeridad, países como Portugal e Irlanda, hicieron todo lo que se les preguntó, todavía se enfrentan a costos siderales de empréstitos. ¿Por qué? Debido a los recortes de gastos economías muy deprimidas, lo que socava sus bases tributarias, para que la relación entre deuda y PIB, un indicador de patrón de evolución de la fiscalidad, está empeorando en lugar de mejorar. Mientras tanto, los países que no llegaron en el tren de la austeridad, muy en particular el Japón y los Estados Unidos-siguen teniendo los costos de endeudamiento muy bajos, contrariamente a las predicciones sombrías de los halcones fiscales. No todo lo que salió mal, sin embargo. A finales del año pasado, los costos de los españoles y los italianos a pedir prestado se elevó, amenazando con una crisis financiera en general. Estos costos ya han caído en medio de los suspiros de alivio general. Pero la buena noticia fue, en efecto, un triunfo de la antiausteridade: Mario Draghi, el nuevo presidente del Banco Central Europeo (BCE), despidió a quienes se preocupan por la inflación y el cerebro de una gran expansión del crédito, que es precisamente lo que el médico le había recetado . ¿Qué se necesita entonces para convencer a la Convención del dolor, la gente de ambos lados del Atlántico, que insisten en que los cortes se trasladarán a la prosperidad, que es un error? Después de todo, los sospechosos de siempre se apresuraron a declarar muerto para siempre la idea de estímulo fiscal, después de los esfuerzos del Presidente Obama no pudieron producir una rápida caída en el desempleo - a pesar de que muchos economistas han advertido previamente que el estímulo era demasiado pequeño. Por lo que puedo decir, sin embargo, la austeridad está siendo responsable y necesaria, a pesar de su fracaso catastrófico en la práctica. El punto es que realmente puede hacer mucho para ayudar a nuestras economías de la simple inversión de la austeridad destructiva de los últimos dos años. Esto es cierto incluso para los Estados Unidos, que evitó una estricta austeridad en el ámbito federal, pero tenía grandes recortes en el gasto y el empleo en los niveles estatales y locales. Recuerde que todo el alboroto acerca de si había suficientes proyectos listos para hacer el incentivo posible a gran escala? Bueno, no importa: todo lo que el gobierno federal tiene que hacer para dar un gran impulso a la economía es proporcionar asistencia a los gobiernos en los niveles inferiores, lo que permite a estos gobiernos recontraten los cientos de miles de maestros despedidos y volver a empezar a construir y mantener los proyectos cancelados . Mira, entiendo por qué las personas se resisten a admitir que las ideas políticas influyentes, en su opinión, refleja una profunda sabiduría de hecho nada más que una locura total y destructiva. Pero es tiempo pasado para dejar atrás las creencias ilusorias acerca de las virtudes de la austeridad en una economía deprimida. * Paul Krugman, economista, escritor del New York Times. Texto extraído de Estadao.com, traducido por Celso Paciornik ..

miércoles, 22 de febrero de 2012

En el laboratorio secreto de la burguesia

En el laboratorio secreto de la producción burguesa Alejandro Nadal M ucho se ha escrito sobre la naturaleza de la crisis global. Los economistas heterodoxos y post-Keynesianos han hecho importantes contribuciones. Pero parece que siempre se les queda algo crucial en el tintero. Las perspectivas de corte marxista sobre los orígenes y evolución de la crisis son claves para suplir estas lagunas y completar nuestra comprensión de la naturaleza de la crisis. Los enfoques de Marx sobre las crisis del capital se encuentran diseminados en muchos trabajos (entre los que destaca la Contribución a la crítica de la economía política, los Gründrisse y, por supuesto El Capital y las Teorías sobre la plusvalía). Pero en todos existe un hilo conductor: la crisis no es una patología del capital, es resultado de las contradicciones que le definen como modo de producción históricamente determinado. La crisis está íntimamente ligada a la lucha de clases. El descalabro en el sector de las hipotecas chatarra en Estados Unidos es sólo un eslabón en una cadena que arranca de acontecimientos que arranca en los años setenta con la caída en la tasa de ganancia en Estados Unidos y Europa. Ese fenómeno ha sido estudiado y corroborado por muchos autores, entre los que destacan Gérard Duménil y Dominique Lévy, Michel Husson, Anwar Shaikh, Fred Moseley, James Crotty y Robert Brenner. Un estudio econométrico interesante es el de Basu y Manolakos (scholarworks.umass.edu). Las causas de esta caída en la tasa de ganancia son objeto de un acalorado debate. En todas las interpretaciones, la lucha de clases está presente. Algunos autores prefieren la interpretación en términos de un incremento en la composición orgánica del capital (mayor mecanización para incrementar la productividad), mientras que otros se inclinan por los incrementos en salarios o la relación entre trabajo productivo e improductivo. Frente a la reducción en la rentabilidad, la clase capitalista reacciona con gran fuerza y busca por todos los medios reducir el salario real. En este proceso se desencadena una gran ofensiva en contra de los sindicatos a partir de 1971-73. Más tarde se complementa esto con la contratación temporal, la segmentación del proceso productivo, y hasta la colocación de plantas enteras en países con bajos costos laborales (eufemismo que significa salarios miseria). La clase capitalista tuvo gran éxito en su ofensiva. El salario real se estancó desde los años setenta y la clase trabajadora tuvo que compensar esa pérdida con mayor endeudamiento. Para decirlo de otra manera, el salario dejó de ser importante y el endeudamiento le reemplazó como principal referente para la reproducción de la fuerza de trabajo. La medida del triunfo del capital está en la magnitud de la crisis global que hoy hunde a las economías capitalistas. La reducción en la rentabilidad en los años setenta generó incentivos para la especulación en el sector financiero. Para el capital, la producción es un mal necesario; su sueño es pasar directamente a la rentabilidad sin tener que contratar trabajadores y comprar medios de producción. Por eso, según Marx, todas las naciones capitalistas son periódicamente presa de un deseo febril de producir ganancias sin tener que pasar por la producción. Pero faltaban los caminos para cumplir este deseo. El colapso del sistema de Bretton Woods (de paridades fijas) aumentó el riesgo cambiario para los capitalistas, pero también abrió un enorme campo de acción para la especulación en los mercados de divisas. La liberalización financiera permitiría el pleno aprovechamiento de este terreno. Una consecuencia directa de esta combinación es el surgimiento del monstruo financiero que hoy domina no sólo a la política macroeconómica, sino que pone de rodillas a estados completos. La interpretación marxista de la crisis entreteje una iluminadora narrativa que va desde la lucha de clases en el interior del laboratorio secreto de la producción burguesa (fórmula de Marx al iniciar su análisis del proceso de producción capitalista) hasta la circulación general y la expansión del sector financiero, pasando por la evolución de la tasa de ganancia y la inversión. Este análisis integra también el papel del Estado y del gasto público en la reproducción del ciclo del capital. Se comprende así la naturaleza suicida de las políticas de austeridad que hoy se imponen en beneficio del capital financiero. Los problemas teóricos que ha enfrentado el análisis marxista, en especial en lo que se refiere al problema de la transformación de valores en precios de producción no debe impedir recurrir a la rica perspectiva analítica marxista para comprender la naturaleza de la crisis actual. El capital tiene sus propias interpretaciones sobre sus crisis y ciclos. Están destinadas a facilitar la intervención en el terreno de la política económica. La perspectiva desde un análisis marxista tiene un objetivo diferente: revelar a la clase trabajadora las fuerzas con las que puede deponer y remplazar al capital. http://nadal.com.mx

lunes, 20 de febrero de 2012

El eje Vaticano- los pinos Mexico.

