Astillero
Congreso mexicano aprobatorio // T-MEC, bien planchado // Neoliberalismo, vivito // #NiCensuraNiCandados
Julio Hernández López
▲ Ricardo Monreal, coordinador de los senadores de Morena, dialoga con la legisladora priísta Claudia Ruiz Massieu durante la sesión que aprobó por unanimidad las leyes secundarias del nuevo tratado comercial.Foto Roberto García Ortiz
D
iputados y senadores iniciaron ayer una vertiginosa carrera de aprobación obligatoria de los paquetes de reformas y adecuaciones legislativas a los que obliga el nuevo tratado comercial norteamericano, que entrará en vigor este miércoles.
No debería causar asombro la predisposición avenible del Poder Legislativo mexicano pues, en sentido estricto, no tiene de otra. El acuerdo comercial entre Estados Unidos, Canadá y México tiene una condición imperativa que le es imposible romper o siquiera modificar a la presunta representación de la soberanía nacional que serían las cámaras en mención. Además, el Presidente de México ha aceptado la invitación del imprevisible Donald Trump para una ceremonia en Washington y mal se vería el visitante si no llevara plenamente planchada la ropería política y legislativa correspondiente.
El llamado T-MEC es una confirmación incontestable de la plena vigencia del neoliberalismo económico en cuanto a México, más allá de discursos e incluso de una
declaratoria oficialen Palacio Nacional de la presunta extinción local de esa doctrina y sus prácticas concretas. Es la continuidad de una visión política y económica que implantó Carlos Salinas de Gortari y que, en tiempos recientes, fue perfilada en su nueva versión por el equipo de Enrique Peña Nieto y sostenida, con algunos ajustes que no afectan al conjunto ni lo sustancial, por la administración obradorista que incluso mantuvo al frente del equipo negociador a quien ya lo era durante el peñismo, Jesús Seade Kuri, convertido en subsecretario de Relaciones Exteriores durante la llamada 4T, jefe de los arreglos en Washington y ahora candidato mexicano a dirigir la Organización Mundial de Comercio, que durante décadas ha sido considerada desde la izquierda como el paradigma de la globalización neoliberal.
El nuevo tratado comercial está hecho para favorecer lo más que sea posible al factor dominante de esta relación subcontinental, que es Estados Unidos. Así como el Tratado de Libre Comercio aceptado por el salinismo significó la cesión de delicados campos de la actividad económica, con un impacto trascendente contra el interés nacional, la versión en tiempos de Trump-AMLO contiene aspectos y capítulos cuya gravedad va saltando a la vista.
Ayer mismo hubo protestas en redes sociales por la aprobación en el Senado de modificaciones a la ley del derecho de autor que significarán restricciones importantes a la manera en que en México se utilizan las redes sociales. La organización R3D, Red en Defensa de Derechos Digitales, así lo planteó:
Condenamos la aprobación de las reformas que establecen mecanismos inconstitucionales de censura en Internet e ilegalizan la elusión de candados digitales para el ejercicio de derechos como el de reparar nuestros dispositivos tecnológicos.
Estas reformas fueron aprobadas en el Senado y hoy deberán ser convalidadas en la Cámara de Diputados, o rechazadas o, cuando menos, pospuestas, pues en realidad se tienen tres años para discutir y votar esta propuesta en específico a la que Morena quiere avalar ya en San Lázaro, a fin de que la aprobación de los paquetes legislativos correspondientes al T-MEC estén a tiempo para la visita presidencial a la Casa Blanca.
En ¿otro tema?, el embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, se declaró
HARTO(comillas en el tuit original) “de los que insisten en tergiversar mis palabras de la semana pasada. En una plática de una hora, hubo una frase donde dije que no voy a mentir y ‘decir que es un momento oportuno para invertir en México *SI* se ven cosas desalentadoras para la inversión’”.
El representante diplomático de Donald Trump podría preguntarse si los mexicanos no están también
HARTOSde que siga metiéndose en asuntos de política mexicana. Por lo demás, bastaría con que releyera sus propias palabras, dichas en una reunión con directivos de la cámara de industriales mexicanos ( https://bit.ly/2VwduqL), para confirmar que sí dijo lo que ahora, por las circunstancias, pretende negar. ¡Hasta mañana!
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