El Consejo de Seguridad Nacional consideró improbable el riesgo de pandemia
Olvidos, mentiras y poca seguridad
21/06/2020 | Martí Caussa
Artículo original en catalán
Cuando leí en la prensa del viernes 19 de junio que el Consejo de Seguridad Nacional, el máximo órgano asesor del presidente español en la materia, en la reunión del 4 de marzo de 2020, aprobó un informe que consideraba improbable el riesgo de pandemia no me lo podía creer. ¿Este olvido era fruto de la ignorancia, de la burocracia o de la irresponsabilidad? ¿O era una noticia falsa?
Para salir de dudas fui a buscar el informe. Este se presenta como un "ejercicio de cohesión de visiones por parte de todos los departamentos ministeriales, el Centro Nacional de Inteligencia y el Departamento de Seguridad Nacional de la Presidencia del Gobierno". Y en la página 241 se encuentra el mapa de riesgos que confirma la información de prensa: sufrir una epidemia o una pandemia este año se considera el segundo riesgo menos probable de los 15 analizados, y su índice de impacto se sitúa por debajo de la media, exactamente en décimo lugar, justo por debajo de los "efectos del cambio climático" y un poco por encima de los "flujos migratorios irregulares".
Lo relevante del caso es la fecha, el 4 de marzo (solo siete días antes que la OMS decretara el estado de pandemia), que se trataba del primer Consejo del gobierno de coalición PSOE/UP, y que fue presidido por el rey. Debían estar tan seguros de que la pandemia no era un riesgo importante que no se les ocurrió aplazar la reunión para valorar el riesgo de la Covid-19. El monarca, que en octubre de 2017 fue tan rápido en apoyar el ¡A por ellos!, esta vez no consideró necesario lanzar un ¡A por el coronavirus! Y esperó al día 18 para dar su mensaje por la televisión.
Desde luego el Consejo de Seguridad Nacional no fue el único que en estas fechas infravaloró gravemente el riesgo de la Covid-19. El govern de Catalunya y la mayoría de gobiernos autonómicos hicieron lo mismo. Por eso ahora la expresión de moda es “a todos nos cogió desprevenidos”. Sin embargo ahora sabemos que existían avisos anteriores y que los gobiernos debían haberlos tenido en cuenta y prepararse con antelación para garantizar nuestra seguridad y limitar los daños sobre la salud de la población, porque los primeros días y semanas eran decisivos para controlar la pandemia y salvar vidas humanas.
Lo que sigue es una cronología de los avisos que me parecen más significativos y de las declaraciones de responsables políticos y sanitarios a nivel del Estado y de Catalunya. No se trata de repartir responsabilidades por igual, porque las del Estado han sido sin duda mayores, especialmente después de la declaración del estado de alarma y de la anulación de las competencias autonómicas (algo que ni siquiera Trump se ha atrevido a hacer). Se trata de destacar que la imprevisión ha sido general y que el latiguillo de “tomamos las medidas que nos recomiendan las autoridades sanitarias” era mentira, al menos si nos atenemos a las autoridades sanitarias a nivel mundial, que son las que cuentan en una pandemia.
Antes del 4 de marzo de 2020
Existían bastantes informes científicos que alertaban de la posibilidad de una pandemia global desde bastantes años antes. En un documentado artículo (https://www.jornada.com.mx/ultimas/mundo/2020/04/25/ante-lo-desconocido-la-pandemia-y-el-sistema-mundo-7878.html#sdfootnote12anc) Ignacio Ramonet cita unos cuantos. El que me parece más significativo es el informe del National Intelligence Council, la oficina de anticipación geopolítica de la CIA, que en noviembre de 2008 publicó para la Casa Blanca un informe titulado “Global Trends 2025: A Transformed World”: el documento confidencial anunciaba, para antes de 2025, "la aparición de una enfermedad respiratoria humana nueva, altamente transmisible y virulenta para la cual no existen contramedidas adecuadas, y que se podría convertir en una pandemia global".
Pero me voy a centrar en aquellas noticias y avisos que las autoridades políticas y sanitarias tenían la obligación de conocer.
Septiembre de 2019: la OMS da a conocer el Informe anual sobre preparación mundial para las emergencias sanitarias. El 4 de octubre El País se hace eco del mismo: hay que prepararse para lo peor, una pandemia causada por un patógeno respiratorio letal y que se propague rápidamente.
Diciembre de 2019: se detecta el primer brote de coronavirus en Wuhan.
24 de enero de 2020: Alba Vergés, consellera de Salut de la Generalitat afirma: “Estamos completamente preparados en caso que llegue algún caso proveniente del territorio afectado”.
