Decenas de miles de trabajadores se suman al paro de Black Lives Matter
Las demandas van desde el repudio al racismo sistémico hasta la exigencia de salarios dignos y seguros médicos
▲ Participantes en el paro en solidaridad con el movimiento Black Lives Matter, ayer afuera del Congreso de Ohio.Foto Afp
▲ El presidente Donald Trump difundió en Twitter una foto en la cual lleva cubrebocas, después de que durante semanas se burló de su uso y hasta llegó a decir que eran señal de oposición a su gobierno.
Estamos unidos en nuestro esfuerzo para derrotar el Virus Chino invisible, y mucha gente dice que es Patriótico ponerse una mascarilla cuando uno no puede mantener distancia social. ¡No hay nadie más Patriótico que yo, tu presidente favorito!, tuiteó. La opinión pública favorece cada vez más el uso de cubrebocas y reprueba el manejo de la pandemia por el magnate. (https://twitter.com/realDonaldTrump/status/1285299379746811915?s=20).Foto tomada de Twitter
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 21 de julio de 2020, p. 24
Martes 21 de julio de 2020, p. 24
Nueva York., Decenas de miles de trabajadores y sus aliados participaron en un paro nacional y acciones de solidaridad como parte del movimiento Black Lives Matter en decenas de ciudades del país al vincular el racismo sistémico y la injusticia económica, mientras el presidente de Estados Unidos amenazó con desplegar fuerzas federales militarizadas en varias de las principales ciudades para enfrentar el
desorden.
El
Paro por las vidas negrasse realizó en más de 25 ciudades con decenas de miles de participantes en acciones para suspender labores, manifestarse, y a las 12 del día hincarse sobre una rodilla por ocho minutos y 46 segundos, el símbolo del nuevo movimiento al marcar el tiempo que un policía blanco colocó su rodilla sobre el cuello del afroestadunidense George Floyd hasta su muerte, según informaron los organizadores.
Varios sindicatos nacionales, desde el de servicios (SEIU), TEamsters, del magisterio (AFT), de Comunicación (CWA), el gremio de actores (Actors’ Equity) y músicos, enfermeras y trabajadores hospitalarios, así como los del sector de comida rápida, jornaleros, trabajadores aeroportuarios, de la construcción, empleadas domésticas y más participaron en el paro.
Las demandas van más allá de obligar a empresas e instituciones a declarar que
las vidas negras valen, al vincular el racismo sistémico con las injusticias económicas por la falta de salarios dignos, la explotación de mano de obra, la falta de seguros médicos como derechos laborales incluido el de formar sindicatos (https://j20strikeforblacklives.org/ es/demands/).
De Los Ángeles a Nueva York (frente al hotel Internacional Trump, entre otros lugares), Wa-shington, DC, San Francisco, San Luis, Minneapolis, Boston y Durham se realizaron marchas, mítines y actos simbólicos. Algunos exigieron beneficios y apoyo para trabajadores esenciales inmigrantes, otros para elevar el salario mínimo en cadenas como McDonald’s y empresas como ATT y UPS condiciones más seguras ante la pandemia en los centros de trabajo.
“Hoy estoy con los trabajadores a lo largo del país que están participando en #StrikeforBlackLives”, declaró vía Twitter el senador Bernie Sanders.
Trabajadores se están levantando en el país para decir que la justicia económica es justicia racial, declaró el senador Ed Markey, quien también participó.
El reverendo William Barber, de la Campaña de los Pobres, comentó:
la lucha para las vidas negras también es una lucha para obtener justicia económica y una voz.
En la Casa Blanca, Trump dijo que estaría enviando fuerzas de seguridad federales a más ciudades gobernadas por demócratas para reprimir protestas vinculadas con ell movimiento Black Lives Matter que considera inaceptables.
A pesar de furiosas críticas de autoridades locales y estatales de Oregon, legisladores federales y organizaciones de defensa de libertades civiles contra el despliegue de fuerzas militarizadas del Departamento de Seguridad Interna en Portland, que han confrontado a manifestantes con balas de goma y gas lacrimógeno, así como secuestrado a varios inconformes en vehículos no identificados durante horas sin presentar cargos para supuestamente proteger propiedades del gobierno federal, Trump insistió ayer en que esto es necesario y que están haciendo
una labor fantástica.
Explicó que los agentes federales
agarran a mucha gente y encarcelan a los líderes. Agregó que
éstos son anarquistas, no manifestantes. Ésta es gente que odia a nuestro país.
En ese contexto amenazó con enviar fuerzas similares a varias ciudades y mencionó Oakland, Filadelfia, Chicago (se reporta que pronto se desplegarán 150 agentes federales a esta ciudad), Detroit, Baltimore y Nueva York; todas con alcaldes a quienes llamó
demócratas liberales, y subrayó que “estamos enviando fuerzas de seguridad pública… no podemos permitir que esto ocurra en las ciudades”.
Las fuerzas federales son parte de una nueva entidad paramilitar del Departamento de Seguridad Interna formada después de que Trump emitió una orden supuestamente para proteger monumentos y estatuas, empleando como justificación legal cláusulas de una ley creada después de los atentados del 11-S en 2001.
Pero las imágenes de fuerzas federales en camuflaje y equipo militar en una ciudad provocaron denuncias de diversos políticos y defensores de derechos y libertades civiles. Más aún, sólo han multiplicado el número de manifestantes, acompañados en días recientes por agrupaciones de madres, algunas con cascos, que corean
dejen en paz a nuestros hijosy
que quede claro, las madres han llegado.
Ted Wheeler, alcalde de Portland, ha calificado la maniobra federal de
ataque contra nuestra democracia, y reiteró su exigencia para que las fuerzas sean retiradas. La gobernadora de Oregon, Kate Brown, acusó al secretario de Seguridad Interna de buscar
provocar confrontación con propósitos políticos.
En el Congreso, líderes demócratas están impulsando una investigación federal sobre posibles violaciones a la Primera Enmien-da de la Constitución (libertad de expresión).
Laurence Tribe, reconocido profesor de ley constitucional de Harvard, indicó acerca de las órdenes de Trump en Portland y otras ciudades:
esto es como comienza. El hambre dictatorial del poder es insaciable. Si hubiera un momento para la desobediencia civil pacífica, ese momento está sobre nosotros.
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