EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

jueves, 26 de mayo de 2022

EU: "La suprema corte ejerce poder ilegitimo" N. Chomsky

 

Noam Chomsky comparte su visión sobre el activismo y la urgencia de una transición hacia un futuro sustentable

«La Corte Suprema de EEUU ejerce poder ilegítimo»

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Fuentes: Truthout / La Jornada

El término “autoridad ilegítima” con frecuencia se interpreta como un rasgo de las sociedades no democráticas; estados fallidos o colapsados.

El ex presidente Jimmy Carter afirmó que Estados Unidos se convirtió en “una oligarquía con sobornos políticos ilimitados” tras la decisión que tomó en 2014 la Suprema Corte de eliminar los límites a las contribuciones a las campañas, y señaló que el ejercer una autoridad ilegítima dentro de nuestro sistema político se ha vuelto más extremo en los ocho años que han pasado desde entonces.

El término “autoridad ilegítima” con frecuencia se interpreta como un rasgo de las sociedades no democráticas; estados fallidos o colapsados. En realidad una autoridad ilegítima puede estar muy extendida en supuestas entidades democráticas como Estados Unidos.

La Suprema Corte estadunidense, por ejemplo, tiene la autoridad de emitir mandatos ejecutivos que van contra el interés público, e incluso, violan los derechos humanos. La política pública es afectada de manera abrumadora por élites políticas y grupos de interés. Estudios académicos demuestran que el público en general tiene poca o nula influencia independiente.

La legitimidad de la autoridad política en Estados Unidos es muy dudosa si consideramos la dinámica de la toma de decisiones y las reglas del juego.

Noam Chomsky –intelectual considerado un tesoro por millones de personas– nos da un verdadero tour de force en la denuncia de hechos poco sabidos de la historia legal de Estados Unidos, y revela con audacia cuántas de nuestras muchas instituciones y líderes ostentan una autoridad ilegítima y antidemocrática en gran parte del paisaje político y económico contemporáneo. Debemos asumir que toda autoridad es ilegítima, a menos que pueda justificarse a sí misma. El peso de las pruebas cae sobre los defensores de dicha autoridad, no en quienes la cuestionan, señala Chomsky.

El intelectual comparte sus visiones sobre el activismo y la urgencia de llevar a cabo una transición hacia un futuro sustentable. Chomsky es profesor emérito de lingüística en el MIT y actualmente es catedrático laureado en la Universidad de Arizona, ha publicado unos 150 libros de lingüística, política, pensamiento social, economía política, estudios mediáticos, política exterior estadunidense y asuntos internacionales.

C. J. Polychroniou (CJP): Noam, durante las pasadas dos décadas hemos atestiguado el surgimiento de la autoridad ilegítima. No pienso tanto en la creciente influencia de corporaciones trasnacionales o en procesos democráticos de un puñado de individuos designados o electos que afectan las vidas de millones de personas. Por ejemplo, jueces de la Suprema Corte fueron designados en sus puestos vitalicios por presidentes que perdieron el voto popular, y con mucha frecuencia, adoptan decisiones contrarias a las preferencias de la mayoría de los votantes. Otro ejemplo son los miembros del Congreso que bloquean proyectos de ley enfocados a mejorar el bienestar económico de los ciudadanos y la protección del ambiente y, en cambio, eligen leyes que benefician los intereses de cabildos poderosos. ¿Puedes comentar sobre esta desesperante situación en el paisaje político estadunidense?

Noam Chomsky (NCh): Tradicionalmente la Suprema Corte ha sido una institución reaccionaria, con excepciones. Las decisiones de la Corte Warren [conocida por haber eliminado la segregación racial en las escuelas. N. de la T.] mejoraron la libertad y los derechos básicos, pero no fue un hecho aislado. Hubo movimientos populares, principalmente afroestadunidenses, a los que se unieron otros, que hicieron posibles los fallos de la Corte Warren. La actual reaccionaria Corte Roberts se revierte hacia la norma y dedica sus esfuerzos a desalentar cualquier cambio. Esto ocurre, en gran medida, gracias a las intrigas y engaños de Mitch McConnell: la principal figura antidemocrática de la organización republicana, que ya no puede siquiera considerarse un auténtico partido político.

