México SA
Mercado laboral, en la lona// Colapsó desde hace décadas
Carlos Fernández-Vega
L
a pandemia ha obligado a realizar cambios sustanciales no sólo en la vida cotidiana, sino en un amplio abanico de actividades privadas y gubernamentales, y entre estas últimas destaca la forma de medir el acontecer económico y social del país. Primero fue el censo poblacional 2020, el cual, por primera vez desde que se lleva a cabo tal medición, se realizó mitad en campo y mitad por teléfono, dada la emergencia sanitaria.
Ahora el Inegi sorprende al divulgar los resultados de su
primera Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE), levantada en abril de 2020, la cual cuenta con
un diseño estadístico y técnicas de levantamiento diferentes a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), por lo que las cifras que ofrece no son estrictamente comparables en su forma de implementarse con la ENOE ni con la amplitud y precisión estadística a que da lugar la muestra de esta última.
Aclarada la metodología, a primera vista el resultado de la ETOE es catastrófico: en abril pasado alrededor de 12 millones de mexicanos económicamente activos quedaron fuera del mercado laboral (aunque el Inegi aclara que el “intervalo de confianza se mueve entre el límite inferior de 9.1 millones y el límite superior 14.9 millones). ¿La razón?
Principalmente, por encontrarse en un estado de suspensión laboral temporal ocasionado por la cuarentena. Es importante subrayar que se trata de una suspensión sin percepción de ingresos de por medio y sin certeza de si se mantiene el vínculo laboral o de retorno al trabajo.
Terrible, sin duda, pero no es lo mismo empleo que ocupación, porque el primer término implica laborar en el sector formal de la economía y el segundo en la informalidad absoluta. Ello, porque el registro del IMSS reconoce que en abril pasado se cancelaron 555 mil empleos formales, de tal suerte que –de acuerdo con la encuesta telefónica del Inegi– alrededor de 10 millones 500 mil mexicanos en la informalidad quedaron en el aire (sin ingreso) en el mes de referencia.
Es decir, esos 10.5 millones de mexicanos (y existen muchísimos más) nunca estuvieron en el mercado laboral, entendido éste como el sector formal de la economía, en donde el trabajador tiene contrato y todas las prestaciones de ley, comenzando con el derecho a la salud. Lo demás –los que sobreviven en la informalidad– es la selva, armada y promovida por los gobiernos neoliberales para dar –decían–
competitividada la economía nacional, a costillas de la precarización y el hambre de millones de mexicanos.
Con encuestas de campo o telefónicas, con
normalidado pandemia, la realidad laboral del país resulta espeluznante, porque en los hechos –desde hace décadas– seis de cada 10 mexicanos económicamente activos permanecen fuera del sector formal de la economía, y aun dentro de éste muchos padecen por todas las vías: salarios miserables, nulas prestaciones, sin seguridad social y violación permanente a la Ley Federal del Trabajo, siempre en nombre de la
competitividady con la complacencia gubernamental, sin olvidar, desde luego, la corrupción y las voluminosas fortunas de los impunes patrones que gozan de la protección de las presuntas autoridades.
Ahí está el caso del outsourcing, al que no tocan ni con el pétalo de una rosa y es defendido por cancerberos como Ricardo Monreal y Luisa María Alcalde, quienes han hecho de todo para que en la congeladora permanezcan las iniciativas de ley que intentan regularizar esa inhumana práctica, regalo del comandante Borolas.
Entonces, la encuesta del Inegi no ayuda, puesto que la precarización del empleo en México no es producto de la pandemia, sino de una política muy bien aceitada por los gobiernos neoliberales que a lo largo de los años hundió el nivel salarial nominal, el poder adquisitivo real de los trabajadores y la generación de empleo formal. Y de cereza, en la pandemia la solidaridad patronal brilla por su ausencia.
Las rebanadas del pastel
Felizmente, el salvaje de la Casa Blanca no tiene con qué ir a la relección. Lo lamentable es que esa buena noticia es resultante de las barbaridades que ha cometido en contra del pueblo estadunidense.
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