En el centenario de su asesinato
La recepción de la obra de Rosa Luxemburgo en España
16/02/2019 | Pepe Gutiérrez-Álvarez
Como en tantos otros clásicos del socialismo del siglo XX, podemos dividir la difusión de su obra en tres periodos diferentes: la clásica (antes de la guerra), la de los sesenta-setenta y finalmente, la actual, muy marcada por las ediciones on line. Aunque su presencia ha sido reconocida dentro de casi toda la izquierda –seguramente sea la marxista más aceptable para los anarquistas–, su influencia quedaría muy localizada. Da la impresión de que su obra mereció cierto atención, quedaba bien, pero que raramente fue asimilada como otros clásicos del socialismo. Dentro del feminismo se le estimó como ejemplo, pero sus escritos sobre la cuestión no van más allá de su complicidad con su amiga Clara Zetkin, quien representó el momento más alto del noviazgo entre el feminismo y el socialismo.
La fase clásica
La fase clásica está recogida por Pedro Ribas en La introducción del marxismo en España (1869-1939) editada por de la Torre (Madrid, 1981). Ribas registra una primera edición de La acumulación de capital de 1931 (Ed. Hoy), más otra en 1933 en la casi mítica editorial Cenit, en traducción del alemán. Ribas anota también una edición de Cartas de la prisión (Cenit, 1931). También aparece Reforma… o revolución (Madrid, Publicaciones Teivos, 1931), así como diversas de La huelga de masas, el partido y los sindicatos (la primera en Gráficas socialista, Madrid, 1930). El diario El Socialista publicó la misma obra en diversas entregas a lo largo de 1909, amén de una edición como libro con el título de La huelga en masa, el partido socialista y los sindicatos (Madrid, Gráfica Socialista, 1930)…También encontramos en algunas recopilaciones, concretamente en una sobre Capitalismo y comunismo, amén de diversos folletos, y un folleto biográfico, La actualidad de R L (Cuadernos de cultura socialista, Valencia, 1936).
El final trágico de Rosa causó la natural conmoción en el PSOE. De esta página se haría eco Luís Gómez Llorente (1939-2012) en RL y la socialdemocracia alemana (Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1975), un estudio amplio muy interesante que incluía un listado de la obra de RL auspiciada desde el PSOE de entonces. El ensayo cuenta con un epílogo a cargo de Mercedes Gutiérrez Sánchez titulado “Ecos de la muerte de RL en el socialismo español” que reproduce el artículo espartaquista que publicó Julio Álvarez del Vayo (El Sol, 18-01-1919), el mismo día en que El Socialista daba a conocer “El Manifiesto del grupo Espartaco”, igualmente incluido junto con algunas notas sobre su muerte. No se puede decir que todo esto fuese representativo de una influencia real. Por este tiempo, el singular pintor obrerista sevillano Helios Gómez (1905-1956) pintó uno de los retratos más famosos de Rosa, reproducido en innumerables ocasiones. En los años setenta, su evocación fue bastante en los medios del PSOE y de las juventudes y sectores intelectuales hasta 1982. RL era apreciada por casi todas las corrientes que se reclamaban del marxismo, incluyendo al comunismo oficial, donde alguien como Antonio Gutiérrez-Díaz no tuvo reparos en compararla con Dolores Ibarruri; cierto que a él algunos periodistas lo llamaron el Lenin catalán en pleno apogeo de banalidad.
La fase más expansiva fue la correspondiente a los años sesenta. A principios de la década un grupo llamado Juventudes Socialistas Revolucionarias, editó a ciclostil con tapas sólidas para la difusión clandestina La meta final, un capítulo extraído de Reforma o revolución, en tanto que la revista Acción Comunista (creada en París en 1965) dio a conocer otros textos. Las afinidades de este grupo con Rosa, manifestada en dicha revista, hizo que fuese tachado como luxemburguista, algo más bien abusivo al igual que sucedió con otros grupos militantes sin apenas historia. Por lo general, sus obras eran traducciones del francés al castellano, y gozan de mala fama. Así lo dictamina una especialista como Mª José Aubet: “De la extensa obra legada por RL apenas existen en España unas pocas traducciones aparecidas de forma dispersa y en épocas distintas a partir, sobre todo, de 1968. Prescindiendo del menor o mayor grado de oportunismo en estas publicaciones, todas ellas tienen un común denominador: se trata de traducciones descontextualizadas, con pobres o insuficientes notas introductorias originales, en su mayor parte subjetivas y parciales, que nos dicen en general muy poco sobre la vida y obra de RL”.
Esto se explica por diversos motivos. Uno nos lo ofrece también la citada autora: “la obra luxemburguiana no tiene nada de sistemática ni constituye ningún todo acabado, y que sus teorías —es decir, la evolución de sus posiciones teórico- políticas— vienen razonadas en decenas de artículos, panfletos, ensayos, discursos, en su mayoría en forma de colaboraciones en los distintos órganos socialdemócratas de la época (polacos, alemanes, franceses, rusos, italianos), aparece claramente la necesidad de ofrecer, aunque sea de modo esquemático, una mínima orientación bibliográfica que pueda contribuir a disipar algo la enorme confusión que puede existir en torno a su pensamiento y a facilitar la lectura a aquéllos que opten por una aproximación directa a la obra de una de las teóricas del marxismo peor conocidas hoy en nuestro país”. A mi entender esta apreciación no contradice la existencia de excepciones dignas.
Historias generales
Las obras de y sobre RL tuvieron una difusión desde los ámbitos de la Internacional comunista desde su muerte. Luego, aunque su nombre fue respetado en general, sus ideas proscritas por el estalinismo la convirtieron en altamente sospechosa. Como no podía ser menos. El más alto precio lo pagaron, primero el PC polaco y luego el alemán en el exilio tal como testimoniaría Isaac Deutscher en La tragedia del Partido Comunista polaco (incluido en la recopilación El marxismo de nuestro tiempo, ERA, México, 1975; también fue editado en los Cuadernos Anagrama). Durante décadas, su nombre apareció en algún lugar público o edificio, pero sus obras no se encontraban por ninguna parte y no fue hasta 1970 que puede contarse en Polonia con una edición bastante completa de sus escritos y discursos, y de una relativa recuperación en los medios marxistas más críticos del socialismo real. Quizás la mayor muestra de lo peligroso que llegó a ser la desviación luxemburguista la tengamos en la liquidación de los cuadros dirigentes del partido comunista polaco, una historia recuperada en buena parte gracias al estremecedor trabajo de Isaac Deutscher (La tragedia del comunismo polaco. 1958). El estalinismo trató el legado de Rosa como una enfermedad: bacilo sifilítico al decir de una de las principales dirigentes del KPD en los años treinta, Ruth Fischer (1895-1961). De hecho, las ediciones de Rosa no comenzaron a ser editadas de nuevo hasta la época liberal de Nikita Kruschev pero su rehabilitación ni tan siquiera cumplió la exigencia hecha por Lenin en 1920: publicar sus obras completas. Solamente en Alemania y Polonia se editaron textos suyos, aunque podría decirse que fue como pasto para eruditos, sin la menor voluntad de difusión.
Rosa solamente empezó a ser recuperada en la segunda mitad de los años sesenta, fecha en la que se publica un extenso capítulo en la clásica Historia del pensamiento socialista de G.D. H. Cole, especialmente los volúmenes IV (La Segunda internacional, 1889-1914), y V (Comunismo y socialdemocracia que se cierra con un extenso apartado sobre RL y el socialismo polaco) en el Fondo de Cultura Económica que se distribuye desde las trastiendas de algunas librerías. Otra historia general más tardía fue la dirigida por Jacques Droz en la editorial Destino, Barcelona, en un proyecto iniciado desde 1976 con prólogo de Sacristán: Historia general del socialismo, en especial el volumen II (1875-1918) A la parte clandestina habría que añadir una antología memorable, Los marxistas, de C. Wright Mills (ERA, México, 1962, 1964,1966), que el apartado VIII, Los socialdemócratas, incluye ¿Qué es una revolución social?, de Kautsky, A favor del reformismo, de Bernstein. RL resulta también extensamente citada en El socialismo: de la lucha de clases al Estado providencial, obra pródigamente ilustrada dirigida por Iring Fetscher, Helga Grubing y Gunther Dill, que repiten una atención similar en el apartado dedicado a los espartaquista en el volumen similar sobre el Comunismo (Luis de Caralt. Barcelona, 1971). Luego el declive del libro de izquierdas en los años ochenta afectó seriamente otros proyectos, entre ellos la publicación de una Historia del marxismo (Ed. Bruguera, Barcelona, 1980), que dedica amplios apartados a RL en los volúmenes 3, 4 y 5 correspondientes a El marxismo en la época de la IIª Internacional. En este punto el aporte más riguroso fue la obra Bo Gustafson, Marxismo y revisionismo(Grijalbo, 1975, colección “Teoría y realidad”), donde se señala que se adelantó al menos cuatro años en el descubrimiento y combate contra el oportunismo del aparato.
A señalar: Las mujeres en la Revolución alemana: Rosa Luxemburgo y los Consejos Obreros, texto de Claudie Weill(Enciclopedia histórica y política de las mujeres: Europa y América / coord. Por Christine Fauré, 2010)También cuenta con un espacio central en la monografía de James Joll, La II Internacional. Movimiento obrero, 1889-1914 (Icaria, Barcelona, 1976) la misma editorial publicó se editó una de Karl Liebknecht Antología de escritos (Icaria, Barcelona, 1977), dos aportes que abundan en una cierta historia paralela.
Uno de los mayores especialistas en la obra de RL, Gerardt Haupt, produjo un detallado estudio sobre Le Congrès manqué, l´Internationales á la vielle de la première guerre mondiale, Maspero, 1965), que sitúa a RL en el centro del conflicto de tendencias. De Haupt resulta del mayor interés su obra póstuma: El historiador y el movimiento social (Siglo XXI, 1986) Se trata del mayor conocedor de este período, de un lector riguroso que desprende un luxemburguismo para nada domeñado y en absoluto instrumentalizado. No hay que decir que antes de que llegara aquí, RL había sido ya pródigamente publicada en Francia, naturalmente, gracias a la Bibliothèque Socialiste que pone en marcha el mayor de los editores socialistas de la historia, el ya citado Maspero, colección que recupera a Rosa la Roja, y provoca un cierto aluvión de ediciones y reediciones suyas amén de un equipo de estudiosos; Maspero fue igualmente responsable de RL vivante. n.° 45 de Partisans, París, 1969). Probablemente el editor más prolífico y cuidadoso de libros y escritos de RL en francés.