“Todo esto es bien sabido, o debería serlo, y comentaré sobre ello más adelante.

“Es menos sabido cuánto tiempo tiene dándose esta tendencia. Algo de la historia es conocida, pero no toda. Se sabe que el enorme poder de la Suprema Corte data de la decisión del juez John Marshall en el caso Marbury vs Madison, para hacer de la judicatura un intérprete del significado de la ley, con poderes más allá de los concedidos en la Constitución. Su designación, hecha por John Adams, y sus posteriores nombramientos y decisiones fueron diseñados para menoscabar a la recién elegida administración Jefferson.

“Las opiniones de Marshall tuvieron un inmenso impacto en dar forma al orden constitucional en cuanto a como es, de hecho, interpretado. Su impronta en la Corte no tiene igual. De nuevo, todo esto es bien sabido.

“Es menos conocido lo que se asume yace detrás de las principales decisiones de Marshall. Éstas han sido reveladas recientemente en el ámbito académico con el importante trabajo de Paul Finkelman, quien hizo el primer estudio sistemático de los fallos de Marshall sobre un elemento central en la historia de Estados Unidos: la esclavitud, tema que muy probablemente será eliminado de los planes de estudio si los republicanos recuperan el poder e implementan sus iniciativas totalitarias.

“Finkelman explora ‘el compromiso personal y político que el juez John Marshall tenía con la esclavitud, por haber sido un traficante de seres humanos toda su vida; y la profunda hostilidad que le inspiraba la presencia de negros libres en Estados Unidos’. Luego muestra los dictámenes judiciales de Marshall que ‘siempre apoyaron a los esclavistas cuando los negros clamaban ser libres’. De manera similar, consistentemente evitaba poner en efecto las leyes federales que limitaban el comercio de esclavos, después de que en 1808 se dictó la prohibición absoluta de traer nuevos esclavos a Estados Unidos. Como señala Finkelman, los dictámenes crueles y brutales de Marshall eran ‘congruentes con el apoyo personal y político que ejerció en favor de la esclavitud toda su vida’.

“Independientemente del impacto inmediato en las vidas de aquellos que eran tratados como infrahumanos en su época y a lo largo de la historia del país, Marshall no era un juez ordinario. Incluso decir que fue ‘quizá el juez de la Suprema Corte más influyente’ en la justicia del país es subestimar su verdadera importancia.

“Este no es lugar para revisar la larga, y a menudo sórdida, historia de la Corte. Basta recordar que difícilmente ésta concuerda con las consignas patrióticas impuestas como cánticos por los nuevos totalitarios en Washington.

“En cuanto al Congreso, la historia es mixta. Una característica constante es el estar al servicio de los ricos y poderosos apoyados por los medios que mencionas. El activismo popular ha probado algunas veces que es un contrapeso efectivo, con efectos mayores en la labor de civilizar al país. El New Deal de los años 30 a los 60 es el caso más reciente. A pesar de que las clases empresariales trabajaron duro para desgastar al New Deal, conservaron un fuerte apoyo, incluido el del último presidente conservador auténtico, Dwight Eisenhower. En su opinión: ‘Si cualquier partido político intenta abolir la seguridad social, el seguro para el desempleo, eliminar las leyes laborales y los programas agrícolas, no volverán a escuchar de ese partido en nuestra historia política. Existe un grupo que es como una diminuta astilla, y que cree en estas cosas, pero su número es insignificante y está formado por estúpidos’.

“La actitud de Eisenhower ilustra lo mucho que su partido se ha deteriorado en años recientes, y la forma en que se ha difamado el término ‘conservadurismo’.

“Otra ilustración actual de cómo el partido ha migrado hacia la extrema derecha es su romance con la racista ‘liberal democracia’ del presidente húngaro Viktor Orban. No se limita a Tucker Carlson y similares pero va más allá. Prueba de esto es que la Unión Conservadora Americana ‘convocará el próximo mes (junio) a celebrar al líder europeo’ acusado de menoscabar la democracia y los derechos individuales. Orban considera dicha acusación un elogio y los ‘conservadores’ de hoy parecen estar de acuerdo.

