EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

domingo, 31 de marzo de 2019

Bajo la lupa

Bajo La Lupa
¿Derrumbó el mandarín la muralla Maginot comercial de la Unión Europea?
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▲ La iniciativa de infraestructura del mandatario chino, Xi Jinping, recibe elogios inesperados de Francia, Alemania y de la Comisión Europea.Foto Xinhua
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rump se salva de un impeachment, donde el reporte Mueller puso en ridículo a los delirantes rusófobos de EU y México controlados por el megaespeculador George Soros, mientras el mandarín Xi descuelga resultados exitosos en su periplo a Italia/Mónaco/Francia para la conectividad euroasiática que constituye veneno puro para la añeja geoestrategia disruptiva basada en los conceptos anacrónicos de Halford McKinder y Zbigniew Brzezinski.
Después de la Primera Guerra Mundial, los militares franceses edificaron la línea Maginot (400 kms de largo y 19 fortificaciones) en su frontera con Alemania hasta Italia con la finalidad de impedir la invasión nazi, lo cual resultó en un soberano fracaso.
No faltaron ahora en Europa vetustos teóricos de la línea Maginot para edificar su muralla Maginot comercial, con el propósito de frenar el avance irresistible de las tres Rutas de la Seda (https://bit.ly/2CuUAqX). Lo que de-nominó muralla Maginot fue derrumbada con un cañonazo de € 60 mil millones del mandarín Xi, primordialmente para comprar una flotilla de 300 (sic) aviones Airbus (sumados a otros 10 de largo alcance), en detrimento de los averiados y accidentados aviones Boeing 737 Mex, como había adelantado (https://bit.ly/2unQnkr).
Shi Jiangtao de SCMP asienta que “Europa derrumbó en París sus barreras ante Xi(https://bit.ly/2Ug6cbb)”, pese a presiones de EU y a la incorporación de Italia al máximo proyecto de infraestructura del siglo 21: las tres Rutas de la Seda.
En forma inesperada e inédita, el presidente galo Macron, la canciller alemana Ángela Merkel y el líder de la Comisión Europea Jean Claude Juncker alabaron la iniciativa de infraestructura china y exhortaron al establecimiento de una definición común para un nuevo (sic) orden internacional con el fin de lidiar con los desafíos del multilateralismo, en claro rechazo al proteccionismo unilateral de Trump.
La canciller Merkel admitió que el proyecto chino es importante y afirmó que los europeos desean jugar una parte activa que deba llevar a cierta reciprocidad. La incrustación de Italia a la Ruta de la Seda china entristeció al fundamentalista cristiano Mike Pompeo, secretario de Estado nada exitoso (https://bit.ly/2FC5yf0), mientras Merkel comentó que no tenía nada que criticar.
Se empieza a dibujar el mapa de la “encrucijada de puertos ( hub ports)” en el mar Mediterráneo como terminales de las tres Rutas de la Seda: 2 en Israel (lo cual no entristece a Pompeo (https://bit.ly/2RdRAUY); el Pireo(Grecia); 4 en Italia (Génova, Trieste, Ravena y Palermo); Mónaco y quizá Niza, sin contar Duisburgo y Hamburgo en Alemania.
La conectividad con Mónaco es también turística y cibernética mediante su incorporación este año al 5G de Huawei que, pese a la guerra comercial de Trump, obtuvo 25 por ciento más de suculentas ganancias con sus celulares(https://bloom.bg/2FIfjIn).
En forma cautelosa Merkel no desea, ni le conviene, romper los puentes geoeconómicos con Trump y pretende mantener un acrobático equilibrio simultáneo con EU y China que depende ya de muchas variables, cuando los tres gigantes geoeconómicos representan 67.3 por ciento del PIB global. Como ilustran los juegos matemáticos de Von Neumann, las partidas entre tres jugadores suelen ser muy inestables.
Sonaba anómala la rivalidad geoeconómica de la Unión Europea a las tres Rutas de la Seda de China cuando Alemania encabeza la participación no-regional en el AIIB(https://bit.ly/2TGi1Dj) con 4.2 por ciento, seguida por Francia 3.2 por ciento(https://bit.ly/2JkwNL6). Llama la atención la participación de Canadá con 0.5 por ciento, donde obvio no aparecen EU ni México como miembros del T-MEC. Entre los miembros regionales, China ostenta 26.7 por ciento y Rusia viene en segundo lugar con 6.05 por ciento.
Falta ver cuál será el revire vengativo de Trump contra las importaciones automotrices alemanas. De dos cosas una: o los europeos le tenían guardada una sorpresa desagradable a Trump o este apretó demasiado las tuercas para orillarlos a refugiarse con China, bajo la protección del paraguas militar hipersónico de Rusia. O las dos.
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