EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

domingo, 17 de mayo de 2015

El mensaje de monseñor Oscar Arnulfo Romero

El mensaje de monseñor Óscar Arnulfo Romero
François Houtart *
G
racias al papa Francisco, monseñor Romero, considerado mártir desde hace mucho tiempo por el pueblo, será beatificado en San Salvador el 23 de mayo. Sus homilías, difundidas por la radio, revelan el contenido de su trayectoria pastoral, con una evolución entre una concepción tradicional del ministerio episcopal hasta su compromiso social progresivamente radical frente a las injusticias de su país. Se siente paso a paso el dolor del pastor, quien descubre el sufrimiento de su pueblo y se identifica con él hasta su muerte. Una profunda emoción invade al lector al descubrir al mismo tiempo los horrores de un sistema económico y político que oprime a los pobres y la acción de un obispo preocupado por conjugar el Evangelio, su filiación a la Iglesia y su identificación a los oprimidos. Se observa a través de una intensa vida espiritual, la conciliación difícil entre estos tres objetivos.
No es posible entender la trayectoria de monseñor Romero sin referirse constantemente al contexto social de El Salvador. En América Latina en general y en particular en América central la independencia de las naciones fue propulsada por las élites, cuya prioridad era preservar y aumentar sus privilegios. A finales del siglo XIX las antiguas oligarquías agrarias se convirtieron en empresas cafeteras, bananeras, algodoneras y ganaderas, y sus productos en general se exportaban. Cuando este tipo de inversión se hizo predominante, algunas empresas locales se convirtieron en intermediarias de los intereses económicos extranjeros. Esto exigía una mano de obra abundante y barata, a la cual se exigía docilidad.
El pueblo comprendió poco a poco que se le explotaba y empezó a organizarse, con frecuencia con la ayuda de intelectuales de izquierda y más tarde de mujeres y hombres de la Iglesia; la reacción de las clases pudientes fue viva. En los años 30 hubo en El Salvador una represión cruenta. En los años 50, en nombre de sus convicciones religiosas, la Juventud Obrera Cristiana (JOC) ayudó a los jóvenes de los medios populares a resistir. En los años 60 y 70 los diferentes movimientos emancipadores en el mundo se opusieron a las dictaduras militares que preparaban la era neoliberal. En toda América central, en particular en Guatemala, El Salvador y Nicaragua, nacieron movimientos de liberación inspirados por la revolución cubana y sus conquistas sociales. Las comunidades eclesiales de base, fruto de la inspiración del Concilio Vaticano II, hicieron el lazo entre la fe de los pueblos y el proyecto de emancipación social. La teología de la liberación colocaba a Dios en el seno mismo de la historia dando de nuevo sentido a la evangelización para realizar concretamente los valores del reino de Dios: justicia e igualdad en la condición humana, amor, paz, no violencia activa y lucha contra el sistema de muerte que era el resultado de la lógica económica dominante.
Todo esto se inscribía en el contexto más amplio de la guerra fríay la lucha contra el comunismo, lo cual había hecho que los poderes occidentales se aliaran con los gobiernos de derecha de sudamérica y que ignoraran las exacciones que hacían en el nombre de la defensa de los valores occidentales. Una parte importante de la jerarquía católica participaba en este proceso, desde los arzobispados locales hasta las altas autoridades romanas.
Es notable que monseñor Romero haya ilustrado pertinentemente el mensaje positivo del Evangelio. Él nunca perdió confianza en el hombre que Dios habita, a pesar de haber vivido los peores horrores, de haber descrito semana tras semana torturas, asesinatos y encarcelamientos perpetrados por un ejército al servicio de los ricos deseosos de conservar y aumentar su poder económico, político y cultural. Decía en uno de sus sermones: El ser humano no se caracteriza por la fuerza bruta, sino por la razón y el amor.
Él no tenía una visión pesimista de los seres humanos. Por el contrario, creía en la fuerza de la conversión y del perdón. Al mismo tiempo estaba consciente de la existencia del mal y del pecado, y esto le impedía caer en un optimismo beato, pero siempre recalcaba que el ser humano no puede reducirse a este aspecto. Es por esto que interpeló siempre las consciencias de todos los actores de este drama social, que él vivía profundamente. Le tomó mucho tiempo antes de concluir que en algunas circunstancias la lucha armada de un pueblo oprimido y aplastado puede ser legítima. Su rechazo de la violencia era el fruto de la convicción profunda de la dignidad del ser humano, aun del que ha cometido un crimen. Esta actitud lo llevó constantemente a establecer un diálogo con todos los actores del drama, pero al mismo tiempo era claro y despiadado cuando condenaba la injusticia y la represión. Se entiende que la oligarquía lo haya odiado y que la mayoría de sus colegas en el arzobispado lo hayan renegado.