“El pronóstico de Eisenhower fue equivocado. La ‘astilla’, desafortunadamente, estaba lejos de ser “diminuta”, el grupo no estaba esperando tras bambalinas, sino destruyendo las medidas para beneficiar al público, y en efecto, debilitándolas. Para los años de Carter, su influencia ya era muy fuerte y notoria. Para entonces los demócratas abandonaban ya cualquier interés auténtico en la gente trabajadora, y se convertían cada vez más en un partido de profesionistas prósperos.

“Reagan abrió de par en par las puertas al grupo al que Eisenhower denostó amargamente, y que lanzó el poderoso asalto neoliberal que ha asolado a la población general común los últimos 40 años. Este no es lugar para recalcar otra vez su impacto. Está encapsulado en el estudio de la Corporación Rand, que ya hemos discutido, y que encontró que sus programas “transfirieron” cerca de 50 billones de dólares, que correspondían a las clases medias y trabajadoras, a los ultrarricos en 40 años. Un ejemplo muy impresionante de robo al más alto nivel.

“Hoy, la organización republicana apenas controla su entusiasmo ante la perspectiva de llevar su asalto más allá, disfrazado con cínicas consignas populistas. Todo esto trasciende abiertamente ante nuestros ojos. Los republicanos en el Congreso básicamente avanzan a paso de ganso mientras juran obediencia a las órdenes explícitas y públicas de McConnell desde los años de Obama. Sólo existe una, y sólo una, prioridad legislativa: recuperar el poder. Ello significa garantizar que el país se vuelva ingobernable y que cualquier legislación que pueda beneficiar a la población general sea bloqueada. Así, el fracaso en alcanzar lo que sea puede ser achacado a los demócratas, algunos de los cuales son cómplices de esa farsa.

“El más impactante ejemplo actual de esto es el programa Build Back Better [ley de fomento al empleo, creación de guarderías y educación y otras cosas. N. de la T.]. Era una iniciativa respetable que hubiera ayudado mucho a la población cuando salió del despacho de Bernie Sanders, pero una vez que se le fue modificando en cada paso, bajo el principio McConnell, no queda ni rastro del proyecto original.

“El liderazgo republicano estableció sus líneas rojas: 1) retirar financiamiento a la IRS (el ente tributario) para que no interfiera con la masiva evasión de los millonarios que son el sustento principal del partido; 2) no tocar el único logro legislativo de los años de Trump y que Joseph Stieglitz llamó ‘la ley de alivio a donativos de 2017’, un masivo regalo para los ricos y el sector corporativo que es una puñalada en la espalda de todos los demás sectores. Este obsequio también lastimó los derechos de los votantes a los que los republicanos han tratado de mantener a raya desde Nixon al distraer la atención de sus verdaderos programas sobre ‘temas culturales’ que apelan a cristianos nacionalistas, supremacistas blancos, evangélicos, amantes ávidos de las armas, así como a segmentos de la clase trabajadora devastada por los programas neoliberales que fueron abandonados hace mucho por los demócratas.

“La Corte ha jugado su papel de revivir los más horribles elementos de la historia que se les ha ordenado ocultar. Probablemente la más atroz decisión de la Corte Roberts fue desmantelar la Ley de Derechos del Votante con base en algo ri­dículo (Shelby), y ofrecer a estados del Sur una manera de restaurar (el sistema de segregación racial contra afroestadunidenses) Jim Crow.

[En el caso Shelby County vs Holder, el 25 de junio de 2013 la Corte Suprema declaró inconstitucional una parte de la Ley de Derechos de los Votantes de 1965 que predica una fórmula para determinar qué jurisdicciones requerían aprobación federal antes de ejecutar cualquier cambio en sus prácticas electorales N de la T.]

