Derechos humanos y crisis institucional
A
yer, en el contexto de la ceremonia de entrega del Premio Nacional de Derechos Humanos, realizada en Palacio Nacional, el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, expuso los casos recientes y más indignantes de violación masiva de estas garantías –las dos decenas deejecuciones extrajudiciales realizadas por efectivos militares en Tlatlaya, estado de México, y el ataque policial contra estudiantes normalistas en Iguala, Guerrero– como ejemplos de fallas institucionales catastróficas y generalizadas y de la responsabilidad en tales atrocidades –por acción o por omisión– de las autoridades de todos los niveles de gobierno. En ambos casos, señaló el ombudsman nacional, los organismos de seguridad del Estado, cuyo sentido primigenio y último consiste en preservar la vida y la integridad de los habitantes, estuvieron ausentes.
A continuación, el titular de la CNDH reflexionó sobre el hecho de que el
malestar social muy difundidoque se ha evidenciado a raíz de tales episodios
no necesariamente tiene su origen ni se limitaa ellos, sino que responde a
un largo proceso de frustración de expectativas iniciado años atrás, pero que no fue advertido con oportunidad en sus diferentes versiones económicas, sociales y culturales.
En efecto, el país ha sufrido en el curso de la última década un creciente deterioro en todos los órdenes, que ha puesto en peligro, de muchas maneras, a la población, sin que el Estado haya sido capaz de responder a esa crisis en forma coherente. Y la irritación social que hoy se vive no sólo es consecuencia de Tlatlaya e Iguala sino de decenas de miles de muertes, desapariciones, secuestros y otras vulneraciones graves a las garantías básicas, ante las cuales el poder constituido se ha mostrado omiso en su obligación de procurar justicia, renuente a garantizar la paz pública e incapaz de vigilar y sancionar a sus propios empleados que han participado en no pocos de esos delitos.
En tales circunstancias, como lo señaló el ombudsman, resulta obligado
un cambio de actitud, de estrategia y de discursoen todos los ámbitos de la administración pública, cambio que sigue pendiente a casi tres meses de ocurridos los homicidios y las despariciones de normalistas en Iguala. Sin embargo, las instancias gubernamentales parecen no haber entendido la imperiosa necesidad de emprender un giro de fondo de actitudes en el ejercicio del poder, ni asumido que, en vez de reformar las leyes existentes, es indispensable cumplir cabalmente con las que existen y que, en los hechos, han sido convertidas en meros ejercicios de ficción y de simulación.
En suma, para evitar escenarios de plena ingobernabilidad resulta indispensable gobernar, y ello implica, a su vez, actuar con el bienestar de la población como primera prioridad y propósito fundamental del accionar institucional.
- ¿ESTADO?Jose Minjares RoblesEn México, el Estado desapareció hace mucho, bajo la vigencia "del hacer y deshacer, sin responsabilidad alguna", dando entrada a la barbarie institucional. Para muestra, ahí está la impunidad declarativa y cínica, de TODA LA CLASE POLÍTICA, convertida al prianredismo neoporfirista.
- el presidenteoscarLa pregunta es muy fácil: El pueblo debe corregir al presidente, o el presidente debe corregir al pueblo? Quién es empleado de quién? Dice Rousseau: "Así, pues, los que pretenden que el acto por el cual un pueblo se somete a sus jefes, no es un contrato, tienen absoluta razón. En efecto, ello sólo constituye una comisión, un EMPLEO en el cual simples funcionarios del Cuerpo soberano ejercen en su nombre el poder que éste ha depositado en ellos, y el cual puede limitar, modificar y resumir cuando le plazca".
- EL ESTADOIgnacioSegun Hobbes, no existe el Estado cuando el ciudadan no cuida de su integridad y sus derechos, por lo cual se crea una situacion de estado de guerra de todos contra todos, en donde el ciudadano solo le queda hacerse justicia por si mismo, para cuidar su integridad y la de sus bienes, el cual es un derecho legitimo.