El eje Wojtyla-Ratzinger y Calderón Carlos Fazio C uando en marzo de 2005 el papa Karol Wojtyla agonizaba en Roma, hacía ya años que había dejado de gobernar a la Iglesia católica. El dilema del cónclave de cardenales que debería designar a su sucesor era si elegirían a un pontífice que retomara el Concilio Vaticano II o uno que prolongara la contrarreforma católica. La incógnita estribaba en quién predominaría: ¿Juan XXIII o Juan Pablo II? ¿Una nueva transición o el continuismo? El designado fue Joseph Ratzinger, quien de noviembre de 1981 al momento de su nombramiento como nuevo pontífice se había desempeñado como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Teólogo de profesión, durante el pontificado restaurador de Juan Pablo II ese teutón nacido en Baviera se había convertido en su verdadero alter ego, liderando desde el edificio de la antigua Inquisición, cual fiel cruzado, todas las guerras de Wojtyla contra los obispos, sacerdotes, religiosas y teólogos contestatarios que osaron poner en duda su magisterio, incluidos los juicios sumarísimos propios del ex Santo Oficio contra reputados teólogos de la talla de Hans Küng, Edward Schillebeeckx y Leonardo Boff, así como el acoso permanente a obispos proféticos como Sergio Méndez Arceo, Óscar Arnulfo Romero, Leónidas Proaño, Pedro Casaldáliga y Samuel Ruiz. Duro, ortodoxo y mordedor –el diario británico Daily Mirror recibió su designación con una foto en portada coronada por un encabezado que rezaba: De rottweiler de Dios a Benedicto XVI, mientras The Sun, el tabloide más popular del Reino Unido, tituló “De las juventudes de Hitler a papa Ratzi”, exhibiendo una foto de Ratzinger adolescente con el uniforme hitleriano–, el nuevo Papa había sido visto como forjador y continuador de la Iglesia de neocristiandad wojtyliana –de reconquista en el sentido medieval, de contrarreforma y de antimodernismo la había caracterizado Hans Küng años antes, cuando acusó al Vaticano de ser el último Estado totalitario de Europa–, que reafirmó como esenciales los valores del patriarcado y la represión sexual en la Iglesia (haciéndose de la vista gorda en los escandalosos casos de abusos sexuales contra menores perpetrados por obispos y sacerdotes), así como de la supeditación de la ciencia a la religión. En un mundo capitalista depredador y globalizado, consumista y secularizado, y en el marco de una nueva guerra imperial por territorios y recursos geoestratégicos, la Iglesia católica se había inclinado ante el dios mercado y se hacía cada vez más romanocéntrica. Junto con el desaparecido Wojtyla, Ratzinger emergía como el hombre que normalizó a la Iglesia con un estilo estalinista: sacando del paso a los incómodos. Como brazo de hierro de Juan Pablo II, ayudó a convertir a la Iglesia en un feudo. Para decirlo con las palabras que utilizó Leonardo Boff hace unos años, cuando señaló que el pontificado de Wojtyla era la última expresión de un tipo de Iglesia que nació en 1077 con Gregorio VII, el antiguo pontífice y su guardián de la ortodoxia forjaron una Iglesia feudal controlada y dominada desde Roma; clericalizaron la Iglesia a partir de una visión imperial, dando pie a la dictadura del clero sobre toda la comunidad cristiana. La nueva religión, el integrismo neoliberal –el imperialismo del mercado total lo llamó Franz Hinkelammert–, impuso una ideología global que llegó acompañada de un credo políticamente desactivador, que estimuló la pasividad y el conformismo. Wojtyla y Ratzinger contribuyeron a fomentar la amnesia histórica impuesta por el modelo de dominación imperial estadunidense, con la represión a la Iglesia popular en América Latina y sus teólogos de la liberación, y con sus llamados a la resignación ante el poder de los dueños del dinero. Al despuntar el siglo XXI y el pontificado de Ratzinger, el resultado es un mundo sin reglas (o desregulado), donde se ha instalado un neodarwinismo social, una lucha de todos contra todos. Un mundo medievalizado sumamente violento, signo que no escapa al México caóticamente sangriento de nuestros días, cuando fenece el sexenio de Felipe Calderón. Wojtyla y Ratzinger respondieron a una de las más clásicas amenazas de falsificación del fenómeno religioso: la tentación de dominar a Dios y de mantenerlo atado y bien atado, según la clásica expresión de la España franquista. La del cardenal Ratzinger fue la obsesión por una forma de ortodoxia que quiere tener la verdad amurallada, incontaminada. Lo que según el jesuita español José Ignacio González Faus corresponde a ese tipo de patología que la Escuela de Francfort denomina la personalidad autoritaria y que Max Horkheimer describía como una entrega mecánica a los valores convencionales; sumisión ciega a la autoridad, junto a un odio ciego a todos los oponentes y marginados; pensamiento rígido y estereotipado. En ese contexto, a partir de la matriz ideológica de Ratzinger, se puede conjeturar que su visita a México en marzo –dado que a nivel temporal y espacial la misma se verificará al filo del arranque de las campañas electorales por la Presidencia de la República y se circunscribirá a Guanajuato, tierra de raigambre cristera y gobernada los últimos dos decenios por el conservador Partido Acción Nacional– fue minuciosamente calculada para apoyar al PAN y avalar el sueño cristero de Felipe Calderón. La visita forma parte de la ofensiva de la ultraderecha y la jerarquía católica local en la perspectiva de construcción de un Estado confesional en México, que se incuba en la contrarreforma al artículo 24 constitucional a estudio en el Senado –que incluye la educación religiosa en las escuelas públicas, la posesión y administración de medios electrónicos por las asociaciones religiosas y la abierta participación política y electoral de los ministros de culto, de manera colectiva y fuera de los templos sin necesidad de pedir permiso a la autoridad– y se nutre del mesianismo de fin de sexenio que aqueja al presidente católico Calderón. • comentar sergio galavíz ortíz carlos fazio, es un artículo bien documentado, bien ubicado; el prian y el cristianismo estan bien implantados en nuestra cultura mexicana; no han dejado crecer a nuestro país con sus propuestas de gobierno, tan ortodoxas y tan ventajosas. espero una sociedad sin política ni religión, sino una sociedad libre y pensante en sus decisiones. o Sociedad

El impasse sirio

El impasse sirio Immanuel Wallerstein B ashar Assad se ha elevado a las alturas de ser uno de los hombres menos populares en el mundo. Casi todos lo han denunciado como tirano –de hecho un tirano muy sanguinario. Incluso aquellos gobiernos que se niegan a denunciarlo parecen aconsejarle que refrene sus modos represivos y haga algún tipo de concesiones políticas a sus oponentes internos. ¿Cómo es entonces que ignora todos estos consejos y sigue utilizando la máxima fuerza posible para mantener el control político de Siria? ¿Por qué no hay alguna intervención externa que lo fuerce a retirarse del cargo? Para responder a estas cuestiones, comencemos por evaluar sus fuerzas. Primero, tiene un ejército razonablemente fuerte y, hasta ahora, con algunas cuantas excepciones, el ejército y otras estructuras de fuerza en el país han permanecido leales al régimen. Segundo, continúa pareciendo tener el respaldo de por lo menos la mitad de la población en eso que, de forma creciente, se describe como una guerra civil. Los puestos clave del gobierno y el cuerpo de oficiales están en manos de los alawitas, una rama de los islamitas chiítas. Los alawitas son una minoría de la población y ciertamente temen lo que podría sucederles si las fuerzas de oposición, en gran medida sunitas, llegaran al poder. Además, las otras fuerzas minoritarias significativas –los cristianos, los drusos y los kurdos– parecen igualmente preocupados por un gobierno sunita. Finalmente, la inmensa burguesía comerciante tiene aún que volverse contra Assad y el régimen baazista. ¿Pero es esto realmente suficiente? Si esto fuera todo, dudo que Assad pudiera mantenerse por más tiempo. El régimen está siendo exprimido en lo económico. El Ejército Sirio Libre, de oposición, está recibiendo armas de los sunitas iraquíes y probablemente de Qatar. Y el coro de denuncias en la prensa mundial y por parte de los políticos de todas las franjas crece en volumen día con día. Y sin embargo, no pienso que a un año o dos de ahora nos encontremos con que Assad se fue o con que el régimen cambió básicamente. La razón es que quienes lo denuncian con más volumen en realidad no quieren que se vaya. Revisémoslos uno por uno. Arabia Saudita: El ministro de relaciones exteriores le dijo al New York Times que la violencia debe detenerse y que no debe concedérsele al gobierno sirio ninguna oportunidad más. Esto suena realmente fuerte hasta que uno se percata de que añadió la frase: debe descartarse la intervención internacional. El hecho es entonces que Arabia Saudita quiere el crédito de oponerse a Assad pero teme a un gobierno que lo suceda. Sabe que en una Siria posterior a Assad (que probablemente sea bastante anárquica), Al Qaeda encontraría una base. Y los sauditas saben que el objetivo número uno de Al Qaeda es derrocar al régimen saudita. Ergo, que no haya intervención internacional. Israel: Sí, los israelíes continúan obsesionados con Irán. Y sí, una Siria baazista continúa un poder amigable con Irán. Pero una vez dicho y hecho todo, Siria ha sido un vecino árabe relativamente callado, una isla de estabilidad para los israelíes. Sí, los sirios ayudan a Hezbolá, pero este también ha estado relativamente callado. ¿Por qué habrían los israelíes de correr el riesgo de una Siria posbaazista turbulenta? ¿Quién entonces detentaría el poder sin tener que mejorar sus credenciales mediante la expansión de la jihad contra Israel? ¿Acaso la caída de Assad no conduciría a alterar la relativa quietud y estabilidad que Líbano parece disfrutar ahora; y acaso esto no terminaría impulsando un fortalecimiento mayor y una radicalización renovada de Hezbolá? Israel tiene mucho que perder y no mucho que ganar si Assad cae. Estados Unidos: El gobierno estadunidense habla de una buena línea. Pero, ¿han notado lo precavido que es en la práctica? El 11 de febrero, elWashington Post tituló un artículo “Conforme aumenta la carnicería, Estados Unidos no ve ‘buenas opciones’ en Siria”. La nota apunta que el gobierno estadunidense no tiene apetito por una intervención militar. No hay apetito, pese a la presión de intelectuales neoconservadores como Charles Krauthammer, que es lo suficiente honesto para admitir que no se trata tan sólo de libertad. En realidad, dice, se trata de deshacer el régimen en Irán. ¿Pero no es exactamente por esto que Obama y sus asesores no ven buenas opciones? Se vieron presionados para entrar a la operación libia. Estados Unidos no perdió muchas vidas, ¿pero logró realmente alguna ventaja geopolítica como resultado? ¿Es el nuevo régimen libio (si es que se puede decir que hay un nuevo régimen libio) algo mejor? ¿O es el principio de una larga inestabilidad interna, como resultó en Irak? Así que cuando Rusia vetó la resolución de Naciones Unidas con respecto a Siria, me puedo imaginar un suspiro de alivio en Washington. La presión por elevar la apuesta inicial y comenzar una intervención estilo Libia se levantó. Obama fue protegido contra el jaloneo republicano al respecto de Siria por el veto ruso. Y Susan Rice, la embajadora estadunidense en Naciones Unidas, pudo endosarle toda la culpa a los rusos. Fueron repugnantes, dijo, ay tan diplomáticamente. Francia: Siempre nostálgica por su alguna vez papel dominante en Siria, el ministro de Relaciones Exteriores Alain Juppé grita y denuncia. ¿Pero tropas? Deben estar bromeando. Ya vienen las elecciones, y enviar tropas no sería muy popular, especialmente cuando no será algo fácil para nada, como Libia. Turquía: Este país ha mejorado sus relaciones con el mundo árabe de un modo increíble en los últimos 10 años. Y no le gusta nada una guerra civil en sus fronteras. Le gustaría que ocurriera algún tipo de arreglo político. Pero al ministro de Relaciones Exteriores Ahmet Davutoglu se le cita garantizando queTurquía no le proporcione armas ni apoyo a desertores del ejército. Turquía quiere, esencialmente, ser amiga de todos los bandos. Y además, Turquía tiene su propia cuestión kurda, y Siria podría ofrecer respaldo activo, que hasta ahora se ha refrenado en ofrecer. Así que, ¿quién quiere intervenir en Siria? Tal vez Qatar. Pero Qatar, no importa qué tan rico sea, es apenas una potencia militar importante. Y el fondo del asunto es que, pese a lo fuerte de la retórica y pese a lo feo de la guerra civil, nadie quiere realmente que Assad se vaya. Así que lo más probable es que se quede. Traducción: Ramón Vera Herrera © Immanuel Wallerstein