“Ciudadanos Unidos extendió la doctrina Buckley de que ‘el dinero habla’ –muy conveniente particularmente para los ricos– para dar rienda suelta a esos sectores que hoy están en posición de comprar las elecciones.

“El siguiente condenado a la guillotina es Roe vs Wade. Los efectos serán extremos. Un derecho logrado ya por las mujeres, y otros, serán anulados. Esto no tiene precedentes; pero socavar el derecho de las personas negras a votar por la decisión Shelby es ya un precedente.

“El borrador filtrado por el juez Alito está basado en el principio de que las decisiones de la Corte deben dar primacía a lo que ‘está profundamente enraizado en la historia de la nación y tradición’, y tiene razón al considerar que los derechos de las mujeres no satisfacen esta condición. Los fundadores de la nación adoptaron la ley común, que consideraba que la mujer es una propiedad de su padre, y que esa propiedad era transferida a un marido. Uno de los primeros argumentos para negarle el voto a las mujeres era que sería injusto para los hombres solteros, porque los casados disponían de dos votos: el suyo y el de su ‘propiedad’ (lo que recuerda la infame provisión de ‘los tres quintos de humano’ que se concedió a los dueños de esclavos, y que consideraba que esa era la proporción de representación que tenía ante la ley un ser humano que era propiedad de otro).

“Fue hasta 1975 que la Corte concedió personería legal completa a las mujeres y les dio el derecho de formar parte de jurados federales en calidad de ‘iguales’.

“Esta doctrina judicial ultrarreaccionaria es, como otras, bastante flexible. Un ejemplo es la decisión Heller de Antonin Scalia, que revirtió un siglo de precedente y estableció como escritura sagrada el derecho a la posesión de un arma personal. En su muy versada opinión, Scalia triunfó al ignorar la rica “historia y tradición” que una vez justificó el decreto que establece que ‘una milicia bien regulada, que es necesaria para la seguridad de un Estado libre, y concede el derecho al pueblo de tener y portar armas, lo cual no debe infringirse’.

“La ‘historia y tradición’ no son para nada un secreto, desde los fundadores hasta el siglo XIX, pero esto ya no tiene relevancia alguna para el país, pues los argumentos eran: 1) ahí vienen los ingleses; 2) las milicias eran necesarias para atacar, expulsar y exterminar a las naciones indígenas una vez que los británicos fueron contenidos y expulsados, lo cual era el principal objetivo de la revolución, aunque fueron vencidos por una máquina asesina más eficiente que las milicias: la caballería; 3) los esclavos tenían que ser controlados a la fuerza y la amenaza crecía, pues había de cada vez más revueltas en el Caribe y el sur del país; 4) antes de que el sistema constitucional estuviera firmemente establecido, existía la preocupación de que se impusiera un sistema británico (como sugirió Alexander Hamilton), que pudiera llevar a una tiranía y que debía ser resistido por las fuerzas populares.

“Nada de esta ‘historia y tradición’ tenía relevancia alguna hasta el siglo XX, al menos en círculos medianamente racionales. Ciertamente había historia y tradición no solo ahí, sino en la parte central de la historia en que se preveía la cancelación de los republicanos en su declive. Todo esto ocurre con la ayuda de una judicatura reaccionaria cuidadosamente construida por McConnell y sus aliados con el fin de imponer una barrera que detenga desviaciones, como la que expresó Eisenhower hace mucho tiempo.

“Michael Waldman, presidente del Centro Brennan para la Justicia y especialista en la Segunda Enmienda, observa que desde que Scalia revirtió el precedente al ignorar la historia y tradición, la Corte tiene poco qué decir sobre el tema de las armas, para disgusto de la extrema derecha en ese tribunal. Pero Waldman sugiere que esto puede estar a punto de cambiar. La Corte considera un caso que podría suspender una ley de Nueva York de 1913 que prohíbe portar un arma oculta en lugares públicos. De los comentarios de Alito en el juicio oral y de las bien conocidas posturas de Thomas, Waldman sospecha que se va a suspender la ley de 1913. De ser así, disfruten un mundo en que las armas ocultas están por doquier.

