Desobediencias
Gustavo Esteva
Y
sí, ni modo. Tenemos que apechugar con lo que nos pasó. Perdimos el país que teníamos y amábamos. (Es un decir. No podemos amar ese fulgor abstracto e inasible, como decía José Emilio Pacheco. Pero queríamos lo que queríamos… y lo perdimos.)
Lo peor es que ni siquiera sabemos cuándo, cómo ni por qué. (Es un decir. Quizá sabemos y no nos atrevemos a reconocer lo que no hicimos.)
La categoría
Estado fallidoes una categoría fallida, colgada de fantasmas. Sin embargo, cuando el Departamento de Estado de Estados Unidos nos clasificó como Estado fallido, junto a Pakistán y Congo, atinó en algo: la descomposición de las tres sociedades es semejante. Tenemos mucho en común. Padecemos degradación parecida.
La expresión narcoestado tampoco funciona. Crea la impresión de que loscárteles tomaron el poder y serían la causa de nuestros males, el cáncer que nos ha estado corroyendo. No es así. El lodo en que estamos, cuando resulta imposible distinguir entre el mundo de los criminales y el de las instituciones, no empezó con el tráfico de drogas, el cual fue su consecuencia. Además, los crímenes se han diversificado considerablemente y hay muchos enteramente ajenos a los cárteles. Los asociados con el negocio de las drogas o con la guerra iniciada por Nixon contra ellas son sólo un capítulo de la tragedia. Además, al mostrar su relación con bancos, policías y funcionarios de México y Estados Unidos, entre otros países, que se llevarían la parte mayor de ese negocio, se revela su carácter. A final de cuentas, se trata solamente de las formas actuales de la hidra capitalista, cuyo nombre resulta impronunciable para las clases políticas. Ningún adepto del procedimiento electoral se anima a introducir en su plataforma la lucha contra ella.
No hay ya un nombre claro para designarnos. No sería exagerado examinar nuestra situación como la de un país bajo ocupación extranjera, con la salvedad de que los ocupantes no son sola o principalmente gobiernos de otros países. Personas, corporaciones y patrones de comportamiento ocupan territorios, espacios gubernamentales, y las mentes y cuerpos de muchos mexicanos y mexicanas. También debemos tomar en cuenta a quienes son aún mexicanos por afiliación, sentimiento y compromiso familiar, nacional y hasta lengua, hayan o no nacido en el país, pero se encuentran viviendo en el extranjero. Se trata de más de la tercera parte de la población…
No será fácil ni rápido recuperar ese país desdibujado, recuperarnos. En las condiciones actuales, no hay optimismo posible. Sería ciego y estéril tratar de esconder la profundidad y alcances del desastre que padecemos, como hacen continuamente las autoridades y los medios, disimulando todo bajo logros que sólo ellos ven. Sin embargo, aún podemos estar llenos de esperanza.
No es sólo el despertar, la cadena de despertares que empezaron en el ¡Ya basta! de 1994. Ahora, con los avisos del conserje del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, podemos rescatar la categoría que hace unos 30 años formuló Harry Cleaver: la circulación de las luchas populares. Podemos aprender de los intentos realizados en los pasados 20 años, cuando por diversas razones y factores se interrumpió la circulación o hubo congestión de tráfico. Es útil repasar qué nos pasó con diversas iniciativas zapatistas o las caravanas del Movimiento por la Paz. Así podemos, quizá, entender mejor por qué Ayotzinapa cumple la función que está cumpliendo.
De un lado, como dice con destreza Ángeles Eraña, no han podido ni podrán desaparecer a los desaparecidos. Ayotzinapa es y será llaga viva. No podrá cerrar hasta que lleguen, dentro de mucho tiempo, la verdad y la justicia.
De otro lado, somos otros y otras y otroas. Ya no nos cocemos al primer hervor. Y vivimos a golpes de genio cotidiano, por el contagio de la dignidad de abajo. Merece reflexión especial, por ejemplo, la sutileza teórica y política de la Sexta de Tijuana y la Sexta de San Diego, que pusieron en circulación en California una camiseta que dice al frente:
Ayotzinapa. Ferguson. Palestina. Nos quitaron tanto que hasta el miedo nos quitaron. Eso es la circulación de las luchas populares, que ahora se enlaza naturalmente con el tejido electrónico de la lucha, otra contribución de Cleaver que acuñó al presentar el primer libro en inglés sobre los zapatistas, en 1994, el de Documentos de la nueva revolución mexicana.
Ya habrá ocasión de reflexionar sobre ocupaciones y prisiones. Por lo pronto, hay que hacer maletas para ir a Chiapas el primero de mayo y esperar la lista de quienes pasaron el primer nivel de La Escuelita. Sí hubo grados, calificaciones y descalificaciones. Pasaron, según parece, sólo quienes se atrevieron a mirarse en el espejo y se animaron a enactuar lo aprendido. Dicen.
Es tiempo de circular.
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- sugerenciafelipeQue te vaya vien, Y le rovas un tiempecito al Sup, y con senales de umo Haces dos as, una grande por los de Ayotzi y otra, tambien grande por Aristegui, bueno otra del tamano que quieras por Ackerman... Un abrazo Dr.
- ¿ Circular....?tanacoPero a donde circulamos don Gustavo, a donde nos llevan ....? A donde a" ellos" les conviene, a donde estos "buitres" financieros de los que hace referencia la señora Presidenta de Argentina. Esos que tienen controlado a ese cáncer llamado medios de comunicación masiva que tanto daño nos han causado. No, no don Gustavo, es tiempo de pararnos y ORGANIZARNOS en medio de esta des organización que tanto daño nos a causado. ¿ Cómo? Ese es el Quid del asunto, pero repito hagamos un alto y desidamonos por un partido nuevo, con todas sus deficiencias naturales, producto de su proseso embrionario que el tiempo, de seguro estoy. Curara y ese partido don Gustavo, es MORENA.
- ¿Ya ni modo...?MiguelPor favor Gustavo que no se diga "ni modo" y que "tenemos que apechugar" ante la crítica situación que tiene al país al borde del colapso, ante los abusos del poder y la corrupción de quienes debieran velar por el bien de México y su gente, frente a la pretensión de continuar con la conversión de nuestro territorio en fábrica de fortunas para empresarios de dentro y fuera, delante del cinismo tan grande como el que dejan ver los responsables del drama de Ayotzinapa. No, por favor, que no nos conformemos con semejante desastre... Los problemas que nos aquejan exigen lo mejor de todos nosotros y el valor de quienes tienen la fortuna de producir cambios de conciencia; la crisis y el saqueo de recursos demanda que los mexicanos hagamos lo que esté a nuestro alcance para detener esta inercia, aunque sea siendo éticos y justos en nuestros entornos, demandando a los que elegimos en las urnas que actúen conforme a sus promesas.Lo que sea,pero nada de que tenemos que apechugar y conformarnos...