EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

sábado, 2 de mayo de 2020

Reino Unido: El Partido Laborista y la cuarta trinchera

Reino Unido
El Partido Laborista y la cuarta trinchera
26/04/2020 | Thierry Labica
"08/06/2017, 22:45- Tracey Allen: They are cheering and we are silent and grey faced. Opposite to what had been working towards for the last couple of years!!  »
Al día siguiente:
« We will have to suck this up. The people have spoken. Bastards."
"[el equipo de Corbyn] lanza gritos de alegría y nosotros, con la cara triste, ni una palabra, no decimos nada. ¡Todo lo contrario por lo que había estado trabajando desde hace dos años!"; "Tendremos que ser pacientes. La gente ha hablado. ¡Bastardos! 1/
La nueva dirección: ¿dirección nueva?
El pasado 4 de abril, las y los adherentes del Partido laborista (en adelante Labour) eligieron una nueva dirección apoyando mayoritariamente a Keir Starmer (56,2%). Sus dos oponentes, Rebecca Long-Bailey y Lisa Nandy, obtuvieron respectivamente el 27,6% y el 16,2% de los sufragios. La victoria de Starmer y la derrota de Long-Bailey plantea una primera interpretación sobre la posibilidad de que el momento Corbyn haya llegado a su fin.
En el seno del gobierno a la sombra [gabinete en paralelo del primer partido de la oposición] de Jeremy Corbyn, K. Starmer era el responsable de todo lo relacionado con el Brexit. Es en calidad de responsable de este tema clave desde 2016 que Starmer venía defendiendo de forma activa desde el congreso laborista de 2019 no solo la opción de un nuevo referéndum (y no solo un voto parlamentario) sobre la adhesión a la UE, sino que también se pronunciaba a favor de una campaña pro-UE en caso de que el laborismo llegara al poder. En esta cuestión, Starmer era probablemente la perfecta encarnación de la ruptura del compromiso laborista de respetar el resultado del referéndum sobre el Brexit, recogida en el programa de las elecciones de 2017,.
De ese modo, más allá de los sesenta escaños perdidos en las tradicionales circunscripciones obreras del norte de Inglaterra, masivamente desindustrializadas, favorable al leave [abandonar la UE] y con las que el laborismo se supone que debe recuperar una relación muy deteriorada en los últimos veinte años, el partido ha optado 2/ y pro-UE de los que estaba en liza.
Rebecca Long-Bailey, electa de una circunscripción del Grand Manchester, era la candidata identificada como la representante de la izquierda corbynista en estas elecciones. Formaba parte del gobierno en la sombra de Corbyn, encargada de las empresas, la energía y la estrategia industrial. Así pues, Long-Bailey estaba al cargo de la revolución industrial verde, responsabilidad emblemática donde las haya, del gobierno laborista que no llegó a nacer.
La elección de la jefe adjunto del partido tiende, en cierta medida, a confirmar esta interpretación. La antigua responsable del área de la educación en el gobierno en la sombra precedente, Angela Reyner llegó claramente en cabeza (41,7%) delante del resto de candidatos y candidatas más cercanos a Corbyn; en particular, de Andy Burgon (responsable del área de justicia en el gobierno en la sombra).
Además, como se puede ver en el nuevo equipo gubernamental de oposición, Starmer no solo se ha librado de la mayoría de las personalidades representativas de la izquierda que estaban antes, sino que ha llamado a diversas personalidades del ala más a la derecha del Labour para ocuparlos 3/. Si bien es cierto que han sido promovidas a cargos un tanto subalternos, ello no evita el que podrían relanzarse una lógica de derechización más allá de las proclamadas intenciones de un ecumenismo político unificador.
En otro ámbito, como es el de la reivindicación de la independencia de Escocia, no se puede sino dudar del carácter unificador de la persona elegida como ministra de asuntos extranjeros del gabinete en la sombra: Lisa Nandy, quien en relación a Escocia, declaro no hace mucho tiempo que habría que seguir el ejemplo de cómo actuó el Estado español en Catalunya 4/ contra el "nacionalismo estrecho y fuente de discordias". El atractivo del Labour en Escocia corre el riesgo de ser muy difícil a reconstruir, por no decir más, en base a este tipo de orientación, sobre todo cuando la cuestión nacional ha devenido indisociable de las aspiraciones para liberarse de la dominación política no solo londinense, sino también y sobre todo del nacionalismo inglés, austeritario y globalmente Tory desde 2010.
Por último, nos queda la composición del comité ejecutivo nacional en el que la izquierda corbynista ya no cuenta con la mayoría. Dejemos de lado el alivio no disimulado que ha inspirado esta transición en los principales media, así como su satisfacción al ver de vuelta a un dirigente al fin responsable a la cabeza de la oposición.