Desde el affaire Dreyfus, RL dedicó una considerable atención a la situación gala comenzando por un conocido artículo La crisis social en Francia que apareció en el “Die Neue Zeit” (vol. 1, 1901). "La razón por la que el ejército rehusaba retirarse de la escena era que quería mostrar su oposición a los poderes civiles de la República, y al mismo tiempo no quería perder la fuerza que le aportaba esta oposición, comprometiéndose a servir a otra forma de gobierno por medio de un golpe de Estado, lo cual hubiera sido grave". RL dedicó una apasionada atención a la situación francesa. Muestra de ello es el volumen Le Socialisme en France (1898-1912) (Edición de Daniel Guérin para, Belfond, París. 1971). Aquí se recoge una serie importante de artículos inéditos. De este mismo autor es RL y la espontaneidad revolucionaria (Ed Anarres, Colección Utopia Libertaria, Buenos Aires 1987), obra intensa y controvertida ya que lleva a la autora al terreno del anarquismo con el que fue bastante crítica.
La revolución alemana. Esta actividad será coincidente con la que se desarrollará en otros países, incluso en la Alemania democrática y en la Polonia socialista, lugares donde, después de décadas de olvido, se comenzaron a editar sus obras completas. En el terreno más próximo de su última lucha, vale la pena recurrir a: La Revolución alemana, 1918-1919, deSebastián Haffner (Ed. Inédita, Madrid, 2005; más ambiciosa y trabajada es la obra de Pierre Broué, Revolución en Alemania, de la solamente se tradujo el primer volumen: De la guerra a la revolución. Victoria y derrota del izquierdismo (A. Redondo, Madrid, 1973 de la edición francesa de la prestigiosa Minuit de 1971).
Esta animación llega hasta el área digamos académica del Partido Comunista francés (PCF). Gilbert Badia tuvo la oportunidad de dar a conocer en Editions Sociales (Perís, 1975), RL, journaliste, polemiste, révolutionnaire. Puede considerarse como una biografía muy original en su tratamiento de aspectos descuidados por otros autores. La primera parte está dedicada a las luchas políticas llevadas a cabo por RL en el seno de la socialdemocracia; una segunda parte ofrece una excelente información y valoración de sus actividades bajo las duras condiciones Impuestas por la guerra (cárcel, aislamiento político, la Internacional), de su relación con los bolcheviques y con la revolución rusa y alemana; la tercera la dedica el autor a las teorías y al vocabulario de Luxemburgo y dedica una parcela importante a su tratamiento de la cuestión nacional, de la acumulación capitalista y del imperialismo; y la cuarta y última parte se centra sobre la personalidad de Rosa como periodista, polemista, oradora, escritora y corresponsal. Contiene asimismo una completísima y detallada bibliografía.
Las diferencias y críticas de RL a la revolución rusa fueron de orden digamos interno. Dentro del entusiasmo y la admiración de haber osado, por romper el primer eslabón de la cadena imperialista, ¿por qué no se suelen citar los elogios y se subrayan tanto las críticas en el orden de las ideas y no tanto en el de por problemas concretos? Los lectores podrán encontrar un ejemplo extremo en el enconado alegato contra la III Internacional comunista por parte de Heleno Saña, aparecida en Zero-ZYX (Madrid, 1971). Resulta aberrante que se tenga que recordar la denuncia hacia la socialdemocracia alemana, principal culpable en dejar aislada una revolución que trataba de saltar por encima de su propia sombra, el atraso secular agravado por las guerras. No se trataba simplemente de pautas y programas, sino de situaciones gigantescas. También conviene recordar que, cuando llegó la hora de la verdad, de la revolución, la organización la tenían los socialpatriotas, en tanto que Rosa y Karl contaban con un principio de partido, suficiente para asustar a los poderes establecidos pero insuficientes para ganar la partida. También hay que recordar que el espartaquista fue el primer partido comunista alemán, y que Rosa, Karl y Leo, murieron como comunistas.
Obras diversas
De entrada creo necesarias algunas consideraciones:
Primero, Las críticas de Rosa nunca amalgaman a Karl Kautsky (1854-1938) con Eduard Bernstein (1850-1932), hay diferencias importantes entre ellos, incluso las habrá entre Bernstein y los socialpatriotas;
Segundo, las propuestas leninistas en contra del menchevismo respondían ante todo a las exigencias de la lucha clandestina, sí bien más tarde se van estableciendo diferencias estratégicas. En sus normas internas, Lenin no es tan diferente a las aplicados por Leo Jogiches en Polonia. Uno de los textos de RL menos conocidos, Blanquisme et social-démocratie (1906), se puede considerar como una matización importante de sus posiciones anteriores a la Revolución rusa de 1905, especialmente en lo que se refiere a su valoración de la disputa entre mencheviques y bolcheviques. Su lectura debería constituir un complemento a la de Problemas de organización de la socialdemocracia rusa.
Tercero, el esquema de la conciencia externa que el Lenin de 1903 toma de Kautsky, no se corresponden a las concepciones que desarrollará desde abril de 1917, cuando insiste una y otra vez en que son las masas las que estaban por delante del propio partido que hasta su regreso había permanecido como conciencia crítica de un gobierno provisional incapaz de firmar la paz, de entregar la tierra a los campesinos o reconocer los derechos de las nacionalidades oprimidas.
Cuarto, las premoniciones de Trotsky sobre lo que éste llamó sustituísmo se verificaría en la práctica, pero no tanto por la dinámica interna del partido bolchevique cuya historia se podía decir que es de sus continuos debates, sino por la lógica interna del aislamiento y abismal atraso producido especialmente por la guerra civil. Cierto: una vez aclarado esto se podría añadir que las medidas impuestas por el IX Congreso del PCUS, resultaron un grave error que contribuyó a reforzar sus tendencias burocráticas. Fontamara publicó en la mitad de los años setenta una trilogía con una representación de la derechaSocialismo evolucionista, de Bernstein), del llama centro ortodoxo (La doctrina socialista, de Kautsky) y de la izquierda (Reforma o revolución) que conoció varias ediciones. El volumen de RL añadía también tres artículos inéditos: “Discurso sobre la táctica” (Stuttgart, 1898), “Las gafas inglesas” y “Libertad de la crítica y de la ciencia”, todos ellos relacionados con la lucha de contra el revisionismo. De hecho,Rosa militó más que escribió. No tuvo tiempo ni lugar para ordenar sus decenas de artículos, panfletos, ensayos, discursos, en su mayoría en forma de colaboraciones en los distintos órganos socialdemócratas de la época. Escribió en periódicos socialistas polacos, alemanes, franceses, rusos, italianos. Existen algunas ediciones de Obras escogidas(Pluma, Bogotá, 1976, II tomos) traducción de la edición norteamericana preparada por Mary Alice Walters que en la época era una de las mujeres más destacados del cuartointernacionalista Socialist Worker Party ante de su sorprendente deriva. En ella se incluye uno de los trabajos más perspicaces de Rosa, Estancamiento y progreso del marxismo; ediciones parecidas realizaron las editoriales hispanas Ayuso, Grijalbo, Icaria (Escritos).
Cabe hablar de un listado de sus obras traducidas entre nosotros que demuestra el impulso parcial de su influjo. El simple hecho de no contar tan siquiera con una fundación o instituto que haya trabajado en la difusión de la vida y la obra, siendo lo más propio los artículos breves, muestra que no hemos sobrepasado el estado de divulgación primaria que ya se alcanzó durante la República. Dicha divulgación resultó considerable en el caso de Huelga de masas, partido y sindicatos (1906), sobre la que el que escribe tiene memoria de una pequeña edición de Siglo XXI que fue una locura de ventas en el Stand de Sant Jordi de nuestra Asociación de Vecinos, un título apoyado por todos los componentes de la entidad (psuqueros, ácratas, LCR) aunque resulta más que dudoso que los que lo adquirían también lo leían. Anotemos que este y otros títulos cuentan con reediciones en la colección “Clásicos del marxismo” de la Fundación Federico Engels. Por su parte, Trotsky escribió en varias ocasiones en defensa y en oposición a los ataques del estalinismo trabajos de amplia difusión como: iQuitad las patas sobre Rosa Luxemburgo! y Rosa Luxemburgo y la IV Internacional, dos textos ampliamente reproducidos.
Se pueden citar diversas ediciones de Textos sobre la cuestión nacional (Ed. de la Torre, 1977, Madrid) Según Mª José es la primera versión castellana de partes importantes de su obra polaca sobre la cuestión nacional. Incluye, además de los fragmentos ya citados, un artículo inédito: La acrobacia programática de los socialpatriotas (1902). Parte de estos textos y otros nuevos han sido recientemente publicados en versión catalana con el título de Els marxistes i la qüestió nacional (Ed. de La Magrana. Barcelona, 1978) Se trata, en realidad, de una traducción de la obra ya mencionada de G. Haupt, M. Löwy, C. Weill, Los marxistas y la cuestión nacional aparecida en Fontamara. Avance (Barcelona, 1976) editó la recopilación El marxismo y la cuestión nacional, que comprendía tres trabajos de Rosa, La cuestión polaca en el Congreso Internacional de Londres, 1896; La cuestión nacional y el movimiento socialista, y La cuestión nacional y el marxismo… Rosa también figura con una respuesta especialmente brillante en la recopilación ordenada por Víctor Manuel Arbeloa, Socialismo y anticlericalismo (Taurus, Madrid, 1973).
Igualmente existen diversas ediciones de sus escritos sobre la revolución rusa (empezando por la de Castellote de 1975, y por la de Anagrama)… Rosa Luxemburgo está igualmente presente en toda clase de antologías sobre los asuntos más diversos.