“Vale la pena recordar que la frenética cultura de las armas es en gran parte creación de los equipos de relaciones públicas de esa industria, y uno de sus más grandes triunfos. Una historia reveladora explorada a profundidad por Pamela Haag en el libro The Gunning of America: Business and the making of American Gun Culture (El tiroteo de América: el negocio y la creación de la cultura americana de las armas).

“Las armas definitivamente son usadas para propósitos definidos, como los que he descrito. Un granjero podía usar un viejo mosquete para espantar a animales que atacaban su ganado. Para ellos un arma era sólo una herramienta… como una pala. Los fabricantes desarrollaban armas avanzadas para los ejércitos, no para el público al que poco le interesaban.

“El problema surgió a finales del siglo XIX. Después de la Guerra Civil, el mercado doméstico de armamento se desplomó. La paz en Europa acabó con el otro mercado. El ejército estadunidense no estaba envuelto en ningún conflicto. La naciente industria de relaciones públicas fue contratada para la causa, y ésta creó una emocionante imagen del Viejo Oeste que nunca existió, con valientes vaqueros y sheriffs siempre prestos a desenfundar y otras fantasías más tarde explotadas por Hollywood y la televisión. El subtexto era que tu hijo moría por tener un rifle Winchester porque quería ser un hombre de verdad, y su hermana debía tener una pistolita rosa. Funcionó brillantemente, como muchos podemos recordar de nuestras infancias.

“La mitología se expandió como parte de la genial propaganda del Partido Republicano para distraer la atención de sus actuales políticas y compromisos. La radical separación de Scalia de la “historia y tradición” se convirtió en la Segunda Enmienda y en la parte de la Constitución que es adorada con fervor, y que en muchos casos, es la única que la población conoce.”

CJP: ¿Cuáles son los límites de la autoridad política?¿Por qué hay un surgimiento de la autoridad ilegítima en las “democracias” de hoy? ¿Cómo pueden los ciudadanos conscientes desobedecer decisiones legítimas hechas por políticos y la Corte?

NCh: La lucha de clases nunca cesa. Un participante, la clase empresarial –“los amos de la humanidad”, como la llamó Adam Smith– está perpetuamente involucrada en el conflicto, con no poca pasión, sobre todo en un país como Estados Unidos que tiene una conciencia de clase empresarial excepcionalmente alta. Como señaló Smith hace 250 años, luchan por controlar la política de Estado y emplearla para sus intereses, usualmente con éxito, pese a derrotas parciales ocasionales. Si sus víctimas son vencidas a los golpes o se retiran de la lucha, ellos se alzan con enormes victorias. Es lo que hemos experimentado durante la regresión neoliberal que mina la democracia además de ejecutar el enorme robo. Ese es el factor básico del surgimiento de la “autoridad ilegítima” en las deterioradas democracias, y en el enojo, resentimiento y desconfianza contra la autoridad.

“Desde luego existe mucho qué decir sobre por qué y cómo esta sorprendente victoria se ha logrado, pero eso va más allá de esta discusión. Debemos, sin embargo, ser conscientes de lo fraudulentas que son máximas como ‘dejar que reine el mercado’, y otras que no llegan a ser ni caricaturas.

“Los ‘límites’ de este triunfo de la autoridad ilegítima sólo pueden ser marcados por un público comprometido, como ocurrió en los 30 y otros periodos de la historia en que los ‘amos’ eran dominados en cierta medida. No existen respuestas generales a preguntas sobre qué medidas son adecuadas. Existen guías y aspiraciones generales; decisiones tácticas que dependen de las circunstancias. No deben despreciarse como “meramente tácticas”: son decisiones de las que depende la vida de las personas, y en esta era, se trata de supervivencia.”

CJP: Encuestas revelan que una abrumadora mayoría de los estadunidenses quiere ver cambios mayores en el sistema político de su país. ¿Cómo arreglamos el sistema político? ¿Qué reglas deben cambiarse?

