Trump y el camino a la relección
Arturo Balderas Rodríguez
T
rump inició el martes de forma oficial su campaña por la relección, aunque en términos prácticos la comenzó desde el primer día en que pisó la Casa Blanca. En un discurso, que duró hora y media aproximadamente, el mandatario reiteró el estilo retador que tanto emocionó a sus seguidores en el proceso electoral de 2015, y que dentro y fuera de la arena de Orlando, Florida, celebraron estruendosamente los miles que se congregaron para festejar a su nuevo mesías. Con la presencia entusiasta y aplauso de los más destacados líderes del Partido Republicano, se comprobó que éstos han cedido las riendas y quedaron a merced del presidente y lo que él entiende por ideología, que en términos sucintos es una
egomaníasin límite.
Decenas de sus seguidores declaraban a las cadenas que cubrieron el acto su fervor por Trump y al mismo tiempo criticaban a los medios de comunicación por lo
injustos que han sido con su presidente. Ese fervor y el despecho por todo aquel que ha estado en de-sacuerdo con sus métodos es una muestra de lo que, según se advierte, será la característica principal de su campaña. Es la realidad en una nación profundamente dividida. Buena parte de la sociedad estadunidense aplaude al magnate porque se siente reivindicada frente a la elite que, según sus seguidores, desprecia los
verdaderos valores de Estados Unidos. No en balde la repetición, ahora con más fuerza, del eslogan Make America great again (Haz grande nuevamente a América).
A pesar de las evidentes y cada vez más burdas mentiras y falsedades que de manera sistemática repite, 10 mil 796 en 869 días, según el Washington Post (7/6/2019), fanáticos gritan a coro con Trump sus noticias falsas (fake news). Sorprendido por la obnubilación y el alejamiento de la realidad que los simpatizántes del mandatario muestran, un comentarista político apuntó que
da la impresión de que viven en un planeta diferente.
En su discurso, Trump no se inmutó en repetir las mismas mentiras y promesas que le permitieron llegar a la presidencia en 2016, a pesar de que, para bien o para mal, no pudo cumplir buena parte de ellas, como por ejemplo la recuperación de los empleos que las trasnacionales han trasladado a otras naciones, la derogación de la reforma de salud conocida como Obamacare y la construcción del muro entre México y Estados Unidos. Sí, en cambio, fortaleció la extracción de carbón; desmanteló algunas de las medidas para proteger el medio ambiente; aprobó una reforma fiscal que beneficia al sector más rico de la población; agredió sistemáticamente a sus aliados, y creó un problema de derechos humanos inédito con el desmembramiento y el mal trato a miles de familias que han buscado un refugio en Estados Unidos ante la precariedad que sufren en varias de las naciones centroamericanas de donde proceden.
Como colofón de su discurso, se mofó de todos aquellos que considera sus enemigos: el fiscal especial que investigó la intervención de Rusia en las elecciones; de la líder demócrata en el Congreso; de los líderes de gobiernos de las naciones que no se han alineado con sus desaforadas propuestas; para variar, de Hillary Clinton y, en especial, de la mayoría de los medios de comunicación, con excepción de su cadena favorita de noticias, FOX News. En contraste con su triunfalismo, en la misma ciudad en la que Trump inició su campaña, el principal diario de Orlando, Florida, que invariablemente ha apoyado a los candidatos republicanos, declaró en su editorial:
Cualquiera menos Trump. Mal augurio para el presidente en sus aspiraciones de relección.
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