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Debate: salud, servicios sociales, pensiones, política activa de empleo, vivienda
Adecuar los pilares de la sociedad de bienestar
24/04/2019 | Jon Rejado
Original en euskara.
En las próximas décadas cambiará manifiestamente la estructura demográfica. Aumentará grandemente el número de personas que superarán el umbral de los 65 años, y no sucederá lo mismo en otros tramos de edad. Esos cambios harán aparecer en la sociedad necesidades que hoy no existen; y los expertos señalan que pronto comenzarán a ser manifiestas. Esa situación es un reto para las administraciones públicas. Tendrán que adecuar los servicios cuyo objetivo es garantizar el bienestar de la sociedad: pensiones públicas, salud, servicios sociales, vivienda…
¿Está preparado el actual sistema público para responder a las necesidades de una sociedad que tendrá muchas más personas ancianas? ¿Qué cambios serán precisos? ¿Cómo se financiarán? Sobre estas cuestiones han debatido tres expertos. Mikel de la Fuente, doctor en derecho y profesor jubilado de la Universidad del País Vasco (EHU); Begoña Pérez Ernasus, profesora de Sociología y Trabajo Social de la Universidad Pública de Nafarroa; Rafael Bengoa exconsejero del Gobierno Vasco de la Comunidad Autónoma, y director consejero de SI Ealth. Todos ellos están de acuerdo en el punto de partida: las decisiones han de afectar al sistema, pues todos los campos están interrelacionados.
Cuidado de la salud
En el tiempo en que fue consejero del Gobierno Vasco Autonómico, Bengoa puso especial atención en la cuestión de enfermedades crónicas. Hoy día, se reafirma en su importancia. Ha subrayado que en tres décadas aumentará el número de habitantes por encima de los 80 años y cada uno de ellos tendrá más de una enfermedad crónica: “En el sistema actual, la situación no sería viable”. En lo relativo a la organización del cuidado de la salud, Bengoa cree que muchos enfermos no están donde deberían. “Muchos de los que reciben atención sanitaria se quedan en los hospitales, sin acceder al lugar que necesitan: su casa, residencias…”.
Al hilo de esta reflexión, concluye que en el futuro el cuidado de la salud y los servicios sociales deberían unificarse, y deberían tener un presupuesto único. Esto conlleva una reflexión sobre las competencias. De todos modos, añade, en varios territorios del mundo están actuando en esa dirección. “Tenemos que actuar con gran previsión; al hospitalizar a una persona, hay que procurar concretar cómo gestionar su salida”. En opinión de Bengoa, todos esos cambios serán necesarios para que el sistema sea económicamente “sostenible”. “Estamos perdiendo un 30-40% de las inversiones por no actuar conjuntamente sanidad y servicios sociales”. Además, ha añadido, para ahorrar, habrá que cambiar algunas prácticas en sanidad. Según Bengoa, muchas decisiones se toman por razones históricas. “La clave no es dedicar más dinero, sino gestionar mejor el que hay, para responder a las nuevas necesidades”.
Servicios sociales
Según Begoña Pérez Eransun, los actuales servicios sociales no están adecuados para responder a las necesidades de una sociedad envejecida. Es una red conformada en las décadas de 1970-1980, adecuada a las condiciones de entonces: por un lado, la mayoría de hombres tenían empleo; por otro, se mantenía la “familia cuidadora”. “Las mujeres se ocupaban de los cuidados; muchas veces, al emigrar a la ciudad, perdían el trabajo que tenían en su pueblo”. Los servicios sociales estaban orientados hacia los sectores que quedaban fuera de esas estructuras. Pero Pérez explica que hoy en día esas estructuras han cambiado: “Ahora, los servicios sociales, deben prestar atención también a aquellas personas que según los condicionantes de entonces estarían en una situación normalizada”. Además ha aumentado la atención a las dependencias. En cambio, como esos servicios públicos estaban pensados para una minoría, no están adecuados para responder a las demandas actuales. Así y todo, cree que, “haciéndolo tal como pueden”, ofrecen un buen servicio.