Para la izquierda, estas señales no son nada buenas, y parece inevitable la constatación del fin de una fase política sin precedentes en la historia del partido laborista. Sin embargo hay que matizarla, al menos por tres razones:
En primer lugar, como lo han subrayado diversos comentaristas, visto en su conjunto, este primer equipo de Starmer está más a la izquierda que el que tuvo Corbyn cuando llegó a la cabeza del partido en septiembre de 2015. En aquel momento, fue necesario ir a buscar gente voluntaria más allá del restringido perímetro de la izquierda socialista en el partido. Cinco años más tarde, muchas personalidades de la izquierda, sobre todo gente joven, han adquirido prominencia y tienen una audiencia inimaginable en 2015. Los votos obtenidos por Rebecca Long-Bailey, Andy Burgos o Dawn Butler (otro candidato a la codirección) son una buena muestra de ello: si bien, sin ninguna duda, el resultado general constituye un factor de decepción para muchos adherentes y militantes, también confirman una presencia importante y sólida de la izquierda en el partido 5/con la que no solo habrá que contar, sino que será indispensable para la defensa y puesta en práctica de las grandes líneas de trabajo anunciadas.
De ahí la segunda razón por la que la constatación inicial exige matizaciones: la prioridades del nuevo gobierno de oposición están directamente relacionadas con el programa laborista de estos últimos años y no permiten un restablecimiento sumario del centrismo reaccionario anterior. Esta relativa continuidad programática se entiende aún mejor en la medida en que la gran mayoría de las y los miembros del Labour, lejos de sentirse disuadidos por la derrota de diciembre de 2019, mantienen su compromiso con la integralidad de las propuestas faro del programa laborista de 2017 y 2019. Las encuestas de opinión de YouGog, cuyos resultados se publicaron en febrero pasado, mostraban a una mayoría –masiva en algunos casos- a favor de políticas fiscales redistributivas, de nacionalizaciones (del servicio postal, ferroviario, energético y del agua), de la supresión de los gastos de inscripción en las universidades, de la abolición de las exoneraciones fiscales para el sector educativo privado, incluso a favor cerrar las escuelas privadas (…) 6/.Merece la pena señalar que esta opinión laborista se corresponde con una opinión pública que, en gran medida, comparte estas preocupaciones y aspiraciones como se demuestra en las recurrentes encuestas de opinión desde 2015: la primera elección de Corbyn a la cabeza del partido laborista se correspondió también con un desplazamiento neto del centro, o del consenso en la opinión pública sobre muchos de estos temas 7/. El pánico de las elites y el odio político-mediático vertido de forma ininterrumpida a lo largo de estos últimos cinco años sobre el dirigente socialista se explican, en primer lugar, por esta posibilidad bien real de que pudo encarnar un nuevo sentido común, que si bien no era revolucionario, al menos estaba dispuesto a poner en cuestión las normas ideológicas impuestas durante más de treinta años de reinado casi-absoluto de las políticas del capital.
El tercer razón tiene que ver con la presión ejercida por la situación objetiva, entre la conciencia aguda de la crisis climática en estos momentos, los peligros inminentes del Brexit y el Covid-19 bajo la gestión del gobierno conservador alienado con la radicalización reaccionaria internacional del período. En este contexto, y en medio de la actual pandemia que en Gran Bretaña golpea fundamentalmente los medios Bame (Black, Asian & Minority Ethnic communities), la universalidad de las urgencias no se puede separar de la experiencia inmediata; de ese modo, la totalidad sistémica del mundo del capital podrá perder, cuando menos, un poco de su aura abstracta, para poder de manifiesto las múltiples expresiones de la crisis del sistema sanitario y, a través de ellas, de los años de vandalismo político que lo han provocado.
Incluso aunque en estos momentos esté menos en primera línea, la perspectiva del Brexit en la versión tory/ Boris de Pfeffel Johnson, continúa siendo una dimensión clave de la situación. Sería bueno volver sobre este tema en una próxima ocasión. Por el momento, señalemos lo siguiente: hemos tenido la oportunidad de hacernos una idea general de las consecuencias más que probables de la salida de la UE para el empleo y el mundo del trabajo tal y como la administra el gobierno conservador. Ahora bien, hasta el momento, y al menos para nosotros en Francia, hay un problema importante que ha quedado oculto, posiblemente por su naturaleza típicamente británica: el conjunto de las regiones del Reino Unido golpeadas por la desindustrialización –de la que no se han repuesto- eran las principales destinatarias de los fondos estructurales europeos. Sin presumir aquí de la buena utilización de esos fondos en las regiones afectadas, es preciso anotar, en primer lugar, que la pérdida presupuestaria para muchas instancias políticas y administrativas regionales y locales serán de miles de millones de euros en los próximos siete años. En 2017, el gobierno de Teresa Mey creó un programa específico para tratar de anticipar y paliar estas pérdidas.