jueves, 16 de febrero de 2012

Los griegos, los bancos y los espiritus animales

Los griegos, los bancos y los espíritus animales Orlando Delgado Selley D e nuevo la población griega está en las primeras planas de los medios del mundo. El plan de austeridad aprobado por su Parlamento ha desatado generalizadas muestras de rechazo que, sin embargo, no han impedido que las exigencias de la troika infernal (FMI, Banco Central Europeo y Consejo de Ministros de Europa) se impongan. Para la troika importa que los políticos griegos firmen su acuerdo con estas medidas y otras adicionales, aceptando que se aplicarán, independientemente de quien resulte ganador en las próximas elecciones. El gobierno alemán, apoyado por el resto de gobiernos de la eurozona, forzó la renuncia del gobierno de Papandreou, luego impuso a un gobernante salido de la tecnocracia del dinero, y ahora obliga a que la decisión de los electores no pueda modificar la política griega. En la cuna de la democracia occidental mandan los mercados y los gobernantes que los protegen, por encima de los ciudadanos. Para esta alianza política, en la que predominan los intereses de los grandes inversionistas, la prioridad es la salud de los bancos. A la información sobre el contenido específico de estos planes en la vida cotidiana de un griego (que en el caso de un profesor de secundaria ha significado que su sueldo se redujera en promedio de mil 325 euros mensuales hace dos años a mil 50 antes de este último plan de austeridad, además de aumentos importantes en los impuestos pagados que lo reducen aún más), se agrega el dato de que en el cuarto trimestre de 2011 el PIB cayó 7 por ciento, mostrando un empeoramiento importante ya que en el tercer trimestre el dato negativo fue de 5 por ciento. En términos anuales esto significa que la contracción de -6 por ciento en 2010, habrá aumentado a -6.8 en 2011. El impacto de esta contracción en el empleo y en los ingresos de la población está siendo brutal. La última medición da cuenta de una tasa de desempleo de 21 por ciento y una caída de los ingresos medios de 35 por ciento, que se agravará con el nuevo plan. Los dirigentes europeos han desdeñado el planteo de Helle Thorning-Schmidt, primera ministro de Dinamarca, que advirtió que la gente está dispuesta a hacer sacrificios, pero no a ser sacrificada. Los griegos están siendo sacrificados para que los bancos y sus principales accionistas se mantengan vivos, con el argumento de que su funcionamiento es indispensable para la economía. Dos años de castigo a la población griega, más otros cuatro o cinco para que se recupere la economía, ha dado tiempo para que los banqueros eviten las pérdidas que pudieran ocasionarles la reducción del valor de sus activos crediticios con Grecia. Compraron seguros contra el riesgo de no pago de estos créditos, han recibido financiamiento barato y de mediano plazo por parte del BCE, de modo que las eventuales pérdidas ya han sido provisionadas. También se han preparado para la eventualidad de que Grecia se vea obligada a abandonar la moneda común, elevando significativamente los intereses de la deuda de países con mayor relación deuda/PIB. La insensibilidad de los dirigentes europeos parece inexplicable. La tozudez alemana con el control de las finanzas públicas es equivalente a la de los republicanos estadunidenses. No se trata, por supuesto, de ignorancia sobre los impactos sociales de sus exigencias. Se privilegia una explicación económica en la que la racionalidad económica es fundamental. Sin embargo, como ha demostrado contundentemente esta larga crisis, la racionalidad económica no puede explicar el funcionamiento real de los mercados. Para explicarla se requiere incorporar aquello de lo que hablaba Keynes, los espíritus animales de quienes gobiernan, de banqueros y, naturalmente, también de las poblaciones. Ignorarlos está sacrificando no sólo a los griegos, sino a la posibilidad de construir un mundo en el que la humanidad avance en la lucha contra la desigualdad. Un mundo en que el que importe más el 99.99 por ciento de la población y no el 0.01 por ciento. odselley@gmail.com

miércoles, 15 de febrero de 2012

Grecia en el espejo mexicano

Grecia en el espejo mexicano Alejandro Nadal ¿La crisis económica y financiera global? Mucha gente piensa que se trata de un accidente. Algo inesperado, un tropiezo. Después de la caída, vendrá la recuperación. Hacia el futuro, habrá que tener más cuidado. Sólo que las cosas no son así. La crisis es inherente al capitalismo. Sólo porque la gente se acostumbra a vivir bajo esta forma de producción, termina por verle como algo natural. Por eso la inestabilidad y los problemas que acarrea aparecen como accidentes. Hay que subrayarlo: la crisis no es un accidente, es consustancial al capitalismo. Tiene muchas formas de manifestarse. Frecuentemente germina cuando la gente piensa que se abre una época de bonanza. Eso sucedió en Estados Unidos y Europa. Un momento Minsky de proporciones históricas: la estabilidad engendró la inestabilidad y la crisis. Después viene la pregunta obligada: ¿cómo paga el capital por las crisis que genera? De ser necesario, sacrificando una generación, quizás todo un país. Grecia atraviesa hoy por este calvario, anuncio de lo que espera a otros pueblos europeos. Esta semana continuaron las negociaciones para restructurar la deuda con los acreedores privados. Se habla de una quita de 50 por ciento y rebajas en tasas de interés, pero los privados todavía titubean. Quizás se llegue a un acuerdo pronto, pero eso no resolverá los problemas. Para empezar, varios fondos de cobertura son acreedores de 70 mil millones de euros y no han aceptado la restructuración. El primer ministro Papademos amenaza con activar las cláusulas de acción colectiva para forzarlos a aceptar el recorte de 50 por ciento. Los fondos han respondido que llevarían el caso a la Corte europea. Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) también tiene una buena parte de la deuda griega, pero insiste en que no aceptará quitas porque no es un acreedor privado. Una parte importante de la deuda griega es detentada por bancos y compañías de seguros de ese país. La restructuración afectará sus estados financieros y eso reclamará más recursos para recapitalizarlos. No se ve qué entidades podrían aportar esos recursos. Por eso se sigue discutiendo el duro ajuste fiscal que se quiere imponer a Atenas. Las negociaciones involucran un paquete de rescate de 130 mil millones de euros (mmde) que debe ser aprobado por las autoridades políticas del país. Con elecciones en abril, eso puede ser el suicidio político de muchos. Hace días Alemania propuso un control supranacional sobre las finanzas públicas griegas para otorgar prioridad suprema al servicio de la deuda. La propuesta fue rechazada pero ahora se busca el mismo objetivo con la creación de una cuenta especial de garantía (manejada por el FMI y el BCE) en la que se colocarían los recursos destinados al rescate para entregarlos a los acreedores. ¿Por qué se insiste tanto en el control de las finanzas griegas? Porque muchos juzgan insuficiente ese paquete de 130 mmde. Alemania y Holanda han indicado que no aportarán ni un céntimo más por arriba de ese monto. Se espera que con la cuenta de garantía se podrían atraer más recursos. No es seguro. Con una restructuración tan problemática con los acreedores privados, lo más probable es que Grecia caiga en moratoria y salga de la eurozona. Afuera del parlamento griego, decenas de miles de trabajadores en huelga mantienen su rebeldía frente a esta injusta hipoteca sobre el pueblo griego. Tienen razón. La historia económica de América Latina, en especial de México, en los últimos 30 años es la lección que Europa no debe olvidar. En 1982 México cayó en moratoria sobre su deuda externa y precipitó una crisis de la que nunca se recuperó. Los programas de ajuste de la década de los 80 fueron seguidos por la imposición del modelo neoliberal en su versión más pura. A principios de los 90 buena parte de la población compró la ilusión neoliberal, sólo para ver la crisis explotar en 1994. En esa crisis quebró todo el sistema bancario. Se requirió su ‘saneamiento’ con recursos públicos para poder entregarla a la banca extranjera, todo ello violando la legislación federal en materia de títulos, instituciones y operaciones de crédito. La nueva y pesada hipoteca que quedó sobre las finanzas públicas se sigue pagando al día de hoy. El señor Gurría, secretario general de la OCDE, fue uno de los arquitectos de este terrible episodio. Por eso la economía mexicana ha permanecido estancada ya por tres décadas. El gasto público (en términos reales) en salud, educación, vivienda y otros rubros claves para el bienestar de una población se ha mantenido en niveles peligrosamente bajos. En cambio, el análisis de la cuenta pública revela cantidades astronómicas destinadas a pagar cargas financieras. Para frenar las presiones inflacionarias el salario real también fue castigado a la baja durante 30 años. El resultado fue el sacrificio de una generación y hoy enfrentamos la desintegración del Estado mexicano. Es el espejo en el que se refleja el futuro de Europa si sus pueblos fracasan en la lucha. http://nadal.com.mx