Pérez señala, que de cara al futuro, hay que responder a una pregunta: ¿se estabilizará la actual situación socioeconómica? Hay, según ella, indicios que lo presagian, y cree que se ha comenzado a observar las consecuencias de ello. “Todos los sectores tendrán que adecuarse: servicios sociales, sanidad, educación, empleo público…”. Ha añadido que, en ese contexto, habría que cambiar el paradigma de los servicios sociales. “El bienestar de la gente deberá ser garantizado: las necesidades de cada cual, incluido el cuidado”.
Ha señalado que para financiarlo es preciso poner atención en el sistema de impuestos, y en la solidaridad intergeneracional. “Le he dicho a la gente que hagan cuentas: cuánto valdrían en el mercado los servicios públicos que recibimos gratuitamente”.
Pensiones
Para abordar el tema de las pensiones, Mikel de la Fuente ha analizado la situación actual. En la crisis los sueldos de los trabajadores no cualificados son, en general, los que más bajan. “Parece que en el modelo de sueldos se ha dado un cambio, y la dinámica del sistema empujar a seguir por ese camino”. En ese contexto, se han tomado unas cuantas decisiones políticas: atrasar la edad de jubilación, aumentar los años de cotización para lograr la pensión completa… De la Fuente ha explicado que esas decisiones provocarán en el futuro una bajada del gasto público de pensiones. Como consecuencia, si nada cambia, bajará la tasa de sustitución de las pensiones públicas; eso es lo que dicen los anuncios de la Unión Europea. De la Fuente ha aclarado que esa bajada es “real”, aun sin tomar en cuenta la evolución de la inflación. Del 2013 al 2030 las pensiones se reducirían 18,4 puntos: en el año 2013, la pensión de un sueldo estable de 1.000 euros era de 790 euros, y en el año 2030 bajaría a 606 euros. A ello hay que añadir el factor de sostenibilidad. El Gobierno de España ha atrasado su aplicación hasta 2023, pero, una vez puesto en vigor, la cantidad a percibir por pensión estará condicionada por la duración de la vida. “La duración media de la vida seguirá creciendo, aun a ritmo menor, y con ello las pensiones pueden bajar”.
Para hacer pronósticos de cara al futuro hay que fijarse en la demografía, señala Mikel de la Fuente. Hay que tener en cuenta que la duración de la vida no es algo homogéneo. El nivel socioeconómico afecta también: a mayor nivel socioeconómico, mayor es la duración de la vida. Ha remarcado, igualmente, que la prolongación de la duración de la vida no quiere decir que se seguirá con buena salud. También en esta cuestión, hay diferencia según el nivel socioeconómico, e igualmente según el género. Por tanto, continuar en las políticas actuales, perjudicará especialmente a algunos sectores: a los de nivel socioeconómico bajo y a las mujeres,
Los arreglos que la Unión Europea ha puesto sobre la mesa no mejorarán la situación, en opinión de Mikel de la Fuente. Por un lado, se ha propuesto atrasar la edad de jubilación, y, por otro lado, actuar a favor de las pensiones privadas. La primera medida sería un “desastre”: especialmente afectaría a los ciudadanos que han tenido en el trabajo la mayor precariedad, y entre ellos ha destacado el peso de las mujeres. Tampoco cree que la apuesta por las pensiones privadas sea “real”.
De cara al futuro, además de eliminar las decisiones políticas de los últimos años, propone varias medidas para que el sistema público de pensiones sea viable. En primer lugar que los ingresos monetarios deber crecer y que, para ello, hay que mejorar los salarios, pues el sistema que está en vigor se basa en las cotizaciones de los salarios. “No puede haber pensiones dignas si el trabajo es de mala calidad”. También propone elevar el tope de las cotizaciones; gracias a ello, se podría llegar a los sueldos que quedan hoy día fuera de las cotizaciones. A la par, se manifiesta a favor de subir el tope de las pensiones pero propone que esa subida sea menor que la subida de las bases de cotización. De la Fuente nos recuerda que las personas de nivel económico más alto viven más larga vida y, por lo tanto, tendrán pensión durante mayor tiempo. Finalmente, señala que, en caso de necesidad, se pueden elevar las bases y tipos de cotización de las empresas a la seguridad social.
