La pandemia causa tendencias totalitarias: Gil Valdivia
27/07/2020
- Opinión
—La pandemia del Covid-19 vino a develar todas las debilidades y las vulnerabilidades de la sociedad global contemporánea.
—Hemos rebasado los 9 límites planetarios, que son las condiciones básicas para preservar la vida humana.
El presidente de la sección mexicana del Club de Roma, Gerardo Gil Valdivia, ha destacado que en el contexto de la “nueva normalidad” condicionada por la pandemia del Covid-19, es importante “atajar las tendencias autoritarias y totalitarias que se están presentando en muchos países en el mundo”.
“Hoy más que nunca es necesario defender y preservar los derechos y las libertades fundamentales de las personas”, marcando un deslinde de “los grupos mercenarios que dicen defender la libertad para proteger a los grandes intereses corporativos”, ha subrayado. Por ello coincidió en que es preciso reformar “los sistemas políticos democráticos”.
En entrevista vía correo electrónico, Gil Valdivia esbozó que de alguna manera “vivimos en un mundo en llamas”, que reclama con urgencia “nuevos equilibrios” en diversos órdenes, como entre el ser humano y la naturaleza; o entre el interés individual y el interés general.
Gerardo Gil Valdivia se ha desempeñado como profesor, investigador, directivo de empresas, funcionario público y colaborador en diferentes medios de comunicación. Es licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con estudios de posgrado en el área de Derecho y Política Fiscal en la Universidad de Harvard.
—¿Qué hacer frente a los grandes retos previstos en la Agenda 2030, teniendo por delante, con sentido de urgencia, mitigar las consecuencias de la pandemia del Covid-19?
—El Covid-19 ha afectado profundamente la vida y la salud de las personas a nivel global. Se trata de una pandemia más de las varias que se han presentado en los últimos años. Los efectos económicos y sociales que ha provocado son los más severos, a nivel internacional, en los últimos casi cien años. Es común equiparar la crisis que ha provocado con la Gran Depresión de 1929. Y es claro que los efectos más severos serán en las economías emergentes y en los países pobres.
La Agenda 2030 de Naciones Unidas fue la respuesta de la comunidad internacional a la problemática económica, social y ambiental global. Sin embargo, derivado de los efectos económicos y sociales generados por la pandemia, objetivos como la erradicación de la pobreza y hambre cero, se verán gravemente obstaculizados en el mundo en desarrollo. De igual forma, los objetivos ambientales pueden afectarse si predomina una rápida recuperación sin variar los esquemas económicos convencionales.
—¿Cuál es la postura de la organización que Usted representa sobre la complicada situación que enfrenta el orbe ante la emergencia sanitaria?
—El Club de Roma está más activo que nunca bajo el liderazgo de dos distinguidas mujeres, Sandrine Dixon-Declève y Mamphela Ramphele. Desde su fundación en 1968 ha tenido un lugar determinante en la discusión sobre el futuro de la humanidad y del planeta. Fue creado a iniciativa de Aurelio Peccei, eminente empresario, promotor y pensador italiano, a fin de analizar los predicamentos de la humanidad, con un enfoque multisectorial e interdisciplinario, para tener una visión global y holística de largo plazo. Iniciativa que pretendió un análisis y una discusión libre de los problemas comunes que afectan a la humanidad, en un mundo polarizado por la confrontación ideológica. El objeto fue el de analizar los temas con base en la más actualizada información científica, sin subordinación a intereses ideológico-partidistas ni corporativos.
El primer informe fue encargado al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y se publicó en 1972 con el título de Los límites del crecimiento. Este libro tiene un lugar determinante en la historia de las ideas a nivel mundial hasta la fecha. Allí se plantea que, de persistir los esquemas de crecimiento económico aplicados en el planeta, altamente contaminantes y destructores de la naturaleza, aunado al crecimiento de la población y a la sobreexplotación de los recursos naturales, provocarían un colapso gradual en el curso del siglo XXI.
Después de dicha publicación, el Club de Roma ha difundido más de 40 informes. Entre ellos destaca en forma particular La primera revolución global en 1992, a raíz de la caída del muro de Berlín, y más recientemente Come on! Capitalismo, cortoplacismo, población y destrucción del planeta. Actualmente, el Club de Roma ha planteado a la comunidad internacional un Plan de Emergencia Climática, también analiza la emergencia de nuevas civilizaciones, el replanteamiento de la estructura financiera y económica, entre otros temas.