Sin embargo, a pesar de todo el bombo que se le dió, el programa de Teresa Mey –los Fondos de prosperidad compartida del Reino Unido- está desesperadamente vacío; aún no han comenzado las "consultas en profundidad" que estaban previstas para finales de 2019. Ahora mismo, eso significa que las regiones británicas –algunas de las más pobres de Europa- golpeadas desde hace 10 años por políticas de austeridad extrema en el país (Reino Unido) que presenta los más grandes niveles de disparidad en la riqueza interregional, anuncian una pauperización cada vez más violenta y destructora. La crisis del Covid-19 permite al gobierno postergar el abordar estas cuestiones que, por otro lado, la epidemia no hace sino agravarlas. Podemos apostar desde ahora que volverán a estar en primer plano con estrépito.
Esta es una primera apreciación, digamos moderada, de la situación de la izquierda en el seno del Labour en el momento en el que Jeremy Corbyn abandona la dirección. El retroceso, más que real con la elección de Starmer y la composición del nuevo gobierno en la sombra no representa, sin embargo, una restauración. Actualmente el espacio de la izquierda en el partido no solo es importante sino incomparablemente superior que permitía imaginar la situación organizativa e ideológica heredada por los años de Blair. Las primeras cuestiones que se plantean hoy en día, son las siguientes: ¿está la izquierda, sus diversas componentes organizadas en el seno del laborismo, en condiciones de garantizar su propia cohesión política para continuar siendo audible en las instancias del partido, pesar en su orientación y programa y continuar defendiendo la democratización interna del partido?; ¿están convencidas de mantener su adhesión al partido y su actividad los sectores que llegaron, o volvieron a él, en 2015? Más allá de las inevitables primeras declaraciones consensuales en torno a la preservación de la unidad del partido y de la actitud y orientación de la nueva dirección a medio plazo, a más largo plazo queda por ver cuál será la relación de fuerzas internas, cuyo futuro aún no está resuelto.
Ahora bien, después del 12 de abril, las cosas se precisan con más rapidez de la prevista.
Sabotaje, obstrucción e insultos en la dirección: revelaciones del 12 de abril sobre la dirección administrativa del partido.
Tras ser elegido, las primeras declaraciones de K. Starmer alimentaron una comprensible especulación: en tanto que dirigente de la oposición y en las terribles circunstancias del momento, pretendía mantenerse constructivo, al mismo tiempo que poner sobre el tapete preguntas difíciles en los temas en los que el gobierno debía rectificar, si bien no deseaba oponerse por el placer de oponerse, teniendo el coraje de reconocer lo acertado de la acción gubernamental cuando fuera el caso.
Semejantes banalidades no estaban totalmente desprovistas de cierto sentido táctico. Sin duda, en esas manifestaciones se podía reconocer una cierta altura de miras, de rigor, del nuevo dirigente en el momento de una grave crisis nacional. Pero también es posible temer que esta expresión de prudencia coyuntural degenere de nuevo en la renuncia a realizar una oposición seria en nombre del consenso servil ante el supremo interés nacional.
La situación podría haber comenzado a clarificarse a partir del sábado 12 de abril y las cuestiones sobre el futuro de la izquierda en el Partido laborista ya no pueden esperar, ni aparentar que esperan.
Apenas una semana después de la elección de la nueva dirección del partido, la cadena Sky News anunció que había tenido conocimiento del resultado de una encuesta interna en el Labour. Se descubrió que el informe, recopilado para una encuesta sobre el antisemitismo en el seno del partido laborista impulsada por la Comisión sobre la igualdad y los derechos humanos (EHRC, en sus siglas en inglés) 8/, no se había transmitido al dicha comisión porque el servicio jurídico del partido consideraba –curiosamente- que esta transmisión no era necesaria. Aún no se ha hecho público el informe en su integralidad, pero diversos comentaristas lo han podido consultar.
El informe consta de 851 págs., con miles de correos y mensajes Whatsapp intercambiados entre altos cuadros de la burocracia del Labour hasta que lo abandonaron en el año 2018; entre ellos, su secretario general en aquel momento (Iain McNicol), el asistente del secretario general, el responsable del servicio jurídico, el responsable de la organización de las campañas electorales, el o la dirigente regional del partido 9/. En esos intercambios de los responsables nacionales del partido, pagados por el partido y que deberían trabajar para el éxito de sus campañas, se ve claramente cómo expresan abiertamente el deseo de que el Partido fracase.
Más aún, los documentos revelan la forma como esta elite administrativa, que a menudo se reivindicaba como heredera del blairismo, se empeño en debilitar las opciones de una victoria electoral del Labour dirigido por la izquierda, con la intención manifiesta de que el fracaso en las legislativas de junio de 2017 conllevaría el abandono de Corbyn, la descalificación de la izquierda y la vuelta de una nueva dirección derechista.