Crisis global ¿de donde salio el dinero?

Crisis global: ¿de dónde salió el dinero? Alejandro Nadal L a economía mundial atraviesa por lo que será la peor crisis en la historia del capitalismo. Las respuestas de política macroeconómica para enfrentar esta crisis están equivocadas y lo único que van a lograr es la intensificación del colapso y el dolor de millones de personas. Por el lado de la política fiscal, la idea de que la austeridad permitirá sanear las finanzas, resolver el problema de la deuda y activar el crecimiento no tiene sentido. Eso sólo contribuye a castigar a una población. Pero ¿qué hay por el lado monetario? Se ha hablado mucho sobre el papel del Banco Central Europeo, en particular sobre la posibilidad de intervenciones directas en los mercados de deuda soberana. Pero esa discusión oculta un tema medular: ¿de dónde salió el dinero que contribuyó a la gestación de la crisis? Ésta es una pregunta que es necesario discutir. En Europa la narrativa vulgar es que durante años los pueblos virtuosos del norte europeo trabajaron y ahorraron. Mientras tanto, los pueblos del sur vivieron por encima de sus medios. Los pueblos del norte estuvieron prestando sus ahorros a los pueblos del sur. Y ahora que éstos no pueden pagar sus deudas, les ha llegado el momento de la austeridad y no quieren aceptarlo. En la teoría macroeconómica convencional existe un relato similar. En una economía hay agentes que ahorran, y hay agentes que necesitan pedir prestado, por ejemplo para invertir en una nueva empresa. Estos distintos agentes se encuentran en un mercado de fondos "prestables". Los bancos son instituciones que actúan de intermediarios en ese mercado, recibiendo los depósitos de esos fondos y ofreciéndolos en préstamo a través de sus operaciones de crédito. En esa teoría la tasa de interés es el precio que permite equilibrar la demanda y la oferta de fondos "prestables". Esa visión de las cosas es aceptada por la mayor parte de la gente (y de los economistas). Pero está profundamente equivocada. La realidad es que los bancos comerciales privados realizan una operación de creación monetaria que nada tiene que ver con la noción de los depósitos de fondos que han sido ahorrados con anterioridad y que ahora son "prestables". Hoy los bancos otorgan préstamos cuando hay una demanda de crédito que les ofrece suficientes garantías para recuperar principal y obtener ganancias. Al realizar un préstamo, los bancos abren una cuenta para el nuevo deudor, como sucedería si hubiera realizado un depósito. En síntesis, los préstamos no necesitan un depósito anterior. Como dice una fórmula de autores postkeynesianos, los préstamos crean los depósitos. Nótese que en la teoría de los fondos prestables, los fondos depositados en un banco son la condición necesaria para que el banco pueda hacer préstamos. La creación monetaria por los bancos (cuando otorgan un crédito) no requiere de depósitos (ni de ahorros). Aunque parezca increíble, los bancos crean dinero de la nada y la cantidad que pueden crear ex nihilo depende de los requerimientos legales de reservas que les impone la regulación bancaria. Entre menos reservas legales, mayor apalancamiento y mayor creación monetaria por parte de los bancos. Y también mayor inestabilidad para el sistema bancario. Desde esta perspectiva, es correcto afirmar que los bancos no son intermediarios entre ahorro e inversión. Surge ipso facto una pregunta: ¿por qué una función tan importante como es la creación monetaria está en manos privadas? Esa interrogante es crucial. La mayor parte de la población de cualquier país probablemente se opondría a dejar una función tan importante en manos de empresas que persiguen un lucro privado. ¿Cuál es la relación entre la función de creación monetaria de los bancos y la crisis económica y financiera global? La desregulación bancaria abrió nuevas puertas para que los bancos entraran en operaciones cada vez más arriesgadas y especulativas. La capacidad de creación monetaria y la eliminación de reglas para operar en sectores especulativas fue una combinación explosiva. En Estados Unidos y en Europa, las operaciones de los bancos contribuyeron a incrementar artificialmente el precio de distintos activos, en especial de los bienes raíces. Debido a la bursatilización y otras formas de interdependencias en el sector financiero mundial, el colapso del mercado de hipotecas chatarra en Estados Unidos desencadenó la crisis en Europa. Se presentaron diversos mecanismos de transmisión, pero en todos ellos la función de creación monetaria por parte de los bancos comerciales desempeña un papel importante. Mientras las raíces del colapso se mantienen intocables, en Europa la crisis se fue transformando en un problema de deuda soberana de varios países a los que ahora se imponen planes de austeridad fiscal que los hundirán todavía más. Es claro que el rechazo a ese castigo es justificado. Desde una perspectiva de política, lo que urge es recuperar el control público y democrático de la función de creación monetaria. http://nadal.com.mx

AMLO y el sector agropecuario

Culiacán, Sin., 13 de febrero. En la recta final de la precampaña, Andrés Manuel López Obrador, precandidato del Movimiento Progresista a la Presidencia, condenó las políticas neoliberales en el campo, que han sido un rotundo fracaso en los últimos 30 años, pues sólo han generado migración, pobreza, criminalidad y dependencia alimentaria. Ante productores rurales anunció una cruzada nacional para rescatar al sector agropecuario y revertir las crecientes importaciones de alimentos básicos. En un foro sobre rescate del campo, en el que participaron representantes del Congreso Nacional Agropecuario, organizaciones campesinas e indígenas, López Obrador expuso que la balanza comercial negativa de este sector pasó de 694 millones de pesos en el periodo 1980-1982 a 6 mil millones de pesos entre 2007 y 2010. Al señalar que impulsará la inversión pública, consideró que no se contrapone lograr una agricultura de exportación de competitividad internacional a consolidar la producción para garantizar la autosuficiencia alimentaria. De visita en la tierra del extinto candidato presidencial del PAN Manuel J. Clouthier, Maquío, López Obrador fue interrogado sobre los lineamientos de precampañas que emitió el Instituto Federal Electoral (IFE). Adelantó que los respetará puntualmente, pero analizará en detalle sus alcances. El próximo lunes habrá una reunión para definir sus actividades dentro de este periodo de intercampañas. El precandidato también fue entrevistado sobre los acercamientos del Movimiento Progresista con Manuel Clouthier Carrillo, hijo de Maquío, quien renunció a la candidatura del PAN al Senado luego de ganar al blanquiazuluna demanda ante el tribunal electoral:Estimo mucho a toda la familia Clouthier. Creo que el padre, Manuel J. Clouthier del Rincón, fue un precursor de la democracia de nuestro tiempo, una gente que merece todo nuestro respeto y admiración. Por lo mismo, yo tengo afecto por toda la familia. Sin embargo, sobre una eventual candidatura al Senado para Manuel Clouthier Carrillo respondió que ésos son temas que competen a los partidos de la coalición de izquierda. Durante el foro, Julio Corona, del CNA, censuró las políticas agropecuariasobsoletas, sin visión de mediano y largo plazo, que sólo han provocado una mayor dependencia alimentaria y convertido al país en el segundo mayor importador de básicos, sólo detrás de Japón. De seguir esta estrategia, advirtió, el país resentirá aún más los estragos del alza mundial en los precios de los productos agropecuarios, situación que ya desde ahora se manifiesta. A su vez, Víctor Suárez destacó la inmovilidad y caída que enfrenta el sector agropecuario en las últimas décadas, cuando sólo ha tenido un crecimiento promedio de 1.3 por ciento, pero bajo la administración de Felipe Calderón se ha reducido a 0.9 por ciento anual. Es el saldo, dijo, de los 18 años del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que se expresa en que en la actualidad México importa 40 por ciento de productos básicos de Estados Unidos. En su oportunidad, López Obrador reprobó que los gobiernos de PRI y PAN hayan terminado con las políticas de fomento por su visión neoliberal de cancelar la inversión pública en este sector. Han eliminado subsidios a los productores y cancelado aranceles a la importación de productos agropecuarios, con resultados desastrosos, como desplome de la producción agrícola, pérdida de 50 por ciento del hato ganadero, eliminación de empleos rurales e incremento de la migración. En paralelo, la importación de arroz pasó de 27 por ciento del consumo en 1980 a casi 80 por ciento en 2010, mientras la importación de bovinos creció en 300 por ciento en ese periodo y el huevo 200 por ciento. Eso se tiene que terminar; se debe recuperar el papel del Estado en el impulso a las actividades primarias, reactivar créditos a los productores, el apoyo tecnológico hasta lograr la autosuficiencia alimentaria, y alentar las exportaciones, dijo. López Obrador ratificó sus cuatro grandes prioridades: rescate del campo y soberanía alimentaria; modernizar el sector energético; promover el empleo y combatir la pobreza, así como serenar al país y que regrese la paz social. Al término del acto, el precandidato fue interrogado sobre las opciones que representan sus adversarios, a lo que respondió una vez más que PRI y PAN son lo mismo. –¿Y usted no va a ser lo mismo cuando llegue? –le dijeron. –No. –¿Me lo jura? –Sí, yo soy un hombre de palabra; no soy Peña Nieto ni la señora ésta, ¿cómo se llama?… Josefina. Fuente: Alonso Urrutia. La jornada.