La obra más importante de Rosa sobre el SPD fue La crisis de la socialdemocracia, aparecida en la colección “Debates” de Anagrama, Barcelona, 1977, con trabajos introductorios de Clara Zetkin y Ernest Mandel, con el texto de Lenin, Crítica del “folleto de Junius”. Gerard Sandoz en obra prosocialdemócrata, La izquierda alemana (Ed. Península, Barcelona, 1973), reconoce que "...Ios poderosos a cuyo socorro apeló inmediatamente la socialdemocracia para matar a la extrema izquierda, para abatir a los espartakistas con el único fin evidente, y mil veces confesado de abatirla a su vez".
Quedan sus escritos sobre economía, en concreto su Introducción a la Economía Política (Siglo XXI, Madrid, 1974), que recoge los apuntes que RL preparó para, y a raíz de las clases que impartió en la Escuela del Partido Socialista alemán antes de la guerra mundial, y que fueron publicados después de su muerte; y la más conocida La acumulación del capitalo en qué han convertido los epígonos la teoría de Marx: una anticrítica (México: Grijalbo, 1967), de la que he citado la edición de Cenit María-José dice sobre ellas: “La primera de estas obras, una de las más conocidas de RL, constituye también Uno de sus escritos más polémicos, al ser uno de los primeros intentos de explicar el entonces (1913) nuevo fenómeno del imperialismo en base al desarrollo de los esquemas inacabados o bosquejos tan sólo por Marx. A sus críticos y `epígonos contesta a RL con el segundo de estos textos, conocido también como La anticrítica, que viene a ser tanto un intento de popularizar y divulgar los temas tratados en La acumulación… como una matización importante a la misma.Un reconocido trabajo sobre La cuestión del imperialismo en RL y Lenin, fue el de Christián Palloix (Castellote, 1977).
Quizás el trabajo más completo sobre del leninismo desde un enfoque bastante luxemburguista es el de Arthur Rosenberg, “Historia del bolchevismo” (Pasado y Presente, México, 1977), con un prólogo de Ernesto Ragionieri; también se encuentra en unas posiciones bastante próximas el filósofo marxista polaco Andrzej Stawar cuyos “Libres ensayos marxistas” (ERA, México, 1977) contienen potentes lecturas luxemburguistas.
Aproximaciones biográficas. La primera aproximación biográfica hispana fue la de José Antonio Díaz Valcárcel (1932–1985), La pasión revolucionaria de RL, que editó Akal, allá por 1975, o sea el año que murió el jefe del sindicato del crimen. Díaz Valcárcel formaba parte del sector de los curas obreros que acabó secularizándose. Un aporte mucho más elaborado, sobre todo en lo que respecta a sus ideas sobre economía, fue Conocer a RL y su obra escrita por José Mª Vidal Villa (1942-2002), editada en la por entonces muy popular colección de biografías Dopesa (Barcelona, 1978) El autor fue uno de los divulgadores más activos en lo referente a las teorías económicas marxistas entre nosotros, y militaba en la Organización Comunista “Bandera Roja”, aunque su evolución fue mucho más coherente y honesta que la de buena parte de sus líderes. Otras aportaciones de casa son la de Eva R. Palomo Cermeño, Rosa Luxemburg (1871-1919) Ediciones del Orto, 2003; por su parte Ana Muiño acaba de publicar RL en la tormenta (La Linterna sorda, Madrid, 2018).
Mª-José Aubet realizó El pensamiento de RL (Barcelona, Serbal, 1983), seguramente la aproximación local más trabajada. Ya antes esta había publicado un ensayo sobre RL y la cuestión nacional (Barcelona, Anagrama, 1977), tema sobre el que actualizó en una edición para El Viejo Topo, la misma editorial de la recopilación de Juan Trías&Manuel Monereo, RL. Actualidad y clasicismo (Mataró, 2001) que comprende aportes de Michael Lowy (Actualidad revolucionaria de RL), Juan Trías Vejarano (RL y los debates en la III Internacional), Juan Valdés Paz (RL: Actualidad de un teoría política), Fritz Weber (Implicaciones políticas de la teoría del derrumbe), Armando Fernández Steiko (RL, una teoría de los recursos limitados), Joaquín Herrera Flores (De la rueda y el freno. El camino hacia la democracia en Georg Lukács y RL), Norman Geras (La democracia y los fines del marxismo), Mª José Aubet (RL, ¿Internacionalista intransigente?), Frigga Haug (RL y las políticas de la mujer), Eva Palomo Cerdeño (RL, las condiciones humana y el compromiso político), y finalmente Nestor Kohan (L. una Rosa roja para el siglo XXI).
Michael Lowy escribió también un conjunto de ensayos de primer orden, El marxismo olvidado (Luxemburgo, Lukács), que publicó Fontamara (1978), y que acaba de reeditar Sylone. En mi modesta opinión es de lo más penetrante que se ha editado hasta hoy.
Quizás la más importante contribución hispana al conocimiento y el debate sobre Rosa sea hasta hoy la edición del Extra 3 (1977) de la revista “Materiales”, que dirigió Manuel Sacristán que incluye trabajos de Lelio Basso (RL y la ambigüedad de la historia); Oskar Negt (De la dialéctica materialista entre espontaneidad y organización); Paul Mattick (RL: un examen retrospectivo); Michael Löwy (La dialéctica entre la ciencia social e ideología en RL); Norman Geras (RL: la huelga de masas); Dick Howard (La teoría ya la práctica revolucionaria: RL); Tadeusz Kowalik (Notas sobre la teoría luxemburguista de la acumulación): Gilbert Badia (RL, Marx y el problema de las alianzas): José Luis de la Mata (De la organización: notas sobre RL): Annete Jost (RL y su crítica a Lenin); Narihiko Ito (Revolución y dialéctica: la lucha de RL contra el revisionismo); Josef Schleifstein (RL y el problema del partido). Concluye con una exhaustiva “Guía para la lectura de RL”, por María-José Aubet, un punto de partida inexcusable para cualquier estudio bibliográfico en castellano. Norman Geras, El legado de Rosa Luxemburgo. ("New Left Books", Londres, 1976; ERA, México, 1978). Recoge cuatro ensayos publicados en distintas revistas y está considerada como una importante contribución, como una visión crítica de J.P. Nettl 1/.
La obra de éste contiene una documentación abrumadora. Obra de un historiador no-marxista, se trata de un trabajo impresionante con el que se puede discrepar en tal o cual punto, pero cuya información resulta inexcusable. Es seguramente el trabajo más completo sobre Rosa, el punto de cita inexcusable para todo estudioso, sí bien su metodología empírica es cuestionada seriamente por Norman Geras. Según Mª José Aubet resulta “preferible, de todos modos, consultar la versión francesa o la edición original”. De momento se trata de una edición descatalogada que en los comienzos del llamado desencanto se podía comprar en los saldos amontonados de “El Corte Inglés” ya que ERA quebró en una de esas crisis que adornaron los años ochenta. Como no podía ser menos, se han publicado aportes en toda clase de revistas de izquierdas, esto aparte del abundante material on line.
Entre las biografías más recientes cabe registrar: a) RL y el arte de la política, deFrigga Haug (Ed. Tierra de Nadie) que se presenta como un intento de lectura con ojos de hoy y comprometidos con los problemas de nuestra época, desde posiciones feministas y de izquierda social; b) Anna Bisceglie&Dario Renzi, RL, (Prospettiva, Madrid, 2000)sin olvidar la de la filósofa marxista Raya Dunayevskaya, RL, la liberación femenina y la filosofía marxista de la revolución (FCE, México, 1985) .
Sin embargo, tal como mandan los cánones establecidos en la coyuntura cultural dominante, solamente en algún caso se ha hecho referencia a sus posicionamientos consejistas (una corriente surgida en el seno de los primeros partidos comunistas –sobre todo en el holandés y en el alemán- que situaba a los consejos obreros como alternativos a los sindicatos y al parlamentarismo, y entre cuyos representantes se pueden citar el joven Lukács (Historia y conciencia de clase)…Una influencia extensible a Hannah Arendt (Una heroína de la revolución, 1967), que incide especialmente en el ambiente civilizado y creativo en el que se desarrolló la familia de Rosa, y que explican en no poca medida su existencia. Dicho ambiente fue totalmente destruido por el fascismo en el curso de la II Guerra Mundial. El extenso retrato de RL comprende un estudio bibliográfico que en el caso hispano resulta muy insuficiente dado que se escribió en un momento en el que RL empezaba a publicarse… Una reseña ilustre de la obra de Nettl es la de E.H. Carr, Rosa la Roja, texto incluido en la recopilación 1917. Antes y después (Anagrama, Barcelona, 1970).
Una muestra de esta vinculación la encontramos en este trabajo –con el que podemos polemizar en algún que otro punto como en el del marxismo de Rosa-, recuperado de El desafío de RL, publicado en Proceso, Buenos Aires, 1972, junto con trabajos de Bertram D. Wolfe (El “último hombre” en el Partido Socialdemócrata Alemán, 1967) Gilbert Badia (La semana sangrienta de 1919. El asesinato, 1966), León Trotsky (RL y la Internacional, 1935), Lenin (RL seguirá siendo un águila, 1922) J.P. Netl (Sobre el imperialismo, 1967), John Knieff (RL viviente, 1969), Daniel Bensaïd, Alian Nair (El problema de la organización: Lenin y RL, 1969), Michael Lowy (El marxismo revolucionario de RL, 1969) y Paul M. Sweezy (RL y la teoría del capitalismo, 1951) También me parece necesario anotar referencias como las propspiciadas por Antoni Domènech en El eclipse de la fraternidad (Critica, Barcelona, 2003)
Material aparte. Cabe hablar también de la película que le dedicó Margarethe von Trotta en 1985 y que emitieron en TV2 a medianoche en versión subtitulada, y de la que algunos colectivos hicieron copias para difundir en el youtube. Que yo sepa no existe ninguna edición en DVD ni por la mula. Habría que revisarla, y sin duda podría servir como material para el debate por el rigor del retrato ofrecido aunque la verdad resulta bastante teutónica; en mi opinión trata de abarcar demasiado para su metraje. De todas maneras se trata de una película bastante apreciada entre el personal luxemburguista.