Durante la campaña de 2017, en la que el Partido laborista aparecía muy mal situado en las encuestas de opinión, estos cuadros concentraron el esfuerzo logístico y financiero de la campaña a favor de los candidatos derechistas cuyos escaños estaban asegurados, privando de todo apoyo a las y los candidatos con perfil de izquierdas y próximos a la nueva orientación del partido. Se puso en pie una célula secreta con el fin de planificar las fechas para la sucesión que en aquellos momentos pensaban que se tenía que dar en las semanas siguientes a las elecciones de principios de junio. Jon Trickett y Ian Lavery, electos parlamentarios y personalidades de la izquierda socialista en el Labour, recuerdan lo imposible que era obtener una información global de la campaña de las legislativas de 2017 que, sin embargo, ellos debían coordinar. Además, señalan:
Retrospectivamente, tenemos dificultades para hacernos una idea del entusiasmo que despertó la publicación del programa [del laborismo en 2017]. Cambió todo el panorama de las elecciones. Como coordinadores de la campaña teníamos que conocer el efecto provocaba en el electorado y la edad de la gente que se sentía atraída por el Partido laborista.
Vimos de inmediato que el partido tenía que pasar de una estrategia defensiva, limitada a preservar sus escaños, a una ofensiva para obtener nuevos escaños en un número creciente de circunscripciones en poder de los Tory. Pero cuando pedíamos la información necesaria para ello, los administradores del partido parecían aturdidos.
En lugar de la información solicitada, se nos presentó un documento sugiriéndonos orientar los recursos del partido a circunscripciones ya en manos laboristas y que no corrían ningún riesgo. Los nombres de las y los candidatos que debía beneficiarse de esos recursos nos dejó estupefactos: pertenecían casi exclusivamente a una sola tendencia del partido 10/.
Para Trickett, Lavery y mucha otra gente, el informe actual confirma que se trataba a todas luces de una estrategia consciente y organizada en el marco de la operación confidencial bautizada como Ergon House (a la que se destinó un presupuesto de seis cifras), al servicio de una estricta lógica fraccional, como explican una vez más Trickett y Lavery 11/. Pero el trabajo de zapa consistió también en "llegar a la oficina y no hacer nada durante meses, "tecleaban en el ordenador, para dar la impresión de estar haciendo algo" 12/.
Los intercambios de mensajes ponen al descubierto un personal angustiado, atormentado, a medida popularidad creciente de la campaña laborista se reflejaba en las encuestas de intención de voto. A la vista de las mismas, uno de los responsables explica a sus colegas de que en el de caso "votar por cualquier otro candidato que no sea tory, siempre aparecía Corbyn y una coalición del caos".
La noche del escrutinio, tras semanas de intensa movilización de decenas de miles de militantes del partido, cuando el apoyo electoral laborista conoció una progresión histórica para detenerse a 2227 votos de la victoria, las y los altos cuadros del partido se mostraron agobiados por ese resultado atroz, "silenciosos y poniendo mala cara"; una de ellas se disculpa diciendo que ha ocurrido "todo lo contrario por lo que he trabajado desde hace dos años". Otra recuerda que al menos había que tratar de "aparentar estar contentos y no dejar traslucir nada"; una tercera insiste en que "es preciso sonreír".
Poco tiempo antes, esta misma gente se reía con la idea de que "el personal de Corbyn se prepara a unirse a la fila de la gente en paro frente a una agencia de empleo" e incluso, poco antes de los resultados, llegaron hasta programar la desactivación de las cuentas de correo electrónico y las tarjetas magnéticas para el acceso a los locales de la dirección del partido de Corbym y de su equipo. Una parte de esos mismos cuadros trabajaron para la eliminación selectiva de miles de personas (designadas como trots) inscritas en el partido para impedirle tomar parte en la votación interna de 2016. Esa purga se dio cuando el mandata obtenido un año antes por Corbyn fue puesto en cuestión tras la dimisión colectiva de una gran parte de su gobierno en la sombra para el que Corbyn era el responsable del resultado del referéndum sobre la UE.
Al sabotaje de la campaña de 2017 se le añade una letanía de propósitos rencorosos, incluso groseros, más propios de una actividad de hostigamiento permanente de adolescentes disfuncionales y perversos que de responsables de los servicios de una organización de medio millón de adherentes que deberían trabajar a favor de la justicia y el progreso, incluso de la emancipación humana. En un sitio se dice que si tal militante de la izquierda del partido se estaría "muriendo entre llamas yo no iría a mear para apagar el fuego"; en otro, que tal ministra del gabinete de Corbyn –negra- "me da ganas de vomitar"; que tal otro –negro- es el peor que un "imbécil", que otra del equipo de Corbyn es una "medusa", "una puta perra"; que el propio Corbyn, esa "basura" que habría que "atraparla y quemarla", debería haber sido excluido hace mucho tiempo y que "sería necesario derribar" tal miembro del personal porque aplaudió uno de sus discursos 13/. Y el listado podría continuar.