—¿Qué respuesta ha tenido el Club de Roma en su iniciativa de transitar hacia una nueva Ilustración?
—La Ilustración europea del siglo XVIII dio paso a mundo contemporáneo, al pleno desarrollo científico y tecnológico. Ahora es el momento de una nueva Ilustración. Casi todas las teorías y creencias actuales fueron concebidas para un mundo vacío. Ahora vivimos en un mundo saturado, en plena degradación. De alguna manera vivimos en un mundo en llamas. Se requieren nuevos equilibrios en todos los órdenes. Entre los más importantes está la búsqueda de un nuevo equilibrio entre el ser humano y la naturaleza; entre el interés individual y el interés general; entre el corto y el largo plazo; entre el hombre y la mujer.
—¿Qué opina del Plan Mundial de Respuesta Humanitaria al Covid-19 formulado por el Secretario General de la ONU, António Guterres?
—El Plan Global de Respuesta Humanitaria Covid-19 es el principal medio de recaudación de fondos de la comunidad internacional para apoyar a los países de ingreso bajo y medio para combatir la pandemia y sus efectos. Es una reacción adecuada por parte de Naciones Unidas para atender este grave problema. La ONU pide 6.7 mil millones de dólares para proteger millones de vidas y frenar la propagación del coronavirus en países frágiles.
El Covid-19 ha llegado a todos los rincones del mundo. Es altamente probable que afecte en mayor medida a las naciones más pobres. Es el caso de América Latina y el Caribe. Aunque el pico de la enfermedad se espera hasta dentro de algunos meses en los países en desarrollo, ya en varias regiones se desploman los ingresos, se pierden empleos, los suministros de alimentos caen, los precios suben y los niños no reciben vacunas y comidas. Es por esto que el sistema humanitario reacciona para evitar conflictos, hambre, pobreza y enfermedades, como resultado de esta pandemia.
—¿Será necesario fortalecer los organismos multilaterales y la cooperación internacional?
—Sin duda. Me parece que es necesario revisar a fondo la arquitectura institucional internacional para prevenir y atender los crecientes riesgos globales, como es el caso de las pandemias, terremotos, eventos climáticos catastróficos y sus consecuencias económicas y sociales. Es necesario fortalecer los organismos multilaterales y la cooperación internacional.
—Sin embargo, se observa que algunos países, como Estados Unidos, no simpatizan con tales iniciativas.
—Es cierto, pero no hay otro camino. La pandemia del Covid-19 deja lecciones claras en ese sentido. El mundo enfrenta retos inéditos, con un planeta sometido a una intensa destrucción y degradación. La sociedad civil y el mundo científico y académico deben hacerse oír cada vez más para presionar en la búsqueda de soluciones efectivas ante los graves riesgos globales. Vivimos en la época del mayor avance científico y tecnológico de la historia. La única forma de resolver la creciente complejidad global es de la mano de la ciencia y del Derecho Internacional.
—¿En qué consiste el Pacto Verde y la Agenda Digital propuestos por la Unión Europea?
—En la Unión Europea se plantea la recuperación de la crisis económica y social provocada por la pandemia del Covid-19 sobre varios ejes. Dos de los fundamentales son el pacto verde y la agenda digital. El pacto verde debe conllevar la revisión de las formas de organización económica y social para hacerla sustentable ambientalmente. Debe pasar desde la industria, la agricultura y los servicios. Contempla impulsar la transición energética hacia fuentes limpias de energía. Abarca, desde luego, el transporte, pero comprende hasta el diseño de los edificios.
El confinamiento social provocado por la pandemia impulsó la digitalización. Ese es el camino que tendremos que recorrer en el futuro. Como hemos comentado, vivimos en el periodo de mayor innovación científica y tecnológica de la historia, pero este proceso se va a incrementar cada día más. Impactará el estudio, el trabajo, la recreación, en suma, todos los aspectos de la vida cotidiana. Se desarrollará más desde la inteligencia artificial, hasta la investigación en todos los temas como la salud, la alimentación y la preservación del ambiente.
—¿Qué características mínimas debería tener el modelo económico que permita salir pronto del caos originado por el Sars-CoV-2?
