El movimiento armado socialista
Pedro Salmerón Sanginés / II
E
l artículo de hace 15 días y nuestros programas de radio sobre la guerra sucia han levantado ámpula. Cientos de personas nos acusaron de hacer
propaganda comunistadesde espacios oficiales, mientras muchas más señalaron el hecho que para nosotros parece evidente: el rescate de una historia que la mayoría de los mexicanos desconocemos, en las voces de sus estudiosos y sus participantes. La comprensión de las razones de los guerrilleros y de la represión del Estado nos parece fundamental para comprender los problemas de nuestra incipiente democracia, sin olvidar que sigue habiendo heridas abiertas que hay que restañar.
Durante varios programas, Francisco Ávila Coronel nos contó la historia social del Partido de los Pobres (PDLP), remontándose a los conflictos sociales y agrarios de la Costa Grande y otras regiones de Guerrero durante medio siglo, y sin idealizar a
los campesinos pobres, sino estudiando también sus conflictos, contradicciones y miserias.
Con base en una exhaustiva investigación y en decenas de entrevistas, Ávila muestra que la historia de la más importante de las guerrillas rurales de la oleada 1964-1993 está íntimamente ligada a la historia regional. La inequidad del reparto agrario; la crisis del modelo desarrollista en décadas de los años 50 y 60 que arrojó a millares de jóvenes a la precariedad; la
limpieza social(represión generalizada) del gobernador Caballero Aburto (1957-1961) y, finalmente, la organización social (fuertemente reprimida) y la convicción de un número creciente de jóvenes de que la transformación del país era posible, y que la única vía que quedaba era la armada; explican la insurgencia de 1967 a 1974, cuyos rescoldos siguen en aquella región y en muchos otros lugares del país. Lo que construyeron fue esto:
El Partido de los Pobres fue una representación colectiva de las aspiraciones… populares y no una organización marxista-leninista. Se trató de un abanderamiento de los problemas e intereses campesinos, expresados en una cosmovisión dualista que asociaba a los pobres con la bondad y la opulencia con la maldad.
Y si el PDLP fue la guerrilla rural más importante de ese periodo, no cabe duda que la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC23) constituyó el mayor desafío para el Estado mexicano. Y entre los trabajos recientes que comentamos, la tesis doctoral de Alejandro Peñaloza Torres en la Escuela Nacional de Antropología e Historia muestra los orígenes, trayectoria y decadencia de esa agrupación político-militar, quizá la
más compleja, beligerante e ideologizada, la más extendida y la de más larga trayectoria, de aquel periodo.
Una de las conclusiones de Peñaloza reitera lo que hemos venido señalando: los movimientos armados socialistas son
un acontecimiento poco visibleque, en parte, tiene que ver con las condiciones de clandestinidad de aquella lucha y con el hecho real de que los guerrilleros no lograron contactar con la mayoría de la población, pero también con el silenciamiento sistemático de que esa historia fue objeto. Y lo sigue siendo.
Se tendió un manto de olvido:
la derrota verdadera no estaba en su aniquilamiento físico y el consiguiente fracaso de su proyecto político, sino en ni siquiera hacer mención de su existencia y, por tanto, de su razón de ser en la historia contemporánea mexicana.
La derrota de la LC23 fue contundente. Esto es, ante el fracaso militar fue imposible alcanzar los objetivos políticos que se habían planteado”, es decir,
la destrucción del capitalismo y el establecimiento del socialismo mediante la instauración de la dictadura del proletariado. Esa visión no se limitó a la acusación directa sobre el carácter opresor del sistema capitalista, sino a la necesidad ineludible de erradicarlo en forma definitiva.
(Alejandro Peñaloza, Las armas del proletariado. Génesis, desarrollo y debacle de la Lica Comunista 23 de Septiembre. Una historia política (1970-1981), tesis de doctorado en historia, ENAH, 2017).
Además, charlas con Alberto Sánchez y otros amigos y colegas, el contacto con el colectivo de jóvenes historiadores Historia para la Paz, así como una comunicación tuitera de Carmen Andrea Elena Ríos que me puso en la pista de otras tesis en su mayoría inéditas y todas muy poco conocidas (de Fabiola Eneida Martínez, Aleida García, Alberto López Limón, Carlos Augusto Rentería y otros autores), nos confirma en la convicción de que es tiempo ya de hacer una reflexión colectiva y pública de aquellos procesos. Ya existen la madurez y los estudiosos necesarios. Ya podemos levantar el manto del olvido.
Pd2. Hoy a las 18 horas en el INEHRM (Francisco I. Madero 1, Sán Ángel, Ciudad de México) Francisco Ávila Coronel impartirá una conferencia sobre la guerra sucia. Entrada libre.
Twitter: @HistoriaPedro
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