lunes, 13 de febrero de 2012

Gobierno, Estado, movimientos sociales y poder dual en Bolivia

Gobierno, Estado, movimientos sociales y poder dual en Bolivia Guillermo Almeyra B olivia vive varias revoluciones a la vez: la descolonizadora, la democrática, con la construcción de un Estado independiente, y la anticapitalista, propia de nuestro tiempo, porque la resistencia a la mundialización dirigida por el capital financiero internacional no puede ser un neoliberalismo modificado por el distribucionismo asistencial ni un desarrollismo extractivista. No tiene otra salida que emprender la vía de un desarrollo alternativo, democrático, basado en la autonomía y la autogestión de las comunidades, colonias y pueblos, y protector de los bienes comunes y de la naturaleza. O sea, una vía no capitalista que construye nuevas relaciones sociales. El semiestado boliviano es un Estado capitalista dependiente y está gobernado por un equipo revolucionario que trata de construir un Estado capitalista pleno y moderno y, por lo tanto, aleja del poder a los trabajadores en cuyo nombre encara esa modernización. Ese gobierno revolucionario democrático debe combatir al mismo tiempo contra la oligarquía y el imperialismo y para eso se apoya en organismos que, indirectamente, representan a los trabajadores, como ese pool de organizaciones sociales y sindicatos que se llama Movimiento al Socialismo y aparece como partido del gobierno. El MAS no es el instrumento de poder del movimiento indígena mayoritario ni dirige el gobierno. No es ni siquiera un partido sino una serie de grupos burocráticos de intermediación entre el gobierno y los diversos sectores en que se dividen los trabajadores y el propio movimiento indígena, el cual está lejos de constituir una unidad. Ante los efectos destructores de la mundialización y las carencias brutales del Estado, que a pesar de los esfuerzos del gobierno sigue siendo prebendario, corrupto, autoritario, se afianzan el localismo y el regionalismo (propios de la historia de Bolivia y de los países andinos, con su falta de comunicaciones, sus clientelismos y caudillismos locales, sus oposiciones étnicas e históricas ) y se consolida también el corporativismo de las organizaciones sindicales y populares. No hay una idea firme de la unidad boliviana; mientras un grupo de jacobinos trata de armar el rompecabezas desde el gobierno, éste descansa en un consenso por la negativa, es decir, en un apoyo aplastante, masivo, antes que nada para evitar que vuelva el pasado y que reaparezca la derecha ligada al imperialismo, que ha sido derrotada pero está ahí actuando en la sombra. La idea de construir un capitalismo andino con los restos maltrechos de los ayllus (organización social indígena) y con la acumulación capitalista primitiva de la neoburguesía aymara, basada en la explotación familiar y clientelar, es utópica y lo que hay en Bolivia no es un socialismo comunitario sino un régimen burgués sin burguesía que lo respalde. El Estado remplaza en efecto a una burguesía nacional casi inexistente (la real, está con el imperialismo) y su acción, por lo tanto, es la de capitalista colectivo. Se está construyendo capitalismo de Estado, neodesarrollista y extractivista que no produce valores de uso (el petróleo, el gas, los minerales son mercancías y, por consiguiente, valores de cambio) y que dedica parte del plusvalor a una política asistencial y distributiva para sostener o ampliar el mercado interno, como hizo Lula o hace Cristina Fernández, que están muy lejos de ser revolucionarios. El movimiento indígena no dirige el Estado y está dividido regionalmente, socialmente y por etnias (aymaras, quechuas, moxos, guaraníes y otras etnias de Oriente) que, por siglos, se combatieron mutuamente. Ni siquiera tiene unidad cultural. El no robar, no ser flojo, no mentir –como anteriormente en Esparta– no es tanto una ética sino que es la consigna de un pueblo guerrero controlado verticalmente, como era el quechua incaico, pero no es la de los guaraníes. Es cierto que la inmensa mayoría de los indígenas viven en el Altiplano, pero también lo es que los de Oriente, una pequeña minoría, son discriminados políticamente por sus hermanos. La historia de los movimientos sociales bolivianos es, además, la de la instauración de gérmenes de poder popular frente al del Estado. Así sucedió en 1952, con el esfuerzo por instaurar un cogobierno entre el gobierno del MNR y la Central Obrera Boliviana (COB), entonces poderosa; así sucedió bajo el gobierno del general Torres con la Asamblea Popular y en la Guerra del Agua Cochabambina y en la del Gas, que abrió el camino a la aplastante victoria electoral de Evo Morales. El pueblo boliviano jamás ha firmado un cheque en blanco y lo demostró con las movilizaciones que obligaron al presidente más popular en toda su historia a anular el gasolinazo o a hacer la Ley Corta que anuló el proyecto de atravesar el TPNIS con una carretera a pesar de que la Constitución establece el carácter plurinacional del Estado, otorga garantías de autonomía y exige el acuerdo previo de los habitantes de las zonas autonómicas antes de emprender cualquier proyecto. Ese poder dual difuso y la organización de todos los movimientos con métodos obreros (hasta los contrabandistas tienen sindicatos), a pesar de que el país tiene muy pocos obreros industriales y mineros, indica una fuerza y una voluntad anticapitalistas generalizadas y tendidas hacia el futuro, no hacia el pasado. La descolonización, como la democratización, la hacen hoy los que protagonizan luchas, no los jacobinos que quieren controlarlos. Lo que sucede es que esos poderes duales son locales, puntuales, no tienen un canal que los haga confluir. La construcción entre la pluralidad nacional de la Constitución y el carácter unitario del Estado, con su gobierno jacobino, centralista, sólo puede ser resuelta democráticamente con la federación de autonomías, comunidades en autogestión, etnias, respetando su cultura y su legalidad. Eso no debilita por fuerza el apoyo a Evo.

sábado, 11 de febrero de 2012

Crisis humanitaria sin precedentes

Grecia: Crisis humanitaria sin precedentes
Sábado 4 de febrero de 2012, por Mar

Sonia Mitralia

[Intervención ante la Comisión Social de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa de Estrasburgo en torno a "Medidas de austeridad: Un peligro para la democracia y los derechos sociales".]

Cuando se van a cumplir dos años de la terapia de choque impuesta a Grecia por el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional, el balance es catastrófico, indignante e inhumano.

De entrada, hay que señalar que incluso los impulsores de estas políticas reconocen su fracaso. Más aún, reconocen que sus planteamientos fueron erróneos, irrealistas, ineficaces e, incluso, contraproducentes. Tomemos como ejemplo un tema que concierne no a un problema secundario, sino al meollo del problema: el de la deuda pública griega.

Según los responsables del desastre griego, si sus políticas de austeridad draconiana hubieran resultado eficaces al 100%, lo que no deja de ser una ilusión, la deuda pública griega se situaría en el 120% del PIB en el 2020; es decir… ¡al mismo nivel que en 2009, cuando empezaron con este juego macabro!

Así pues, ahora reconocen que han diezmado una sociedad entera… ¡absolutamente para nada! Y como si lo hecho hasta aquí no fuera suficiente, continúan imponiendo a los griegos y griegas –y en realidad a todo el mundo– las mismas políticas que consideran fracasadas. Es lo que está ocurriendo con el séptimo "Memorándum" de austeridad y destrucción de servicios públicos después que los seis precedentes hayan dado muestra de una ineficacia total. Al igual que en Portugal, España, Irlanda, Italia… y en toda Europa, donde la aplicación de estos planes de austeridad draconianos conducen al mismo resultado: hundimiento de las economías y de la población en una recesión y un marasmo cada vez más grande.