—Depende de cada país y de su nivel de desarrollo. Para las economías emergentes, me parece, podrían comentarse algunas líneas básicas: En primer lugar, desvincular el progreso y el bienestar de la destrucción de la naturaleza. En segundo término, lograr un desarrollo más equitativo a nivel social y regional, así como sustentable ambientalmente. Es fundamental un crecimiento económico sin degradar la naturaleza y el ambiente, que sea la base para combatir la pobreza y la desigualdad.
En el tema del crecimiento económico difiero mucho de mis colegas ambientalistas de los países ricos, que preferirían que ya no se diera más crecimiento. Pero este planteamiento es inadmisible en los países pobres y en las economías emergentes por la enorme problemática social que deben enfrentar.
De igual forma, es muy importante que este progreso y bienestar se logren a través de medios democráticos, con instituciones fuertes y un eficaz Estado democrático de Derecho. En este momento, es fundamental atajar las tendencias autoritarias y totalitarias que se están presentando en muchos países en el mundo. Hoy más que nunca es necesario defender y preservar los derechos y las libertades fundamentales de las personas.
—Parece que ahora mismo las mujeres han asumido un papel protagónico para enfrentar la pandemia.
—Así es. Durante esta crisis han brillado varias mujeres en cargos clave. Destaca, desde luego, Angela Merkel, canciller alemana; Ursula von der Leyen de la Unión Europea; Jacinda Ardern, Primera Ministra de Nueva Zelanda; Kristalina Georgieva, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional; Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL. Han mostrado liderazgo, sensibilidad y una gran capacidad de comprensión del complejo momento que vivimos y del cambio de época que nos está tocando afrontar y conducir.
—¿La humanidad se debe preparar para contrarrestar otros riesgos comparables al originado por el tsunami del Covid-19?
—Desde luego que sí. La pandemia del Covid-19 es una más de las que se han tenido que enfrentar en los últimos años. Pero desde luego hay otros riesgos globales derivados del daño que le estamos causando a la naturaleza, como los eventos catastróficos provocados por el cambio climático de origen antropocéntrico. Hemos rebasado los 9 límites planetarios, que son las condiciones básicas para preservar la vida humana en el planeta. Los nueve límites planetarios son: La destrucción de la capa de ozono; la pérdida de biodiversidad y la extinción de especies; la contaminación química y la emisión de nuevos compuestos; la acidificación de océanos; la pérdida del suelo fértil; el consumo de agua dulce y el ciclo hidrológico global; los vertidos de nitrógeno y fósforo en la biósfera y los océanos; la concentración atmosférica de aerosoles y el cambio climático.
Desde luego, siempre existe el riesgo de catástrofes cósmicas. También, como lo señala uno de los recientes informes al Club de Roma, existen amenazas que surgen de las nuevas tecnologías o de la manipulación descuidada de patógenos y, claro, la amenaza de un conflicto nuclear.
—¿Y parece que tampoco se puede descartar un posible rebrote de la misma pandemia?
—Por lo pronto el riesgo es que un desconfinamiento desordenado pueda generar una intensificación de los contagios. Además, creo que aún falta más investigación para conocer esta pandemia en toda su magnitud. Parece ser que, además, existe el riesgo de nuevas pandemias.
La pandemia del Covid-19 vino a develar todas las debilidades y las vulnerabilidades de la sociedad global contemporánea. La estructura internacional tanto en materia de salud como financiera se han visto rebasadas. Lo mismo sucede con los sistemas sanitarios de casi todos los países del mundo.
Además, creo que vienen cambios en todos los órdenes de la vida social e individual. Asimismo, estoy convencido de que tarde o temprano habrá que adaptarse a formas de vida más amigables con la naturaleza. Como refería, tendremos que desvincular el progreso y el bienestar de la destrucción de la naturaleza y de la sobreexplotación de los recursos naturales.
Y si bien hemos hablado de la pandemia del Covid-19, de la crisis económica y sus efectos sociales en todo el mundo. Y nos hemos referido también a la crisis ecológica global que agrava la pandemia. Hay otro peligro que se puede exacerbar con la situación actual que es el rebrote de las tendencias totalitarias y autoritarias que se ven en numerosos países del mundo. Es fundamental defender la libertad individual. En este punto hay que deslindarse de los grupos mercenarios que dicen defender la libertad para proteger a los grandes intereses corporativos. Por eso es importante revisar y reformar los sistemas políticos democráticos.
https://www.alainet.org/es/articulo/208113
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