NCH: No me convence lo que la mayoría quiere. Más aún, lo que la gente quiere depende del rango de opciones que percibe. Éstas, a su vez, están estructuradas con base en las instituciones reinantes que están, en gran medida, en manos de los “amos de la humanidad”.

“Por ejemplo, las opciones de hoy son ‘ten un trabajo o muérete de hambre’, por lo que tener un empleo se percibe como uno de los más altos objetivos en la vida. A principios de la Revolución Industrial, los estadunidenses consideraban ‘obtener un empleo’ como un intolerable ataque a los derechos humanos y la dignidad. Entendían lo que significaba subordinarse ante un amo durante la mayor parte del día. Tenían alternativas en mente. La consigna de los Caballeros del Trabajo, la primera gran organización laboral, era: ‘Aquellos que trabajan en los molinos, deben ser sus propietarios’, y menos que eso era intolerable.

“Mientras, los granjeros en lo que era mayoritariamente un país agrícola buscaban crear una “cooperativa para el bien común” en la que todos trabajaran unidos, libres de los banqueros y los manejos del mercado. Ese es el auténtico movimiento popular que inició contactos con los Caballeros. Sus esfuerzos fueron destruidos por el Estado y violencia pagada, en otra derrota radical para la democracia. Entonces ‘lo que quiere la gente’ cambió, pues las opciones que podían ver se redujeron.

“La tarea de organizaciones y activistas es, primero que nada, romper los grilletes del control ideológico y ayudar a la gente a comprender que hay formas de ver el mundo que son diferentes a las construcciones de los amos y sus instituciones ideológicas. Eso posibilitará los cambios que quiere la gente. Luego vienen cuestiones cruciales de qué es lo que debe cambiar y cómo.”

CJP: La crisis del clima se intensifica. Las olas de calor rompen récord en gran parte de Estados Unidos, el reciente reporte de una sequía en Francia demuestra que el cambio climático está “fuera de control”. En consecuencia, las protestas por el clima en todo el mundo se vuelven más comunes y agresivas. Esas protestas disruptivas ¿ayudan o retrasan la transición hacia lo sostenible?

NCh: Aquí nos enfrentamos a difíciles preguntas sobre tácticas, que son siempre de importancia crítica. ¿Qué tácticas harán que más gente se involucre en impedir la sexta extinción y salvar a la sociedad humana del inminente desastre al que los amos la están llevando? No existe un algoritmo, ni una respuesta general. Se tiene que pensar muy bien. Hay diferentes respuestas para distintos lugares y tiempos.

“No se puede hacer suficiente énfasis en lo crítico del tema. Nos acercamos al desastre a una velocidad aterradora que aceleró violentamente ante los eventos recientes. La invasión rusa a Ucrania tuvo como consecuencia un enorme efecto en la producción de combustible fósil que nos destruirá pronto si no disminuye. La guerra revirtió los pocos pasos que se habían dado para impedir la catástrofe. Si dejamos que esto continúe estamos condenados.”

CJP: ¿Hay razón para sospechar que la siguiente fase en el desarrollo económico, basado quizá en una revolución verde, tendrá mayor legitimidad y será más democrática que el actual orden socio económico?

NCh: Antes hay que preguntarse si habrá una siguiente fase del desarrollo económico, o de hecho, una siguiente fase en la historia de la humanidad aparte del sauve qui peut (sálvese quien pueda): que cada quien trate de escapar de la destrucción y el caos, y agarre viaje en la nave que llevó a Elon Musk a Marte.

“La siguiente fase será eso o una revolución real: una verdadera, no simple pintura verde, nada de la falsedades que construyen tan hábilmente los productores de combustibles fósiles y las industrias. Sabemos lo que debe y puede hacerse. Hay medios para hacerlo, la pregunta es si hay la voluntad de comprometerse.

“Si podemos llegar así de lejos, hay muchas razones para esperar una auténtica revolución verde que nos pueda llevar a un orden social más humano y a una mejor vida.

“Es nuestra elección y no tenemos tiempo qué perder.”

Publicado en Truthout. https://bit.ly/3PBPugu

Traducción: Gabriela Fonseca

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