De hecho, expresiones como "austeridad draconiana" resultan totalmente insuficientes para describir lo que está ocurriendo en Grecia. No sólo se trata de que los salarios y las pensiones del sector público hayan sido reducidas entre el 50 y el 70%, y un poco menos en el sector privado. La malnutrición hace estragos entre los niños de la escuela primaria y el hambre empieza a manifestarse en las grandes ciudades del país, cuyos puntos neurálgicos se encuentran ocupados por decenas de miles de personas sin techo, hambrientas y en harapos. Se trata de que el paro alcanza al 20% de la población y al 45% de la juventud (49,5% para las mujeres jóvenes).

Los servicios públicos han sido liquidados o privatizados y esta decisión gubernamental ha traído consigo la reducción del 40% de las camas hospitalarias, que haya que pagar muy mucho dinero para parir y que en los hospitales públicos no haya vendas o medicamentos básicos como la aspirina. En enero de 2012, el Estado griego aún no ha logrado entregar a los alumnos de las escuelas los libros que debían estar distribuido en setiembre de 2011.

Decenas de miles de ciudadanos inválidos, enfermos o con enfermedades raras se ven condenados a una muerte segura y a corto plazo debido a la supresión de los subsidios a los medicamentos.

Las tentativas de suicidio (logradas o no) crecen a una velocidad impresionante, al igual que la gente seropositiva y toxicómana, abandonadas a su suerte por las autoridades.

Actualmente, debido a la supresión o privatización de los servicios públicos, millones de mujeres griegas han de cargar con tareas que anteriormente estaban cubiertas por dichos servicios. Una situación que se ha convertido en un verdadero calvario para las mujeres: son las primeras en ser despedidas y están obligadas a realizar de forma gratuita tareas que corresponden a los servicios públicos; además, son víctimas del incremento de la opresión patriarcal que sirve como coartada ideológica para hacer volver a las mujeres al hogar familiar.

Podríamos continuar con la descripción de este horror hasta el infinito; pero lo que acabamos de describir es más que suficiente para constatar que nos encontramos ante una situación social que se corresponde perfectamente con la definición de estado de necesidad o de riesgo, reconocido desde hace tiempo por el derecho internacional. Un derecho que permite e incluso obliga expresamente a los Estados a priorizar la satisfacción de las necesidades básicas de la población frente al reembolso de la deuda.

Como indica la Comisión del Derecho Internacional de Naciones Unidas a propósito del estado de necesidad: "No es admisible que un Estado cierre las escuelas, las universidades ni los tribunales, que desmantele los servicios públicos hasta el punto de abandonar la población al caos y a la anarquía, por la simple razón de disponer de fondos para reembolsas a los acreedores extranjeros o nacionales. El Estado, al igual que los individuos, no puede sobrepasar determinados límites."

Por ello, nuestra posición, compartida por millones de griegos, es clara y neta y está recogida en el derecho internacional: el pueblo griego no tiene que pagar una deuda que, además, no es suya. Por diversas razones.

La primera, que la ONU y las convenciones internacionales firmadas por Grecia y, también, por los países acreedores, dejan claro que el Estado griego debe atender prioritariamente las necesidades de su población (nacionales y extranjeros bajo su jurisdicción) antes que a los acreedores.

La segunda, que esta deuda o, al menos, una parte muy importante de ella parece reunir todos los atributos de una deuda odiosa (en todo caso ilegítima) que el derecho internacional da por sentado que no hay que reembolsar. Esta es una razón de más para que el estado griego facilite, en lugar de impedir, el desarrollo de la Campaña por la Auditoría Ciudadana de esta deuda a fin de identificar su parte ilegítima, de anularla y no pagarla.

Nuestra conclusión es clara: la tragedia griega no es ni fatal ni irresoluble. Existe una solución: el repudio, la anulación y el no pago de la deuda constituyen el primer paso en la buena dirección, hacia la salvación de un pueblo europeo amenazado por una catástrofe humanitaria en tiempos de paz.

Traducción: VIENTO SUR

De Libia a Siria: ¿cambio de paradigma o paragigma de cambio?

De Libia a Siria: ¿cambio de paradigma o paradigma de cambio?
9 FEBRERO 2012 5 COMENTARIOS
Por María Elena Álvarez Acosta
Con la caída del campo socialista en el este de Europa y la desintegración de la URSS, se inauguró una etapa en las relaciones internacionales que posibilitó el inicio del cambio de paradigma político, militar y geo estratégico de los vencederos. Estados Unidos recurrió a invasiones militares contra las “amenazas”: Panamá, el Golfo, Kosovo, Afganistán, Iraq y Libia.
Para agredir a un país, únicamente ha hecho falta imaginar que ese país es una amenaza para los intereses de las grandes transnacionales y los poderes del momento. Esto se ha revertido en: 1) el derecho a agredir a cualquier nación esgrimiendo el carácter preventivo, 2) la política de guerra sin cuartel; que desconoce la proporcionalidad y la limitación de las acciones y 3) la práctica de racionalidades absolutamente desequilibradas.
La guerra fue imponiendo nuevas tácticas, participantes e instrumentos. Muchas pueden ser las “nuevas” maneras y modos. Sin embargo, por los propósitos de este trabajo, merecen mencionarse: una mayor participación de los aliados, en este caso de la OTAN, y de los organismos e instituciones regionales, donde ha sobresalido la Liga Árabe, en el Medio Oriente. Los movimientos populares denominados Primavera Árabe han resultado un desafío para la política estadounidense, pero también han tratado de aprovechar las “oportunidades” para consolidar su paradigma.
En la práctica, los organismos internacionales se han manipulado y han “legitimado” las intervenciones. Desmontar el sistema establecido por el Derecho Internacional ha sido un objetivo -y práctica- en las guerras actuales. Las razones que se esgrimen y se demuestran pueden ir desde la lucha contra el terrorismo, hasta la lucha por los derechos humanos o la democracia, sin tener en cuenta las condiciones reales y los costos de las acciones.
La oligarquía dominante ha superado efectivamente la jurisdicción y la autoridad de la institucionalidad legalmente constituida. En la práctica, la OTAN y los Estados Unidos han ocupado las funciones que le correspondería al Derecho Internacional Público y sus instituciones.La utilización de los organismos de Naciones Unidas, incluyendo el Consejo de Seguridad, “legitiman” las intervenciones. En el caso de Libia, se aprobó una Resolución que fue citada continuamente, pero en la práctica se violó todo el tiempo. Por demás, la organización regional, léase la Liga Árabe, fue la solicitante más ferviente.
Libia: ¿cambio de paradigma?
Con la agresión a Libia parecía se afianzaba el éxito del nuevo paradigma: montaje de la situación, apoyo y petición de la Liga Árabe de intervención, aprobación de Resolución en el Consejo de Seguridad, la suplantación de las funciones de la ONU por la OTAN, apoyo a los rebeldes, que las propias potencias habían conformado, y a un gobierno de transición, establecimiento de un Gobierno Provisional y finalmente, el asesinato de Gadafi. El guión había sido impecable. Pero en el “juego”, las potencias habían hecho trampas.
La visión imperial y la práctica fueron completadas exitosamente: Operación internacional que reconoce su liderazgo, EEUU como pilar de la seguridad mundial y defensor de la libertad humana, por todos los medios, parece que el predilecto es la guerra.
La guerra en Libia confirmaba un formato que se venía implementando, con variaciones “perfeccionadas” desde los años 90s, lo más peligroso era que, aún no se había estabilizado el país y ya retumbaban los truenos dela ira imperial contra Siria, era el sabor del éxito, a lo que se unía el aumento del nivel del conflicto con Irán.
Siria y algo más
La primavera árabe se ha manifestado como un movimiento sin precedentes en la región, sobre todo por su cuantía, persistencia y composición. EEUU y sus aliados han utilizado un tratamiento diferenciado, que les ha permitido, utilizar la zanahoria y el garrote. En la práctica, desgraciadamente, ha predominado el último.
La guerra contra Libia marcó, como analizábamos anteriormente, una línea de continuidad en el accionar del imperio, que se ha ido perfeccionando.
En Siria se ha tratado de seguir la misma receta que en Libia: primero, desacreditar el régimen; segundo, movilizar y apoyar a sectores internos contra el gobierno (si no son suficientes, crearlos y-o introducir mercenarios); tercero, apoyar a la diáspora. Además,manipular los medios masivos de comunicación y convocar el apoyo internacional, (y a nivel regional, la Liga Árabe).
En Libia, después de todo este accionar, se logró la aprobación –cobertura- de las Naciones Unidas. Después, se desarrolló la operación militar.
La misma receta ha tratado de aplicarse a Siria. Sn embargo no han podido avanzar ni remotamente al mismo ritmo que en Libia, a pesar de contar con el apoyo reiterado de la Liga Árabe y de la entrada de mercenarios a través de las fronteras del país, obviando el apoyo de la población al gobierno y las reformas que este ha comenzado a implementar.
¿Qué no han conseguido? La aprobación –cobertura- de las Naciones Unidas, para después, desarrollar la operación militar.
Paradigma de cambio
Cuáles han sido los aspectos que no le han permitido a EEUU la aplicación de un paradigma intervencionista que parecía consolidado, tras la guerra contra Libia, o por lo menos lo ha retardado, pues no ha renunciado a él. Pueden ser muchos los factores, pero destaca la postura de Rusia, a la que se unió China. En varias declaraciones, tanto del Ministro de Relaciones Exteriores, como del Presidente y el nuevo candidato a la Presidencia de Rusia han declarado que no están de acuerdo en permitir que se aplique la fórmula Libia a Siria.
Con independencia de los intereses geopolíticos y de seguridad nacional que tengan Rusia (y también) China, las implicaciones de su postura, que culminó con el veto de ambos, respectivamente, en dos ocasiones, a la propuestas de Resolución presentada por EEUU ante el Consejo de Seguridad contra Siria, todo parece indicar que naceunparadigma de cambio.A ello hay que sumar, las diferencias de matices de las posicionesde Rusia y China en cuanto al conflicto EEUU-Irán.Si Siria cayera, Irán “estaría solo”. No se pueden desvincular ambos casos, aunque presenten connotaciones diferentes.
En septiembre de 2010, en un artículo publicado en esta misma página, señalé que Estados Unidos siempre tendrá un pretexto o excusa para enfrentarse a Irán, no precisamente porque considere que el país persa pueda construir el arma nuclear, sino por tres simples razones, pero también tres razones muy significativas para los intereses de EEUU: Irán ocupa un espacio de vital importancia en las relaciones de poder a nivel regional y mundial, que pasa por los factores geopolítico y energético, donde aparecen evidentes contrapartes que pudieran constituirse en dos eventuales bloques: EEUU y la Unión Europea frente a Rusia y China; el que controle al país persa domina la región de mayor tráfico petrolero en el Mundo (Mar Negro, Mar Caspio y Golfo Pérsico), además, ese país es esencial para los poderes del momento, pues proyecta una política contestataria (antiimperialista).
Las razones estadounidenses se mantienen invariables con respecto a Irán, mientras ha aprovechado el contexto de la Primavera Árabe para, eventualmente, imponer un gobierno títere en Siria.
¿Cambio de paradigma o paradigma de cambio?
Mientras en Siria, por una parte, continúan las manifestaciones de apoyo al gobierno y, por otra, las acciones desestabilizadoras; Rusia apuesta por el diálogo, mientras la Liga Árabe y los países occidentales mantienen, o más bien, vociferan, su postura de intervención.
Paralelamente, EEUU y sus aliados continúan planteando que implementarán las sanciones contra Irán y aumentan su presencia militar en el Golfo Pérsico, por demás, el área está rodeada de bases militares estadounidenses, mientras Irán mantiene maniobras en el Golfo Pérsico.
La situación actual parece definitoria y su impacto en las relaciones internacionales trascendentales. EEUU no puede ceder, es el líder del mundo occidental, ceder implica retroceder; Rusia, tampoco puede ceder, pues implicaría una inmensa pérdida de credibilidad.
¿Logrará EEUU consolidar su paradigma, o es el inicio de un cambio?