Quizás más apasionante sea Karl y Rosa, el volumen que cierra Noviembre de 1918, el ciclo novelístico de carácter histórico que Alfred Döblin dedicó a la revolución que recorrió Alemania. De los últimos días de esa revolución trata precisamente el apartado Karl y Rosa, cuyos protagonistas serán precisamente Karl Liebknecht y RL, artífices en gran parte de los vientos de cambio que, por un momento, soplaron en Alemania. Al enfrentar el último tomo de esta obra enorme y magnífica es inevitable sentir un deje de tristeza ante el final de una historia hermosa y que, se sabe, no acaba bien. Forma parte de la novelaBerlín Alexenderplatrz es una de las espléndidas aproximaciones literarias que aborda la época. Igualmente singular es la novela gráfica considerada de un altísimo nivel literario, artístico y político: La Rosa Roja (Red Rosa) de Kate Evans editada en Londres y Nueva York en 2015 por Verso con el apoyo de la sección neoyorquina de la RL Stiftung alemana. En 2017 apareció una traducción al castellano de Editorial IPS en Argentina bajo el título La Rosa Roja que cuenta con distribución en España.
Una aportación que causó un considerable impacto en su momento fue el de Gilbert Badia, Los espartaquistas, subtitulada “Los últimos años de RL y Karl Liebknecht, 1914-1919”, que en francés editó L´Arche (París, 1967), y que fue inmediatamente traducida para Mateu (Barcelona, 1971). A este volumen, lo siguió otro compuesto exclusivamente por textos. Se trata del estudio más completo que se ha publicado aquí sobre esta corriente marxista revolucionaria que fue el orgullo de los internacionalistas durante la “Gran Guerra”, y que acabó siendo trágicamente derrotada…El espartaquismo fue determinante en la creación de la Internacional Comunista en cuyos primeros congresos demostró que era la fracción más implantada y preparada al lado de los bolcheviques, a los que hablaban –naturalmente- sin complejos. Estos debates serían maldecidos por la historia estaliniana, y magnificados como expresión de una corriente de oposición al “leninismo”, aunque lo cierto es que el propio Lenin propuso que la Internacional se trasladara a Berlín, donde estaba el debate…
Badía se pregunta: ¿Cómo nace y se desarrolla el espartaquismo ¿Cuáles fueron las actividades de Karl Liebknecht y de RL entre 1914 y 1918? ¿Cómo definían ellos mismos su actitud y de qué manera precisaban sus propias concepciones? Y responde: “Muchos contemporáneos han pretendido convertir el espartaquismo en un espectro, debido a lo cual, tras su desaparición, ha llegado a transformarse en un mito. En primer lugar quisiéramos establecer las condiciones históricas reales de su nacimiento y de su desarrollo”. Se propone analizar sus líderes, no “como personajes de leyenda, sino como seres de carne y hueso sumidos en el torbellino de una lucha que los sitúa en toda su grandeza, incluso cuando nos preguntamos sobre las posibilidades reales de éxito del movimiento que animaban y que se esforzaban en dirigir. Gilbert Badía.es el responsable de la edición de La Liga Spartakus. Dossier sobre la revolución alemana 1918-1919 (Cuadernos Anagrama, Barcelona, 1976).
Hoy todavía podemos decir que “las figuras de Karl Liebknecht y de RL brillan con una pureza que no ha empañado el paso de los años. Nuestro propósito no es el de restarles admiración, sino ayudar a su mejor comprensión, mostrar su coraje y su desinterés, sin que por ello haya que rehusar al análisis El historiador se muestra crítico y trata de averiguar los posibles errores de sus decisiones políticas. Una discusión que cobrará más vida desde el próximo enero…Badía precisa “Esta segunda fecha puede parecer discutible, ya que el Partido Comunista alemán, que sucedió a la Liga Espartaquista en enero de 1919 presenta aún ciertos rasgos específicos del espartaquimo. El nombre cambió más la naturaleza del movimiento persistía. Sin embargo hay que convenir que con el asesinato de RL y de Karl Liebknecht se inicia una nueva etapa. La revolución alemana no se había realizado, pero en los años subsiguientes el país habría de verse envuelto en numerosos sobresaltos revolucionarios, a pesar de que el espartaquismo privado de su líderes más populares había perdido no sólo toda posibilidad real, sino toda esperanza de hacerse con el poder político o de influir sensiblemente en la línea de evolución política de Alemania. El Partido Comunista preso en sus profundas divisiones internas que culminarán con la escisión se definió lentamente ensanchando su audiencia popular hasta que, en Octubre de 1920, la mayoría del Partido Socialista independiente decide fusionarse con él y constituir el KPD, una organización de masas Su nombre cambia y constituye parte esencial de la III Internacional. Más Alemania también había cambiado, la República, a pesar de todo, había conseguido consolidarse y en su seno se realizaron profundos reagrupamientos políticos desvaneciéndose la posibilidad de una transformación revolucionaria del régimen. No lo parece pero en realidad los acontecimientos quedan ya muy atrás”.
Desde el ángulo feminista conviene conocer los textos de Clara Zetkin (1857-1933), su amiga más próxima, la que habló en su sepelio. Muy amiga suya fue también la militante y poeta holandesa Henriette Roland Holts (1869 1952) sobre cuyo retrato a Rosa, Nettl anota: “La autora estuvo políticamente cerca de Rosa durante un periodo, pero el libro es una mezcla de reminiscencias personales y políticas y algo excesivamente impresionista e interpretativo” (1974; 610). Por su parte, la ruso-italiana Angélica Balabanov (1876-1965) en sus memorias Mi vida de rebelde (editada en 1938 y vertida al castellano por la militante comunista y escritora catalana Teresa Pámies en Martínez Roca, Barcelona, 1974) Angélica dedica un amplio apartado a su encuentro con Rosa en la Escuela de Formación de la Internacional Socialista.
Se ha dado la pretensión de oponerla contra la corriente bolchevique con la que convergió en la izquierda de la II Internacional, en la corriente internacionalista durante la “Gran Guerra”, así como en la creación de la III Internacional. Esto no impidió al gauchiste Alain Gullerm 2/ afirmar que “las críticas dirigidas a Bernstein y Kautsky podrían en realidad aplicarse a Lenin, que se sitúa en la pretensión de oponer a RL contra el bolchevismo a los que apoyó a pesar de sus críticas en la creación de la III Internacional. Téngase en cuenta a este respecto la profunda identidad de Lenin con la concepción de Kautsky de la conciencia de clase. Las discrepancias Luxemburgo-Lenin (que compartieron escuela y dos internacionales), es central para cualquier comprensión de Rosa”. Para llegar a establecer esta oposición, Gullerm ofrece una descripción del leninismo según la cual: “…El partido no es la conciencia de clase, ni se convierte en partido de la noche a la mañana, y su mandato como instrumento de la lucha de clases nunca es definitivo. Por eso, la constitución de un partido comunista no puede ser decretado por algunos intelectuales (sea esta constitución a priori, en base a un programa radical abstracto, o producida después de una división prematura); la constitución del PC no puede ser sino el resultado de un proceso de maduración de las masas y de sus organizaciones, con todas sus carencias”. Esta foto corresponde a la fase inicial, pero en absoluto a la que sigue a febrero de 1917.
El apartado de su correspondencia aparece desarrollado en nuestra antología “Cartas de amor y de revolución” que acaba de editar El Viejo Topo, Mataró, 2019.
Pepe Gutiérrez-Álvarez es escritor y miembro del Consejo Asesor de viento sur
Notas
1/ J.P. Nettl, Rosa Luxemburgo. Londres: Oxford University Press, 1966 (traducción castellana de Félix Blanco en Ediciones Era, México, 1974). Hasta el momento está considerada como la más completa biografía sobre Rosa Luxemburgo; lamentablemente su distribución fue cortada a principios de los años ochenta a partir de una devaluación del peso mexicano. Contiene además una extensa, interesante y útil información bibliográfica de consulta imprescindible para todo estudioso de Luxemburgo. Escrita por un no-marxista, ofrece, al lado de algunas interpretaciones discutibles que fueron muy criticadas por autores como Norman Geras, una muy abundante información de la que se carecía hasta su publicación. Entre los puntos polémicos de Nettl se considera la siguiente hipótesis: “(…) El SDKPiL [La Socialdemocracia del Reino de Polonia y Lituania, el partido que organizó Rosa Luxemburgo con Leo Jogiches en el exilio] no dejó herederos directos”, escribe Nettl, “(…) En cambio influyeron grandemente en el desarrollo de la futura izquierda alemana bajo la dirección de Rosa Luxemburgo. Como veremos, de la oposición atomizada iba a surgir después de 1914 una élite o grupo de iguales semejante. Muchos modos, reacciones, actitudes e ideas personales acerca de la vida y el trabajo que aparecieron en el Spartakusbund se calcaron directa, aunque inconscientemente, del SDKPiL (…) Un grupo de dirigentes que cooperaba por contacto informal, unido contra los ajenos al grupo pero conservando todas las libertades personales y las extravagancias propias de intelectuales y altamente individualistas (…) Nadie contribuyó más decisivamente a crear este ambiente político que Rosa Luxemburgo, con su curiosa combinación de orientación esencialmente pública para sus actividades y celosa autonomía en su vida y sus opiniones privadas” (Nettl, op. cit., p. 230).
2/ Véase la obra de Alain Guillerm, “Le Luxemburgoisme aujourd’hui”, publicada en Cahiers Spartacus, 1970, tal como fueron recogidos por Daniel Guerin en su libro “Rosa Luxemburgo y la espontaneidad revolucionaria. Alain Guillerm (1944-2005) fue militante de la extrema izquierda y partidario de las teorías de RL. Militó en el grupo “Socialismo o Barbarie” y en el PSU, donde defendió una orientación luxemburgouista. El texto se encuentra en la edición castellana de la Web “La Bataille socialiste”… Edición castellana: La cuestión agraria (Die agrarfrage) por Carlos Kautsky; Madrid: Viuda de Rodríguez Serra, 1903. Traducción de Ciro Bayo, revisada y completada por Miguel de Unamuno. Segunda edición en lengua española usando la traducción Bayo/Unamuno: Editions Ruedo Ibérico, París, 1970. Tercera edición: Editorial Laia, Barcelona, julio, 1974.