Esta animosidad extrema no se limitó a un exceso verbal, siempre posible en el seno de un equipo que trabajaba regularmente junto y sometido a las presiones y urgencias innecesarias en la vida de una organización de masas. Se trataba sobre todo de una animosidad que hacia emanar una hostilidad política explícita y organizada como oposición interna, no limitada únicamente a los numerosos parlamentarios laboristas de derechas, sino extendida hasta las oficinas de los servicios centrales, directamente vinculados a la dirección política del partido. La primera consecuencia fue la obstrucción y el sabotaje de la campaña en 2017 con el fin de obtener una derrota cuya gravedad impondría la dimisión de la dirección política.
Pero hay que mencionar otro efecto importante de esta oposición interna. Las y los mismos cuadros, en particular las y los responsables de los servicios jurídicos o de la comisión disciplinaria del partido, tenían por misión abordar los procedimientos internos en relación a las acusaciones de antisemitismo contra las y los militantes del Partido. El caso es que se ha confirmado que esta burocracia del partido, en el período del muy derechista secretario general Iain McNicol, se dedicó a postergar los procedimientos dejando que se acumularan los retrasos. Según el Church Times "ese informe es fruto de un examen de más de 300 denuncias relativas a acusaciones de antisemitismo recibidas entre noviembre de 2016 y febrero de 2018 y muestra que sólo 34 de las denuncias dieron lugar a investigaciones 14/.
Su empeño llegó hasta hacer desaparecer numerosos archivos, no sin previamente haberse olvidado de filtrar algunos de ellos a la prensa a fin de empañar la imagen de la dirección del partido 15/. De ese modo fue posible alimentar el relato de que con Corbyn y la izquierda propalestina (sobre todo judía), el antisemitismo se convirtió en un importante problema, aún cuando las investigaciones y los testimonios permitían asegurar justamente lo contrario 16/. Y como guinda al pastel de la hipocresía, algunos de estos cuadros no dudaron en testificar en un documental de la BBC difundido en julio de 2019 17/ para cargar sobre el equipo de Corbyn las desapariciones de las que eran víctimas tras haber sido ellos las artesanas conscientes y concienzudas de la artimaña.
Es conocido hasta que punto la cuestión del antisemitismo se hizo omnipresente en los media británicos y occidentales, en particular a partir de la primavera de 2018. Hizo que cualquier otro tipo de debate –político, social o programático- fuera casi inaudible. Como el descrédito [del corbynismo] no llegaba ni por las urnas ni por las investigaciones sobre el partido, era preciso que llegara de alguna parte 18/. Y la acusación más recurrente y difusa consistió en repetir que el propio Corbyn se habría mostrado cuando menos ciego y a lo más indulgente y cómplice, frente a un antisemitismo al que habría permitido su propagación epidémica. Esta acusación se basaba en el argumento de que Corbyn y su equipo habrían ralentizado de forma deliberada, descuidado o impedido, los procedimientos disciplinarios contra los militantes acusados de realizar comentarios antisemitas.
Todo ello da una dimensión nueva y más grave si cabe (y si es posible) a lo que señalaron Greg Philo y Mike Berry en un libro que publicaron en otoño de 2019 y según el cual el retraso en el tratamiento de las acusaciones fue la expresión de unas "estructuras desbordadas y desgarradas por querellas internas". Y añaden:
El conflicto entre la dirección laborista y una parte de sus propios cuadros continúa al menos hasta las elecciones de junio de 2017. Tom Baldwin, antiguo jefe de comunicación del partido laborista, explica como durante las elecciones, los cuadros del Partido habrían "micro-focalizado" anuncios Facebook sobre Corbyn y su equipo. La artimaña consistía en hacerles creer que sus mensajes de campaña circulaban a través de las redes sociales; pero, de hecho, sólo los recibían ellos y un grupo de su entorno. Citando a estos cuadros, Baldwin prosigue: querían que gastásemos una fortuna en proyectos como el que se montó para animar la inscripción de la gente en las listas electorales, según un responsable del local. Pero 5000£ eran suficientes para hacer que la gente alrededor de Jeremy, algunos periodistas y algunos blogueros lo vieran en Facebook. Y si lo veían ellos, pensabas que lo vería todo el mundo. Pero, para nada. He aquí lo que se puede hacer con los anuncios focalizados. El equipo de Corbyn recibía "dark post"s calibrados a la medida para ellos y para su propio partido, mientras que la mayoría del electorado veía un contenido diferente 19/.
Son conocidas las tres primeras trincheras del bloque del poder capitalista; la derecha en el poder, los principales media que conforman el servicio de comunicación y un amplísimo sector del partido parlamentario laborista. Faltaba por conocer a las y los combatientes de la cuarta trinchera, la burocracia del partido situada en los puestos más avanzados de la lucha contra toda esperanza y cualquier embrión de alternativa. Desde el 12 de abril y tras algunas señales de advertencia, ya los conocemos.