30 de enero: la OMS declara que el brote constituye una Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional (PHEIC), porque hay transmisión comunitaria (sin contacto con una persona proveniente de China) comprobada en diversos países.
31 de enero: primer caso de coronavirus en España (La Gomera). Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias declara: “Creemos que España tendrá, como mucho, algún caso diagnosticado. Esperamos que no haya transmisión local. Si la hay será una transmisión muy limitada y controlada”.
1 de febrero: Pedro Sánchez, presidente del gobierno español: “Preocupar, preocupa, pero tenemos un sistema de salud fantástico”.
5 de febrero: la revista Science publica que existen pacientes asintomáticos, cosa que hace difícil saber hasta dónde ha llegado la enfermedad.
8 de febrero: Ada Colau, alcaldesa de Barcelona: “¿Alguien cree que si creyera que hay riesgo no estaría haciendo alguna cosa?
12 de febrero: suspensión del Mobil World Congress que debía celebrarse en Barcelona por decisión de sus organizadores.
14 de febrero: Quim Torra president de la Generalitat: “La suspensión del Mobil World Congress ha sido causado por la infodemia o epidemia del miedo, que la desinformación ha extendido por todas partes”.
25 de febrero: La revista Science concluye que la extensión del coronavirus es imposible de parar. Italia aísla 10 ciudades del norte. Se detecta el primer caso de Covid-19 en Catalunya. Joan Guix, secretario de Salut Pública de la Generalitat: “La gripe estacional es mucho más grave. Como epidemiólogo me preocupa bastante más que el coronavirus”.
26 de febrero: diagnosticado en Sevilla el primer contagio local, no debido al contacto con un extranjero, de coronavirus en España.
2 de marzo: Science publica el Informe de la delegación de la OMS que visitó China, redactado a finales de febrero. En el se explican las medidas que han permitido contener la epidemia son: la calidad, la velocidad y la amplitud de la política de detección (test) y localización de los contactos de las personas positivas; hospitales muy bien equipados, en particular con respiradores artificiales; uso de mascarillas por parte de la población; las escuelas, los teatros y los restaurantes se cierran, y las personas de contacto de los enfermos se confinan. Solo la ciudad de Wuhan está en confinamiento total. Se puede ver un resumen en francés aquí.
3 de marzo: se confirma el primer fallecido por coronavirus en España. Es un hombre de Valencia que había muerto el 13 de febrero.
El 4 de marzo y después
4 de marzo: el Informe Anual del Consejo de Seguridad Nacional, aprobado este día bajo la presidencia del Rey, considera que el riesgo de epidemias y pandemias es el penúltimo por grado de probabilidad entre los 15 analizados (ni siquiera se cita la Covid-19) y que su nivel de impacto estaría por debajo de la media, en el lugar número 10.
10 de marzo: Meritxell Budó, portavoz del Govern: “No tenemos por qué aplicar medidas que se han aplicado en otras comunidades [en referencia al cierre de escuelas que habían decretado otras autonomías]. En Catalunya tenemos 101 casos positivos, en Madrid hay 600”.
11 de marzo: la OMS declara que la Covid-19 es una pandemia. Alba Vergés: “Continuamos en fase de contención del coronavirus. La transmisión está muy controlada y se pueden identificar los contagios”
13 de marzo: Pedro Sánchez, anuncia la declaración del estado de alarma, que se publica en el BOE al día siguiente. Quim Torra pide confinar Catalunya. Pero el conseller de Interior, Miquel Buch, aclara que no queda restringida la libertad de movimientos y que los Mossos no actuarán. Al día siguiente, sábado, las segundas residencias del Empordà i el Pirineu están llenas.
14 de marzo: decreto del Estado de Alarma. Pedro Sánchez responde a Torra que “el virus no distingue colores políticos, ni ideologías, ni territorios”. Dos días más tarde, el 16, se cierran las fronteras terrestres para frenar el coronavirus.
16 de marzo: Science publica que el 79% de los casos diagnosticados en China antes del confinamiento, iniciado el 23 de enero, se habrían contagiado de casos no documentados porque éstos cursan con síntomas escasos o nulos.
18 de marzo: discurso del Rey. A diferencia del día 4 en el Consejo de Seguridad Nacional ahora estamos en “una crisis nueva y distinta, sin precedentes, muy seria y grave, que pone en riesgo nuestra salud en cada rincón de España”. Nos exhorta a “dejar de lado nuestras diferencias” (¿una referencia a Torra?). Y afirma que “España recuperará su pulso, su vitalidad, su fuerza”.