fuente:Cuba debate

jueves, 9 de febrero de 2012

Razones del doble veto

Razones del doble veto
John Saxe-Fernández
A
nte el veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad de la ONU a sanciones al gobierno sirio de Bashar Assad, planteadas por la coalición que encabezó Estados Unidos en la guerra de agresión contra Libia, más la Liga Árabe, las reacciones del Potomac no se hicieron esperar. Fueron airadas, pero no inesperadas. La magnitud del evento se evidenció cuando el rechazo al veto por la embajadora de Estados Unidos en la ONU (algo vergonzoso, dijo) se acompañó con declaraciones de la secretaria de Estado Hillary Clinton y del presidente Barack Obama. La primera exclamó que era una farsa mientras Obama evidenció la intención de regime change, de lo que a todas luces es un operativo diplo-militar de largo alcance y de larga data, con la mira en Irán, ya que Siria es parte del crucial abanico de alianzas en el Cáucaso y Asia Central de Teherán. Al tiempo que exige la renuncia de Assad y cierra su embajada en Damasco –seguido por su acólito que despacha en Downing Street– Obama congeló los activos del banco central iraní en Estados Unidos.
La secretaria de Estado, en peligroso desapego a la sustancia y las formas de la convivencia internacional, golpeteó la exigua credibilidad de la ONU al decir que ante la neutralización del Consejo de Seguridad, hemos de redoblar nuestros esfuerzos fuera de la ONU, junto con los aliados y socios que apoyan el derecho del pueblo sirio a tener un futuro mejor. Este exhorto al abandono del derecho internacional y de instituciones necesarias para una salida no-bélica en Siria –y en el mundo– ocurre cuando la posición de Ban Ki-Moon para mediar en el conflicto sirio está por los suelos, ya que al exigir a Assad poner fin a la violencia y dejar de matar a sus compatriotas (La Jornada, 16/I/2012) sin investigar y determinar los orígenes y actores internos y externos involucrados en la escalada de violencia, que reporta 5 mil bajas, se adhiere de manera torpe a las presiones que impulsan el regime change, lesionando la capacidad de la ONU para conciliar las partes en conflicto, más aún cuando fuentes que han asesorado a la Secretaría General establecen como necesaria –y factible– una identificación de los impulsores, no sólo del creciente flujo clandestino de armas, que alimenta una violencia tipo guerra civil (¿como en México con Rápido y Furioso?), sino también del financiamiento y de la acción de agentes de inteligencia y de provocación, que actúan entre los grupos opositores, lo que recuerda un largo rosario de episodios de regime change, que desembocaron, en el caso de Irán, en el derrocamiento de Mossadeg en 1953. Fue un momento clave en el ascenso hegemónico de Estados Unidos, registrado en el imprescindible estudio de Stephen Kinzer, All the Sha’s Men(New York, Wiley & Sons, 2003), que permite visualizar el contexto más amplio de los traumáticos eventos en Siria, ahora en momentos de declive del hegemón y también con Irán, su petróleo y su postura geopolítica, en la mira.
Los misteriosos esfuerzos fuera de la ONU mencionados por Clinton, se aclaran al recordar que en una entrevista con Amy Goodman (marzo de 2007) el general Wesley Clark, ex comandante de la OTAN, reveló que sólo una semana después de los ataques del 11/S ya circulaban en el Pentágono los planes de guerra contra Irak, y que en octubre de 2001, cuando Estados Unidos bombardeaba Afganistán, se le informó que además de Irak y Afganistán, los planes incluían acciones bélicas, entre otros países, contra Libia, Siria e Irán, este último pieza clave de la estrategia estadunidense para la restauración hegemónica en Eurasia, un delirio neoconservador en curso, que puede desembocar en un desastre mundial.
La intención de fondo del operativo en Siria e Irán –y del despliegue antibalístico de Estados Unidos– es acosar y frenar el ascenso de Rusia y China en una ecuación geopolítica euroasiática en la que los múltiples vínculos de Teherán con Moscú y Beijing se presentan como obstáculo mayor al control de los campos petroleros gigantes y supergigantes del Golfo Pérsico y África, y de vastos recursos energéticos y posiciones estratégicas en el Cáucaso o los corredores de acceso a la cuenca del Caspio.
Como bien plantea Mahdi Darius Nazemroaya (Strategic Culture Foundation) Irán es un pivote geoestratégico. Toda la ecuación geopolítica de Eurasia cambiaría sobre la base de la órbita política de Irán, y advierte que si por un regime change, Teherán se aliara con Estados Unidos y fuera hostil a Beijing y Moscú, podría generar serios daños a Rusia y China, creando gran disturbio en esas naciones. Esto ocurriría por sus lazos étnico-culturales, linguísticos, económicos, religiosos y geopolíticos con el Cáucaso y Asia Central.
http://jsaxef.blogspot.com

