16 hrs Jean Luc Melenchon estaba a la izquierda del Partido Socialista Frances solo porque este se habia corrido muy a la derecha
orrido muy a la derecha y era social-liberal. Mélenchon - un hombre fofo y sin garra que físicamente recuerda una mozzarella no muy fresca- es un socialdemócrata moderado picado por una tarántula nacionalista, apareció así como “izquierda radical” del mismo modo que aparecieron como revolucionarios el comunista griego de derecha Tsipras o el ex comunista español Pablo Iglesias, o sea, por simple default…
Mélenchon no es hijo intelectual de Marx ni de Jean Jaurès sino, según sus propias palabras, de Rafael Correa, Cristina Fernández de Kirchner, Lula y Hugo Chávez a quienes interpreta con el lente de Laclau-Mouffe, la pareja de “teóricos” de la desaparición de las clases y de un vago y paralizante “populismo” que sirvió de base, por ejemplo, al kirchnerismo. Electoralista y nacionalista, ve a los trabajadores sólo como posibles electores y mide los procesos según los resultados electorales. Por eso, para él, la izquierda clasista en Francia se reduce sólo al 3 por ciento del Partido Comunista, el 0,5 por ciento del trotskismo y el 9,5 que él mismo obtuvo (ver entrevista publicada por La Jornada) y, por lo tanto, perdidas sus esperanzas “socialistas”, busca en el México de AMLO ideas y nuevo entusiasmo. Por supuesto, no sabe qué es México ni qué es MORENA y cree que lo que AMLO dijo o dice es oro de 24 kilates y coincide con la realidad y sostiene sin que se le mueva el jopo que AMLO ha encontrado la posición adecuada frente a Trump sin darse cuenta que se arrojó de panza al suelo acatando de inmediato la orden de detener el flujo migratorio centroamericano y nacional.
AMLO, que sabe que Trump quiere expulsar de Estados Unidos a cuatro diputadas con padres extranjeros, violando la Constitución estadounidense y todas las leyes, se cuidará muy bien de recibir a Mélenchon para no ser acusado de buscar asesorías con olor a azufre y dejará a éste con la mano tendida y sin su show para los franceses de paladar muy grueso.
La izquierda informe de MORENA, en cambio agarra lo que tiene a su alcance. Como ignora qué hace Mélenchon en Francia porque su preocupación es mexicano-mexicana-tricolor y, en cambio, cree en las calificaciones de la prensa, cree que el francés es muy “radical” y lo acoge con los brazos abiertos. Por ejemplo, Paco Ignacio Taibo II se apresuró a recibirlo pero para criticar a la Yeidckpol, la presidente “morena” que no asistió a la recepción pero se equivoca en cuanto al motivo real de esa violación a la tradicional cortesía mexicana: la empresaria derechista no tuvo miedo a confrontarse con el visitante sino que, simplemente, no quiere que funcione un partido que podría llegar a controlar al gobierno y no hará nada para organizar y reforzar una izquierda intelectual que le molesta.
Esa izquierda en estado aún gaseoso, por otra parte, nada tiene que aprender de los Tsipras, Iglesias y otros Mélenchones, tan respetuosos de las instituciones y los aparatos estatales y tan electoralistas.
Por el contrario, necesita urgentemente hacer un balance de la evolución de Tsipras y Syriza que prepararon el camino para el retorno de los conservadores, con popes y todo, o de Pablillo “el churumbel” Iglesias, que está destruyendo Podemos, o de los “progresistas” latinoamericanos como Cristina Fernández de Kirchner, la multimillonaria candidata a la vicepresidencia argentina hoy a la cabeza de una amplia coalición de derecha.
Mélenchon no es hijo intelectual de Marx ni de Jean Jaurès sino, según sus propias palabras, de Rafael Correa, Cristina Fernández de Kirchner, Lula y Hugo Chávez a quienes interpreta con el lente de Laclau-Mouffe, la pareja de “teóricos” de la desaparición de las clases y de un vago y paralizante “populismo” que sirvió de base, por ejemplo, al kirchnerismo. Electoralista y nacionalista, ve a los trabajadores sólo como posibles electores y mide los procesos según los resultados electorales. Por eso, para él, la izquierda clasista en Francia se reduce sólo al 3 por ciento del Partido Comunista, el 0,5 por ciento del trotskismo y el 9,5 que él mismo obtuvo (ver entrevista publicada por La Jornada) y, por lo tanto, perdidas sus esperanzas “socialistas”, busca en el México de AMLO ideas y nuevo entusiasmo. Por supuesto, no sabe qué es México ni qué es MORENA y cree que lo que AMLO dijo o dice es oro de 24 kilates y coincide con la realidad y sostiene sin que se le mueva el jopo que AMLO ha encontrado la posición adecuada frente a Trump sin darse cuenta que se arrojó de panza al suelo acatando de inmediato la orden de detener el flujo migratorio centroamericano y nacional.
AMLO, que sabe que Trump quiere expulsar de Estados Unidos a cuatro diputadas con padres extranjeros, violando la Constitución estadounidense y todas las leyes, se cuidará muy bien de recibir a Mélenchon para no ser acusado de buscar asesorías con olor a azufre y dejará a éste con la mano tendida y sin su show para los franceses de paladar muy grueso.
La izquierda informe de MORENA, en cambio agarra lo que tiene a su alcance. Como ignora qué hace Mélenchon en Francia porque su preocupación es mexicano-mexicana-tricolor y, en cambio, cree en las calificaciones de la prensa, cree que el francés es muy “radical” y lo acoge con los brazos abiertos. Por ejemplo, Paco Ignacio Taibo II se apresuró a recibirlo pero para criticar a la Yeidckpol, la presidente “morena” que no asistió a la recepción pero se equivoca en cuanto al motivo real de esa violación a la tradicional cortesía mexicana: la empresaria derechista no tuvo miedo a confrontarse con el visitante sino que, simplemente, no quiere que funcione un partido que podría llegar a controlar al gobierno y no hará nada para organizar y reforzar una izquierda intelectual que le molesta.
Esa izquierda en estado aún gaseoso, por otra parte, nada tiene que aprender de los Tsipras, Iglesias y otros Mélenchones, tan respetuosos de las instituciones y los aparatos estatales y tan electoralistas.
Por el contrario, necesita urgentemente hacer un balance de la evolución de Tsipras y Syriza que prepararon el camino para el retorno de los conservadores, con popes y todo, o de Pablillo “el churumbel” Iglesias, que está destruyendo Podemos, o de los “progresistas” latinoamericanos como Cristina Fernández de Kirchner, la multimillonaria candidata a la vicepresidencia argentina hoy a la cabeza de una amplia coalición de derecha.
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