El coronavirus y la disputa intercapitalista en África
30/07/2020
- Análisis
Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 549: Las tramas que esconde la pandemia 14/07/2020 |
El coronavirus está cuestionando la cotidianidad capitalista. Sin embargo, a pesar de que este contexto está abriendo caminos para diseñar formas de relacionarnos centradas en la vida, la pandemia también está fortaleciendo los intereses capitalistas de ciertos grupos. En África, al igual que en muchas partes del mundo, los gobiernos han logrado contener la propagación del coronavirus a partir del confinamiento social, el cual ha desestructurado movilizaciones y demandas sociales.
Si bien es cierto que la mayoría de los países y territorios del continente no tienen las capacidades materiales para hacer frente a la propagación del virus, también es irrefutable que las medidas de confinamiento han justificado la represión y el disciplinamiento. Así, mientras se refuerzan las medidas de control social, los megaproyectos y la extracción de riquezas naturales no se detienen.
Muchos de los recursos indispensables para las innovaciones y desarrollos tecnológicos que le han dado vida al sistema, sobre todo en este contexto, se encuentran en África. De hecho, República Democrática del Congo concentra el 60% de la producción mundial de coltán, uno de los compuestos esenciales para el desarrollo de las computadoras, laptops y aparatos electrónicos que nos mantienen “conectadas” (Gory, 2020). De tal suerte, aunque la virtualidad está vinculando luchas e intereses alrededor del mundo, también está profundizando la exclusión de un sector considerable de la población.
Las acciones para el control socio-territorial
África, el segundo continente más poblado y el tercero más grande del mundo ha sido, hasta ahora, uno de los menos afectados por el sars-cov-21. A pesar de esto, la pandemia ha fortalecido discursos racistas, asistencialistas e injerencistas en relación con el continente. Estados Unidos (ee.uu.), el país con más muertes por coronavirus, “está suministrando millones de dólares, capacitación y equipo a los países africanos para ayudarlos a combatir la propagación del coronavirus” (usun). Por su parte, China ha incrementado su presencia estratégica en la región con una postura ambivalente: a pesar de que ha proporcionado asistencia material -máscaras, ventiladores y pruebas-, su gobierno ha sido omiso frente a los atentados racistas en contra de la población africana, como sucedió en la provincia de Guǎngzhōu.
En este contexto de crisis civilizatoria y de “competencia por los recursos que quedan”, el continente africano es fundamental para la disputa intercapitalista debido, principalmente, a la concentración de riquezas estratégicas. Para China, el continente es trascendental para su Iniciativa de la Franja y la Ruta. Por eso, la asistencia en el contexto de la pandemia debe entenderse como una maniobra “para apoyar el diseño estratégico de acceso a recursos, o incluso un desafío a las áreas de influencia occidental” (Bobin y Joan, 2020).
Para China, el este del continente es la región neurálgica; de hecho, la única base militar que tiene este país fuera de su territorio se encuentra en Yibutí. Asimismo, China concentra gran parte de la deuda contraída por los países africanos, la cual ha venido acompañada de megaproyectos que son benéficos para su estrategia geopolítica y comercial. Así, la agudización de la presencia china en África, justificada por la covid-19, también podría incrementar la explotación de los cuerpos y territorios africanos.
En términos de proyectos mineros, estos podrían incluir el cinturón de cobre de Zambia, minas sudafricanas de platino y paladio, aluminio en Mozambique y Guinea, y potencialmente minas de uranio en Congo o Namibia (China ya tiene una mina de uranio en Namibia, cerca de Swakopmund). En términos de energía, hay grandes campos petroleros en Albertine Graben en Uganda, Turkana en Kenia, Sudán del Sur (China ya está activa aquí) y petróleo en alta mar en Mozambique (Pawley, 2020).
La “asistencia” china en el contexto de la pandemia ha incorporado sistemas de vigilancia y control de información. La plataforma logística de comercio electrónico de Alibaba, previamente instalada en Etiopía y Ruanda, se está robusteciendo en la región. Asimismo, Huawei, una de las principales empresas de tecnología, envió sistemas de videoconferencia a Túnez, Sudáfrica, Zambia y Kenia (Bobin y Joan, 2020), los cuales podrían permitir el acceso a información estratégica del continente.
Sin embargo, las empresas tecnológicas chinas no son las únicas que se están beneficiando del confinamiento social. Zipline, una empresa estadounidense de entrega de productos médicos por drones, también está afianzando su presencia en el continente, principalmente en Ruanda y Ghana. Esta corporación hace entregas de sangre (y sus derivados), vacunas y medicinas, con lo cual está accediendo a información biométrica y territorial estratégica para el disciplinamiento socio-espacial.
A pesar del confinamiento, la guerra continúa
Aun cuando la pandemia promovió las solicitudes de cese al fuego, la guerra continúa en algunos países del continente, como Somalia y Libia. En África, la dispersión del capitalismo estadounidense ha estado estrechamente asociada con la guerra. Desde inicios del siglo xxi, la presencia militar estadounidense se ha incrementado con el establecimiento de bases militares pequeñas y móviles (lily pads), el diseño de estrategias contraterrotistas y la creación del Comando África (africom), principalmente.