La fase clásica
La fase clásica está recogida por Pedro Ribas en La introducción del marxismo en España (1869-1939) editada por de la Torre (Madrid, 1981). Ribas registra una primera edición de La acumulación de capital de 1931 (Ed. Hoy), más otra en 1933 en la casi mítica editorial Cenit, en traducción del alemán. Ribas anota también una edición de Cartas de la prisión (Cenit, 1931). También aparece Reforma… o revolución (Madrid, Publicaciones Teivos, 1931), así como diversas de La huelga de masas, el partido y los sindicatos (la primera en Gráficas socialista, Madrid, 1930). El diario El Socialista publicó la misma obra en diversas entregas a lo largo de 1909, amén de una edición como libro con el título de La huelga en masa, el partido socialista y los sindicatos (Madrid, Gráfica Socialista, 1930)…También encontramos en algunas recopilaciones, concretamente en una sobre Capitalismo y comunismo, amén de diversos folletos, y un folleto biográfico, La actualidad de R L (Cuadernos de cultura socialista, Valencia, 1936).
El final trágico de Rosa causó la natural conmoción en el PSOE. De esta página se haría eco Luís Gómez Llorente (1939-2012) en RL y la socialdemocracia alemana (Cuadernos para el Diálogo, Madrid, 1975), un estudio amplio muy interesante que incluía un listado de la obra de RL auspiciada desde el PSOE de entonces. El ensayo cuenta con un epílogo a cargo de Mercedes Gutiérrez Sánchez titulado “Ecos de la muerte de RL en el socialismo español” que reproduce el artículo espartaquista que publicó Julio Álvarez del Vayo (El Sol, 18-01-1919), el mismo día en que El Socialista daba a conocer “El Manifiesto del grupo Espartaco”, igualmente incluido junto con algunas notas sobre su muerte. No se puede decir que todo esto fuese representativo de una influencia real. Por este tiempo, el singular pintor obrerista sevillano Helios Gómez (1905-1956) pintó uno de los retratos más famosos de Rosa, reproducido en innumerables ocasiones. En los años setenta, su evocación fue bastante en los medios del PSOE y de las juventudes y sectores intelectuales hasta 1982. RL era apreciada por casi todas las corrientes que se reclamaban del marxismo, incluyendo al comunismo oficial, donde alguien como Antonio Gutiérrez-Díaz no tuvo reparos en compararla con Dolores Ibarruri; cierto que a él algunos periodistas lo llamaron el Lenin catalán en pleno apogeo de banalidad.
La fase más expansiva fue la correspondiente a los años sesenta. A principios de la década un grupo llamado Juventudes Socialistas Revolucionarias, editó a ciclostil con tapas sólidas para la difusión clandestina La meta final, un capítulo extraído de Reforma o revolución, en tanto que la revista Acción Comunista (creada en París en 1965) dio a conocer otros textos. Las afinidades de este grupo con Rosa, manifestada en dicha revista, hizo que fuese tachado como luxemburguista, algo más bien abusivo al igual que sucedió con otros grupos militantes sin apenas historia. Por lo general, sus obras eran traducciones del francés al castellano, y gozan de mala fama. Así lo dictamina una especialista como Mª José Aubet: “De la extensa obra legada por RL apenas existen en España unas pocas traducciones aparecidas de forma dispersa y en épocas distintas a partir, sobre todo, de 1968. Prescindiendo del menor o mayor grado de oportunismo en estas publicaciones, todas ellas tienen un común denominador: se trata de traducciones descontextualizadas, con pobres o insuficientes notas introductorias originales, en su mayor parte subjetivas y parciales, que nos dicen en general muy poco sobre la vida y obra de RL”.
Esto se explica por diversos motivos. Uno nos lo ofrece también la citada autora: “la obra luxemburguiana no tiene nada de sistemática ni constituye ningún todo acabado, y que sus teorías —es decir, la evolución de sus posiciones teórico- políticas— vienen razonadas en decenas de artículos, panfletos, ensayos, discursos, en su mayoría en forma de colaboraciones en los distintos órganos socialdemócratas de la época (polacos, alemanes, franceses, rusos, italianos), aparece claramente la necesidad de ofrecer, aunque sea de modo esquemático, una mínima orientación bibliográfica que pueda contribuir a disipar algo la enorme confusión que puede existir en torno a su pensamiento y a facilitar la lectura a aquéllos que opten por una aproximación directa a la obra de una de las teóricas del marxismo peor conocidas hoy en nuestro país”. A mi entender esta apreciación no contradice la existencia de excepciones dignas.
Historias generales
Las obras de y sobre RL tuvieron una difusión desde los ámbitos de la Internacional comunista desde su muerte. Luego, aunque su nombre fue respetado en general, sus ideas proscritas por el estalinismo la convirtieron en altamente sospechosa. Como no podía ser menos. El más alto precio lo pagaron, primero el PC polaco y luego el alemán en el exilio tal como testimoniaría Isaac Deutscher en La tragedia del Partido Comunista polaco (incluido en la recopilación El marxismo de nuestro tiempo, ERA, México, 1975; también fue editado en los Cuadernos Anagrama). Durante décadas, su nombre apareció en algún lugar público o edificio, pero sus obras no se encontraban por ninguna parte y no fue hasta 1970 que puede contarse en Polonia con una edición bastante completa de sus escritos y discursos, y de una relativa recuperación en los medios marxistas más críticos del socialismo real. Quizás la mayor muestra de lo peligroso que llegó a ser la desviación luxemburguista la tengamos en la liquidación de los cuadros dirigentes del partido comunista polaco, una historia recuperada en buena parte gracias al estremecedor trabajo de Isaac Deutscher (La tragedia del comunismo polaco. 1958). El estalinismo trató el legado de Rosa como una enfermedad: bacilo sifilítico al decir de una de las principales dirigentes del KPD en los años treinta, Ruth Fischer (1895-1961). De hecho, las ediciones de Rosa no comenzaron a ser editadas de nuevo hasta la época liberal de Nikita Kruschev pero su rehabilitación ni tan siquiera cumplió la exigencia hecha por Lenin en 1920: publicar sus obras completas. Solamente en Alemania y Polonia se editaron textos suyos, aunque podría decirse que fue como pasto para eruditos, sin la menor voluntad de difusión.
Rosa solamente empezó a ser recuperada en la segunda mitad de los años sesenta, fecha en la que se publica un extenso capítulo en la clásica Historia del pensamiento socialista de G.D. H. Cole, especialmente los volúmenes IV (La Segunda internacional, 1889-1914), y V (Comunismo y socialdemocracia que se cierra con un extenso apartado sobre RL y el socialismo polaco) en el Fondo de Cultura Económica que se distribuye desde las trastiendas de algunas librerías. Otra historia general más tardía fue la dirigida por Jacques Droz en la editorial Destino, Barcelona, en un proyecto iniciado desde 1976 con prólogo de Sacristán: Historia general del socialismo, en especial el volumen II (1875-1918) A la parte clandestina habría que añadir una antología memorable, Los marxistas, de C. Wright Mills (ERA, México, 1962, 1964,1966), que el apartado VIII, Los socialdemócratas, incluye ¿Qué es una revolución social?, de Kautsky, A favor del reformismo, de Bernstein. RL resulta también extensamente citada en El socialismo: de la lucha de clases al Estado providencial, obra pródigamente ilustrada dirigida por Iring Fetscher, Helga Grubing y Gunther Dill, que repiten una atención similar en el apartado dedicado a los espartaquista en el volumen similar sobre el Comunismo (Luis de Caralt. Barcelona, 1971). Luego el declive del libro de izquierdas en los años ochenta afectó seriamente otros proyectos, entre ellos la publicación de una Historia del marxismo (Ed. Bruguera, Barcelona, 1980), que dedica amplios apartados a RL en los volúmenes 3, 4 y 5 correspondientes a El marxismo en la época de la IIª Internacional. En este punto el aporte más riguroso fue la obra Bo Gustafson, Marxismo y revisionismo(Grijalbo, 1975, colección “Teoría y realidad”), donde se señala que se adelantó al menos cuatro años en el descubrimiento y combate contra el oportunismo del aparato.
A señalar: Las mujeres en la Revolución alemana: Rosa Luxemburgo y los Consejos Obreros, texto de Claudie Weill(Enciclopedia histórica y política de las mujeres: Europa y América / coord. Por Christine Fauré, 2010)También cuenta con un espacio central en la monografía de James Joll, La II Internacional. Movimiento obrero, 1889-1914 (Icaria, Barcelona, 1976) la misma editorial publicó se editó una de Karl Liebknecht Antología de escritos (Icaria, Barcelona, 1977), dos aportes que abundan en una cierta historia paralela.
Uno de los mayores especialistas en la obra de RL, Gerardt Haupt, produjo un detallado estudio sobre Le Congrès manqué, l´Internationales á la vielle de la première guerre mondiale, Maspero, 1965), que sitúa a RL en el centro del conflicto de tendencias. De Haupt resulta del mayor interés su obra póstuma: El historiador y el movimiento social (Siglo XXI, 1986) Se trata del mayor conocedor de este período, de un lector riguroso que desprende un luxemburguismo para nada domeñado y en absoluto instrumentalizado. No hay que decir que antes de que llegara aquí, RL había sido ya pródigamente publicada en Francia, naturalmente, gracias a la Bibliothèque Socialiste que pone en marcha el mayor de los editores socialistas de la historia, el ya citado Maspero, colección que recupera a Rosa la Roja, y provoca un cierto aluvión de ediciones y reediciones suyas amén de un equipo de estudiosos; Maspero fue igualmente responsable de RL vivante. n.° 45 de Partisans, París, 1969). Probablemente el editor más prolífico y cuidadoso de libros y escritos de RL en francés.
