EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

martes, 24 de septiembre de 2019

¡Hasta los bemoles!

¡Hasta los bemoles!
L
a sociedad española, sus ciudadanos, están así: ¡hasta los bemoles! Fue una expresión del diputado Gabriel Rufián, del partido Esquerra Republicana de Catalunya, dirigida a Pedro Sánchez, presidente en funciones de España. En la sesión de control del Parlamento ocurrida dos días antes de que las cortes fueran disueltas debido a que Sánchez no logró formar gobierno, Rufián dijo algo más a Sánchez: usted ha dicho que había intentado [formar gobierno] por todos los medios; si dice usted la verdad es un incompetente, si miente es un negligente, un irresponsable. Sánchez respondió con una amenaza: si la Generalitat de Cataluña hace cualquier intento de violentar de nuevo el estatuto de autonomía y la Constitución española, el grupo parlamentario socialista y el gobierno socialista, aplicará cualquier artículo de la Constitución, para defender la Constitución. En España todos saben que Sánchez se refería al artículo 155 constitucional, una disposición que dota al Estado español de un mecanismo coercitivo para disciplinar a las comunidades autónomas que incumplan las obligaciones que les impone la Constitución de 1978.
Ocurrió así el arranque de la cuarta elección general en los últimos cuatro años, durante los que las fuerzas políticas no lograron formar un gobierno estable. La elección será el 10 de noviembre.
Las campañas estarán marcadas por esa amenaza dirigida a Esquerra Republicana. El discurso de Sánchez busca capturar a los electores de centro-derecha que, supone el PSOE, podrían abandonar a los partidos Ciudadanos y Popular (PP) que se habían corrido en la elección anterior hacia la extrema derecha (28 de abril pasado), arrastrados por VOX, el partido neofascista recién aparecido.
El PSOE, sin embargo, en la lucha encarnizada por el espacio electoral de derecha-centro, se topará con Ciudadanos y con el PP, que ya han anunciado ese mismo cometido de presentarse como partidos de centro, alejándose esta vez de VOX. ¿Qué hay en ese centro político electoral español tan disputado por los tres partidos mayores? Se trata de un espacio social y de fuerzas políticas católicas, favorable a la monarquía y contrario a modificar los estatutos de las autonomías territoriales. De otra parte, el PSOE también intentará sustraerle electores a Podemos: ya ha salido el PSOE con su primera divisa propagandística: somos la izquierda. El PSOE contará, además, con un nuevo socio: Más Madrid, encabezado por Íñigo Errejón, quien abjuró de Podemos, partido que no marchaba con el pragmatismo en el que cree Errejón; este señor busca parecerse lo más posible al PSOE.
En los últimos cuatro años, los partidos mayores han mostrado a las claras que les importa sobre todas las cosas el poder y la conservación del statu quo; las crecientes capas sociales excluidas por décadas de neoliberalismo les importan un bledo.
Mueve a risa ver cómo cada uno de esos tres partidos dice ser el único constitucionalista, mientras Podemos fue el único partido que en la última elección enarboló como programa cada uno de los artículos constitucionales, de contenido social, que nunca se han cumplido, en salarios, pensiones, empleo, salud, educación…, mientras era señalado como izquierda radical y populista.
Como nos tienen habituados muchos países desarrollados, veremos la elección española (como las anteriores) como una copia kitsch intenso de las elecciones gringas, con abundantes posverdades y fake news, que es lo de hoy para conectar con las grandes audiencias. Como cree Iván Redondo, el gurú actual de Pedro Sánchez, que diseña y dirige sus campañas, es lo mismo vender un auto por su imagen, que vender a un candidato por la suya: es la premisa de sus pautas electorales. La imagen se vende por el formato y teatralidad de los actos políticos, y por la palabrería falsa con que se crea la imagen. Más aún: Redondo puede servir a un candidato o a su contrario: fue secretario de la presidencia del gobierno de José Antonio Monago, del PP, cuando éste presidió Extremadura; desde ahí coordinó y dirigió un ataque furibundo contra el PSOE; hoy es la mano derecha de Sánchez.
Veremos en España una nueva batalla de los relatos que venden candidatos. Podemos, partido con muchos menos recursos de todo tipo, puede ver reducida la porción de sus electores, hasta que sea creada una nueva base electoral con valores genuinos sobre la democracia y la justicia social. Errejón le sustraerá algunos.
Las fracturas históricas de España seguirán; entre una España monárquica y otra republicana, entre una España inmovilista y otra que quiere resolver el difícil problema de las autonomías; la Constitución de 1978 no lo hizo. Así lo cree una mayoría de los catalanes y muchos españoles más.
En fin, el país peninsular continuará dividido; aún está ahí un español que quiere vivir y a vivir empieza, entre una España que muere y otra España que bosteza, que cantara Antonio Machado.

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