EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

jueves, 25 de octubre de 2012

De contratos, buques y solidaridades politicas


AGENDA CIUDADANA
DE CONTRATOS, BUQUES Y SOLIDARIDADES POLITICAS
En Memoria de Norma Zepeda,
Más amiga que secretaria Lorenzo Meyer
¿Interés Nacional o Solidaridad Entre Compañeros de Viaje? A
diferencia de las relaciones entre individuos, las que se dan entre países
poco tienen que ver con altruismo. Se trata de relaciones de poder y
donde el interés nacional de cada uno es la principal o única razón que las
explica. Ahora bien, cierto tipo de relaciones entre gobiernos que se
justifican como de interés nacional son, en realidad, de intereses
particulares, de partidos, grupos o, incluso, personales.
Similitudes. La actual no es la primera ocasión que, en medio de
una crisis económica que azota a ambas orillas del Atlántico, un gobierno
mexicano suscribe contratos con astilleros españoles para dar oxigeno
político a un gobierno en España. Ya en los 1930, hubo un gobierno
mexicano, que pese a no contar con una economía boyante, se mostró
solidario con otro español en aprietos pero ideológicamente cercano y
aceptó hacer un gasto relativamente importante en barcos que no le eran
estrictamente indispensables. Así pues, fue una coincidencia de intereses
ideológicos de dos grupos gobernantes y no la mera lógica del mercado lo
que explica la transacción de entonces. Pues bien, algo similar ha vuelto a ocurrir en la actualidad con el pedido de unos buques por parte de una
empresa estatal mexicana (Pemex) a unos astilleros de Galicia que ya
llevaban cinco años sin recibir ningún pedido y en vísperas de unas
elecciones autonómicas donde el tema del desempleo es central, (La
Jornada
La mayor diferencia entre lo ocurrido hace casi ochenta años y la
situación actual es que entonces la idea era crear apoyo mutuo entre dos
proyectos progresistas a ambos lados del Atlántico y la de hoy es hacer lo
mismo entre dos proyectos conservadores.
, 20 de octubre).
En los años treinta del siglo pasado, el gobierno mexicano empezaba
a reconstruir el país según el proyecto de su revolución y naturalmente
vio con sorpresa y entusiasmo como en España -que hasta ese momento se
había mostrado contraria a la revolución en México- se desembarazaba
de su rey -Alfonso XIII- para empezar a construir una república cuyo
proyecto de reformas -agraria, en las relaciones Estado-Iglesia, educativa
o laboral, entre otras- se asemejaba al que ya estaba en marcha en
México. Fue por eso, para apoyar a un interlocutor en una Europa muy
conservadora y anti revolucionaria, que en México el “Jefe Máximo de la
Revolución”, Plutarco Elías Calles, dio su visto bueno para que el
gobierno presidido por personajes sometidos a Calles, mandaranconstruir varios buques de guerra en España y, en consecuencia, se
paliaran los efectos que la Gran Depresión tenía en los astilleros de
Bilbao. Hoy no es uno sino dos gobiernos mexicanos conservadores -el
panista que está por concluir y el priista que está por iniciar-, que
también han decidido mostrar su simpatía con un gobierno español de
igual inclinación -el del PP presidido por Mariano Rajoy- y afectado por
circunstancias económicas similares. Un efecto de la decisión de las
autoridades mexicanas se dejó sentir el pasado fin de semana, cuando el
PP de Galicia logró una importante victoria electoral para el PP. Cuando
se negociaron los contratos para la construcción de los barcos en cuestión,
esa victoria parecía difícil pero la posibilidad del acuerdo con Pemex fue
usada por el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y
por el propio Mariano Rajoy, como uno de los argumentos para que los
votantes apoyaran al PP, (La Jornada, 12 de octubre). Al final, en algo
debió contribuir ese argumento para que el PP se alzara con un triunfo
holgado -mayoría absoluta en el parlamento gallego, (41 de 75 escaños)-
mientras que en otra elección que tuvo lugar el mismo día en el País
Vasco, el PP simplemente se desplomó y apenas logró el 11.7% de la
votación. En opinión de la prensa española, el anuncio que se había hecho
antes de la elección en el sentido que los astilleros en Galicia volverían a contratar obreros para cumplir su compromiso con México, sirvió para
“proporcionar oxígeno al líder de su partido y presidente del Gobierno de
España, escaso últimamente de buenas noticias.”, (El País, 22 de octubre).
Los Hechos de Hoy. Fue en septiembre, con el gobierno de Felipe
