EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

sábado, 2 de junio de 2018

¿Hasta cuando?

Los de abajo
 ¿Hasta cuándo?
Gloria Muñoz Ramírez
M
éxico, país en el que predomina la violencia criminal y la ejercida desde el Estado, termina mayo con seis voces más silenciadas. ¿Hasta cuándo seguirán la muerte, las amenazas, la censura? México se ha transformado en uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, que no es otra cosa que informar lo que ocurre, dijeron los comunicadores este viernes frente al Palacio Nacional, en el Zócalo de Ciudad de México.
El gremio periodístico manifestó su preocupación e indignación por el incremento de asesinatos y desapariciones de periodistas. Seis en lo que va de 2018, 42 en el gobierno de Enrique Peña Nieto, más de 140 de 2010 a la fecha. Y los pronósticos para las siguientes semanas electorales no son optimistas. La violencia se incrementa y lo mismo se matan candidatos que periodistas o defensores de derechos humanos, mientras se desaparece y encarcela a luchadores sociales.
Las movilizaciones no son grandes, pero no importa. La indignación no se mide en el número de manifestantes. El miedo está en las calles, y al que se mueve y al que escribe sobre lo que se mueve, le puede costar la vida. El 99 por ciento de impunidad en los asesinatos de periodistas arropa a los criminales. En México, mientras corre el proceso electoral presidencial, se puede silenciar la palabra. Y no pasa nada.
Héctor González Antonio fue golpeado hasta su muerte el martes pasado en Tamaulipas, cuando el gremio no se reponía de los asesinatos de Alicia Díaz, colaboradora de El Financiero, y del de Juan Carlos Huerta, ocurridos en Monterrey y en Tabasco, respectivamente, y de Leobardo Vázquez, Leslie Montenegro y Agustín Silva. A un promedio de un periodista al mes le han arrebatado la vida este año por el único delito de informar sobre lo que ocurre en un país en el que se amenaza, se asesina, se tortura, se desaparece, se despoja y se mata a quien lo denuncia en un medio de comunicación.
Ningún candidato nos contempla en su agenda. No les rentabiliza votos comprometerse con la justicia. Ustedes quieren votos. Nosotros, justicia, fue la frase que quedó plasmada con letras gigantes frente a la casa del Poder Ejecutivo, junto a los rostros de los comunicadores asesinados, nombrados por un gremio que reclama el fin de la impunidad, ni uno más, y protección a la palabra. Las redes de periodistas continúan con el reto de vincularse, fortalecerse y armar su agenda común. El dolor y la rabia nos unen. Y por eso salimos a protestar a las calles. Sin embargo, parece que nada cala, que nada alcanza. Seguimos.

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