Ideas para un debate sobre derechos indígenas
Francisco López Bárcenas
T
res candidatos a la Presidencia de la República han aceptado que sus representantes debatan este lunes sus propuestas sobre derechos indígenas. Así, a las seis de la tarde de este día, se encontrarán en el Museo Nacional de Antropología Adelfo Regino Montes, Xóchitl Gálvez Ruiz y Jesús Fuentes Blanco, de las coaliciones Juntos Haremos Historia, Por México al Frente y Todos por México, respectivamente.
Xóchitl Gálvez fue comisionada para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en el sexenio de Vicente Fox; Adelfo Regino tomó notoriedad en los Acuerdos de San Andrés y fue secretario de Asuntos Indígenas de Oaxaca en el gobierno de Gabino Cué; Jesús Fuentes preside el consejo consultivo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). Los dos primeros se conocen, saben de sus posturas en la materia y seguro han intervenido en el diseño de las propuestas de campaña de los candidatos que representan; el tercero es un novato en estas lides, un incursionador en los sótanos del indigenismo de la derecha.
Atenidos a eso, a lo que han dicho los candidatos y lo que circula en los medios, es probable que el anunciado debate resulte un diálogo de sordos, en el que cada quien diga lo que quiere sin importar lo que su adversario exprese. Puede suceder, por ejemplo, que por enésima vez escuchemos que los indígenas son pobres, que el Estado tiene una deuda histórica con ellos y que en años recientes el presupuesto para atenderlos ha aumentado, pero ha sido insuficiente para satisfacer sus carencias. Junto con ello, corremos el riesgo de escuchar que la muerte del Instituto Nacional Indigenista y la creación de la CDI fue correcta, pero se operó mal, y por eso no ha dado los resultados que se esperaban de ella, que hay que rectificar para que funcione. Si esto sucede, otra vez nos habrían dado gato por liebre, pues no habrían ido al fondo de los problemas que aquejan a los pueblos indígenas. Y estos quedarían sin saber lo que los candidatos piensan de ellos.
Considero que una presentación pública de este tipo no tiene sentido, por eso expongo las que a mi juicio son algunas preocupaciones actuales de los pueblos indígenas. La primera tiene que ver con su condición de colonias internas. Cuando en los diálogos de San Andrés se hablaba de entablar una nueva relación entre los pueblos indígenas, el Estado y la sociedad se partía de reconocer esta relación colonial. Los representantes de los candidatos a presidente de la República que han dicho que cumplirán los Acuerdos de San Andrés, podrían decirnos cuál es la postura de sus representados al respecto. Es importante, porque a partir de ella se puede desprender la idea de autonomía que piensan reconocerles y la forma de operarla. En los Acuerdos de San Andrés consta el compromiso del Estado de reconocer la autonomía
en el ámbito que los pueblos hagan valer, lo cual implica que pueda ser comunitaria, municipal o de pueblo, pero hasta ahora ha quedado sólo en la primera, que es una manera de pulverizarla.
Una segunda preocupación tiene que ver con la condición de sujetos de derecho público de los pueblos indígenas, las facultades que es necesario reconocerles, así como las competencias y los mecanismos para que sus derechos puedan ser ejercidos plenamente. Políticos de todo tipo reconocen que los pueblos indígenas deben ser sujetos de derecho público, pero nada hacen por concretizar estos pendientes, con lo cual no pasan de la demagogia; al contrario, cuando ejercen algunas competencias, como la de seguridad mediante las policías comunitarias, los tachan de delincuentes. Tema toral es el de la defensa del patrimonio de los pueblos indígenas: su territorio, sus recursos naturales, su patrimonio biocultural, todos asediados por el capital. Sobre algunos de estos temas sólo Andrés Manuel López Obrador se ha pronunciado y de manera muy general, por lo cual sería saludable que su representante abundara en ello.
Hay otros temas también muy importantes. La institucionalidad gubernamental es uno de ellos. Otra vez, ha sido Andrés Manuel quien se ha pronunciado por una secretaría de Estado, pero eso no es suficiente: se requiere analizar sus funciones, sus políticas y sus presupuestos. Muchas entidades tienen secretarías que carecen de funciones y presupuesto para operar, lo que las vuelve inoperantes. Pero lo más importante es que los representantes de los candidatos no hagan lo que sus representados, que no piensen que los pueblos indígenas ni los miran ni los entienden y por tanto pueden hablar por ellos. Los pueblos indígenas están más activos que en cualquier otra campaña: basta ver a quienes han decidido impedir que las casillas electorales se instalen en sus territorios si no les resuelven sus problemas o los que han decidido realizar sus elecciones con sus propias normas. De que ofrezcan un debate con ideas novedosas y oportunas para atender los problemas de los pueblos indígenas depende que se ganen o pierdan el voto que buscan. No deberían olvidarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario