Tormentas de abril
Pablo Gómez
El cierre de la legislatura ha estado preñada de feos conflictos y enredos macabros. Como ocurre con frecuencia en la víspera de elecciones, el Congreso se pone peor que de por sí. Ahora tenemos que hay una negativa del PRI a completar la integración del tribunal que ha de decir el derecho en los comicios que tendrán lugar dentro de unas cuantas semanas. Sí, el Tribunal Electoral tiene sólo seis magistrados de los siete asientos con los que cuenta. La Suprema Corte ha cumplido con enviar su terna pero el partido (otra vez) oficial se niega a completar su integración.
El PAN, por su lado, hizo de las suyas en la Cámara cuando llegó la minuta con el proyecto de decreto para reformar el régimen político de la Ciudad de México. Es cierto que poco más de la mitad de sus senadores ya habían dicho no, pero con la misma proporción de sus diputados pudo haber salido la aprobación en San Lázaro. No fue así porque se consideró que esa era una victoria del PRD en general y de Mancera en particular, lo cual no es exactamente cierto pero en la lucha política convencional lo que importa es lo que se cree y no siempre lo que es.
Es así como han quedado pendientes un montón de nombramientos y no pocos decretos de ley. En cuanto al tema de la desaparición forzada, en verdad se trata de dar al Congreso facultades para legislar para todo el país aunque ese es un delito típicamente federal porque se comete bajo la figura de delincuencia organizada que es materia de los tribunales de la federación. Así que, aunque se cumpla con una exigencia proveniente de fuera del país, las cosas no van a mejorar automáticamente pues la PGR no es precisamente la mejor fiscalía.
El forcejeo parlamentario como expresión de la confrontación electoral tampoco ha sido demasiado fuerte. A fin de cuentas, el PRI ha impuesto varios puntos de la agenda del gobierno aunque ninguno de gran importancia.
En tanto esto ocurre, el Instituto Nacional Electoral volvió a su práctica de la censura. La Comisión de Quejas, de innegable composición oficialista, ha sacado del aire varios promocionales en los que se critica a Peña Nieto. El primero de ellos fue el que objetó López-Dóriga porque aparecía su imagen en relación con lo que no ha cambiado en el país, pero en el cual la crítica directa se hacía contra los tres alegres compadres que gobiernan: Peña, Osorio y Videgaray. El spot fue vuelto a subir por el PRD sin la foto de López-Dóriga y con cuadro negro que decía censura, pero con las imagenes de los tres por lo cual la censura no funcionó.
Las cosas empeoraron cuando el PAN denunció a Peña como quien había invitado a 200 empresarios a Londres por cuenta del escaso erario mexicano. Con la primera queja no pudo haber suspensión del spot porque la presentó el PRI, el cual no era mencionado, pero cuando la queja llegó por parte del presidente de la República, la Comisión de Quejas lo censuró de inmediato. Calumnia no había, según dijo el Tribunal Electoral que ordenó que el spot se difundiera. Mas, para entonces ya llevábamos varios spots censurados y la vergüenza a cuestas. Lo peor de la faena es que cuanto el INE censuró la crítica a Peña a instancias de él mismo, éste pronunció un discurso a favor de la libertad de manifestación de las ideas y de difusión. Estas son cositas que sólo pueden ocurrir en México.
El Partido Verde (así llamado), por su lado, tan campante y como si nada. En realidad, los 190 millones que lleva de multas son parte del costo de su ilegal campaña electoral. Puede pagar más que al cabo piensa cosechar votos para luego vender el complemento que requiere Peña para tener mayoría en la Cámara y asegurar un presupuesto a modo. La queja de fiscalización interpuesta por el PRD contra el Verde (así llamado) sigue en la congeladora y ya se ha vencido el plazo para que fuera resuelta. El INE opera ahora como lo hizo antes: no ve, no oye, no habla. Si se resolviera esa queja resultaría claro que ese fraude de partido recibió aportaciones en especie de parte de las televisoras durante su campaña anticipada y que, efectivamente, ésta se llevó a cabo ante los ojos de todo el país. Ello podría llevar a la cancelación del registro del Partido Verde (así llamado), lo cual sería aplaudido por todas las organizaciones ecologistas del mundo.