Las homilías de monseñor Romero son un verdadero tratado sobre la Iglesia que se construye alrededor del discurso y de la práctica. Es la aplicación de la definición del Vaticano II, la Iglesia del pueblo de Dios que invierte la imagen piramidal de una institución definida por su institución jerárquica. En estas páginas se revela la vida del pueblo creyente con su reserva extraordinaria de fe y con la traducción social de la misma. Un pastor acompaña a este pueblo recordándole constantemente que el amor al prójimo debe prevalecer sobre los intereses de los más fuertes y que la esperanza debe inspirar los momentos más oscuros de la existencia. Para monseñor Romero es imposible concebir una Iglesia abstracta y reivindicar la unidad artificial de la institución, puesto que en su seno existen verdaderas contradicciones. Para él, la fidelidad a la Iglesia de Jesucristo exige la verdad.
El conjunto de sus sermones es también un tratado de espiritualidad que se expresa aún en situaciones extremas y le permite superar todo deseo de venganza, el pesimismo y también, como escribe en sus notas personales, evitar lo que podría convertirse en sentimientos vanidosos ante la admiración de los que se inspiran en la firmeza de sus convicciones y en el valor de sus actitudes. Es emocionante leer sus últimas notas sobre la muerte que veía acercarse inexorablemente, ya que estaba consciente del destino que le reservaban en El Salvador, aquellos que en nombre de los valores de la civilización reproducen la injusticia utilizando la fuerza de la policía y del ejército para mantener el poder.
Que esté clara la pertinencia actual de estos textos es todavía oportuno, cuando se conocen situaciones como las de países vecinos, por ejemplo Guatemala y Honduras. Para concluir podemos decir que la persona de monseñor Romero refleja en la época actual la de Jesucristo mismo, ejecutado porque sus prédicas y práctica recordaban los valores del reino de Dios oponiéndose a los poderes temporales: colonial y local, político y económico , social y religioso. Los separan dos mil años, pero los une el mismo espíritu.
* Profesor en el IAEN.
Sacerdote católico, fundador del Centro Tricontinental de la Universidad Católica de Lovaina.
  • Pertinencia de este articulo.
    Gerardo Bolivar
    Francisco fiel al Evangelio.Exhalta la figura de Monseñor Romero. Bien por la Iglesia.
  • Coentario
    Jenaro Resendiz Estrada
    Hombres como él nos recuerdan lo que implica ser un auténtico líder, que apuesta por el ser humano, un hombre de Dios, pastor, profeta, comprometido, un digno seguidor de Jesucristo. Gracias Espíritu Santo, Gracias Papa Francisco, que tú también estás ejerciendo tu compromiso por las causas humanistas, cuya labor trasciende las instituciones, postura ideológicas, religiones. Hombres de Dios, pastores que nos dan pautas de cómo podemos ser personas orantes sin dejar de lado el compromiso social, la opción por el ser humano al estilo de Jesus de Nazareth. Bien por los hombres y mujeres que luchan por esos ideales...
  • MOAR
    Ovilo
    MOAR. Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Romero, decíamos en aquel tiempo en que inspirados en su prédica y la de Jesucristo, animabamos a las comunidades de la parroquia de la Natividad, Zaachila. Es justo la lectura y análisis en estos tiempos dn que la alienación y el comercio del poder han permeado instituciones laicas y religiosas. !!!Romero, vive y la lucha sigue!!!
  • San Romero de América y el Papa Francisco
    Benito Balam
    La tensión entre la autoridad eclesial y la fe evangélica que opta por los pobres, la resolvió el martirio de Monseñor Romero. Parafraseando a Jesús: "la iglesia ha sido hecha para servir a la humanidad y no la humanidad a la iglesia". San Romero de América, se dejó guiar por su fe, no por la disciplina doctrinal de la institución. Ha sido el mismo camino del Papa Francisco y los poderes del mundo no ven bien lo que hace. Sin embargo, es notable que en cada generación ha existido por lo menos, una persona justa pastoreando la iglesia, aunque los demás jerarcas renieguen de ellos. Lo que importa es que la luz del evangelio continúa brillando para los pobres de la tierra.

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