Entrevista
Arnaldo Otegi
Seguir atados al Estado español es dejarnos arrastrar al siglo XIX
El líder abertzale fue el artífice de la renuncia de ETA a la violencia // Sostiene que el procés catalán es
irreversibley no tiene otra solución que su independencia // En el País Vasco la cuestión del referendo pactado será una constante en los próximos años, subraya
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El capitalismo está poniendo en riesgo la existencia misma del planeta, pues las desigualdades sociales son más lacerantes que nunca. Ante esto la izquierda tiene que recuperar un discurso contundente, radical, que frene este avance de la derecha porque la solución no puede venir de ahí; de hecho, va a empeorar las cosas, afirma Arnaldo Otegi.Foto Luis Castillo
▲ Arnaldo Otegi lo tiene muy claro: más allá de ir a Madrid a negociar como partido lo tienen que hacer con los textos aprobados por el pueblo.Foto Luis Castillo
Blanche petrich
Periódico La Jornada
Martes 19 de marzo de 2019, p. 2
Martes 19 de marzo de 2019, p. 2
Como los independentistas catalanes, los abertzales anhelan llegar en un futuro a la creación de una república vasca, y Arnaldo Otegi, coordinador del partido Euskal Herria Bildu (EH Bildu) y artífice de los pactos que culminaron con la renuncia de Euskadi Ta Askatasuna (ETA) a la lucha armada, la define en términos muy llanos, inspirados por los independentistas irlandeses:
Una república de iguales.
Convencido de que el procés catalán es
irreversibley que no tiene otra solución más que su independencia o el referendo pactado, considera que en Euskadi en los próximos años la cuestión de la consulta popular va a ser una constante.
Otegi, que pasó 14 años de su vida en la cárcel (tiene 60), cubre una apretada agenda de actividades en Ciudad de México estos días. En entrevista con La Jornada analiza las razones por las que la desaparición de ETA y las armas de la ecuación vasca no llevaron la esperada normalización a la vida política en la región. Habla también de sus orígenes, su familia materna y paterna, su juventud influida por la Iglesia católica y su decisión de militar en el independentismo de izquierda. Y de cómo los abertzales, como él, tienen en su horizonte el saber que algún día pueden caer presos.
La diferencia entre vascos y catalanes es que nosotros ya sabemos de lo que es capaz el Estado.
Fue bajo el liderazgo de Arnaldo Otegi que la principal fuerza política del independentismo vasco tuvo la visión y el empeño de forjar por décadas una estrategia de acuerdos y negociaciones entre el gobierno español y la organización armada ETA. Tras numerosas rupturas, ofensivas y entradas y salidas del dirigente de la cárcel, culminó con el anuncio del grupo de cesar definitivamente su actividad armada (2011) y de disolver todas sus estructuras (2017).
Desde entonces el partido que dirige, EH Bildu –que en décadas pasadas adoptó diversos nombres para sortear las ofensivas judiciales en su contra: Herri Batasuna, Batasuna, Euskal Herritarok, Sortu, Bildu– ha llegado a ser la segunda fuerza electoral,
con entre 20 y 25 por ciento de los votos, después del Partido Nacionalista Vasco (PNV, conservador). “Y esta tendencia va a seguir. En el País Vasco y en Navarra los partidos abertzales (independentistas) van creciendo y los nacionalistas españoles van decreciendo”.
Catalanes y vascos; misma meta, caminos distintos
–En Cataluña los resultados electorales de los partidos independentistas y el retroceso de los nacionalistas españoles fue uno de los factores que empujaron con mucha fuerza el proceso, ¿cierto?
–Si, lo que hizo Cataluña, a la postre, fue poner en crisis al Estado y puso en el contexto internacional sobre la mesa el debate real. Es un debate democrático, un debate en el que catalanes, vascos y otras naciones tenemos una posición de fortaleza, que es que la solución tiene que ser un referendo pactado.
En el proceso catalán ya no sólo se habla de soberanistas y españoles, sino que habla de construir una realidad política para que la vida de la gente mejore. Y yo creo que este es el camino por el que el independentismo y el nacionalismo vascos también tienen que tener cita. La única posibilidad que tenemos, por relación de fuerzas, de construir una alternativa en el País Vasco, es siendo una república independiente. Seguir atados al gobierno y al Estado español es seguir atados a unas fuerzas que son terriblemente reaccionarias y que no nos llevan al siglo XXI sino al siglo XIX.
–Hay diferencias entre Cataluña y el País Vasco. Una de ellas es la presencia masiva, en las calles, de los independentistas catalanes. Esto no se han visto todavía en el País Vasco; no en esas dimensiones.
–No todavía, pero en el País Vasco se ha dado un fenómeno importantísimo para el independentismo y es que nosotros llevamos 40 años sembrando unos valores que ahora se han vuelto mayoritarios. Por ejemplo, se están dando enormes movilizaciones de jubilados que defienden sus pensiones. Y en el debate de fondo que se trasluce es: si seguimos perteneciendo a España nuestras jubilaciones van a estar en riesgo, si las gestionamos aquí, no.
“Hay una explosión del movimiento feminista vasco, centenares de miles de mujeres ocupando las calles. Están habiendo manifestaciones masivas demandando la libertad de los presos, en favor del derecho a decidir, en favor de la autodeterminación. Todo eso está ahí. En el momento en que todo esto conecte con la idea de la república veremos la masividad del movimiento como ocurrió en Cataluña, en demanda de la república.
–¿Cómo imaginan una república vasca?
–Nosotros la resumimos en una forma muy fácil de entender: una república vasca de iguales. Me gusta esta idea que es de los independentistas irlandeses: una república de iguales.
–¿Qué posibilidades existen de que en el País Vasco se llegue a un referendo?
–Nosotros hemos alcanzado con el PNV un acuerdo en torno a unas bases de un nuevo estatus político. Las grandes construcciones sociales no pueden estar sólo suscritas por los partidos políticos, sino que tienen que estar firmados por la gente. Hace tiempo tenemos una convicción: no podemos ir a Madrid a negociar como partidos, sino como pueblo. Vamos a preguntar a la gente si está de acuerdo. Si la gente en votación dice que está de acuerdo, ya no iremos a Madrid con el texto de unos partidos, sino con el texto de la gente.
Por eso nosotros pensamos que la cuestión del referendo va a estar presente en la vida política vasca en los próximos años. Con los acuerdos que sean necesarios, con la paciencia que sea necesaria, pero los vascos también vamos a votar qué queremos ser.
Los vascos sabemos de lo que es capaz el Estado español
–En el procés catalán se vive la reacción represiva del Estado español, que ha terminado con una docena de los líderes y artífices de la proclamación de la república independiente en la cárcel. ¿No es un foco rojo para el País Vasco?
–La diferencia entre vascos y catalanes es que nosotros ya sabemos de lo que es capaz el Estado. A los compañeros catalanes les decíamos: no tengan ninguna duda de que aunque el proceso sea democrático el Estado va a responder con violencia. Al principio no nos creían. Hoy saben que es así.
–Muchos no quisieran ver a Otegi preso de nuevo…
–Yo tampoco (risas).
–Hablemos de sus años en la cárcel…
–En distintos periodos en total he estado 14 años de mi vida en la cárcel. En el más reciente estuve seis años y medio (entre 2009 y 2016). Ellos tuvieron un objetivo. Sabían que estábamos potenciando un cambio de estrategia en la lucha independentista, que queríamos sacar la lucha armada de la ecuación política vasca, algo que a ellos no les interesaba y lo que hicieron fue sacarnos seis años y medio de circulación.
“Hace algunas semanas el Tribunal Judicial de Estrasburgo determinó que ese fue un juicio injusto. En la experiencia de los vascos, pasar por la cárcel siempre ha estado dentro de nuestro horizonte. El objetivo es quebrar nuestra moral y nuestros principios. Pero nosotros siempre hemos aprovechado la cárcel para estudiar. Para la familia siempre es más duro. Yo les digo a los militantes abertzales: los funcionarios cuando terminan su carrera política muchas veces tienen al final un premio: algún buen puesto en algún consejo de empresa, algo así. A nosotros lo más probable es que nos toque la cárcel. Pero tenemos algo que ellos no tienen: el cariño de la gente.”
Una familia típica y Franco como suma de los miedos
Arnaldo Otegi Mondragon, nacido en Elgoibar, Guipúzcoa, viene de lo que llama
una familia típica en el País Vasco, un padre ligado al nacionalismo vasco, de familia religiosa, más bien conservadora, y una madre de familia republicana, anarquista.
Se conjugan las dos vertientes: por eso soy independentista y de izquierda.
Desde su infancia, el caudillo Francisco Franco representó
la encarnación de todos los miedos de mi familia y de todo mi sector. Fue el que bombardeó Guernica, el que prohibió nuestra lengua, el que prohibió nuestros símbolos nacionales y fue con quien nos hicimos antifascistas, por lo que empezamos a luchar en defensa de nuestro país.
Inició su militancia independentista por la vía de la cultura, del aprendizaje de su lengua. Y también por la histórica conexión entre cierto sector de la Iglesia católica vasca y su formación a la sombra de las juventudes obreras vascas propiciadas por los curas. “Ahí nos formamos en la historia –cosa que agradeceré siempre– estudiando desde los romanos hasta ETA, en las historias del socialismo, Cuba, Vietnam, las ideas del mundo”. Estudió filosofía y derecho.
–Ha escrito mucho sobre la actual crisis del Estado español…
–Es que es imposible entender lo que pasa en el Estado español si no se entiende que vive una crisis estratégica profunda. Son tres los factores que han llevado al Estado a esta situación. El primero, una crisis económica profunda. La última crisis demostró que España no tiene una economía competitiva frente a los mercados internacionales y con los niveles de endeudamiento y de corrupción brutales no tiene solución estratégica. Es un Estado que no puede aguantar una segunda crisis, que ya está en ciernes en todo el planeta.