Desde el affaire Dreyfus, RL dedicó una considerable atención a la situación gala comenzando por un conocido artículo La crisis social en Francia que apareció en el “Die Neue Zeit” (vol. 1, 1901). "La razón por la que el ejército rehusaba retirarse de la escena era que quería mostrar su oposición a los poderes civiles de la República, y al mismo tiempo no quería perder la fuerza que le aportaba esta oposición, comprometiéndose a servir a otra forma de gobierno por medio de un golpe de Estado, lo cual hubiera sido grave". RL dedicó una apasionada atención a la situación francesa. Muestra de ello es el volumen Le Socialisme en France (1898-1912) (Edición de Daniel Guérin para, Belfond, París. 1971). Aquí se recoge una serie importante de artículos inéditos. De este mismo autor es RL y la espontaneidad revolucionaria (Ed Anarres, Colección Utopia Libertaria, Buenos Aires 1987), obra intensa y controvertida ya que lleva a la autora al terreno del anarquismo con el que fue bastante crítica.
La revolución alemana. Esta actividad será coincidente con la que se desarrollará en otros países, incluso en la Alemania democrática y en la Polonia socialista, lugares donde, después de décadas de olvido, se comenzaron a editar sus obras completas. En el terreno más próximo de su última lucha, vale la pena recurrir a: La Revolución alemana, 1918-1919, deSebastián Haffner (Ed. Inédita, Madrid, 2005; más ambiciosa y trabajada es la obra de Pierre Broué, Revolución en Alemania, de la solamente se tradujo el primer volumen: De la guerra a la revolución. Victoria y derrota del izquierdismo (A. Redondo, Madrid, 1973 de la edición francesa de la prestigiosa Minuit de 1971).
Esta animación llega hasta el área digamos académica del Partido Comunista francés (PCF). Gilbert Badia tuvo la oportunidad de dar a conocer en Editions Sociales (Perís, 1975), RL, journaliste, polemiste, révolutionnaire. Puede considerarse como una biografía muy original en su tratamiento de aspectos descuidados por otros autores. La primera parte está dedicada a las luchas políticas llevadas a cabo por RL en el seno de la socialdemocracia; una segunda parte ofrece una excelente información y valoración de sus actividades bajo las duras condiciones Impuestas por la guerra (cárcel, aislamiento político, la Internacional), de su relación con los bolcheviques y con la revolución rusa y alemana; la tercera la dedica el autor a las teorías y al vocabulario de Luxemburgo y dedica una parcela importante a su tratamiento de la cuestión nacional, de la acumulación capitalista y del imperialismo; y la cuarta y última parte se centra sobre la personalidad de Rosa como periodista, polemista, oradora, escritora y corresponsal. Contiene asimismo una completísima y detallada bibliografía.
Las diferencias y críticas de RL a la revolución rusa fueron de orden digamos interno. Dentro del entusiasmo y la admiración de haber osado, por romper el primer eslabón de la cadena imperialista, ¿por qué no se suelen citar los elogios y se subrayan tanto las críticas en el orden de las ideas y no tanto en el de por problemas concretos? Los lectores podrán encontrar un ejemplo extremo en el enconado alegato contra la III Internacional comunista por parte de Heleno Saña, aparecida en Zero-ZYX (Madrid, 1971). Resulta aberrante que se tenga que recordar la denuncia hacia la socialdemocracia alemana, principal culpable en dejar aislada una revolución que trataba de saltar por encima de su propia sombra, el atraso secular agravado por las guerras. No se trataba simplemente de pautas y programas, sino de situaciones gigantescas. También conviene recordar que, cuando llegó la hora de la verdad, de la revolución, la organización la tenían los socialpatriotas, en tanto que Rosa y Karl contaban con un principio de partido, suficiente para asustar a los poderes establecidos pero insuficientes para ganar la partida. También hay que recordar que el espartaquista fue el primer partido comunista alemán, y que Rosa, Karl y Leo, murieron como comunistas.
Obras diversas
De entrada creo necesarias algunas consideraciones:
Primero, Las críticas de Rosa nunca amalgaman a Karl Kautsky (1854-1938) con Eduard Bernstein (1850-1932), hay diferencias importantes entre ellos, incluso las habrá entre Bernstein y los socialpatriotas;
Segundo, las propuestas leninistas en contra del menchevismo respondían ante todo a las exigencias de la lucha clandestina, sí bien más tarde se van estableciendo diferencias estratégicas. En sus normas internas, Lenin no es tan diferente a las aplicados por Leo Jogiches en Polonia. Uno de los textos de RL menos conocidos, Blanquisme et social-démocratie (1906), se puede considerar como una matización importante de sus posiciones anteriores a la Revolución rusa de 1905, especialmente en lo que se refiere a su valoración de la disputa entre mencheviques y bolcheviques. Su lectura debería constituir un complemento a la de Problemas de organización de la socialdemocracia rusa.
Tercero, el esquema de la conciencia externa que el Lenin de 1903 toma de Kautsky, no se corresponden a las concepciones que desarrollará desde abril de 1917, cuando insiste una y otra vez en que son las masas las que estaban por delante del propio partido que hasta su regreso había permanecido como conciencia crítica de un gobierno provisional incapaz de firmar la paz, de entregar la tierra a los campesinos o reconocer los derechos de las nacionalidades oprimidas.
Cuarto, las premoniciones de Trotsky sobre lo que éste llamó sustituísmo se verificaría en la práctica, pero no tanto por la dinámica interna del partido bolchevique cuya historia se podía decir que es de sus continuos debates, sino por la lógica interna del aislamiento y abismal atraso producido especialmente por la guerra civil. Cierto: una vez aclarado esto se podría añadir que las medidas impuestas por el IX Congreso del PCUS, resultaron un grave error que contribuyó a reforzar sus tendencias burocráticas. Fontamara publicó en la mitad de los años setenta una trilogía con una representación de la derechaSocialismo evolucionista, de Bernstein), del llama centro ortodoxo (La doctrina socialista, de Kautsky) y de la izquierda (Reforma o revolución) que conoció varias ediciones. El volumen de RL añadía también tres artículos inéditos: “Discurso sobre la táctica” (Stuttgart, 1898), “Las gafas inglesas” y “Libertad de la crítica y de la ciencia”, todos ellos relacionados con la lucha de contra el revisionismo. De hecho,Rosa militó más que escribió. No tuvo tiempo ni lugar para ordenar sus decenas de artículos, panfletos, ensayos, discursos, en su mayoría en forma de colaboraciones en los distintos órganos socialdemócratas de la época. Escribió en periódicos socialistas polacos, alemanes, franceses, rusos, italianos. Existen algunas ediciones de Obras escogidas(Pluma, Bogotá, 1976, II tomos) traducción de la edición norteamericana preparada por Mary Alice Walters que en la época era una de las mujeres más destacados del cuartointernacionalista Socialist Worker Party ante de su sorprendente deriva. En ella se incluye uno de los trabajos más perspicaces de Rosa, Estancamiento y progreso del marxismo; ediciones parecidas realizaron las editoriales hispanas Ayuso, Grijalbo, Icaria (Escritos).
Cabe hablar de un listado de sus obras traducidas entre nosotros que demuestra el impulso parcial de su influjo. El simple hecho de no contar tan siquiera con una fundación o instituto que haya trabajado en la difusión de la vida y la obra, siendo lo más propio los artículos breves, muestra que no hemos sobrepasado el estado de divulgación primaria que ya se alcanzó durante la República. Dicha divulgación resultó considerable en el caso de Huelga de masas, partido y sindicatos (1906), sobre la que el que escribe tiene memoria de una pequeña edición de Siglo XXI que fue una locura de ventas en el Stand de Sant Jordi de nuestra Asociación de Vecinos, un título apoyado por todos los componentes de la entidad (psuqueros, ácratas, LCR) aunque resulta más que dudoso que los que lo adquirían también lo leían. Anotemos que este y otros títulos cuentan con reediciones en la colección “Clásicos del marxismo” de la Fundación Federico Engels. Por su parte, Trotsky escribió en varias ocasiones en defensa y en oposición a los ataques del estalinismo trabajos de amplia difusión como: iQuitad las patas sobre Rosa Luxemburgo! y Rosa Luxemburgo y la IV Internacional, dos textos ampliamente reproducidos.
Se pueden citar diversas ediciones de Textos sobre la cuestión nacional (Ed. de la Torre, 1977, Madrid) Según Mª José es la primera versión castellana de partes importantes de su obra polaca sobre la cuestión nacional. Incluye, además de los fragmentos ya citados, un artículo inédito: La acrobacia programática de los socialpatriotas (1902). Parte de estos textos y otros nuevos han sido recientemente publicados en versión catalana con el título de Els marxistes i la qüestió nacional (Ed. de La Magrana. Barcelona, 1978) Se trata, en realidad, de una traducción de la obra ya mencionada de G. Haupt, M. Löwy, C. Weill, Los marxistas y la cuestión nacional aparecida en Fontamara. Avance (Barcelona, 1976) editó la recopilación El marxismo y la cuestión nacional, que comprendía tres trabajos de Rosa, La cuestión polaca en el Congreso Internacional de Londres, 1896; La cuestión nacional y el movimiento socialista, y La cuestión nacional y el marxismo… Rosa también figura con una respuesta especialmente brillante en la recopilación ordenada por Víctor Manuel Arbeloa, Socialismo y anticlericalismo (Taurus, Madrid, 1973).
Igualmente existen diversas ediciones de sus escritos sobre la revolución rusa (empezando por la de Castellote de 1975, y por la de Anagrama)… Rosa Luxemburgo está igualmente presente en toda clase de antologías sobre los asuntos más diversos.
La obra más importante de Rosa sobre el SPD fue La crisis de la socialdemocracia, aparecida en la colección “Debates” de Anagrama, Barcelona, 1977, con trabajos introductorios de Clara Zetkin y Ernest Mandel, con el texto de Lenin, Crítica del “folleto de Junius”. Gerard Sandoz en obra prosocialdemócrata, La izquierda alemana (Ed. Península, Barcelona, 1973), reconoce que "...Ios poderosos a cuyo socorro apeló inmediatamente la socialdemocracia para matar a la extrema izquierda, para abatir a los espartakistas con el único fin evidente, y mil veces confesado de abatirla a su vez".