En Ghana, Senegal y Uganda la “ayuda sanitaria” proporcionada por ee.uu. para contener al covid-19 ha sido entregada a través de las fuerzas armadas (Devermont y Steadman, 2020). Sin embargo, más allá de la militarización de la llamada asistencia humanitaria, ee.uu. sigue bombardeando Somalia a pesar de la “preocupación” por las muertes que producirá el coronavirus. El cuerno de África se ha vuelto central para ee.uu., tanto por la injerencia china como por los flujos comerciales que transitan en la región. “Desde principios de año, africom ha anunciado 39 ataques aéreos en Somalia” (Turse, 2020) y a finales de marzo, en plena pandemia, diversos diarios reportaron la muerte de civiles somalíes por agresiones aéreas estadounidenses.
Otro territorio estratégico para ee.uu. es Libia, país que se encuentra asentado sobre una de las principales reservas de agua subterránea y que concentra la mayor cantidad de riquezas petroleras en todo el continente. Libia ha permanecido en una situación de guerra desde que las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte intervinieron en 2011 para asesinar a Gaddafi. Sin embargo, en los últimos años, este país se ha convertido en un campo de batalla para la disputa entre ee.uu. y Rusia.
A finales de mayo, “el ejército estadounidense dijo que había rastreado los aviones de combate de cuarta generación [rusos] mientras volaban desde una base aérea rusa a Libia, a través de Siria, donde creía que los aviones fueron repintados para camuflar su origen” (England y Foy, 2020). Asimismo, en Libia se han identificado mercenarios de Wagner. Rusia ha proporcionado asistencia al general Jalifa Haftar, quien controla la región de Cirenaica, rica en petróleo, y algunas zonas en el sur. Por su parte, Estados Unidos ha apoyado al gobierno de Trípoli encabezado por Sarraj, el cual tiene el reconocimiento internacional, pero no la legitimidad del pueblo.
Desde 2014, la presencia rusa en el continente africano se ha incrementado con la firma de acuerdos de cooperación en materia de seguridad. Rusia ha suscrito este tipo de tratados con 26 Estados africanos (Bugayova, 2020), lo cual podría convertir a África en uno de los principales campos de batalla de la disputa intercapitalista en el siglo xxi.
Reflexiones finales
El coronavirus ha permitido el reposicionamiento de los intereses de los grandes capitales y justificado la continuación de la represión, el disciplinamiento social, el individualismo, la vigilancia, la explotación, el saqueo y la humillación. En el contexto de la pandemia hemos podido evidenciar las injusticias y desigualdades desarrolladas por el sistema capitalista. Sin embargo, en algunos casos, la virtualidad a la que hemos sido orillados ha reforzado y acentuado este tipo de violencias en contra de las y los más pobres.
A pesar de esto, el incremento de la entropía en el sistema por la pandemia del sars-cov-2 permite visibilizar alternativas y diseñar mundos donde la diversidad sea un elemento de enriquecimiento y no de disputa. Quizá esta situación nos permita trascender a un modo de reproducción social solidario y centrado en la vida, construido a partir del diálogo y la reflexión entre los diferentes pueblos del mundo para, finalmente, erradicar este sistema que sólo promueve la reproducción del capital.
Adriana Franco Silva es profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, integrante del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica y colaboradora del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África.
Fuentes consultadas
Bobin, Frédéric y Tilouine, Joan. (2020). “Le Covid-19, vecteur du « soft power » de Pékin en Afrique”. Le Monde. https://cutt.ly/vyK3RSN
Bugayova. N. et. al. (2020). “Russia in Review: Russian Security Cooperation Agreements Post-2014” Institute for the Study of War. https://cutt.ly/yyK3TY8
Devermont, J. Steadman, L. E. (2020). “Defending the U.S. Military Presence in Africa for Reasons Beyond Counterterrorism” Lawfare. https://cutt.ly/iyK3YEB
England, A. Foy, H. (2020). “US military accuses Russia of sending fighter jets to Libyan war”. Financial Times. https://cutt.ly/GyK3Uag
Pawley, S. (2020). “Coronavirus has Created Economic Openings for China in Africa”. The National Interest. https://cutt.ly/0yK3UDC
Turse, N. (2020) “U.S Airstrikes hit all-time high as coronavirus spreads in Somalia”. The intercept. https://cutt.ly/OyK3U9c
Usun (2020) “U.S. provides coronavirus aid across Africa” U.S. Mission to the UN Agencies in Rome. https://cutt.ly/IyK3Isv
Gory, D. (2020) “Call to graduates during coronavirus: ‘Don’t forget how you stay connected” The Africa Report. https://cutt.ly/QyNjl62
1 Para el 12 de junio de 2020, África concentraba el 17% de la población mundial, pero sólo el 2.8% de los casos confirmados por coronavirus y el 1.3% de las muertes.
https://www.alainet.org/es/articulo/208185
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