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Mayo 68 Francés
Mayo 68 y Carlos Fuentes
Vilma Fuentes
E
scrito en directo , el reportaje de Carlos Fuentes París: la revolución de mayo cubre los meses de mayo y junio de 1968. Publicado de inmediato en forma de cuaderno, su éxito en México no se hizo esperar. Fuentes vivía en París, en un departamento de l’Ile Saint-Louis, con vista hacia el Sena. Ante la magnitud del movimiento estudiantil, apoyado en seguida por huelgas obreras disidentes de las consignas de la Central General de Trabajadoras, principal sindicato obrero, y del Partido Comunista, el escritor mexicano se lanzó a la calle para vivir de cerca barricadas, mítines y manifestaciones. Deseaba ver y hablar con los estudiantes que discutían en las aulas universitarias, en la Escuela de Bellas-Artes, en el teatro del Odéon, en las calles. Lo sorpresivo de un movimiento social que no buscaba el poder sedujo la imaginación de Carlos Fuentes. Después de todo, ¿la meta no era
la imaginación al poder?
Como los estudiantes, los trabajadores y un público fascinado por los acontecimientos, quienes se dirigían la palabra sin conocerse, a media calle, a la vuelta de una esquina, desde lo alto de una barricada, en el taller popular donde se elaboraban los afiches con los slogans imaginativos e inéditos, Carlos Fuentes se mezcló con ellos respondiendo a las preguntas de los jóvenes estudiantes, preguntando, informándose sobre sus interlocutores y sus objetivos. Convertido en periodista, corresponsal espontáneo de una guerra sin violencia, una guerrilla sin más armas que la imaginación, Fuentes escribe un reportaje vivaz sobre el movimiento del 68 en París. Reportaje acompañado de observaciones personales, reflexión política, análisis de la situación y de sus posibles perspectivas.
El texto se inicia con el encuentro, los encuentros, el descubrimiento del otro y de uno mismo, de cada quien:
¿De dónde vienes camarada?es el primer saludo de los jóvenes que han salido a hacer la poesía y la política en las calles de una ciudad que no me atrevo a reconocer y que, sin embargo, sólo ahora es idéntica a sí misma. Un París de manos abiertas, donde llegar de significa unirse a.
–D’où viens tu, camarada?
–Mexico.
–C’est loin ça.
–Pas tellement.
Unirse al diálogo, a la fraternidad y al amor de una revolución que, en primer lugar, ha tenido lugar en las conciencias y en los corazones.
Cafés, bistrós, talleres, aulas, fábricas, hogares, las esquinas de los bulevares, París se ha convertido en un gran seminario público. Los franceses han descubierto que llevaban años sin dirigirse la palabra y que tenían mucho que decirse. Sin televisión y sin gasolina, sin radio y sin revistas ilustradas, se dieron cuenta de que las
diversioneslos habían, realmente, divertido de todo contacto humano real”.
Fuentes cuenta después los diálogos con los otros, desconocidos o amigos, las querellas que separan a una pareja, las afinidades que otros se descubren y los unen. La vida se vuelve un cambio diario. Un siquiatra le cuenta que los consultorios se han vaciado: la revolución ha sustituido al siquiatra. Carlos pregunta, los estudiantes responden con nuevas preguntas, la autocrítica es constante.
Cincuenta años después de la publicación de este lúcido reportaje de Fuentes, vale la pena leerlo o releerlo, descubrir los acontecimientos en vivo y mirarlos a la luz de la actualidad. Carlos escribirá más tarde sobre los movimientos de 1968 en Praga, en París y en México. Calificará de pírricas las victorias de las autoridades de Estado sobre los estudiantes. Las consecuencias se verán más tarde. Un líder de 68 tomará el poder en Checoeslovaquia. El general De Gaulle caerá en Francia. En México, comenzará una cierta libertad de prensa, hoy amenazada por los asesinatos de periodistas, y se abrirán perspectivas a la vida democrática. En muchos países, triunfa la rebelión doméstica, las mujeres se liberan, el aborto y el matrimonio homosexual se legalizan. El espíritu de 68 sopla aún las esperanzas de donde nació su soplo.
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