Francia: Sueños imperialistas
Sebastian Edinger
13/05/2022París quiere un papel protagonista en la UE.
Las prisas forzadas de Washington y Bruselas por admitir a Ucrania en la UE también han recibido la aprobación de Berlín. Se olvida el hecho que los tan cacareados "valores europeos" -democracia, estado de derecho y derechos humanos- apenas tienen expresión allí y están siendo completamente mermados en el transcurso de la guerra. Kiev tiene materias primas que ofrecer y mucha mano de obra barata. El capital alemán lo celebra con creces, puesto que el prolongado banco de trabajo hacia el Este puede alargarse aún más.
Sobre todo, según se calcula, muchas mujeres ucranianas pronto estarán dispuestas a hacer casi cualquier cosa por unos pocos céntimos. Ya sea en la fabricación de productos semielaborados a domicilio, en el matadero, en la residencia de ancianos o en cualquier otro lugar de la RFA, donde la demanda de mano de obra barata apenas puede satisfacerse. Occidente está decidido a luchar contra Rusia "hasta el último ucraniano" para debilitar militarmente a Moscú. De este modo, todavía se podría hacer algo con la preservación de la supremacía global de Estados Unidos: una Rusia económicamente desangrada se convierte en un apéndice dependiente de China, mientras que Estados Unidos la subordinaría a la mucho más potente Europa Occidental. Los "sostenes familiares" ucranianos apenas se mantendrán entonces. Esto hace que las mujeres sean vulnerables a una explotación despiadada.
Pero de nuevo hay alguien que no quiere participar: El presidente de Francia, Emmanuel Macron, mira ex officio y con nostalgia los tiempos en los que la grande nation aún contaba para algo en la política mundial. Fue hace mucho tiempo, y forma parte de la razón de estado luchar por un papel de liderazgo imperial. De poco sirve que la UE se extienda cada vez más hacia el Este. Francia no necesita un banco de trabajo ampliado ni una competencia de bajos salarios.
En lugar de hacerse cada vez más grande, Macron quiere que la UE sea cada vez más eficiente. No quiere incorporar más casos problemáticos al estilo de Hungría y Polonia, sino forjar una alianza controlable -incluyendo las finanzas y el ejército- con estructuras de poder fuertemente centralizadas bajo el liderazgo francés. Por eso Macron propone ahora, por un lado, no admitir a Ucrania en la UE, y si es posible tampoco a los estados de los Balcanes Occidentales. En lugar de ello, estos países deberían formar parte de una "comunidad política", una especie de membresía de segunda clase en la UE sin derecho a intervenir en esta. Por otro lado, quiere modificaciones de los tratados de la UE, para quitar influencia a los estados más pequeños mediante la eliminación del principio de unanimidad y facilitar una ulterior integración según los deseos franceses.
El plan no resultará. Ya al principio de su primer mandato, Macron jugó al "gran europeo" y presentó todo tipo de propuestas para avanzar en la integración de la UE. Berlín y Washington se lo han cobrado y volverán a hacerlo. Tienen otros intereses y más poder. Así están las cosas en la grande nation estos días.
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