EL DELFÍN

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viernes, 18 de marzo de 2016

Economia Moral

Economía Moral Para unificar conceptos y mediciones de desarrollo, desigualdad y pobreza /I La solución monetaria los unifica con altos costos conceptuales y humanos Julio Boltvinik
P ara avanzar hacia lo enunciado en el título de esta serie1 es necesario identificar: a) Puntos conceptuales comunes, y específicos o diferentes, de los tres conceptos. b) Principios conceptuales y de medición compartidos. c) Las conexiones bilaterales de los tres conceptos: desigualdad (D) con pobreza (P); D con desarrollo (DS), y DS con P. Empecemos por algunos aspectos específicos (diferentes) de los tres conceptos. Es necesario distinguir pobreza generalizada, pobreza de masas, o países pobres, por un lado, y pobreza de hogares o personas (llamémosle pobreza individual) en sociedades donde la pobreza no es generalizada. Una forma de esta distinción es hablar de países pobres, por un lado, y de pobreza individual (personas y hogares) por el otro. Desigualdad es siempre un concepto relacional que supone una comparación con otras personas/hogares/grupos sociales. En cambio, pobreza puede ser vista tanto como un concepto no relacional, alguien puede ser concebido como pobre o no pobre sin considerar la situación de las demás personas/hogares de su sociedad (enfoque de pobreza absoluta) o bien como relacional (enfoque de pobreza relativa). Pobreza es siempre un concepto normativo (pues compara las condiciones de vida del hogar con lo que ellas deberían ser) mientras desigualdad suele referirse a una afirmación descriptiva en la cual algunas personas/hogares tienen menos de un atributo valioso que otras. En este caso está implícito que la igualdad consistiría en que todas las personas tuvieran la misma cantidad/calidad de ese atributo valioso (como ingresos). Desigualdad se aleja un poco de lo descriptivo cuando se relaciona el atributo valioso con alguna característica de la persona. Por ejemplo, requerimientos calóricos de la persona e ingesta de calorías. La igualdad consistiría entonces que el coeficiente ingesta/requerimientos calóricos fuese igual para todos. De manera general, la igualdad se ubicaría en la relación entre satisfactores y necesidades: Igualdad por unidad de necesidades. Desarrollo, a diferencia de pobreza y desigualdad, es per se un concepto dinámico, que refiere a un proceso más que a una condición. Desde luego se puede expresar también como una condición: el nivel de desarrollo alcanzado por un país o una persona en determinado momento, aunque el uso del término desarrollo en las ciencias sociales se ha referido casi siempre a sociedades, particularmente a naciones, incluso, a veces, cuando se habla de desarrollo humano, como en el caso del PNUD. Dejando de lado la pobreza de las masas, que no ha estado muy presente en las discusiones y políticas sobre el tema en las últimas décadas, podríamos decir que pobreza es un atributo individual, desigualdad un atributo relacional-social, y desarrollo un atributo social. Por tanto, tiene sentido decir: El desarrollo de Suecia a partir de la 2ª Guerra Mundial se expresa en que se convirtió en una sociedad menos desigual y disminuyó el número de personas que viven en pobreza. Pensemos ahora en los elementos comunes de los tres conceptos. Un primer elemento común, que conlleva una encrucijada conceptual, es la dualidad valor de cambio-valor de uso que está presente en los tres conceptos. Mientras el primero refiere a lo monetario, el segundo refiere a la satisfacción de necesidades. La postura al respecto de la economía ortodoxa (o neoclásica) consiste en lo que se puede llamar la solución monetaria (SM) que consiste en abordar los tres conceptos sólo desde la dimensión de los valores de cambio y concebir el desarrollo como aumento del PIB per cápita (o por adulto equivalente); concebir la pobreza como personas/hogares con ingreso (o gastos de consumo) menores a una línea de pobreza por persona o por adulto equivalente, y medir la desigualdad del ingreso (gastos de consumo) con algún índice sintético como el Coeficiente de Gini. En la gráfica se presentan los tres conceptos. A pesar de sus múltiples deficiencias, esta solución es internamente consistente y permite explicar el nivel de incidencia de la pobreza (% de pobres), dada una línea de pobreza (LP) definida externamente, como un resultado del nivel de desarrollo y de la distribución del ingreso. Por ejemplo, cuando en un país el ingreso medio (YM) es mayor que la LP (Ym1), toda la pobreza existente se explica por la muy desigual distribución del ingreso. En efecto, si se redistribuyese (vía impuestos a los ricos y transferencias a los pobres) el ingreso de manera que todos los hogares pobres recibiesen una transferencia igual a la brecha entre su ingreso y la LP, la pobreza desaparecería; si todo el incremento impositivo proviniese de los hogares ricos, los cuales habrían financiado la erradicación de la pobreza. En la solución monetaria, sólo lo expresado (o expresable) en dinero, se toma en cuenta. La D está expresada en la gráfica como la distancia entre los ingresos de los deciles, tanto en Y0 como en Y1. El DS como el cambio de Y0 a Y1 que eleva los ingresos en todos los deciles y reduce la pobreza. Pero en la SM los recursos y satisfactores no monetarios no se toman en cuenta, no existen. La vía de los valores de uso, que examinaré en próximas entregas, es en algunos sentidos la antítesis y, en otros el complemento, de la SM. Crítica a la solución monetaria (SM). Las mediciones de P, D y Ds tienen que ser multidimensionales porque las necesidades humanas son múltiples. Esto no se transformaría en heterogeneidad para el análisis si los mercados fuesen ilimitados, si todo se comprase y vendiese y tuviera un precio. Pero los mercados tienen límites, los valores de cambio no son universales; son múltiples los satisfactores que no se pueden comprar. El dinero no mide, ni compra, todo. Sin embargo, la SM resuelve la inutilidad, para estos fines, de las unidades naturales de los satisfactores (kilos, litros) suponiendo que los precios son ponderadores adecuados de los ByS. La SM implica, al menos, los siguientes inaceptables supuestos (que enumero sin entrar en detalle): 1) Sólo tienen que ser consideradas las necesidades ‘materiales’. 2) Los bienes y servicios (ByS) son los únicos satisfactores. 3) El ingreso es el único recurso o fuente de bienestar. 4) Los mercados son universales: todo se satisface a través de ellos. 5) El ingreso es un indicador ‘natural’ del bien-estar. 6) El bien-estar es directamente proporcional al ingreso. Los 3 primeros supuestos constituyen el reduccionismo de la SM y conllevan graves consecuencias. La vía de los valores de uso y la vía combinada (valores de uso-valores) pueden lograr la unificación conceptual y de medición de la SM sin sus graves sesgos, como intentaré mostrar en próximas entregas. julioboltvinik.org julio.boltvinik@gmail.com Subir al inicio del texto

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