Quedan sus escritos sobre economía, en concreto su Introducción a la Economía Política (Siglo XXI, Madrid, 1974), que recoge los apuntes que RL preparó para, y a raíz de las clases que impartió en la Escuela del Partido Socialista alemán antes de la guerra mundial, y que fueron publicados después de su muerte; y la más conocida La acumulación del capitalo en qué han convertido los epígonos la teoría de Marx: una anticrítica (México: Grijalbo, 1967), de la que he citado la edición de Cenit María-José dice sobre ellas: “La primera de estas obras, una de las más conocidas de RL, constituye también Uno de sus escritos más polémicos, al ser uno de los primeros intentos de explicar el entonces (1913) nuevo fenómeno del imperialismo en base al desarrollo de los esquemas inacabados o bosquejos tan sólo por Marx. A sus críticos y `epígonos contesta a RL con el segundo de estos textos, conocido también como La anticrítica, que viene a ser tanto un intento de popularizar y divulgar los temas tratados en La acumulación… como una matización importante a la misma.Un reconocido trabajo sobre La cuestión del imperialismo en RL y Lenin, fue el de Christián Palloix (Castellote, 1977).
Quizás el trabajo más completo sobre del leninismo desde un enfoque bastante luxemburguista es el de Arthur Rosenberg, “Historia del bolchevismo” (Pasado y Presente, México, 1977), con un prólogo de Ernesto Ragionieri; también se encuentra en unas posiciones bastante próximas el filósofo marxista polaco Andrzej Stawar cuyos “Libres ensayos marxistas” (ERA, México, 1977) contienen potentes lecturas luxemburguistas.
Aproximaciones biográficas. La primera aproximación biográfica hispana fue la de José Antonio Díaz Valcárcel (1932–1985), La pasión revolucionaria de RL, que editó Akal, allá por 1975, o sea el año que murió el jefe del sindicato del crimen. Díaz Valcárcel formaba parte del sector de los curas obreros que acabó secularizándose. Un aporte mucho más elaborado, sobre todo en lo que respecta a sus ideas sobre economía, fue Conocer a RL y su obra escrita por José Mª Vidal Villa (1942-2002), editada en la por entonces muy popular colección de biografías Dopesa (Barcelona, 1978) El autor fue uno de los divulgadores más activos en lo referente a las teorías económicas marxistas entre nosotros, y militaba en la Organización Comunista “Bandera Roja”, aunque su evolución fue mucho más coherente y honesta que la de buena parte de sus líderes. Otras aportaciones de casa son la de Eva R. Palomo Cermeño, Rosa Luxemburg (1871-1919) Ediciones del Orto, 2003; por su parte Ana Muiño acaba de publicar RL en la tormenta (La Linterna sorda, Madrid, 2018).
Mª-José Aubet realizó El pensamiento de RL (Barcelona, Serbal, 1983), seguramente la aproximación local más trabajada. Ya antes esta había publicado un ensayo sobre RL y la cuestión nacional (Barcelona, Anagrama, 1977), tema sobre el que actualizó en una edición para El Viejo Topo, la misma editorial de la recopilación de Juan Trías&Manuel Monereo, RL. Actualidad y clasicismo (Mataró, 2001) que comprende aportes de Michael Lowy (Actualidad revolucionaria de RL), Juan Trías Vejarano (RL y los debates en la III Internacional), Juan Valdés Paz (RL: Actualidad de un teoría política), Fritz Weber (Implicaciones políticas de la teoría del derrumbe), Armando Fernández Steiko (RL, una teoría de los recursos limitados), Joaquín Herrera Flores (De la rueda y el freno. El camino hacia la democracia en Georg Lukács y RL), Norman Geras (La democracia y los fines del marxismo), Mª José Aubet (RL, ¿Internacionalista intransigente?), Frigga Haug (RL y las políticas de la mujer), Eva Palomo Cerdeño (RL, las condiciones humana y el compromiso político), y finalmente Nestor Kohan (L. una Rosa roja para el siglo XXI).
Michael Lowy escribió también un conjunto de ensayos de primer orden, El marxismo olvidado (Luxemburgo, Lukács), que publicó Fontamara (1978), y que acaba de reeditar Sylone. En mi modesta opinión es de lo más penetrante que se ha editado hasta hoy.
Quizás la más importante contribución hispana al conocimiento y el debate sobre Rosa sea hasta hoy la edición del Extra 3 (1977) de la revista “Materiales”, que dirigió Manuel Sacristán que incluye trabajos de Lelio Basso (RL y la ambigüedad de la historia); Oskar Negt (De la dialéctica materialista entre espontaneidad y organización); Paul Mattick (RL: un examen retrospectivo); Michael Löwy (La dialéctica entre la ciencia social e ideología en RL); Norman Geras (RL: la huelga de masas); Dick Howard (La teoría ya la práctica revolucionaria: RL); Tadeusz Kowalik (Notas sobre la teoría luxemburguista de la acumulación): Gilbert Badia (RL, Marx y el problema de las alianzas): José Luis de la Mata (De la organización: notas sobre RL): Annete Jost (RL y su crítica a Lenin); Narihiko Ito (Revolución y dialéctica: la lucha de RL contra el revisionismo); Josef Schleifstein (RL y el problema del partido). Concluye con una exhaustiva “Guía para la lectura de RL”, por María-José Aubet, un punto de partida inexcusable para cualquier estudio bibliográfico en castellano. Norman Geras, El legado de Rosa Luxemburgo. ("New Left Books", Londres, 1976; ERA, México, 1978). Recoge cuatro ensayos publicados en distintas revistas y está considerada como una importante contribución, como una visión crítica de J.P. Nettl 1/.
La obra de éste contiene una documentación abrumadora. Obra de un historiador no-marxista, se trata de un trabajo impresionante con el que se puede discrepar en tal o cual punto, pero cuya información resulta inexcusable. Es seguramente el trabajo más completo sobre Rosa, el punto de cita inexcusable para todo estudioso, sí bien su metodología empírica es cuestionada seriamente por Norman Geras. Según Mª José Aubet resulta “preferible, de todos modos, consultar la versión francesa o la edición original”. De momento se trata de una edición descatalogada que en los comienzos del llamado desencanto se podía comprar en los saldos amontonados de “El Corte Inglés” ya que ERA quebró en una de esas crisis que adornaron los años ochenta. Como no podía ser menos, se han publicado aportes en toda clase de revistas de izquierdas, esto aparte del abundante material on line.
Entre las biografías más recientes cabe registrar: a) RL y el arte de la política, deFrigga Haug (Ed. Tierra de Nadie) que se presenta como un intento de lectura con ojos de hoy y comprometidos con los problemas de nuestra época, desde posiciones feministas y de izquierda social; b) Anna Bisceglie&Dario Renzi, RL, (Prospettiva, Madrid, 2000)sin olvidar la de la filósofa marxista Raya Dunayevskaya, RL, la liberación femenina y la filosofía marxista de la revolución (FCE, México, 1985) .
Sin embargo, tal como mandan los cánones establecidos en la coyuntura cultural dominante, solamente en algún caso se ha hecho referencia a sus posicionamientos consejistas (una corriente surgida en el seno de los primeros partidos comunistas –sobre todo en el holandés y en el alemán- que situaba a los consejos obreros como alternativos a los sindicatos y al parlamentarismo, y entre cuyos representantes se pueden citar el joven Lukács (Historia y conciencia de clase)…Una influencia extensible a Hannah Arendt (Una heroína de la revolución, 1967), que incide especialmente en el ambiente civilizado y creativo en el que se desarrolló la familia de Rosa, y que explican en no poca medida su existencia. Dicho ambiente fue totalmente destruido por el fascismo en el curso de la II Guerra Mundial. El extenso retrato de RL comprende un estudio bibliográfico que en el caso hispano resulta muy insuficiente dado que se escribió en un momento en el que RL empezaba a publicarse… Una reseña ilustre de la obra de Nettl es la de E.H. Carr, Rosa la Roja, texto incluido en la recopilación 1917. Antes y después (Anagrama, Barcelona, 1970).
Una muestra de esta vinculación la encontramos en este trabajo –con el que podemos polemizar en algún que otro punto como en el del marxismo de Rosa-, recuperado de El desafío de RL, publicado en Proceso, Buenos Aires, 1972, junto con trabajos de Bertram D. Wolfe (El “último hombre” en el Partido Socialdemócrata Alemán, 1967) Gilbert Badia (La semana sangrienta de 1919. El asesinato, 1966), León Trotsky (RL y la Internacional, 1935), Lenin (RL seguirá siendo un águila, 1922) J.P. Netl (Sobre el imperialismo, 1967), John Knieff (RL viviente, 1969), Daniel Bensaïd, Alian Nair (El problema de la organización: Lenin y RL, 1969), Michael Lowy (El marxismo revolucionario de RL, 1969) y Paul M. Sweezy (RL y la teoría del capitalismo, 1951) También me parece necesario anotar referencias como las propspiciadas por Antoni Domènech en El eclipse de la fraternidad (Critica, Barcelona, 2003)
Material aparte. Cabe hablar también de la película que le dedicó Margarethe von Trotta en 1985 y que emitieron en TV2 a medianoche en versión subtitulada, y de la que algunos colectivos hicieron copias para difundir en el youtube. Que yo sepa no existe ninguna edición en DVD ni por la mula. Habría que revisarla, y sin duda podría servir como material para el debate por el rigor del retrato ofrecido aunque la verdad resulta bastante teutónica; en mi opinión trata de abarcar demasiado para su metraje. De todas maneras se trata de una película bastante apreciada entre el personal luxemburguista.