Uno casi se divertiría con el recuerdo de estos centristas prácticos de la denigración incesante según la cual la izquierda, el corbynismo, no era más que una secta de puristas que no hacían nada más que protestar sin ningún deseo de asumir la amarga responsabilidad del poder. Uno casi se reiría de la cruel ironía de ver el mismo sudor de angustia ante la perspectiva de una victoria electoral de la izquierda y aspirar y maniobrar para que fuera derrotada antes de permitirles reafirmar su título de propiedad sobre el partido y, de paso, consolidar la dominación de clase sobre el conjunto de la sociedad británica. Pero solo casi.
Es interesante observar que los principales media, que han producido una infinidad de especulaciones fraudulentas orales y escritas sobre el mínimo gesto o hecho de una dirección a la que había que colgar la siniestra y oculta verdad antisemita, apenas han abierto la boca o emitido un solo tuit sobre el dossier del 12 de abril. Pero tienen razón: los tuit de los burócratas blairistas (los mimos que contribuyeron de forma directa a la elaboración del relato reaccionario en nombre de la denuncia del antisemitismo) podrían echar a perder el inmenso trabajo de desinformación invertido en los 5497 artículos de prensa sobre Corbyn, el antisemitismo y el partido laborista publicados el entre el 15 de junio de 2015 y el 31 de marzo de 2019 en los ocho principales periódicos británicos.
Conclusión
Si aún era posible especular y tranquilizarse temporalmente, con mucha y buena voluntad, sobre la futura evolución del Labour tras la salida de su dirección y la elección de Keir Starmer el 4 de abril, las reacciones al dossier que se hizo público una semana más tarde supone una importante señal para el futuro. Pensamos sobre todo en el hecho de que el servicio jurídico del partido no quisiera transmitir el dosier a la comisión de investigación del EHRC, sugiriendo que su contenido no era especialmente pertinente. De los tres puntos del comunicado emitido por K. Starmer y A. Rayner en relación a estas revelaciones, dos se dedican a cuestionar a los denunciantes que tomaron la iniciativa de la hacerse con el informe y difundirlo 21/. El nuevo dirigente del partido retrasó la publicación de la integralidad de la financiación de su campaña hasta después de ser elegido. Ahora bien, parece que se benefició de una importante donación (62.000£) de Trevor Chinn, un importante lobista pro-israelí en Gran Bretaña. Miembro del comité ejecutivo del British Isarel Communication and Research Centre (Bicom) 22/. En el reciente pasado, Chinn apoyó financieramente de forma regular a los opositores más encarnecidos a la dirección de izquierdas, llegando a aportar 104.000£ a la campaña interna de Owen Smith contra Corbyn en 2016. Con el mismo objetivo, Chinn realizó donaciones a Tom Watson y Joan Ryan, portavoz del grupo Labour Friends of Israel (y dispuesto a poner en aprietos a la dirección de su propio partido hasta delante de la AIPAC). También apoyó financieramente a la otra candidata a la dirección del partido, Lisa Nandy, pero no a Rebecca Long-Bailey, demasiado vinculada a la dirección precedente.
En estas circunstancias, la reciente declaración de Starmer, "Apoyo el sionismo sin ninguna reserva" (I support Zionism without qualification) es y debería ser un motivo de preocupación, incluso de consternación, por varios motivos: bien Starmer considera que no hay que tener ninguna reserva (por encima de cualquier consideración histórica, por otro lado) sobre la fascinante huida hacia delante de Netanyahu y Trump en Oriente próximo, ni tener ninguna reserva ante el hecho de que la gran mayoría de los y las dirigentes de la derecha y la extrema derecha en todo el mundo estén alineados en esta posición; o bien Starmer se ha dejado convencer de que la credibilidad electoral del partido, pase lo que pase, depende de tal alineamiento; en ese caso, ya ha ofrecido la derrota mediática y política antes incluso de tomar posesión del cargo.
Pero en cualquier caso, el hecho de que el Labour no haya sido en ningún momento capaz de expresar su apoyo a Ken Loach y al célebre autor de libros infantiles Michael Rosen frente a una nueva ola de acusaciones d antisemitismo dirigidas contras estas dos figuras emblemáticas de la izquierda británica dice mucho sobre la bunkerización política desastrosa en la que se sitúan las instancias dirigentes del partido 23/.
En todo caso, semejante declaración, que parte de la aceptación de que la crítica de la política de Israel sería calificada de antisemitismo, se base en dos prerrequisitos tan lamentables el uno como el otro: la renuncia a responder al relato mediático construido contra el Labour desde hace más de cinco años, cuando cantidad de simples hechos permiten hacerlo 24/, y la negación y la ocultación de todas las personalidades y organizaciones judías críticas con el sionismo y que critican la enorme injusticia que supone responsabilizar a cualquier persona judía de la política de Israel. Resulta difícil de ver en qué semejante "apoyo sin reservas" podría contribuir al combate contra el antisemitismo ni como podría promover "la unidad" del partido si evacúa de entrada un elemento central de su exigencia de solidaridad internacional; a saber, la solidaridad con el pueblo palestino, claramente expresada en los congresos del partido laborista como en los de la izquierda británica en general.
