Tren Maya: colapso ecológico
Cristina Barros
U
n grupo de integrantes del Centro de Investigación Científica de Yucatán y de la Universidad Autónoma de Yucatán –Casandra Reyes García, Celene Espadas Manrique, Alejandra García Quintanilla y Manuela Tamayo Chim– explican los motivos de preocupación de los biólogos (y no sólo de ellos) por los efectos que podría tener el Tren Maya. Ante la descalificación que hace el director de Fonatur, Rogelio Jiménez Pons, tildando de
conservacionistasa quienes se oponen, y expresando que
primero va la gentey que en el país
no ganamos nada con tener jaguares gordos y niños famélicos, ellas hacen un recuento de argumentos.
Desde su punto de vista el llamado Tren Maya puede provocar
un colapso ecológicoen la Península de Yucatán. Definen
colapso ecológicocomo la situación en la cual
el ecosistema sufre una serie de cambios irreversibles que afectan a gran parte de su organismos y resulta en una extinción masiva. Este colapso no afecta solamente a la flora y a la fauna,
sino que repercute directamente sobre todos los seres vivos, incluyendo los humanos, que nos beneficiamos de los servicios que la selva nos brinda. Algunos de estos servicios son que los bosques o selvas favorecen la formación de nubes por el vapor de la transpiración y promueven la lluvia, y que las raíces de los árboles favorecen la infiltración del agua al manto freático. Además la fauna de las selvas contribuye
al control natural de plagas, así como a servicios de polinización. La polinización permite la producción de frutos. Los jaguares y pumas “controlan la proliferación de herbívoros ayudando a la regeneración de las plantas en los bosques. La selva además da madera, leña, frutos, plantas medicinales, colorantes, especias, animales para la caza, y brinda servicios culturales,
la naturaleza es parte intrínseca del ser de los pueblos originarios, son un importante valor intangible. Estos pueblos han mantenido por milenios una relación armoniosa con la naturaleza.
En este contexto señalan que “las estaciones Tulum-Carrillo Puerto-Bacalar y Bacalar-Calkmul-Escárcega,
atraviesan porciones de la Península de Yucatán que aún albergan zonas de vegetación conservada, donde se encuentran dos de las áreas naturales protegidas más importantes de México: la Reserva de la Biósfera de Calakmul, que por su extensión de selva continua constituye la segunda reserva más importante de América tropical, sólo después de la Amazonia y la reserva de la Biosfera de Sian Ka´an, que alberga un sinnúmeros de ríos subterráneos de agua dulce que interconectan con cenotes y petenes, y que ha sido declarada Patrimonio Intangible de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
En la Reserva de Calakmul
se encuentra una zona arqueológica que ha sido denominada Patrimonio Mundial Mixto por la Unesco y que se pretende potenciar como atractivo turístico. Este lugar está hoy poco comunicado y recibe 40 mil turistas al año.
Al conectarse con el tren se espera que de los casi 17 millones de turistas que llegan a Cancún, tres millones lleguen a visitar Calakmul.
Un adelanto de lo que esto significa, puede verse en la Riviera Maya. Si bien se dijo –escriben las investigadoras–
que se iba a mantener un desarrollo responsable con el medio ambiente y de bajo impacto, y que traería consigo bienestar, lo que ha ocurrido es que la población local fue reubicada y que la biodiversidad ha sido fuertemente impactada. Ha habido ecocidios
tanto en el mar como en la tierra, donde el coral, las selvas y los manglares han muerto.
La ONU ha advertido que frente a los problemas ambientales
es necesario adoptar medidas urgentes a una escala sin precedentes para detener y revertir esta situación y proteger así la salud humana y ambiental. Ellas comentan:
Si el proyecto del Tren Maya no hace un análisis exhaustivo del impacto ambiental, social y económico que causaría, claramente impactará primero a los más pobres. Son ellos quienes
verán la disminución de miel en sus apiarios y de las cosechas en sus milpas. Concluyen:
Es importante detenerse y hacer un verdadero análisis de los impactos del Tren Maya y modificar su ruta para salvaguardar la selva.
La voz de los pueblos mayas al respecto puede leerse en el Pronunciamiento de organizaciones mayas de la Península de Yucatán del 19 de junio. Fortalece lo expresado por las investigadoras.
Así como hoy vemos islas formadas con los desechos de plástico que hemos arrojando al mar, un día veremos, si se insiste en construir este tren, cómo
cambiarán las lluvias, se vaciarán los mantos freáticos, subirán las temperaturas y los cultivos no serán polinizados. Esto no sólo afecta a la Península de Yucatán, nos afecta a todos.
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