os anuncios de catástrofe, de aprobarse la reforma eléctrica que propuso el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador, son cada vez más comunes. Los críticos auguran que las emisiones de CO2 aumentarán, y que el precio de la electricidad subirá. Se quiere mantener la idea de que la competencia y el libre mercado es la única manera de que los precios de la energía finalmente bajen. La historia reciente del sector eléctrico mexicano, así como las lecciones aprendidas en otros mercados, indican lo contrario.
En el tema ambiental, analicemos el periodo 2000 a 2015. Esto porque con el siglo comenzó la participación privada en el sector eléctrico, pero la Comisión Federal de Electricidad (CFE) mantenía el control, la rectoría, y se encontraba integrada vertical y horizontalmente, como propone la reforma que vuelva a estarlo.
Durante ese periodo, la CFE redujo en 70 por ciento su uso de combustóleo para generar electricidad. De haberse mantenido ese ritmo de disminución, para este año, se estaría eliminando el uso de ese combustible. ¿Qué pasó? Curiosamente, una vez que entró en vigor la reforma de Peña Nieto, el uso de ese insumo para generar electricidad se incrementó a un ritmo anual de 5.7 por ciento. ¿Ese aumento tendrá que ver con el hecho de que las máquinas que utilizan este combustible tienen los costos marginales más altos y por tanto se dejaron para dictar el precio del mercado marginal y así maximizar el retorno de las inversiones privadas?
Desde que comenzó esta administración, a la fecha, se ha reducido en 3.5 por ciento el uso de combustóleo.
Hoy en día la CFE es la mayor generadora de energías limpias del país. Inyecta a la red 56 por ciento de las energía limpia que se producen en la República, y ha aumentado a razón de 14 por ciento anual la cantidad de energía limpia que inyecta a la red.
En el tema de los precios, basta con estudiar los resultados de los mercados en cuatro naciones clave: Chile, España, Reino Unido y Alemania. En todos, el crecimiento real (esto es, descontando la inflación) de la tarifa eléctrica, posterior a la liberalización de sus mercados, es mayor a 30 por ciento. En Chile el aumento es de 98 por ciento.
¿Y México? De 2016, año en el cual comenzó operaciones el mercado
eléctrico mayorista, a 2018, se incrementó el monto de los subsidios al
consumidor básico (hogares y pequeños negocios) en 136 por ciento, se
pasó de alrededor de 38 mil millones de pesos a 92 mil millones de
pesos. Era evidente que era una mentira el que abriendo al mercado
eléctrico, restringiendo a la CFE, y dejando todo a la competencia
la tarifa final disminuiría. Todos lo vieron, sólo se ocultó el efecto
hasta que se acabara la administración que lo propuso. Así, que el
problema sea de otro.
* Especialista en temas energéticos y maestro en finanzas en el sector energético por la Universidad de Edimburgo
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