¿Qué hacer en –y con- el partido laborista en adelante? Una vez más, la relación de fuerzas interna será decisiva. Pero por el momento se ha impuesto cierta normalidad, que ha tomado la delantera, y a la que no le faltarán aliados externos totalmente dispuestos a alabar al Partido post-Corbyn y a su, finalmente reencontrado, espíritu de responsabilidad.
25/04/2020
Thierry Labica, es profesor de estudios británicos en la Universidad de Nanterre. Recientemente ha publicado L’hypothèse Jeremy Corbyn. Une histoire politique et sociale de la Grande Bretagne depuis Tony Blair. Éditions Demopolis, 2019 (France)
Notas:
1/ Mensajes Whatsapp en un núcleo de altos responsables administrativos del Partido laborista enviado por Tracey Allen, responsable administrativa de la oficina del secretario general (del partido, entonces Iain McNicol) la noche de laselecciones legislativas anticipadas en junio de 2017 que situaron al Partido dirigido por Corbyn a 2227 votos de la victoria tras haber conocido su porogresión más importante desde 1945.
2/ K Starmer fue elegido parlamentario en la circunscripción de Holborn & St Pancras située au centre de Londres, L Nandy en la de Wigan, en la región del Gran Manchester, R. Long-Bailey en la de de Salford & Eccles, sitjuada también en el Gran Manchester.
3/ Entre ellas y ellos se encuentran (Rachel Reeves, Wes Streeting, Jess Philips,...) ardientes promotores de la austeridad, de una intervención militar en Venezuela, del endurecimiento de las medidas contra las personas extranjeras, de la culpabilización de las personas pobres y de la lucha desenfrenada contra Corbyn y la izquierda del partido bajo el estandarte de la "lucha contra el antisemitismo".
4/ Esta afirmación también pesa para la audiencia de diversos media alternativos (Novara Media, The Canary, The Skwawkbox,…), la visibilidad de jóvenes intelectuales y políticos reclamándose del socialismo, del comunismo y, a veces, del marxismo (Ash Sarkar, Grace Blakeley, Richard Seymour,..) o, incluso, el apoyo recibido por numerosos artistas populares (Akala, Stormzy, Lowkey, JME, ...)
5/ https://www.thenational.scot/news/18209674.listen-lisa-nandy-snp-wilfully-distorted-catalonia-comments/
6/ Cf. YouGov/RLB Survey Results Sample Size: 1055 Labour Party Members Fieldwork: 7th - 10th February 2020 Age Gender Total 18-39 40-59 60+… YouGov / RLB - Labour Members 200210 ; o cf., "8 more things we found about Labour members", YouGov, 28 février 2020: https://yougov.co.uk/topics/politics/articles-reports/2020/02/28/8-more-things-weve-found-out-about-labour-members
7/ cf. la encuesta realizada por YouGov las semanas siguientes a las elecciones "Analysis: Could Jeremy Corbyn become Prime Minister ?", 20/10/2015: https://yougov.co.uk/topics/politics/articles-reports/2015/10/20/analysis-could-corbyn-become-prime-minister
8/ Los alegatos de antisemitismo en el Partido laborista llevaron a una encuesta del EHRC en mayo de 2019. Las acusaciones de antisemitismo contra la izquierda del partido de se venían dirigiendo de forma sistemática e ininterrumpida desde la primavera de 2018. Este episodio merece un tratamiento específico que no se puede desarrollar aquí. Pero no debemos olvidar que en 2015 y en 2017, YouGov y Campaña contra el Antisemitismo realizaron dos investigaciones sobre el antisemitismo en varios partidos políticos. Y el resultado fue que que la presencia de estereotipos hostiles antijudíos en el Partido laborista eran muy débiles en comparación a los que existían en otros partidos (sobre todo en el Conservador). El estudio de 2017 mostró, por su parte, un declive de esos estereotipos en el Partido laborista entre 2015 y 2017, período en el que bajo la dirección de Corbyn el partido pasó de 200.000 a 550.000 adherentes. Por su parte, el informe del Home Affairs Committee de la Cámara de los Comunes sobre el mismo tema, hecho público en 2016, señalaba que "no existe una prueba fiable que permita, de forma empítica, sostener la idea según la cual habría una mayor prevalencia de actitudes antisemitas en el seno del partido laborista que en no importa qué otro partido" (House of Commons Home Affairs Committee, "Antisemitism in the UK", Tenth Report of Session 2016-2017, oct. 2016, p.46.). Igualmente se puede señalar que los primeros objetivos de estas acusaciones eran todas las personas representantes de la izquierda socialista, antirracista, propalestina, aunque fueran de origen judío.