Política activa de empleo
Los tres expertos han puesto su atención en el empleo, al hilo de lo expuesto anteriormente. Begoña Pérez y Rafael Bengoa han destacado que las necesidades que se pueden prever para el futuro, son una “oportunidad” para conseguir empleo de calidad. “En la postguerra, se impulsó el empleo en la sanidad y educación públicas y eso fue un modo importante de aportar a la economía” nos ha recordado Pérez. Ha añadido que en los servicios sociales habrá una gran demanda de trabajo. Hoy día, ese empleo está muy feminizado, y la precariedad es grande. Así y todo, ha subrayado que en ese sector hay posibilidad de crear empleo y establecer condiciones dignas de trabajo.
Bengoa y Pérez no tienen claro que los puestos que se crearán en servicios sociales hayan de ser públicos. “Lo esencial es ofrecer servicio de calidad”, señalaba Bengoa. Pérez ha añadido que condiciones laborales de calidad habrá que garantizarlas, entre otras, por la negociación colectiva.
Vivienda
Pérez ha señalado la vivienda como uno de los ejes del bienestar. Ha añadido que una gran parte del presupuesto dedicado a servicios sociales se destina a satisfacer esa necesidad. “A nosotros nos llegan casos que en algunos paises de Europa no tienen por qué acudir a servicios sociales, porque en esos países la vivienda no es tan cara como aquí “. Pérez considera que la administración también debería actuar en esta cuestión, pñara prevenir las situaciones de desprotección que puedan ocurrir en el futuro.
Bengoa ha abordado la cuestión desde otro ángulo, sin entrar en la necesidad de garantizar el derecho a la vivienda. En opinión del ex consejero la vivienda será el espacio de ofrecer atención a las personas que tienen dependencia. Ha aclarado que la administración está ya trabajando en esta línea. Así y todo, ha destacado que hay otro campo que es necesario tomar en cuenta: la soledad. “Hoy en día es una epidemia, y afecta directamente a la salud de las personas”.
20/04/2019
En las próximas décadas cambiará manifiestamente la estructura demográfica. Aumentará grandemente el número de personas que superarán el umbral de los 65 años, y no sucederá lo mismo en otros tramos de edad. Esos cambios harán aparecer en la sociedad necesidades que hoy no existen; y los expertos señalan que pronto comenzarán a ser manifiestas. Esa situación es un reto para las administraciones públicas. Tendrán que adecuar los servicios cuyo objetivo es garantizar el bienestar de la sociedad: pensiones públicas, salud, servicios sociales, vivienda…
¿Está preparado el actual sistema público para responder a las necesidades de una sociedad que tendrá muchas más personas ancianas? ¿Qué cambios serán precisos? ¿Cómo se financiarán? Sobre estas cuestiones han debatido tres expertos. Mikel de la Fuente, doctor en derecho y profesor jubilado de la Universidad del País Vasco (EHU); Begoña Pérez Ernasus, profesora de Sociología y Trabajo Social de la Universidad Pública de Nafarroa; Rafael Bengoa exconsejero del Gobierno Vasco de la Comunidad Autónoma, y director consejero de SI Ealth. Todos ellos están de acuerdo en el punto de partida: las decisiones han de afectar al sistema, pues todos los campos están interrelacionados.
Cuidado de la salud
En el tiempo en que fue consejero del Gobierno Vasco Autonómico, Bengoa puso especial atención en la cuestión de enfermedades crónicas. Hoy día, se reafirma en su importancia. Ha subrayado que en tres décadas aumentará el número de habitantes por encima de los 80 años y cada uno de ellos tendrá más de una enfermedad crónica: “En el sistema actual, la situación no sería viable”. En lo relativo a la organización del cuidado de la salud, Bengoa cree que muchos enfermos no están donde deberían. “Muchos de los que reciben atención sanitaria se quedan en los hospitales, sin acceder al lugar que necesitan: su casa, residencias…”.