miércoles, 8 de febrero de 2012

La ciudad como cuerpo politico

La ciudad como un cuerpo político. Entrevista
David Harvey • • • • •

17/12/06

"La mayoría de los que se consideran marxistas no me consideran a mí marxista en lo más mínimo. La mayoría no presta ninguna atención a la ciudad y sólo se centra en la producción", afirma David Harvey. En esta entrevista realizada por Mariana Canavese, en Buenos Aires, el geógrafo británico destaca la importancia de la alianza entre los barrios, los movimiento sociales y los trabajadores fabriles como protagonistas del cambio social.
Si al geógrafo David Harvey se le pidiera que trazara el mapa de su propia enunciación, diría: “Vivo en el vientre de la bestia pero interpreto que mi misión es darle a la bestia un poco de dolor de vientre de vez en cuando”. Afincado en Nueva York - su principal área de estudio-, Harvey piensa cómo funciona el mundo desde el ordenamiento territorial: los procesos a través de los cuales el capital crea paisajes, las ciudades como sitios en los que se dirimen conflictos sociopolíticos, sus habitantes como arquitectos del futuro urbano. Hilvanando geografía, historia, economía y política, y frente a las versiones espaciales de latesis del goteo, desarrolló el concepto de “acumulación por desposesión”: una remozada dinámica de cercamiento de la propiedad comunal fundada en privatizaciones que habilitan la acumulación de capital y desplazan, en el desarrollo urbano, los derechos colectivos por derechos individuales de propiedad y beneficio.
Con el centro porteño de fondo, tensado entre una marcha que reclama más seguridad y su contramarcha, Harvey aclarará que no estudió especialmente el caso de Buenos Aires, aunque ha leído sobre piqueteros, sabe que existen movimientos barriales y que aquí están pasando “cosas emocionantes”. Ha convocado a conquistar el derecho a disentir en espacios públicos y participa activamente en movimientos sociales estadounidenses.
Hoy afirma que la hegemonía de los Estados Unidos está declinando, que perdió relevancia política y económica y que ya no puede crear el mundo a su semejanza: “Y aunque Wall Street sigue siendo una institución central - continúa Harvey -, alrededor del 40 por ciento de las acciones que cotizan allí corresponde a extranjeros, y la mitad de la deuda estadounidense está en manos de China y Japón”. Fue en los últimos días del imperio británico, tras el estallido de la crisis de Suez en 1956, cuando él empezó a pensar críticamente el dominio imperial. En 1969 se mudó a Baltimore y, desde las entrañas de ese otro imperio, descubrió a Marx junto a un grupo de alumnos: “Habíamos escuchado decir todo tipo de cosas desagradables sobre él. Pero, cuando lo leímos, nos dimos cuenta de que era mucho más interesante y útil de lo que nadie había sugerido”.
–¿Qué implica articular geografía y marxismo?
–Hay que entender la situación que se da aquí, en Nueva York o donde sea. Después hay que tratar de comprender las fuerzas que crearon esa situación, quién estuvo a cargo de esa construcción cómo la hizo y cuáles son las consecuencias de haber dispuesto ese medio ambiente tal como es. Para mí, esto es algo clave y es lo que veo que hace Marx cuando leo El Capital. Pero la mayoría de los que se consideran marxistas no me consideran a mí marxista en lo más mínimo. La mayoría no presta ninguna atención a la ciudad y sólo se centra en la producción. Yo nunca fui de la opinión de que el agente de la historia sea la fábrica proletaria. Siempre pensé que lo era la combinación y las alianzas entre los barrios, los movimientos sociales en materia de vivienda, salud y educación, y los movimientos de las fábricas. Los marxistas nunca fueron buenos geógrafos. Nunca entendieron los desarrollos geográficos ni las ciudades. Cuando tuvieron poder, no supieron qué hacer con el desarrollo geográfico desparejo. Hemos atravesado el último siglo, un período de enormes transformaciones, de una urbanización que pasó del 7 por ciento al 50 por ciento de la población mundial, y los marxistas actuaron como si ese enorme cambio dinámico de la población en toda la organización de la superficie de la Tierra no marcara ninguna diferencia.
–¿A qué se refiere con “desarrollo geográfico desparejo”?
–Es uno de mis términos preferidos; a través de él se mantiene el capitalismo. Si usted hubiese mirado el mundo en los años 80 y se hubiese preguntado dónde estaban las economías exitosas, habría dicho que en Alemania occidental y Japón. Y si mira ahora y se pregunta dónde están las economías exitosas, se responderá que en China ven muchos pequeños lugares como Botswana o Bangalore. En algún lugar hay una economía exitosa y se supone que todos debemos seguirla. Pero en cuanto todos la seguimos, ya no es exitosa. Esto también es aplicable a las ciudades. Si uno se pregunta cuáles son las ciudades que hoy son centros de dinamismo... En los 80, Nueva York era un lugar espantoso: el índice de delito era monstruoso, había una enorme epidemia de crack, las condiciones de vida eran horribles. Hoy Manhattan es el gran patio de recreo de los ricos y tiene mucho éxito como centro de las operaciones financieras mundiales y de las actividades transnacionales. Si uno va a Frankfurt o a Londres ve exactamente lo mismo. Pero eso también significa que es sumamente caro vivir en esas ciudades. Entonces me pregunto en qué sentido Nueva York es, hoy, una ciudad global exitosa. La respuesta es: Sí, es muy exitosa desde el punto de vista de los muy acaudalados, pero es un lugar terrible para los inmigrantes y los pobres.
–En relación con los desarrollos urbanos actuales, ligados a la lógica de los barrios cerrados y los procesos de “favelización”, ¿qué sucede con su idea de que forzar los espacios abiertos para la protesta y la contención es un derecho inalienable?
–La favelización y la creciente segregación de las ciudades son fenómenos mundiales. La tendencia a cerrar la ciudad puede verse en China - donde están construyendo barrios cerrados por todas partes - y también en Nueva York. Manhattan es, cada vez más, una comunidad cerrada. Allí el ingreso ha subido muchísimo mientras que en municipios como el Bronx, Brooklyn o Queens bajó. Hay un desarrollo geográfico desparejo de la ciudad, y con esto tiene que ver en parte e1 actual gobierno, que busca darle seguridad a Manhattan como patio de recreo. Respecto de la favelización, creo que el efecto general de las políticas neoliberales que comenzaron en los 90 fue acentuar las desigualdades sociales, agravar la pobreza absoluta e incrementar, la actividad delictiva. Esta es la historia en casi todas partes, desde México y América del Sur hasta Johannesburgo e incluso Australia. En esto también el modelo fue Nueva York. Después del ataque a Nueva York por parte de los financistas en los 70, terminamos con una gigantesca ola delictiva. En cuanto al espacio público, creo que hoy está bajo amenaza en casi todas partes. En particular en Estados Unidos, se usa la idea de que hay terrorismo para detener la protesta social y el argumento es: Bueno, no sé, podría haber algunos terroristas en medio de esto. Lo que estamos viendo es una restricción gradual del derecho a la protesta pública.
–¿Hay alguna posibilidad dé organizar las ciudades por mandato colectivo?
–Se trata de pensarla no como una ciudad de fragmentos sino como un cuerpo político, una entidad que tiene un carácter, un papel que desempeñar en la división internacional del trabajo. En Nueva York, por ejemplo, tenemos un alcalde, Michael Bloomberg, que tiene una visión de conjunto de la ciudad y la está implementando. Apunta a hacer de Nueva York una ciudad competitiva en relación al interés de la clase capitalista transnacional. No es autoritario exactamente, pero dice estar por encima de la política. Está invirtiendo en la ciudad y tiene muchos proyectos de desarrollo; le preocupa la calidad de vida, aunque no para toda la población. La está convirtiendo en una ciudad muy atractiva para el capital financiero y para los turistas. Sé que esto es un problema pero lo que digo es que al menos tiene una visión de la ciudad en su conjunto y la está llevando a cabo desde esta perspectiva de clase. Nuestro problema es por qué no podemos hacer algo similar desde una perspectiva de clase alternativa. Hay casos. Por ejemplo: se le pueden hacer muchas críticas a Porto Alegre pero allí hubo un intento de mirar la ciudad en su conjunto y decir: A través de la elaboración participativa del presupuesto podemos involucrar a toda la población en las decisiones de la construcción de la ciudad. Es una buena idea. Trae problemas, por supuesto, pero al menos en esa instancia no se tiene un movimiento social en un barrio y otro en otro barrio sino que se dice: Pensemos a la ciudad en su conjunto, veamos cómo funciona y hagámonos cargo de ella. Hay una gran diferencia entre los movimientos sociales en la ciudad y los movimientos sociales acerca de la ciudad. Hay un cambio de perspectiva y de escala. Creo que los que se producen en la ciudad, si se quedan en eso, se vuelven demasiado limitados para ser transformadores en lo político. Lo importante es que empiecen a hablar de cómo debería ser la ciudad en su conjunto. De lo contrario, son sólo movimientos engañosos.
–Usted escribió que el nuevo urbanismo reivindica la comunidad, pero en versiones como la de la Costa Este americana lo hace sólo con proyectos concebidos para dientes pudientes.
–La conformación de un grupo particular de personas y el asociarse en una idea de comunidad para hacer algo distinto es muy positivo. Lo que no me gusta es cuando nos venden como seguro algo llamado “comunidad” en donde la gente no tiene que agruparse para nada. La gente compra un lugar. Esto suele quedarse sólo en el nivel de la localidad, sin intentas establecer contacto con otras personas.
–¿Cómo se imagina una ciudad con plenitud de derechos?
–Trato de no pensar en términos abstractos cómo sería una ciudad que respetara el derecho de protesta. Creo que los derechos de este tipo se conquistan a través de la lucha así que lo que imagino es que la gente empezará a luchar por sus derechos para construir la ciudad de un modo diferente.
David Harvey es geógrafo, sociólogo urbano e historiador social de reputación académica internacional. Entre sus libros traducidos al castellano en los últimos años: Espacios de esperanza (Akal, Madrid, 2000) yEl nuevo imperialismo (Akal, Madrid, 2004).


Revista Ñ, 21 de octubre de 2006