“Lo segundo es que la ofensiva independentista catalana pone a prueba el régimen constitucional que se instala en el 78, la reforma franquista. El tema catalán hace saltar todas las costuras de una estructura territorial que no reconoce la plurinacionalidad del Estado español ni el derecho a la autodeterminación y que ya no tiene encaje en términos democráticos.
Y el tercer factor es la desaparición de la lucha armada de ETA, que se había convertido en ese enemigo interno que permitía ocultar todas las grandes deficiencias del gobierno.
–¿Por qué el fin de la lucha armada debe representar un factor de crisis y no lo contrario, la oportunidad de transitar por una vía de normalización?
–Porque el Estado español construyó un gran edificio político y jurídico antiterrorista que se le cae con la desaparición de ETA. Entonces tiene que entrar en el juego del debate político; pero ahí no tiene una propuesta que hacer. Cuando en la mesa lo que está es el debate de las ideas, ellos no tienen otra idea que mantener unido al Estado español por la fuerza. Y esto es lo que le lleva a esta crisis.
–Es notorio el avance de la extrema derecha, en parte como continuidad del franquismo pero con nuevos elementos. ¿Cómo entender el posicionamiento del partido Vox?
¿Dónde están los franquistas? En Vox
–Eso que llamaron transición democrática sin ruptura con el franquismo para nosotros son dos cosas: impunidad con los crímenes del franquismo y defensa a ultranza de la unidad de España y la propiedad privada. Hubo una época en que nos preguntábamos ¿dónde están todos esos que apoyaban a Franco? Estaban en el Partido Popular. Pero ahora surge Vox porque en el contexto de la crisis económica y financiera, de la incertidumbre total, hay sectores que buscan certidumbres. A Vox lo apoya gente que siente incertidumbre por la migración, por la crisis económica, porque se rompe la unidad de España. Son sectores que no tienen certidumbre en el trabajo, en el futuro de sus hijos. Si la izquierda no ocupa esos espacios, los va a ocupar la extrema derecha.
–Es un fenómeno que se ve más en el sur de España. ¿Sucede lo mismo en el norte, en el País Vasco?
–No, somos un pueblo con una gran tradición antifascista. La diferencia es que la izquierda vasca y catalana fueron antifascistas. La española, no.
–El movimiento abertzale ha llamado a establecer alianzas con los partidos nacionalistas de todas las regiones y todas las ideologías. Esto incluye al Partido Nacionalista Vasco (PNV). ¿Cómo va esta estrategia?
–Hemos estado haciendo llamados a las grandes alianzas y lo que nosotros hemos llamado
acuerdos de país. Es evidente que las grandes naciones se construyen sobre estos grandes acuerdos. Independientemente de si gana la derecha o la izquierda, deben existir mínimos que no se puedan tocar: un sistema educativo progresista, laico, igualitario; un acuerdo sobre la vertebración del país; acuerdos sobre la política energética. Desgraciadamente hoy hay líderes del PNV que decían que sin ETA el trabajo entre los abertzales (independentistas) y los nacionalistas iba a ser posible, han desplazado su política de alianzas hacia el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Pero nosotros vamos a seguir insistiendo.
–Hace poco menos de un año sale el Partido Popular (PP) del gobierno y llega Pedro Sánchez. ¿De qué manera cambia el clima político del país con el PSOE en la presidencia?
–La izquierda abertzale dio su voto en favor de la moción de censura al PP porque nosotros siempre vamos a dar nuestro voto gratis contra la derecha autoritaria. Es una cuestión de principio. Dicho esto, hay que recordar que nuestra experiencia, ya muy larga, con el PSOE, no es muy gratificante. El PSOE no tiene mucha palabra. Entró a la transición diciendo que España no entraría a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y nos metió; ha hecho reformas económicas contrarias al interés de la gente y respecto al problema vasco siempre ha mostrado una cara de flexibilidad en el exterior pero en el interior siempre ha sido tímido a la hora de las decisiones. Por ejemplo, decía que ya sin ETA los presos políticos ya no tendrían razón de ser y no ha sido así. Nuestra expectativa hacia ellos no es muy halagüeña.
–En el contexto europeo también hay un deslizamiento hacia la derecha. ¿Cómo afecta esto a partidos del signo como EH-Bildu?
–Yo veo a las izquierdas muy despistadas, instaladas en la defensa de valores culturales, de libertades civiles, democráticas, con algunos avances como los que se han consolidado en la lucha por los derechos LGTBI. Pero creo que lo que debe recuperar la izquierda es su discurso sobre el mundo, volver a lo fundamental. Para mí es que el capitalismo está poniendo en riesgo la existencia misma del planeta, que las desigualdades sociales son más lacerantes que nunca. Ante esto la izquierda tiene que recuperar un discurso contundente, radical, que frene este avance de la derecha porque la solución no puede venir de ahí; de hecho, va a empeorar las cosas.
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