Al hilo de esta reflexión, concluye que en el futuro el cuidado de la salud y los servicios sociales deberían unificarse, y deberían tener un presupuesto único. Esto conlleva una reflexión sobre las competencias. De todos modos, añade, en varios territorios del mundo están actuando en esa dirección. “Tenemos que actuar con gran previsión; al hospitalizar a una persona, hay que procurar concretar cómo gestionar su salida”. En opinión de Bengoa, todos esos cambios serán necesarios para que el sistema sea económicamente “sostenible”. “Estamos perdiendo un 30-40% de las inversiones por no actuar conjuntamente sanidad y servicios sociales”. Además, ha añadido, para ahorrar, habrá que cambiar algunas prácticas en sanidad. Según Bengoa, muchas decisiones se toman por razones históricas. “La clave no es dedicar más dinero, sino gestionar mejor el que hay, para responder a las nuevas necesidades”.
Servicios sociales
Según Begoña Pérez Eransun, los actuales servicios sociales no están adecuados para responder a las necesidades de una sociedad envejecida. Es una red conformada en las décadas de 1970-1980, adecuada a las condiciones de entonces: por un lado, la mayoría de hombres tenían empleo; por otro, se mantenía la “familia cuidadora”. “Las mujeres se ocupaban de los cuidados; muchas veces, al emigrar a la ciudad, perdían el trabajo que tenían en su pueblo”. Los servicios sociales estaban orientados hacia los sectores que quedaban fuera de esas estructuras. Pero Pérez explica que hoy en día esas estructuras han cambiado: “Ahora, los servicios sociales, deben prestar atención también a aquellas personas que según los condicionantes de entonces estarían en una situación normalizada”. Además ha aumentado la atención a las dependencias. En cambio, como esos servicios públicos estaban pensados para una minoría, no están adecuados para responder a las demandas actuales. Así y todo, cree que, “haciéndolo tal como pueden”, ofrecen un buen servicio.
Pérez señala, que de cara al futuro, hay que responder a una pregunta: ¿se estabilizará la actual situación socioeconómica? Hay, según ella, indicios que lo presagian, y cree que se ha comenzado a observar las consecuencias de ello. “Todos los sectores tendrán que adecuarse: servicios sociales, sanidad, educación, empleo público…”. Ha añadido que, en ese contexto, habría que cambiar el paradigma de los servicios sociales. “El bienestar de la gente deberá ser garantizado: las necesidades de cada cual, incluido el cuidado”.
Ha señalado que para financiarlo es preciso poner atención en el sistema de impuestos, y en la solidaridad intergeneracional. “Le he dicho a la gente que hagan cuentas: cuánto valdrían en el mercado los servicios públicos que recibimos gratuitamente”.
Pensiones
Para abordar el tema de las pensiones, Mikel de la Fuente ha analizado la situación actual. En la crisis los sueldos de los trabajadores no cualificados son, en general, los que más bajan. “Parece que en el modelo de sueldos se ha dado un cambio, y la dinámica del sistema empujar a seguir por ese camino”. En ese contexto, se han tomado unas cuantas decisiones políticas: atrasar la edad de jubilación, aumentar los años de cotización para lograr la pensión completa… De la Fuente ha explicado que esas decisiones provocarán en el futuro una bajada del gasto público de pensiones. Como consecuencia, si nada cambia, bajará la tasa de sustitución de las pensiones públicas; eso es lo que dicen los anuncios de la Unión Europea. De la Fuente ha aclarado que esa bajada es “real”, aun sin tomar en cuenta la evolución de la inflación. Del 2013 al 2030 las pensiones se reducirían 18,4 puntos: en el año 2013, la pensión de un sueldo estable de 1.000 euros era de 790 euros, y en el año 2030 bajaría a 606 euros. A ello hay que añadir el factor de sostenibilidad. El Gobierno de España ha atrasado su aplicación hasta 2023, pero, una vez puesto en vigor, la cantidad a percibir por pensión estará condicionada por la duración de la vida. “La duración media de la vida seguirá creciendo, aun a ritmo menor, y con ello las pensiones pueden bajar”.
