EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Tribulaciones

Tribulaciones
Pablo Gómez
Cualquiera diría que a la casa presidencial no le correspondía informar sobre adquisiciones personales de la esposa del jefe del poder Ejecutivo. Pero lo hizo seguramente por motivos políticos aun cuando fue requerida por el IFAI. También diría cualquiera que las explicaciones dadas carecen de sentido porque ya se sabía de la existencia y posesión del inmueble. Al mismo tiempo, cualquiera está interesado en conocer la declaración de bienes completa de Peña Nieto, en la cual debe figurar el patrimonio y los ingresos de su esposa pues la ley así lo señala para todos los servidores públicos, ya que cuando tal declaración se dio a conocer estaba cercenada y, además, no figuraban los datos de la cónyuge, por lo cual no puede ser considerada como ya entregada a la opinión pública.
No sabe el país cómo superar las tribulaciones causadas por tantos crímenes, entre ellos los más recientes, los de Tlatlaya con sus 22 muertos, los de Iguala con sus 43 desaparecidos y sus cinco asesinados, cuando nos dan la noticia de que la esposa del presidente adquiere una residencia por 7 millones de dólares como si fuera un hecho insignificante. La cosa se complica porque la operación, el origen de los dineros y su destino concreto están en tinieblas y, a juzgar por el comunicado de la casa presidencial, se considera que no es necesario entrar en detalles.
La cuestión es muy seria porque eso de obviar detalles es la peor forma de enfrentar las crisis en tanto que las omisiones son una manera de mentir. Por ejemplo, la opinión pública desconoce porqué el mando inmediato de los soldados de Tlatlaya es considerado cómplice y no autor; el encubridor sería más bien el coronel que nos dio la falsa noticia del enfrentamiento sangriento. Por ejemplo, el PRD ya se tardó en presentar un informe de las condiciones concretas en que Abarca se hizo de la candidatura en Iguala, lo cual fue un hecho interno que debe ser conocido; tampoco sabemos cómo gobernó, lo cual debe constar en un reporte lo más particularizado posible. Por ejemplo, la PGR debe dar a conocer las declaraciones íntegras de Abarca, de María de los Ángeles Pineda y del tal Sidronio Casarrubias, en lugar de estar filtrando versiones parciales de los dichos de estos personajes en los cuales se involucran a terceros. Todos estos asuntos no son de policía sino de carácter político, le importan mucho a la nación entera la cual no se encuentra bien informada. Ahora no se trata de la falta de información de los medios sino de políticos que se niegan a informar o lo hacen de manera administrada de tal suerte que, al final, no sabemos bien qué fue lo que sucedió y por qué.
Por lo pronto, la prensa extranjera hace algo de amarillismo con el asunto de la casa de la esposa de Peña sencillamente porque ya se conoce el carácter corrupto del Estrado mexicano y porque un hecho como éste difícilmente sucede en alguna otra parte del mundo.
Las tribulaciones de la temporada no son poca cosa, nos van a perseguir por años y, sin duda, van a complicarse con nuevos hechos perturbadores. El país no se va a ir por el caño pero la clase política tendría que hacerlo. Sin embargo, eso no va a suceder de inmediato. Mientras que se produce un terremoto político, es preciso actuar con la exigencia de la verdad en cada caso, en demanda del detalle de cada información. Los hechos relevantes y los escándalos no se olvidan sino que, a lo sumo, quedan olvidados sólo en apariencia ante el mutismo de los medios. Por ello, son acumulables. Y, un día, estallan juntos en la cara de todos. Varios países han pasado por eso durante las últimas décadas. México no va a ser una excepción. Al menos, eso es lo que deberíamos activar.

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