EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

jueves, 30 de mayo de 2019

Fuerte y en el clavo

FUERTE Y EN EL CLAVO
Guillermo Almeyra
Honor a quien honor merece…Después de la desastrosa experiencia en Semarnat con una oligarca hija de oligarcas acostumbrada a considerar lo público como si fuera de su propiedad, Andrés Manuel López Obrador recomienza por donde debería haber comenzado y nombra en ese puesto clave a un destacado científico y valioso intelectual que, además de haber criticado desde La Jornada sus planes para el Tren Maya y el Corredor transítsmico, puede aportarle la inestimable colaboración de muchos otros ecologistas serios.
Este no es el primer acierto pues en Educación-otra cartera clave- nombró subsecretario de Educación Superior a Luciano Concheiro, distinguido profesor de la UAM, sindicalista, hombre de ideas y principios y buscó acuerdos con los maestros de la CNTE, nombró a Paco Ignacio Taibo II en el FCE y otorgó un importante aumento salarial en la franja fronteriza norte además de liberar algunos presos políticos y sociales. Pero el nombramiento del maestro Toledo es una medida que debe ser doblemente saludada porque da un fuerte golpe en el clavo al otorgar a los problemas ambientales la jerarquía que hasta ahora les desconocía y porque demuestra que AMLO podría verse obligado a empezar a restablecer contacto con quienes lo votaron para tratar de liberarse de la influencia nefasta de los grandes capitalistas y oligarcas que creyó oportuno incrustar en su entorno y a los que hasta ahora ha ido cediendo, como lo demuestra el caso de la central térmica de Huexca rechazada por los pueblos a quienes la Justicia ha dado razón pero que AMLO insiste en hacer.
El mundo y México, que sobrevive en este planeta al lado del primer contaminador mundial, están en una emergencia ecológica que pone en cuestión la existencia misma de la especie humana.
En esta guerra desatada contra la naturaleza y la sociedad por el capitalismo depredador y sin futuro es indispensable otorgar prioridad a la protección ambiental, una prioridad aún mayor que la dada a la guerra contra el narcotráfico y la violencia. En ambos casos deben ser los protagonistas los directamente afectados y los científicos sociales, ecológicos y étnicos, no los burócratas.
En la lucha contra la desertificación, la escasez y contaminación de las aguas, la brutal contaminación ambiental en las aglomeraciones urbanas, la deforestación acelerada y el deterioro de los recursos marinos y turísticos por el recalentamiento global que acaba con enteras especies marinas y estimula los sargazos, habría que convocar los Estados Generales del Medio Ambiente para que campesinos, indígenas, estudiosos y científicos formulen propuestas y medidas de corto y mediano plazo y congelar los proyectos ecocidas hasta que se establezca una línea de defensa de los recursos y de las comunidades que de ellos viven.
En el campo de la lucha contra la violencia, la solución tampoco es la militarización del país bajo la cobertura de una Guardia Nacional y en vez de desarmar a las autodefensas habría que reforzarlas y legalizarlas así como a las policías comunitarias, darles instrucción militar y armas adecuadas, legalizar las drogas ligeras, subsidiar productos alimenticios sustitutivos de la marihuana y las amapolas y controlar a los narcos mediante la vigilancia popular como lo demostró en los años 40-50 el ejemplo chino.
Víctor Toledo, un crítico lúcido de los errores ambientales y un científico dispuesto a arremangarse para cambiar las cosas con la acción, no es un ministro más ni está dispuesto a doblegarse ante las presiones ni podría hacerlo sin negar sus principios. Es por lo tanto una garantía para los pueblos indígenas, las poblaciones mayas y quienes defienden la prioridad del agua para el desarrollo rural y las poblaciones.
La lucha de clases, la influencia de los combates de los trabajadores y los defensores del ambiente, atraviesan también las filas de MORENA y hasta el entorno de AMLO. En este combate de influencias a veces predomina el gran capital y otras, menos, el ansia de transformación que llevó a muchos a votar por AMLO. Esto no quiere decir que el gobierno haya cambiado de carácter o que MORENA sea anticapitalista. Simplemente nos indica que no es sensato ignorar las diferencias y las grietas en un entorno heterogéneo como el que rodea a AMLO.
A la gente honesta y capaz en el gobierno hay que apoyarla, tomarle la palabra y respaldarla sin abandonar la crítica a una orientación política reformista utópica que somete a México a los intereses del capital financiero internacional.
Si Toledo aplica en Semarnat lo que escribió reiteradamente en nuestro diario–como no dudo intentará hacer- habrían consultas reales y estudios serios de impacto ambiental de cada medida, desde las forestales, hidráulicas o energéticas hasta el turismo y la minería. Los anticapitalistas deben por eso apoyar lo que en el campo de la ecología podría ser el comienzo de algunos cambios.

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