28 de marzo: Confinamiento total. El presidente del Gobierno anuncia la suspensión de las actividades no esenciales. Todos los trabajadores de actividades no esenciales deben quedarse en sus domicilios entre el 30 de marzo y el 9 de abril, ambas fechas incluidas.
La conclusión es dura. Era una pandemia previsible, a la que no se dio la importancia que merecía, a pesar de los avisos de científicos y de la propia OMS. Se perdieron semanas vitales. Se mintió sobre la preparación de nuestro sistema sanitario y se escondió que su debilidad era producto de los recortes y privatizaciones realizadas durante muchos años. Se mintió incluso de forma burda, por ejemplo en el tema de las mascarillas, que no se recomendaron simplemente porque no se tenían y no se había pensado en su fabricación.
El estado de alarma, al menos tal como se implementó, no fue una medida obligada por las necesidades sanitarias, tal como se nos quiere hacer creer. Fue la medida improvisada de un gobierno poco previsor, que sabía que el sistema sanitario se había ido precarizando durante años, y que tenía una desconfianza enfermiza hacia cualquier forma de autonomía territorial. Para la seguridad de la población se necesitaban urgentemente más médicos, enfermeras y material sanitario (test, respiradores, equipos de protección, mascarillas...). En su lugar tuvimos más ejército, más policía, y más Guardia Civil, protagonizando unas esperpénticas comparecencias ante los medios.
Hasta el momento no ha habido ningún reconocimiento serio de olvidos de recomendaciones sanitarias, de mentiras supuestamente tranquilizadoras o de fallos de seguridad, con lo cual es más probable que se repitan (como hemos documentado en Catalunya en el intento de privatización a favor de Ferrovial). Y eso es lo más preocupante, porque el siguiente error puede ser mucho más grave. Estamos a las puertas de otra catástrofe anunciada mucho más grave, el cambio climático. De la derecha y la extrema derecha no se puede esperar ninguna actuación responsable, menos aún que en el caso de la Covid-19. Pero la falta de medidas previsoras y el no reconocimiento de errores por parte del gobierno PSOE/UP no invita a la esperanza. Solo la movilización ciudadana puede obligarle a tomar las medidas adecuadas a tiempo y a garantizar la seguridad de toda la población.
20/06/2020
Martí Caussa, forma parte de la redacción de viento sur
Cuando leí en la prensa del viernes 19 de junio que el Consejo de Seguridad Nacional, el máximo órgano asesor del presidente español en la materia, en la reunión del 4 de marzo de 2020, aprobó un informe que consideraba improbable el riesgo de pandemia no me lo podía creer. ¿Este olvido era fruto de la ignorancia, de la burocracia o de la irresponsabilidad? ¿O era una noticia falsa?
Para salir de dudas fui a buscar el informe. Este se presenta como un "ejercicio de cohesión de visiones por parte de todos los departamentos ministeriales, el Centro Nacional de Inteligencia y el Departamento de Seguridad Nacional de la Presidencia del Gobierno". Y en la página 241 se encuentra el mapa de riesgos que confirma la información de prensa: sufrir una epidemia o una pandemia este año se considera el segundo riesgo menos probable de los 15 analizados, y su índice de impacto se sitúa por debajo de la media, exactamente en décimo lugar, justo por debajo de los "efectos del cambio climático" y un poco por encima de los "flujos migratorios irregulares".
Lo relevante del caso es la fecha, el 4 de marzo (solo siete días antes que la OMS decretara el estado de pandemia), que se trataba del primer Consejo del gobierno de coalición PSOE/UP, y que fue presidido por el rey. Debían estar tan seguros de que la pandemia no era un riesgo importante que no se les ocurrió aplazar la reunión para valorar el riesgo de la Covid-19. El monarca, que en octubre de 2017 fue tan rápido en apoyar el ¡A por ellos!, esta vez no consideró necesario lanzar un ¡A por el coronavirus! Y esperó al día 18 para dar su mensaje por la televisión.
Desde luego el Consejo de Seguridad Nacional no fue el único que en estas fechas infravaloró gravemente el riesgo de la Covid-19. El govern de Catalunya y la mayoría de gobiernos autonómicos hicieron lo mismo. Por eso ahora la expresión de moda es “a todos nos cogió desprevenidos”. Sin embargo ahora sabemos que existían avisos anteriores y que los gobiernos debían haberlos tenido en cuenta y prepararse con antelación para garantizar nuestra seguridad y limitar los daños sobre la salud de la población, porque los primeros días y semanas eran decisivos para controlar la pandemia y salvar vidas humanas.
