EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

martes, 26 de febrero de 2019

Venezuela y la globalizacion

Venezuela y la globalización
L
a moneda de Venezuela está en el aire: será ¿águila o sol? Las probabilidades mayores no están con los venezolanos, aunque Siria ejemplifica un caso notorio: la defensa es posible. La guerra contra varios países del Caribe parece decidida. Un drama humano de alcances terribles puede estar dando los primeros pasos.
La casi totalidad de los países del Grupo de Lima, ese esperpento inefable llamado OEA y la mayoría de los gobiernos de la Unión Europea, están dando cobertura política e ideológica a la operación militar desatada. Todos a una por el mismo objetivo: pero ¿cuál es ese objetivo? Importa entenderlo, es­pecialmente a los pueblos y gobiernos externos a los centros del poder capitalista mundial.
Un arduo debate actual remite a los cambios en curso en el sistema de la globalización neoliberal. La tesis más extendida en el presente reza: hay tendencias o al menos indicios de que la era de la globalización neoliberal podría estar llegando a su fin, como lo demuestra la guerra comercial entre Estados Unidos (EU) y China.
Según el ensayo del ex primer ministro y ministro de Hacienda de Reino Unido Gordon Brown, La globalización en una encrucijada,“una globalización mal manejada llevó a movimientos nacionalistas que hablan de ‘recuperar el control’ y a una creciente oleada proteccionista que está debilitando el orden internacional liderado por EU desde hace 70 años. Están dadas las condiciones para que China desarrolle sus propias instituciones internacionales paralelas, lo que presagia un mundo dividido entre dos sistemas de gobernanza global competidores”. Gordon Brown agrega: la confrontación del gobierno de Trump con China se refiere al comercio. Pero los discursos de Trump dan a entender que la batalla real es por algo más ­grande: el futuro del dominio tecnológico y del poder económico global. No obstante, Trump no se dio cuenta de la estrategia más obvia para responderle: en concreto, presentar un frente unido con los aliados y socios de EU en todo el mundo. En vez de eso, Trump se arrogó la prerrogativa de actuar unilateralmente, como si EU todavía fuera la potencia dominante en un mundo unipolar. Finalmente: “La doctrina America first se parece más a un espasmo de daño autoinfligido por parte de una potencia otrora hegemónica que sigue aferrándose al pasado”.
La experiencia de Gordon Brown es amplia: era presidente del G-20 en 2008, en pleno despliegue de la corrosiva crisis financiera que trajo consigo cambios sustantivos en el modus operandi de la globalización neoliberal, pero su opinión sobre Trump, puede estar desencaminada. Trump puede no estar equivocado y, quizá, algo distinto ocurre con la globalización. Una respuesta diferente a la de Gordon Brown puede ser hallada en la obra del británico John Agnew, Hegemonía. La nueva forma del poder global, cuyo prólogo e introducción se encuentran disponibles, en Celag (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica).
Agnew no ve en la conformación de la globalización neoliberal la prevalencia de un imperio (concepto que históricamente supone una dominación territorial), sino la configuración de una hegemonía; crea su concepto a partir del de Gramsci, con sus dos aspectos de coerción (fuerza, violencia cuando sea necesario) y consenso: enorme poder político-cultural de la clase dominante para hacer coincidir sus intereses con el interés general. Agnew dedica su obra a mostrar que el segundo aspecto es sensiblemente más importante que el primero, y que es eso lo que ha logrado EU, especialmente durante la etapa de la globalización neoliberal (1970-¿?).
La introducción a la obra de Agnew, escrita por Pablo Iglesias (Podemos, España), recoge las distinciones de Peter Taylor y Colin Flint, en su obra Geografía política: economía-mundo, Estado-nación y localidad, en las que se indican tres escalas de realidad: 1) la local, escala de la experiencia sensible, en las que los seres humanos se relacionan experiencialmente entre ellos y con el espacio; incluiría la escala de la localidad, del municipio, de la ciudad; 2) la escala política por antonomasia, la más conocida y mediáticamente más relevante: la escala del Estado; es la escala de la Nación por excelencia, y 3) la escala de la globalización, de la geopolítica; los autores la definen como la escala de la realidad; aparentemente la más lejana, es en última instancia absolutamente determinante en nuestras vidas.
Se desprende de la lectura de Agnew que el objetivo central de EU es hacer prevalecer en todas partes el paradigma del neoliberalismo: la sociedad de mercado. También, excluyendo al eje chino/ruso, decidir quién puede usar los recursos naturales de Occidente, no las empresas de EU necesariamente; y cuando lo crea necesario hará uso de la fuerza, o lo intentará: nada es absoluto de antemano. También, en medio de la crisis que se avecina, para continuar siendo la potencia hegemónica, EU debe ahora replegar su economía sobre sí mismo y hacerse más fuerte: America first.

No hay comentarios:

Publicar un comentario