Para hacer pronósticos de cara al futuro hay que fijarse en la demografía, señala Mikel de la Fuente. Hay que tener en cuenta que la duración de la vida no es algo homogéneo. El nivel socioeconómico afecta también: a mayor nivel socioeconómico, mayor es la duración de la vida. Ha remarcado, igualmente, que la prolongación de la duración de la vida no quiere decir que se seguirá con buena salud. También en esta cuestión, hay diferencia según el nivel socioeconómico, e igualmente según el género. Por tanto, continuar en las políticas actuales, perjudicará especialmente a algunos sectores: a los de nivel socioeconómico bajo y a las mujeres,
Los arreglos que la Unión Europea ha puesto sobre la mesa no mejorarán la situación, en opinión de Mikel de la Fuente. Por un lado, se ha propuesto atrasar la edad de jubilación, y, por otro lado, actuar a favor de las pensiones privadas. La primera medida sería un “desastre”: especialmente afectaría a los ciudadanos que han tenido en el trabajo la mayor precariedad, y entre ellos ha destacado el peso de las mujeres. Tampoco cree que la apuesta por las pensiones privadas sea “real”.
De cara al futuro, además de eliminar las decisiones políticas de los últimos años, propone varias medidas para que el sistema público de pensiones sea viable. En primer lugar que los ingresos monetarios deber crecer y que, para ello, hay que mejorar los salarios, pues el sistema que está en vigor se basa en las cotizaciones de los salarios. “No puede haber pensiones dignas si el trabajo es de mala calidad”. También propone elevar el tope de las cotizaciones; gracias a ello, se podría llegar a los sueldos que quedan hoy día fuera de las cotizaciones. A la par, se manifiesta a favor de subir el tope de las pensiones pero propone que esa subida sea menor que la subida de las bases de cotización. De la Fuente nos recuerda que las personas de nivel económico más alto viven más larga vida y, por lo tanto, tendrán pensión durante mayor tiempo. Finalmente, señala que, en caso de necesidad, se pueden elevar las bases y tipos de cotización de las empresas a la seguridad social.
Política activa de empleo
Los tres expertos han puesto su atención en el empleo, al hilo de lo expuesto anteriormente. Begoña Pérez y Rafael Bengoa han destacado que las necesidades que se pueden prever para el futuro, son una “oportunidad” para conseguir empleo de calidad. “En la postguerra, se impulsó el empleo en la sanidad y educación públicas y eso fue un modo importante de aportar a la economía” nos ha recordado Pérez. Ha añadido que en los servicios sociales habrá una gran demanda de trabajo. Hoy día, ese empleo está muy feminizado, y la precariedad es grande. Así y todo, ha subrayado que en ese sector hay posibilidad de crear empleo y establecer condiciones dignas de trabajo.
Bengoa y Pérez no tienen claro que los puestos que se crearán en servicios sociales hayan de ser públicos. “Lo esencial es ofrecer servicio de calidad”, señalaba Bengoa. Pérez ha añadido que condiciones laborales de calidad habrá que garantizarlas, entre otras, por la negociación colectiva.
Vivienda
Pérez ha señalado la vivienda como uno de los ejes del bienestar. Ha añadido que una gran parte del presupuesto dedicado a servicios sociales se destina a satisfacer esa necesidad. “A nosotros nos llegan casos que en algunos paises de Europa no tienen por qué acudir a servicios sociales, porque en esos países la vivienda no es tan cara como aquí “. Pérez considera que la administración también debería actuar en esta cuestión, pñara prevenir las situaciones de desprotección que puedan ocurrir en el futuro.
Bengoa ha abordado la cuestión desde otro ángulo, sin entrar en la necesidad de garantizar el derecho a la vivienda. En opinión del ex consejero la vivienda será el espacio de ofrecer atención a las personas que tienen dependencia. Ha aclarado que la administración está ya trabajando en esta línea. Así y todo, ha destacado que hay otro campo que es necesario tomar en cuenta: la soledad. “Hoy en día es una epidemia, y afecta directamente a la salud de las personas”.
20/04/2019
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