EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Mexico: el fascismo que viene

Fascismo que viene Hermann Bellinghausen
H oy no podemos minimizar nada de lo que ocurre en las arenas públicas donde rifa el poder político, ese que al final no sabemos a quién obedece ni desde dónde le ordenan. Sabemos los mexicanos que el mando real no está aquí hace años, los rostros que vemos son de prestanombres convenencieros, agentes o tontos útiles. Pero una cosa es ser colonizado a la PRI y otra tener raíces polkas o nazis sin solución de continuidad generacional, como ocurre con los panistas que gobernaron el país de 2006 a 2012 y pretenden regresar. Esto, suponiendo que se fueron. Las acciones del prototipo facho-panista Arne aus den Ruthen Haag y su Brigada Poder Antigandalla, que pueden parecer correctas, pues defienden el cumplimiento de los reglamentos (Law and Order del petatiux), prefiguran un comportamiento autoritario y purista no muy diferente del brigadeo de las huestes sueltas de Trump que apenas comienzan aquí al norte. No son grupos de choque tradicionales (esa admitida práctica priísta que llega a nuestros días incluso en la morenista delegación Cuauhtémoc); su gesticulación pacífica juega al línchame, wey para desatar enseguida el linchamiento mediático quesque moralista que tan bien funciona: inocentes brigadas antinacos. Los paramilitares también empezaron desde que eran enanos. Tales justicieros encuentran simpatía entre ciudadanos hartos. Después de Trump debíamos estar hartos de los hartos. Los medios construyen presidentes, bien aprendimos, así como desbaratan gobiernos disfuncionales para el capitalismo en la región. Debemos estar atentos al irresistible ascenso mediático (¿de a cómo?) de la esposa del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, cuyos promotores se esmeran en borrar el matrimonial de Calderón, pues ella es Zavala y Gómez del Campo desde la cuna. El marido y su estancia sexenal en Los Pinos fueron mera casualidad. Ella se ve decente, ¡es mujer!, y, como bien sabemos, no tiene pasado. Igual que el esposo, proviene de familias que en los 1930-40 alimentaron de palabra y obra el fascismo autóctono. Tanto Luis Calderón Vega (su suegro) como los abogados Zavala y Del Campo (sus padres) fueron activos anticardenistas y profalangistas. Uno dirá que lo hecho por los ancestros no tiene por qué definir a la descendencia. No, si ésta rompe con ellos, cosa que ni Felipe ni Margarita hicieron, aunque simularan desobedecerlos (el primero, para ir más a la derecha todavía). Pietro Ameglio recuerda en Desinformémonos: Fui testigo de múltiples testimonios de los familiares de desaparecidos ante ella y todo el aparato gubernamental y partidista, y de la total inoperancia y simulación de éstos. Ella también “operó en favor de la política de ‘paz armada’ que lleva al país a continuar siendo atravesado por una guerra de exterminio masivo (más de 105 mil muertos; 32 mil desaparecidos; cientos de miles de desplazados) y exterminio selectivo de cientos de activistas sociales, periodistas, defensores de derechos humanos” (La candidata: México un país sin memoria). El pedigrí margaritense tiene larga data. En 1836 Texas proclamó su independencia de México. Se designó presidente a David G. Burnett y vicepresidente a Lorenzo de Zavala (antepasado directo de la señora, quien busca borrar el lejano hecho ahora que en realidad puede resultarle útil). Lucas Alamán documenta que Zavala y otros habían vendido sus concesiones y obtuvieron ganancias económicas a costa de los bienes de la Nación. Y Carlos María de Bustamante: ¿Qué leyes dictarán estos malvados? ¿Por dónde comenzarán siendo el director de sus obras Zavala? He aquí la guerra civil religiosa que nos amenaza... con el ladronazo de Zavala (Eduardo Celaya Díaz: El caso Texas, Homo Historicus, 2009). Zavala, escribe el historiador Miguel Soto, concentró sus esfuerzos en una burla sobre las leyes restrictivas a la inmigración estadunidense en Texas. Resulta claro que para Zavala su participación política y empresarial en Texas se inscribía dentro de este proceso triunfal republicano en América. ¿Qué nos garantiza que, con un nuevo Andrew Jackson (el sicópata presidente gringo en aquellos tiempos) en la Casa Blanca, la cabra no tirará de nuevo al monte de la traición? De por sí de ahí saca fuerza, recursos y aliados. A todos nos consta. Subir al inicio del texto

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