Pablo Gómez
El cierre de la legislatura ha estado preñada de feos conflictos y enredos macabros. Como ocurre con frecuencia en la víspera de elecciones, el Congreso se pone peor que de por sí. Ahora tenemos que hay una negativa del PRI a completar la integración del tribunal que ha de decir el derecho en los comicios que tendrán lugar dentro de unas cuantas semanas. Sí, el Tribunal Electoral tiene sólo seis magistrados de los siete asientos con los que cuenta. La Suprema Corte ha cumplido con enviar su terna pero el partido (otra vez) oficial se niega a completar su integración.
El PAN, por su lado, hizo de las suyas en la Cámara cuando llegó la minuta con el proyecto de decreto para reformar el régimen político de la Ciudad de México. Es cierto que poco más de la mitad de sus senadores ya habían dicho no, pero con la misma proporción de sus diputados pudo haber salido la aprobación en San Lázaro. No fue así porque se consideró que esa era una victoria del PRD en general y de Mancera en particular, lo cual no es exactamente cierto pero en la lucha política convencional lo que importa es lo que se cree y no siempre lo que es.
Es así como han quedado pendientes un montón de nombramientos y no pocos decretos de ley. En cuanto al tema de la desaparición forzada, en verdad se trata de dar al Congreso facultades para legislar para todo el país aunque ese es un delito típicamente federal porque se comete bajo la figura de delincuencia organizada que es materia de los tribunales de la federación. Así que, aunque se cumpla con una exigencia proveniente de fuera del país, las cosas no van a mejorar automáticamente pues la PGR no es precisamente la mejor fiscalía.
El forcejeo parlamentario como expresión de la confrontación electoral tampoco ha sido demasiado fuerte. A fin de cuentas, el PRI ha impuesto varios puntos de la agenda del gobierno aunque ninguno de gran importancia.
En tanto esto ocurre, el Instituto Nacional Electoral volvió a su práctica de la censura. La Comisión de Quejas, de innegable composición oficialista, ha sacado del aire varios promocionales en los que se critica a Peña Nieto. El primero de ellos fue el que objetó López-Dóriga porque aparecía su imagen en relación con lo que no ha cambiado en el país, pero en el cual la crítica directa se hacía contra los tres alegres compadres que gobiernan: Peña, Osorio y Videgaray. El spot fue vuelto a subir por el PRD sin la foto de López-Dóriga y con cuadro negro que decía censura, pero con las imagenes de los tres por lo cual la censura no funcionó.
Las cosas empeoraron cuando el PAN denunció a Peña como quien había invitado a 200 empresarios a Londres por cuenta del escaso erario mexicano. Con la primera queja no pudo haber suspensión del spot porque la presentó el PRI, el cual no era mencionado, pero cuando la queja llegó por parte del presidente de la República, la Comisión de Quejas lo censuró de inmediato. Calumnia no había, según dijo el Tribunal Electoral que ordenó que el spot se difundiera. Mas, para entonces ya llevábamos varios spots censurados y la vergüenza a cuestas. Lo peor de la faena es que cuanto el INE censuró la crítica a Peña a instancias de él mismo, éste pronunció un discurso a favor de la libertad de manifestación de las ideas y de difusión. Estas son cositas que sólo pueden ocurrir en México.
El Partido Verde (así llamado), por su lado, tan campante y como si nada. En realidad, los 190 millones que lleva de multas son parte del costo de su ilegal campaña electoral. Puede pagar más que al cabo piensa cosechar votos para luego vender el complemento que requiere Peña para tener mayoría en la Cámara y asegurar un presupuesto a modo. La queja de fiscalización interpuesta por el PRD contra el Verde (así llamado) sigue en la congeladora y ya se ha vencido el plazo para que fuera resuelta. El INE opera ahora como lo hizo antes: no ve, no oye, no habla. Si se resolviera esa queja resultaría claro que ese fraude de partido recibió aportaciones en especie de parte de las televisoras durante su campaña anticipada y que, efectivamente, ésta se llevó a cabo ante los ojos de todo el país. Ello podría llevar a la cancelación del registro del Partido Verde (así llamado), lo cual sería aplaudido por todas las organizaciones ecologistas del mundo.
Lástima que las tormentas de abril no fueron más que unas molestas lluvias.
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