EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

jueves, 24 de mayo de 2018

Mexico SA

México SA
Pensiones miserables
Viejitos a laborar
Coppel y su carta 2006
Carlos Fernández-Vega
L
a privatización de los sistemas pensionarios en América Latina ha sido un sonado fracaso para la población que aspira a obtener un ingreso digno en la última etapa de la vida. En cambio, como negocio privado ha resultado ser otra mina de oro, armado con dinero ajeno. Al mismo tiempo, las miserables pensiones obligan a las personas de la tercera edad a mantenerse activas o, cuando menos, intentarlo en el mercado laboral.
En el caso de nuestro país, a estas alturas sólo cuatro de cada 10 mexicanos en edad y condición de laborar obtendrían una pensión, independientemente del miserable monto que recibirían. En cambio, el sistema de las afore ha generado multimillonarias ganancias a sus propietarios.
Sobre el particular, la Cepal (Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe; la inserción laboral de las personas mayores: necesidades y opciones, del que se toman los siguientes pasajes) señala que para enfrentar los procesos de envejecimiento y sus efectos sobre la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, muchos países desarrollados revirtieron las políticas implementadas en el pasado, aumentando la edad de jubilación y reduciendo las opciones de retiro anticipado.
A la vez, una proporción cada vez mayor de personas, sobre todo de nivel educativo elevado, prefiere mantenerse vinculada al mercado laboral, generalmente porque siente que puede seguir contribuyendo de manera relevante a la sociedad y que sus condiciones de salud física y mental le permiten continuar ejerciendo una actividad laboral más allá de la edad normal o legal de jubilación que fijan los sistemas de seguridad social.
La situación es muy diferente en América Latina, pues en esta región la principal razón por la que las personas mayores se mantienen activas en el mercado laboral más allá de la edad de jubilación es la falta de ingresos, sobre todo en el caso de las mujeres.
De los datos de ocho países de la región (México entre ellos) se desprende que en promedio 57.7 por ciento de las personas de entre 65 y 69 años y 51.8 por ciento de 70 años y más todavía no perciben una pensión de un sistema contributivo, y estas tasas son aún más elevadas en el caso de las mujeres. Esta situación obliga a muchas personas mayores a trabajar, por lo que la tasa de ocupación para el conjunto de las personas de 60 años y más alcanza 35.4 por ciento y es aún bastante alta en los grupos etarios que ya han superado la edad legal de jubilación: 39.3 por ciento en el grupo de 65 a 69 años, y 20.4 por ciento en el de 70 años y más. Las tasas son más altas en los países en que la cobertura de los sistemas contributivos de pensiones es escasa.
Entre las actividades generadoras de ingresos que realizan las personas mayores que siguen activas, destaca el trabajo por cuenta propia. Esto puede ser consecuencia tanto de la discriminación que obstaculiza el acceso de las personas mayores a un empleo asalariado como del deseo de éstas de trabajar de manera independiente, aprovechando las calificaciones adquiridas a lo largo de su vida laboral para hacerlo en condiciones que permitan una mayor flexibilidad a la hora de organizar sus actividades laborales y de la vida diaria.
Una elevada proporción de las personas mayores ocupadas se desempeña en la agricultura, lo que podría reflejar la falta de cobertura de los sistemas de pensiones en el caso de los trabajadores agrícolas, así como algunos aspectos característicos de la agricultura familiar. Cabe señalar que, al igual que en los países desarrollados, en la región hay personas mayores, sobre todo de nivel educativo elevado, que siguen vinculadas al mercado laboral por elección propia, incluso percibiendo una pensión.
Existe el desafío de ampliar la cobertura de los sistemas de pensiones y complementarlos con pensiones no contributivas, a fin de reducir la presión a la que se ven sometidas las personas mayores, que las obliga a seguir trabajando, generalmente en empleos de baja productividad, a fin de contar con medios mínimos de subsistencia a una edad en que las sociedades deberían garantizarles las condiciones para disfrutar de una vejez digna.
Muchos países latinoamericanos registran un proceso acelerado de envejecimiento, lo que exige analizar las condiciones y el financiamiento necesarios para contar con sistemas de pensiones inclusivos y sostenibles. Es fundamental aplicar políticas que garanticen condiciones laborales adecuadas a aquellas personas mayores que prefieran trabajar más allá de la edad de jubilación, sin castigarlas respecto de los derechos que han adquirido a lo largo de su vida laboral y en condiciones flexibles, por ejemplo, mediante el empleo a tiempo parcial.
En la región, el principal motivo por el que las personas mayores se mantienen activas en el mercado laboral más allá de la edad de jubilación es la falta de ingresos por concepto de pensión.
Destaca la limitada cobertura de los sistemas de pensiones contributivas en el caso de las mujeres. Si bien en los tiempos recientes muchos países han logrado importantes avances a la hora de ampliar la cobertura de estos sistemas y han creado o extendido los sistemas no contributivos, un elevado porcentaje de las personas mayores se ve obligado a laborar al no percibir una pensión. Por otra parte, existe un segmento minoritario de personas –por lo general con mayores niveles de educación– que siguen insertas en el mercado laboral por preferencia individual, incluso aunque perciban una pensión.
Las rebanadas del pastel
El peje candidato denunció que me han informado que algunos empresarios piden a sus trabajadores que voten por Ricardo Anaya, el canallín, y algunos de ellos serían los dueños de Coppel, Aeroméxico y Telmex. De inmediato, el presidente de la Coparmex, Gustavo de Hoyos puso el pecho y salió a reclamar por las infundadas afirmaciones de López Obrador. Pero hay que recordar que la burra no era arisca, la hicieron. Y uno de los inversionistas que contribuyó a ello fue, precisamente, el dueño de Coppel, Enrique Coppel Luken, quien en tiempos electorales de 2006 hizo circular una carta entre sus empleados en la que subrayaba: “Deberíamos todos de votar por Felipe Calderón y por los diputados y senadores del PAN… y les pido a los que ya están bien convencidos que ayuden a dar razones a sus familiares o amigos para que también voten así”… Y ayer el dólar se vendió hasta en 20.43 micropesitos (Bancomer).
Twitter: @cafevega

No hay comentarios:

Publicar un comentario