Emiliano Teran Mantovani
Ante los incendios de la Amazonía, varias personas me han preguntado sobre si Bolsonaro y Evo son iguales. Mi respuesta es NO y SI.
La Amazonía está en nueve países. En cada uno de ellos esta eco-región está siendo depredada por los diferentes proyectos expansivos del extractivismo promovidos por todos los gobiernos, o por las extracciones ilegales ante las cuales los gobiernos o no hacen nada, o son cómplices y se aprovechan.
Si la deforestación es uno de los causales directos de la expansión de los incendios entonces hay que decir que no fue Bolsonaro el que promovió una brutal expansión de la frontera del agronegocio sojero en Santa Cruz en los últimos años.
Fue Evo (y de hecho Lula lo había hecho previamente en Brasil). De hecho, en términos de sofisticación, diversificación y dimensiones, el extractivismo boliviano deja pequeño al de su primo venezolano, el de la Revolución Bolivariana.
Lo que pasa es que Bolsonaro es extractivismo desinhibido. Es el ataque frontal. Es el capitalismo del siglo XXI al desnudo. Es pornográfico.
Los progresismos avanzan hacia las últimas fronteras de la vida, pero se encubren en las mediaciones del discurso y de ciertas políticas de distribución de rentas. Y así convencen a muchos.
Sí, es cierto. En este sentido NO son iguales, y decir ramplona y bravuconamente que son iguales no dice mucho. De hecho ridiculiza un poco el argumento.
Pero son variantes del mismo patrón, de esta lógica de re-colonización de la naturaleza, que es cada vez más violenta y que nos lleva al precipicio.
Si usted en vez de oponerse sólo a un hombre se opone a un modelo de dominación, a un patrón civilizatorio, entonces se opone a todas estas variantes.
No se deje convencer por devastaciones “revolucionarias” de la Amazonía.
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