<9/ El 18 de abril vio la luz un importante suplemento de este documento oficial: "Exclusive: What happens if you vote LibDem? and other new Labour Whatsapp chats", https://skwawkbox.org/2020/04/18/
10/ Jon Trickett, Ian Lavery, "The Leaked Labour Party Report is Shameful. It’s Time for an Investigation", Jacobin, 13/42020, https://auth.jacobinmag.com/2020/04/labour-party-report-corbyn-2017-election
11/ Ver también el testimonio de la electa local laborista, Emma Dent Coad, "I feel both furious and vindicated: The Leaked Report Explains Why Labour Didn’t Help Me After Grenfell", https://novaramedia.com/2020/04/14/ , o también, "Labour leak and Emily oldknow", https://zelo-street.blogspot.com/2020/04/labour-leak-and-emily-oldknow.html
12/ "Anti-Corbyn Labour officials worked to lose general elections to oust leader, leaked dossier finds", The Independenthttps://www.independent.co.uk/news/uk/politics/labour-leak-report-corbyn-election-whatsapp-antisemitism-tories-yougov-poll-a9462456.html
13/ Cf. https://novaramedia.com/2020/04/17/labour-official-who-undermined-party-and-mocked-staff-was-in-running-for-general-secretary-under-starmer/
14/ https://www.churchtimes.co.uk/articles/2020/17-april/news/uk/leaked-anti-semitism-report-uncovers-in-fighting-in-the-labour-party Nb : 300 denuncias (por alegaciones) representan alrededor del 0,06 % de los efectivos del partido.
15/ Cf., "Departing right-wing Labour staff shredded thousands of disciplinary docs – but gave copies to press", https://skwawkbox.org/2019/05/20/excl-departing-right-wing-labour-staff-shredded-1000s-of-disciplinary-docs-but-gave-copies-to-press/ y, Jon Lansman, "Jeremy Corbyn pushed for action on antisemitism - but was held back by bureaucracy", https://labourlist.org/2019/05/jeremy-corbyn-pushed-for-action-on-antisemitism-but-was-held-back-by-bureaucracy/
16/ Para que conste, las denuncias por antisemitismo han afectado más o menos al 0,1% de las y los adherentes del partido y muchas de ellas no progresaron debido a falta de pruebas. Cf. Jenny Formby (secretario general del partido desde 2018), "Chief Rabbi can criticisze, but here’s why he’s wrong", https://jewishnews.timesofisrael.com/opinion-jennie-formby-chief-rabbi-can-criticise-but-heres-why-hes-wrong/
17/ > BBC Panorama, "Is Labour antisemitic?", 10/07/2019. https://www.dailymotion.com/video/x7d0xfe . Se puede ver que la respuesta definitiva la da en los veinte primeros segundos del documental una anónima "simple militanmte", por lo demás antigua asalariada de la embajada de Israel en Londres, muy implicada en la campaña anti-BDS en los campus, como lo mostró la cadena Al-Jazira en "The Lobby" (https://www.aljazeera.com/investigations/thelobby/). Este documental del muy conservador e islamófobo John Ware, antiguo periodista del Sun, un diario racista donde los haya, fue denunciado ante la justicia por su carácter abiertamente difamatorio fJustin Schlosberg, "Challenge BBC bias", https://www.crowdfunder.co.uk/challenge-bbc-bias
18/ La analogía con el antisemitismo de Bernie Sanders lo aclara todo en caso de que aún sea necesario aclarar algo. Cf : Alan McLeod, "It’s the Media-Not Bernie Sanders-That Have and Antismitism Problem", https://fair.org/home/its-media-not-bernie-sanders-that-have-an-antisemitism-problem/
19/ Philo, Berry, Lerman, Miller, Bad News for Labour.
20/ Bad News for Labour, op. cit. p. 1
21/ https://labour.org.uk/press/joint-statement-from-keir-starmer-and-angela-rayner-on-leaked-labour-report/
22/ Organización pro-israelí creada en 2002 durante la segunda intifada por el millonario Poju Zabludowicz. BICOM tiene como objetivo promover las relaciones entre el Reino Unido e Israel.
23/ A principios de febrero pasado, la asociación caritativa "Tarjeta roja al racismo" (Show Racism the Red Card ), que organiza un proyecto de sensibilización sobre el problema del racismo a través de cientos de escuelas, eligió a Loach y Rosen para presidir el concurso que pone fin a esta iniciativa con una recompensar para los mejores diseños de los niños y niñas contra el racismo. La prensa de derechas y las organizaciones reaccionarias y pro-Israel, tales como Board of Jewish deputies o Campaign Against Antisemitism denunciaron la elección de este jurado acusando a Loach de negacionista, de apoyar el BDS y a Rosen de haber apoyado, al igual que Loach, a Jeremy Corbyn y la causa palestina.
24/ Esta es una de las críticas más fuertes que se le puede hacer a Corby: su prudencia en este tema le ha llevado perder –mucho más allá de las concesiones que se pueden comprender- ante un presión ciertamente muy fuerte. Pero esta presión no anunciaba ya, en miniatura, lo que le esperaba al gobierno laborista [si era elegido]?

No hay comentarios:

Publicar un comentario