El cine explica lo que no podemos entender bien, asegura Marcelo Gomes, director de Esperando el carnaval
▲ Fotogramas de la película del cineasta brasileño
Juan Ibarra
Periódico La Jornada
Jueves 28 de mayo de 2020, p. 7
Jueves 28 de mayo de 2020, p. 7
En Toritama los habitantes pasan los días trabajando. El pequeño poblado brasileño es llamado por los locales “la capital de los jeans”, aunque hace unos años era un pueblo campesino.
Ahí, Marcelo Gomes, director de ficción, filmó Esperando el carnaval, su primer documental. Un día, mientras viajaba, vio grandes anuncios de personas con jeans y le llamaron la atención. No podía entender que, todo el año y de forma imparable, los pobladores hicieran pantalones por poco dinero, hasta la llegada del carnaval, cuando dejaban todo para ir a la playa.
Gomes decidió hacer una película.
Vamos al cine para comprender cosas que no comprendemos muy bien, y vamos para ver cosas que no habíamos visto antes, explicó en una conversación virtual organizada por el festival en línea Ambulante.
Cuando regresó al pueblo, descubrió que
tenía a unos personajes maravillosos, con poder de existencia y de resiliencia maravillosos. Entonces sólo con un documental sería posible dar cuenta de tanta gente, tantos temas interesantes y de tantas conversaciones maravillosas, detalló el realizador.
En su quehacer como cineasta, Gomes
procura el frescor de las cosas que pasan al azar, por lo que improvisar y adaptarse no le costó trabajo. Cambió su idea inicial cuando conoció a las personas que participaron en su película,
que empezó por querer reflejar la producción de trabajo, se convirtió en un documental extremamente existencialista.
Otra cosa que Gomes deseaba con Esperando el carnaval era experimentar.
Quería mezclar un montón de lenguajes. Me gusta hacer un cine impuro, porque la vida es así, indicó.
Por eso, de alguna forma, él es también un personaje de su filme; narra parte de la historia, e incluso reflexiona, algo de lo que no estaba seguro de hacer por su tendencia a ser melancólico.
Durante el año y medio que Gomes y su equipo pasaron en Toritama, una pregunta se mantuvo:
¿trabajamos para vivir, o vivimos para trabajar?
La película muestra a una comunidad feliz de laborar más de 14 horas al día y, pese a sus pocas opciones, se sienten orgullosos de
ser autónomos. Gomes y el productor del documental, Ernesto Soto, contaron detalles de cómo idearon algunas escenas, explicaron la importancia del sonido en la cinta y hablaron sobre la decisión de dar a las personas las cámaras para poder lograr algunas de las tomas.
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