Lo que sigue es una cronología de los avisos que me parecen más significativos y de las declaraciones de responsables políticos y sanitarios a nivel del Estado y de Catalunya. No se trata de repartir responsabilidades por igual, porque las del Estado han sido sin duda mayores, especialmente después de la declaración del estado de alarma y de la anulación de las competencias autonómicas (algo que ni siquiera Trump se ha atrevido a hacer). Se trata de destacar que la imprevisión ha sido general y que el latiguillo de “tomamos las medidas que nos recomiendan las autoridades sanitarias” era mentira, al menos si nos atenemos a las autoridades sanitarias a nivel mundial, que son las que cuentan en una pandemia.
Antes del 4 de marzo de 2020
Existían bastantes informes científicos que alertaban de la posibilidad de una pandemia global desde bastantes años antes. En un documentado artículo (https://www.jornada.com.mx/ultimas/mundo/2020/04/25/ante-lo-desconocido-la-pandemia-y-el-sistema-mundo-7878.html#sdfootnote12anc) Ignacio Ramonet cita unos cuantos. El que me parece más significativo es el informe del National Intelligence Council, la oficina de anticipación geopolítica de la CIA, que en noviembre de 2008 publicó para la Casa Blanca un informe titulado “Global Trends 2025: A Transformed World”: el documento confidencial anunciaba, para antes de 2025, "la aparición de una enfermedad respiratoria humana nueva, altamente transmisible y virulenta para la cual no existen contramedidas adecuadas, y que se podría convertir en una pandemia global".
Pero me voy a centrar en aquellas noticias y avisos que las autoridades políticas y sanitarias tenían la obligación de conocer.
Septiembre de 2019: la OMS da a conocer el Informe anual sobre preparación mundial para las emergencias sanitarias. El 4 de octubre El País se hace eco del mismo: hay que prepararse para lo peor, una pandemia causada por un patógeno respiratorio letal y que se propague rápidamente.
Diciembre de 2019: se detecta el primer brote de coronavirus en Wuhan.
24 de enero de 2020: Alba Vergés, consellera de Salut de la Generalitat afirma: “Estamos completamente preparados en caso que llegue algún caso proveniente del territorio afectado”.
30 de enero: la OMS declara que el brote constituye una Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional (PHEIC), porque hay transmisión comunitaria (sin contacto con una persona proveniente de China) comprobada en diversos países.
31 de enero: primer caso de coronavirus en España (La Gomera). Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias declara: “Creemos que España tendrá, como mucho, algún caso diagnosticado. Esperamos que no haya transmisión local. Si la hay será una transmisión muy limitada y controlada”.
1 de febrero: Pedro Sánchez, presidente del gobierno español: “Preocupar, preocupa, pero tenemos un sistema de salud fantástico”.
5 de febrero: la revista Science publica que existen pacientes asintomáticos, cosa que hace difícil saber hasta dónde ha llegado la enfermedad.
8 de febrero: Ada Colau, alcaldesa de Barcelona: “¿Alguien cree que si creyera que hay riesgo no estaría haciendo alguna cosa?
12 de febrero: suspensión del Mobil World Congress que debía celebrarse en Barcelona por decisión de sus organizadores.
14 de febrero: Quim Torra president de la Generalitat: “La suspensión del Mobil World Congress ha sido causado por la infodemia o epidemia del miedo, que la desinformación ha extendido por todas partes”.
25 de febrero: La revista Science concluye que la extensión del coronavirus es imposible de parar. Italia aísla 10 ciudades del norte. Se detecta el primer caso de Covid-19 en Catalunya. Joan Guix, secretario de Salut Pública de la Generalitat: “La gripe estacional es mucho más grave. Como epidemiólogo me preocupa bastante más que el coronavirus”.
26 de febrero: diagnosticado en Sevilla el primer contagio local, no debido al contacto con un extranjero, de coronavirus en España.
2 de marzo: Science publica el Informe de la delegación de la OMS que visitó China, redactado a finales de febrero. En el se explican las medidas que han permitido contener la epidemia son: la calidad, la velocidad y la amplitud de la política de detección (test) y localización de los contactos de las personas positivas; hospitales muy bien equipados, en particular con respiradores artificiales; uso de mascarillas por parte de la población; las escuelas, los teatros y los restaurantes se cierran, y las personas de contacto de los enfermos se confinan. Solo la ciudad de Wuhan está en confinamiento total. Se puede ver un resumen en francés aquí.
