Economía Moral
Teorías y controversias sobre pobreza y persistencia del campesinado / I
Campesinistas y descampesinistas: Lenin, Kautsky, Djurfeldt
Julio Boltvinik
L
enin (en El desarrollo del capitalismo en Rusia,) señaló que
la presión sobre los campesinos creada por las relaciones capitalistas de producción debe, inevitablemente, resultar en su desaparición como forma específica de producción. Esto resultaría, sobre todo, de la diferenciación social que convertiría en capitalistas a algunos y en proletarios a la mayoría. En agudo contraste, Karl Kautsky (en La cuestión agraria, Ediciones de cultura Popular, México, 1974) sostiene implícitamente, por razones demográficas, que el campesinado es parte integral del modo de producción capitalista en la agricultura y prevé su simbiosis:
“La expansión del mercado, la posesión de capitales, no bastan para establecer una gran explotación capitalista: lo esencial son lostrabajadores. La industria urbana no tiene que temer la falta de obreros. En la agricultura no sucede lo mismo: no puede llenar sus vacíos con el proletariado industrial urbano.Tampoco la gran explotación agrícola puede producir los obreros necesarios y conservarlos a su servicio. La agricultura campesina no se separa de la administración doméstica, pues no hay explotación agrícola sin ésta, ni hogar campesino regular y estable sin explotación agrícola. Los braceros con hogar propio son agricultores independientes con tierra propia o arrendada y que dedican parte de su tiempo al trabajo asalariado, parte al cultivo de su propia hacienda. Tal situación no favorece la multiplicación de obreros no propietarios en el campo. Los criados se ven la mayor parte de las veces excluidos del matrimonio. Sólo los que unen un hogar autónomo a una explotación agrícola autónoma, son quienes están en mejores condiciones para criar muchos hijos para el trabajo. Esta producción de fuerza de trabajo disminuye donde la gran explotación se expande a expensas de la pequeña. Expropiando a los labradores se agranda una explotación, pero disminuye el número de brazos destinados a cultivarla, por lo cual, no obstante su superioridad técnica, aquélla no llega a reinar sola en un país. En el modo de producción capitalista no debemos esperar ni el fin de la gran explotación agrícola ni el de la pequeña”. (La gráfica sobre las granjas en EU confirma esta predicción)
Kautsky concluye este pasaje citando a Marx (y muestra que éste no predijo la descampenización): “la agricultura debe moverse continuamente en este ciclo de concentración y fraccionamiento de la tierra subsistan las relaciones burguesas”. La línea argumental que predice la persistencia del campesinado, en su vertiente no marxista, sostiene que la producción agrícola familiar (sobre todo campesina) tiene una lógica interna que le permite resistir las presiones de las relaciones de producción capitalista y reproducirse indefinidamente. Entre los elementos de esta línea, se incluyen: a) la capacidad de los campesinos, dado su control sobre la tierra, de proveer a sus necesidades de reproducción simple; b) las normas sociales de las comunidades campesinas centradas en la reciprocidad y no en la maximización individual de ganancias; c) la ausencia del motivo acumulación entre los campesinos (A.V. Chayanov); d) factores demográficos opuestos a la concentración de la tierra debido a su subdivisión en las herencias; e) la capacidad de los campesinos para sobreponerse aumentando la cantidad de trabajo invertido en la producción (auto-explotación le llamó A.V. Chayanov ); f) rasgos naturales o técnicos específicos de la agricultura que la hacen poco atractiva para el capital (véase cuadro); g) ventajas para el capital de dejar la agricultura a los ampesinos (como alimentos más baratos, menor riesgo), ligadas a las razones e) y f).
Ellis ha encontrado en el marxismo dos razones para la persistencia campesina: 1) La no acumulación en la economía campesina puede ocurrir, no por la falta de motivación, sino porque las relaciones de producción capitalistas empujan a los campesinos a la reproducción simple a través de lacaptura (mediante diversos mecanismos) de cualquier excedente generado y por la desvalorización del trabajo campesino derivada de las innovaciones que disminuyen el precio de los bienes agrícolas. Ambos factores pueden describirse, con HenryBernstein, como un
estrujón hacia la reproducción simple. 2) Que algunos aspectos de la producción agrícola son incómodos para las relaciones de producción capitalistas, lo que frena su avance. El principal factor es laduración del ciclo productivo agrícola comparado con el tiempo en el cual el trabajo es empleado, lo que refiere alpatrón estacional de uso del trabajo(Tesis Mann-Dickinson que examino en la siguiente entrega). Habría que agregar una tercera razón: los argumentos vistos de Kautzky.
La expectativa clásica sobre la concentración de la tierra, señala el joven Göran Djurfeldt (GD), que después se volvió positivista y abandonó el marxismo, estaba fundada en las economías de escalasupuestamente presentes en las grandes unidades. Esta concentración traería consigo una revolución en las fuerzas productivas que convertiría a los campesinos en asalariados. La resistencia campesina podría posponer el avance del capitalismo pero no lo podría evitar, ni podría explicar, sostiene GD, que desde fines del siglo XIX las grandes fincas perdieran importancia, mientras las unidades medianas aumentaban la suya y las pequeñas se fragmentaban. Djurfeldt añade la tendencia
“...en los grandes latifundios, a dividir parte de su tierra en parcelas y asentar en ellas a sus trabajadores, generando así sus propias colonias laborales, disminuyendo así el costo del trabajo para el capital, que en tiempos más recientes ha sido el propósito específico de las reformas agrarias de varios países de AL. Cuando tienen su propia tierra, los trabajadores reproducen su fuerza de trabajo en ella (sic), y por tanto el capitalista no necesita pagarles el valor completo de su fuerza de trabajo (igual a sus costos de reproducción). Los campesinos pobres, quienes por definición poseen tierra insuficiente para reproducirse de manera independiente, y que se ven forzados a emplearse por un salario, está atada de esta manera a los campesinos ricos, mientras éstos dependen de la explotación de trabajadores asalariados o de aparceros”.
Luis Cabrera, autor del proyecto de Ley Agraria de 1915, en coincidencia con GD, sostenía que la dotación de ejidos a las comunidades permitiría a las medianas y grandes explotaciones una amplia disponibilidad de mano de obra barata. En el párrafo citado, GD muestra que el capitalismo puro es imposible en la agricultura y, aunque no lo explícita, su hilo conductor es la estacionalidad del trabajo agrícola. También muestra que el capitalismo necesita campesinos pobres que provean mano de obra barata y, habría que añadir, estacional. Aquí parecería coincidir con mi tesis (véase siguiente entrega) de que el capitalismo agrícola sólo puede existir en simbiosis con campesinos pobres, dispuestos a (y urgidos de) vender su fuerza de trabajo algunos días al año. Pero, polemizando con Kautsky (que, como vimos, centró el problema para las grandes explotaciones en la escasez de mano de obra) sostiene que el “campesinado pobre no es una parte integral del concepto de modo de producción capitalista en la agricultura, sino un indicador de un proceso de reproducción atípico” que atribuye a la crisis en la agricultura europea. Como Colón, no vio su descubrimiento.
Este texto recoge la primera parte de la ponencia que presenté el día de ayer en el Coloquio de Otoño 2014 de la Academia Mexicana de Economía Política.
Alexander V. Chayanov, La organización de la unidad económica campesina, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1974. Originalmente escrita en ruso y publicada en 1925.