Calderón ya de salida, que la opinión pública de México y España fue
informada que se estaba concluyendo una negociación para que a través
de Pemex se ordenara la construcción de un par de “floteles” -buques que
deberán servir de alojamientos flotantes para el personal que labora en
las plataformas petroleras marítimas- en dos astilleros de Galicia:
Barreras, en Vigo y Navantia, en Ferrol. Los contratos implican una
suma de alrededor de 380 millones de dólares pero se ha hablado de la
posibilidad de ampliar el pedido -incluiría remolcadores, por ejemplocomo parte de una renovación de la flota de Pemex, (La Jornada
Como ante de la elección en Galicia se expresaran dudas sobre la
solidez de los contratos anunciados en la prensa de ambos países, el
presidente electo de México, Enrique Peña Nieto (EPN), decidió entrar en
acción y en su visita a España aseguró que él veía con “beneplácito” la
operación de Pemex con Galicia. La dirigencia del PP se vio llevada a
hacer explícito su agradecimiento a EPN por el gesto, (
, 16 de
octubre).
El País, 14 de octubre, Reforma, 15 de octubre). Quien será presidente de México, y ya
metido de lleno en este proceso, aseguró que justamente por la crisis
económica tan profunda que vive España, México había decidido
solidarizarse y apoyar fraternalmente a ese país, (La Jornada
A lo anterior debe agregarse el mensaje de EPN del 15 de octubre a
los grandes empresarios españoles en Madrid y donde reiteró lo que ya
había dicho en otros países europeos: que su gobierno abrirá Pemex a la
inversión privada y usará la Ley de Asociaciones Público-Privadas para
ampliar las oportunidades de inversión privada externa en la
construcción de la infraestructura mexicana.
, 16 de
octubre).
Los Hechos en los 1930. La Segunda República Española surgió en
abril de 1931 como resultado de la victoria en las urnas de los
republicanos, en particular del PSOE. En México el PRI original, el PNR,
llevaba operando dos años y la figura política central no era el presidente
sino el general Plutarco Elías Calles, dedicado a institucionalizar el poder
de los ganadores de la Revolución Mexicana. En el mundo, la situación
económica estaba marcada por los durísimos efectos de la Gran
Depresión que había estallado en el mercado de valores de Estados
Unidos en octubre de 1929.Desde la caída del presidente Madero en 1913, las relaciones
políticas de los revolucionarios mexicanos con España y con el resto de los
países europeos habían sido pésimas, por decir lo menos. Justo a
mediados de los 1920, Inglaterra decidió empezar a normalizar su
relación con el México revolucionario y España -con una gran colonia de
comerciantes y propietarios en nuestro país sin ninguna simpatía hacia
las políticas revolucionarias-, se resignó a seguir un camino similar,
aunque sin entusiasmo y con mucha desconfianza.
El advenimiento de la República Española llevó al cambio de sus
diplomáticos en México -el Vizconde Gracia Real fue remplazado por el
republicano Julio Álvarez del Vayo- y entonces los círculos oficiales de
España y México empezaron a hablar el mismo, justo como es el caso hoy
pero en sentido contrario: el PNR se idéntico con el PSOE como hoy en
PAN y el PRI lo hacen con el PP.
En el mismo año de 1931 -momento de depresión económica
particularmente duro- se empezó una negociación España-México que
culminó en 1933 sin que le afectara el cambio de presidente en México,
pues el saliente Pascual Ortiz Rubio y el entrante, Abelardo Rodríguez,
obedecían a Calles. Esa negociación significo la compra de cinco
transportes y diez cañoneras guardacostas por valor de 17 millones de pesos oro (68 millones de pesetas) y un año más tarde se firmó otro
acuerdo menor para la compra de maquinaria para astilleros en México.
Los barcos llegaron y México terminó de pagarlos en especie durante la
guerra civil que terminaría con la derrota de la república en España en
1939.
Conclusión
RESUMEN: “LA COMPRA DE BUQUES A ESPAÑA
MOTIVADA POR RAZONES POLITICAS TIENE ANTECEDENTES,
AUNQUE CON TONOS IDEOLÓGICOS OPUESTOS”
. El acuerdo de 1933 dio pie a críticas que hoy se repiten
¿Por qué no se usan los recursos públicos con propósito genuinamente
nacional: fomentar en México la construcción naval y el mercado
interno? Y la respuesta puede ser similar: porque ambas operaciones no
se explican sólo por razones económicas de oferta y demanda, sino
básicamente por razones de solidaridad ideológica y política;
revolucionarias entonces y conservadoras hoy.

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