3 de marzo: se confirma el primer fallecido por coronavirus en España. Es un hombre de Valencia que había muerto el 13 de febrero.
El 4 de marzo y después
4 de marzo: el Informe Anual del Consejo de Seguridad Nacional, aprobado este día bajo la presidencia del Rey, considera que el riesgo de epidemias y pandemias es el penúltimo por grado de probabilidad entre los 15 analizados (ni siquiera se cita la Covid-19) y que su nivel de impacto estaría por debajo de la media, en el lugar número 10.
10 de marzo: Meritxell Budó, portavoz del Govern: “No tenemos por qué aplicar medidas que se han aplicado en otras comunidades [en referencia al cierre de escuelas que habían decretado otras autonomías]. En Catalunya tenemos 101 casos positivos, en Madrid hay 600”.
11 de marzo: la OMS declara que la Covid-19 es una pandemia. Alba Vergés: “Continuamos en fase de contención del coronavirus. La transmisión está muy controlada y se pueden identificar los contagios”
13 de marzo: Pedro Sánchez, anuncia la declaración del estado de alarma, que se publica en el BOE al día siguiente. Quim Torra pide confinar Catalunya. Pero el conseller de Interior, Miquel Buch, aclara que no queda restringida la libertad de movimientos y que los Mossos no actuarán. Al día siguiente, sábado, las segundas residencias del Empordà i el Pirineu están llenas.
14 de marzo: decreto del Estado de Alarma. Pedro Sánchez responde a Torra que “el virus no distingue colores políticos, ni ideologías, ni territorios”. Dos días más tarde, el 16, se cierran las fronteras terrestres para frenar el coronavirus.
16 de marzo: Science publica que el 79% de los casos diagnosticados en China antes del confinamiento, iniciado el 23 de enero, se habrían contagiado de casos no documentados porque éstos cursan con síntomas escasos o nulos.
18 de marzo: discurso del Rey. A diferencia del día 4 en el Consejo de Seguridad Nacional ahora estamos en “una crisis nueva y distinta, sin precedentes, muy seria y grave, que pone en riesgo nuestra salud en cada rincón de España”. Nos exhorta a “dejar de lado nuestras diferencias” (¿una referencia a Torra?). Y afirma que “España recuperará su pulso, su vitalidad, su fuerza”.
28 de marzo: Confinamiento total. El presidente del Gobierno anuncia la suspensión de las actividades no esenciales. Todos los trabajadores de actividades no esenciales deben quedarse en sus domicilios entre el 30 de marzo y el 9 de abril, ambas fechas incluidas.
La conclusión es dura. Era una pandemia previsible, a la que no se dio la importancia que merecía, a pesar de los avisos de científicos y de la propia OMS. Se perdieron semanas vitales. Se mintió sobre la preparación de nuestro sistema sanitario y se escondió que su debilidad era producto de los recortes y privatizaciones realizadas durante muchos años. Se mintió incluso de forma burda, por ejemplo en el tema de las mascarillas, que no se recomendaron simplemente porque no se tenían y no se había pensado en su fabricación.
El estado de alarma, al menos tal como se implementó, no fue una medida obligada por las necesidades sanitarias, tal como se nos quiere hacer creer. Fue la medida improvisada de un gobierno poco previsor, que sabía que el sistema sanitario se había ido precarizando durante años, y que tenía una desconfianza enfermiza hacia cualquier forma de autonomía territorial. Para la seguridad de la población se necesitaban urgentemente más médicos, enfermeras y material sanitario (test, respiradores, equipos de protección, mascarillas...). En su lugar tuvimos más ejército, más policía, y más Guardia Civil, protagonizando unas esperpénticas comparecencias ante los medios.
Hasta el momento no ha habido ningún reconocimiento serio de olvidos de recomendaciones sanitarias, de mentiras supuestamente tranquilizadoras o de fallos de seguridad, con lo cual es más probable que se repitan (como hemos documentado en Catalunya en el intento de privatización a favor de Ferrovial). Y eso es lo más preocupante, porque el siguiente error puede ser mucho más grave. Estamos a las puertas de otra catástrofe anunciada mucho más grave, el cambio climático. De la derecha y la extrema derecha no se puede esperar ninguna actuación responsable, menos aún que en el caso de la Covid-19. Pero la falta de medidas previsoras y el no reconocimiento de errores por parte del gobierno PSOE/UP no invita a la esperanza. Solo la movilización ciudadana puede obligarle a tomar las medidas adecuadas a tiempo y a garantizar la seguridad de toda la población.
20/06/2020
Martí Caussa, forma parte de la redacción de viento sur
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