Quizás más apasionante sea Karl y Rosa, el volumen que cierra Noviembre de 1918, el ciclo novelístico de carácter histórico que Alfred Döblin dedicó a la revolución que recorrió Alemania. De los últimos días de esa revolución trata precisamente el apartado Karl y Rosa, cuyos protagonistas serán precisamente Karl Liebknecht y RL, artífices en gran parte de los vientos de cambio que, por un momento, soplaron en Alemania. Al enfrentar el último tomo de esta obra enorme y magnífica es inevitable sentir un deje de tristeza ante el final de una historia hermosa y que, se sabe, no acaba bien. Forma parte de la novelaBerlín Alexenderplatrz es una de las espléndidas aproximaciones literarias que aborda la época. Igualmente singular es la novela gráfica considerada de un altísimo nivel literario, artístico y político: La Rosa Roja (Red Rosa) de Kate Evans editada en Londres y Nueva York en 2015 por Verso con el apoyo de la sección neoyorquina de la RL Stiftung alemana. En 2017 apareció una traducción al castellano de Editorial IPS en Argentina bajo el título La Rosa Roja que cuenta con distribución en España.
Una aportación que causó un considerable impacto en su momento fue el de Gilbert Badia, Los espartaquistas, subtitulada “Los últimos años de RL y Karl Liebknecht, 1914-1919”, que en francés editó L´Arche (París, 1967), y que fue inmediatamente traducida para Mateu (Barcelona, 1971). A este volumen, lo siguió otro compuesto exclusivamente por textos. Se trata del estudio más completo que se ha publicado aquí sobre esta corriente marxista revolucionaria que fue el orgullo de los internacionalistas durante la “Gran Guerra”, y que acabó siendo trágicamente derrotada…El espartaquismo fue determinante en la creación de la Internacional Comunista en cuyos primeros congresos demostró que era la fracción más implantada y preparada al lado de los bolcheviques, a los que hablaban –naturalmente- sin complejos. Estos debates serían maldecidos por la historia estaliniana, y magnificados como expresión de una corriente de oposición al “leninismo”, aunque lo cierto es que el propio Lenin propuso que la Internacional se trasladara a Berlín, donde estaba el debate…
Badía se pregunta: ¿Cómo nace y se desarrolla el espartaquismo ¿Cuáles fueron las actividades de Karl Liebknecht y de RL entre 1914 y 1918? ¿Cómo definían ellos mismos su actitud y de qué manera precisaban sus propias concepciones? Y responde: “Muchos contemporáneos han pretendido convertir el espartaquismo en un espectro, debido a lo cual, tras su desaparición, ha llegado a transformarse en un mito. En primer lugar quisiéramos establecer las condiciones históricas reales de su nacimiento y de su desarrollo”. Se propone analizar sus líderes, no “como personajes de leyenda, sino como seres de carne y hueso sumidos en el torbellino de una lucha que los sitúa en toda su grandeza, incluso cuando nos preguntamos sobre las posibilidades reales de éxito del movimiento que animaban y que se esforzaban en dirigir. Gilbert Badía.es el responsable de la edición de La Liga Spartakus. Dossier sobre la revolución alemana 1918-1919 (Cuadernos Anagrama, Barcelona, 1976).
Hoy todavía podemos decir que “las figuras de Karl Liebknecht y de RL brillan con una pureza que no ha empañado el paso de los años. Nuestro propósito no es el de restarles admiración, sino ayudar a su mejor comprensión, mostrar su coraje y su desinterés, sin que por ello haya que rehusar al análisis El historiador se muestra crítico y trata de averiguar los posibles errores de sus decisiones políticas. Una discusión que cobrará más vida desde el próximo enero…Badía precisa “Esta segunda fecha puede parecer discutible, ya que el Partido Comunista alemán, que sucedió a la Liga Espartaquista en enero de 1919 presenta aún ciertos rasgos específicos del espartaquimo. El nombre cambió más la naturaleza del movimiento persistía. Sin embargo hay que convenir que con el asesinato de RL y de Karl Liebknecht se inicia una nueva etapa. La revolución alemana no se había realizado, pero en los años subsiguientes el país habría de verse envuelto en numerosos sobresaltos revolucionarios, a pesar de que el espartaquismo privado de su líderes más populares había perdido no sólo toda posibilidad real, sino toda esperanza de hacerse con el poder político o de influir sensiblemente en la línea de evolución política de Alemania. El Partido Comunista preso en sus profundas divisiones internas que culminarán con la escisión se definió lentamente ensanchando su audiencia popular hasta que, en Octubre de 1920, la mayoría del Partido Socialista independiente decide fusionarse con él y constituir el KPD, una organización de masas Su nombre cambia y constituye parte esencial de la III Internacional. Más Alemania también había cambiado, la República, a pesar de todo, había conseguido consolidarse y en su seno se realizaron profundos reagrupamientos políticos desvaneciéndose la posibilidad de una transformación revolucionaria del régimen. No lo parece pero en realidad los acontecimientos quedan ya muy atrás”.
Desde el ángulo feminista conviene conocer los textos de Clara Zetkin (1857-1933), su amiga más próxima, la que habló en su sepelio. Muy amiga suya fue también la militante y poeta holandesa Henriette Roland Holts (1869 1952) sobre cuyo retrato a Rosa, Nettl anota: “La autora estuvo políticamente cerca de Rosa durante un periodo, pero el libro es una mezcla de reminiscencias personales y políticas y algo excesivamente impresionista e interpretativo” (1974; 610). Por su parte, la ruso-italiana Angélica Balabanov (1876-1965) en sus memorias Mi vida de rebelde (editada en 1938 y vertida al castellano por la militante comunista y escritora catalana Teresa Pámies en Martínez Roca, Barcelona, 1974) Angélica dedica un amplio apartado a su encuentro con Rosa en la Escuela de Formación de la Internacional Socialista.
Se ha dado la pretensión de oponerla contra la corriente bolchevique con la que convergió en la izquierda de la II Internacional, en la corriente internacionalista durante la “Gran Guerra”, así como en la creación de la III Internacional. Esto no impidió al gauchiste Alain Gullerm 2/ afirmar que “las críticas dirigidas a Bernstein y Kautsky podrían en realidad aplicarse a Lenin, que se sitúa en la pretensión de oponer a RL contra el bolchevismo a los que apoyó a pesar de sus críticas en la creación de la III Internacional. Téngase en cuenta a este respecto la profunda identidad de Lenin con la concepción de Kautsky de la conciencia de clase. Las discrepancias Luxemburgo-Lenin (que compartieron escuela y dos internacionales), es central para cualquier comprensión de Rosa”. Para llegar a establecer esta oposición, Gullerm ofrece una descripción del leninismo según la cual: “…El partido no es la conciencia de clase, ni se convierte en partido de la noche a la mañana, y su mandato como instrumento de la lucha de clases nunca es definitivo. Por eso, la constitución de un partido comunista no puede ser decretado por algunos intelectuales (sea esta constitución a priori, en base a un programa radical abstracto, o producida después de una división prematura); la constitución del PC no puede ser sino el resultado de un proceso de maduración de las masas y de sus organizaciones, con todas sus carencias”. Esta foto corresponde a la fase inicial, pero en absoluto a la que sigue a febrero de 1917.
El apartado de su correspondencia aparece desarrollado en nuestra antología “Cartas de amor y de revolución” que acaba de editar El Viejo Topo, Mataró, 2019.
Pepe Gutiérrez-Álvarez es escritor y miembro del Consejo Asesor de viento sur
Notas
1/ J.P. Nettl, Rosa Luxemburgo. Londres: Oxford University Press, 1966 (traducción castellana de Félix Blanco en Ediciones Era, México, 1974). Hasta el momento está considerada como la más completa biografía sobre Rosa Luxemburgo; lamentablemente su distribución fue cortada a principios de los años ochenta a partir de una devaluación del peso mexicano. Contiene además una extensa, interesante y útil información bibliográfica de consulta imprescindible para todo estudioso de Luxemburgo. Escrita por un no-marxista, ofrece, al lado de algunas interpretaciones discutibles que fueron muy criticadas por autores como Norman Geras, una muy abundante información de la que se carecía hasta su publicación. Entre los puntos polémicos de Nettl se considera la siguiente hipótesis: “(…) El SDKPiL [La Socialdemocracia del Reino de Polonia y Lituania, el partido que organizó Rosa Luxemburgo con Leo Jogiches en el exilio] no dejó herederos directos”, escribe Nettl, “(…) En cambio influyeron grandemente en el desarrollo de la futura izquierda alemana bajo la dirección de Rosa Luxemburgo. Como veremos, de la oposición atomizada iba a surgir después de 1914 una élite o grupo de iguales semejante. Muchos modos, reacciones, actitudes e ideas personales acerca de la vida y el trabajo que aparecieron en el Spartakusbund se calcaron directa, aunque inconscientemente, del SDKPiL (…) Un grupo de dirigentes que cooperaba por contacto informal, unido contra los ajenos al grupo pero conservando todas las libertades personales y las extravagancias propias de intelectuales y altamente individualistas (…) Nadie contribuyó más decisivamente a crear este ambiente político que Rosa Luxemburgo, con su curiosa combinación de orientación esencialmente pública para sus actividades y celosa autonomía en su vida y sus opiniones privadas” (Nettl, op. cit., p. 230).
2/ Véase la obra de Alain Guillerm, “Le Luxemburgoisme aujourd’hui”, publicada en Cahiers Spartacus, 1970, tal como fueron recogidos por Daniel Guerin en su libro “Rosa Luxemburgo y la espontaneidad revolucionaria. Alain Guillerm (1944-2005) fue militante de la extrema izquierda y partidario de las teorías de RL. Militó en el grupo “Socialismo o Barbarie” y en el PSU, donde defendió una orientación luxemburgouista. El texto se encuentra en la edición castellana de la Web “La Bataille socialiste”… Edición castellana: La cuestión agraria (Die agrarfrage) por Carlos Kautsky; Madrid: Viuda de Rodríguez Serra, 1903. Traducción de Ciro Bayo, revisada y completada por Miguel de Unamuno. Segunda edición en lengua española usando la traducción Bayo/Unamuno: Editions Ruedo Ibérico, París, 1970. Tercera edición: Editorial Laia, Barcelona, julio, 1974.
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