El pasado de los precandidatos
De cara a las elecciones presidenciales de 2024, en México el panorama político es muy claro. Habrán de contender dos proyectos nítidamente definidos.
Por un lado Morena, decididamente anti neoliberal, anti privatizadora; y por el otro, la derecha, el conservadurismo, que representa todo lo contrario.
Para lograr su retorno al poder, la derecha privatizadora cuenta, más o menos, con un tercio del electorado. Se trata de una fuerza nada despreciable pero notoriamente insuficiente para llegar a Palacio Nacional.
De modo que las posibilidades de continuidad progresista o de un retroceso neoliberal se encuentran solamente en Morena. Esto lo saben o lo intuyen los morenistas de a pie. Y eso depende en buena medida de la persona que resulte ser el abanderado de las fuerzas antineoliberales.
Hasta el momento son tres los nombres mencionados: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López Hernández. Y los tres mantendrán sus posibilidades en tanto no den señales de coqueteos con el conservadurismo.
La historia personal, ideológica y política de Claudia Sheinbaum no permite albergar sospechas. De Marcelo Ebrard no puede decirse lo mismo.
Tiene un pasado neoliberal en lo ideológico, en lo político y en lo personal. Recuérdense sus ligas con Carlos Salinas de Gortari y con Manuel Camacho Solís, destacados personeros de la teoría y la práctica privatizadoras de los bienes públicos. Y lo que se dice de Claudia Sheinbaum puede decirse, pero sin tanta contundencia y claridad, de Adán Augusto López Hernández.
Si la postulación del abanderado presidencial de Morena dependiera del Presidente López Obrador, pienso personalmente, que la candidata sería Claudia. Pero esa postulación no será, como antes, un dedazo.
Dependerá de los resultados de la encuesta o las encuestas que con tal propósito habrán de realizarse. Y en este caso, con la decisión del pueblo como fiel de la balanza, el pasado político de cada uno de los contendientes será el factor decisivo.
En esta situación, con el pueblo opinando, resulta claro el orden de posibilidades: Claudia, Adán y Marcelo. Es más: pienso que a la hora de la verdad Claudia le sacará varios cuerpos de ventaja a Marcelo, su más cercano competidor.
Porque es claro que el obradorismo decidido y militante del presente no puede borrar el pasado de los contendientes. Y es que, como dice el pueblo, “donde hubo, siempre queda”. O también: amor viejo y camino real nunca se dejan de andar.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en o
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