EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

sábado, 3 de mayo de 2014

El valor de preguntar

El valor de preguntar,
Juan Villoro.

Reforma Comparadas con las Leyes de Reforma, las iniciativas de Peña Nieto no sólo desmerecen en grandeza de miras, sino que revelan uno de nuestros mayores rezagos: la incapacidad de usar el lenguaje.
Vivimos en un mundo al revés donde un corrector de estilo recibe un sueldo anual inferior al aguinaldo de un diputado. En tiempos de Juárez, quienes defendían las leyes en el Congreso eran escritores de la talla de Guillermo Prieto e Ignacio Manuel Altamirano. Hoy las leyes se escriben para no ser entendidas. ¿Qué puede decir no sólo el ciudadano común sino una persona culta ante conceptos como "must carry", "must offer" y "preponderantes", que enrarecen el debate sobre telecomunicaciones?
La significativa reforma constitucional de los medios se redujo en forma lamentable en la Presidencia.
Hace unos días Alfonso Cuarón utilizó su prestigio y sus recursos mediáticos para hacer un cuestionamiento muy razonable sobre la reforma energética. Sus preguntas están en la mente de muchos ciudadanos.
Esto se debe a que las reformas son voluntariamente incomprensibles y a que la publicidad oficial al respecto contribuye a la desinformación. En spots que ofenden a la inteligencia y desconocen la igualdad de género, un hombre alecciona a una mujer, anunciándole que con la reforma energética bajará el costo de la luz. Al final una voz pide a la ciudadanía que se informe. En vez de ofrecer datos, la propaganda sugiere que si alguien se opone a la reforma lo hace por ignorancia.
Gracias a las preguntas de Cuarón nos enteramos de que tal vez la luz baje en 2018. En lo que eso llega, ya volvió a subir. Ya sabemos lo que significa la palabra "infórmate".
La incapacidad de aclarar y debatir confirma que nuestra política sigue mereciendo el nombre de "la tenebra", donde la principal zona de negociación es "lo oscurito". Tratar de saber qué pasa puede ser visto como un pecado ciudadano. A propósito del cuestionario de Cuarón, Arturo Escobar, coordinador de diputados del PVEM, dijo: "Si viviera en México, se daría cuenta que todas sus preguntas se respondieron en el debate que se dio en el Congreso". Escobar descalifica a un mexicano por no vivir en su país, alarde patriotero que recuerda tristemente al nacionalsocialismo.
Hay otras preguntas, no planteadas por Cuarón. La política energética dependerá de una Comisión de Hidrocarburos y del Consejo de Administración de Pemex. ¿Cómo se escogerá a esas personas? Lozoya dijo en entrevistas que serán expertos de reconocida independencia. Eso suena muy bien, pero es una valoración subjetiva.
El margen de ganancia de las transnacionales dependerá de la dificultad de la explotación en aguas profundas y de la inversión y el tiempo necesarios para hacerla. No hay claridad sobre el grado de participación de Pemex (en este caso sinónimo del país).
En medio del sinsentido, una vieja costumbre cultural adquiere el valor de la rebeldía: hacer preguntas.
Contestan con ciencia ficción para Gravity II, Enrique Galván La Jornada La respuesta gubernamental a las 10 preguntas que hizo Alfonso Cuarón al presidente Peña Nieto sobre la reforma energética y petrolera tiene un contenido futurista, que bien podría servir de guión para la segunda parte de Gravity. Según la imaginación de los secretarios de Hacienda, Luis Videgaray, y de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, los precios de la luz y el gas bajarían dos años después de que entren en vigor las leyes secundarias que reglamentarán las reformas, y si… esto y lo otro. ¿Por la mañana o por la tarde? Por lo pronto, se conservará como secreto de Estado. Requisito indispensable será abrir al capital privado nacional y extranjero el sector de energía, prácticamente sin limitaciones. Hay material para que Alfonso Cuarón haga su Gravity II. Recordemos: cuando la campaña presidencial, la promesa fue que si los ciudadanos votaban por el PRI, bajarían los precios. No bajaron. El año pasado la propaganda se enfocó en que si se aprobaba la reforma energética sucedería el milagro. Tampoco. Ahora es la tercera: si se aprueban las leyes secundarias... Cuando se acerque el fin de sexenio, tal vez la promesa será: otros seis años de PRI para que ¡ahora sí! disminuyan los precios. Gravity II

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