EL DELFÍN

Este es un espacio para la difusión de conocimientos sobre Ciencia Política que derivan de la Carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México.

lunes, 9 de julio de 2018

Mexico SA

México SA
Deuda pública: herencia brutal //Arribistas en el nuevo gobierno
Carlos Fernández-Vega
Foto
▲ Al cierre de mayo anterior el saldo del débito público ascendió a 500 mil millones de dólares, monto nunca registrado.Foto María Meléndrez Parada
C
on la novedad, mexicanos pagadores, de que no deja de crecer la de por sí voluminosa deuda pública que el gobierno federal ha cargado sobre sus espaldas y que ustedes, quiéranlo o no, pagan puntual y crecientemente todos los meses, a costillas del desarrollo de este país.
En el más reciente informe que la Secretaría de Hacienda envió al Congreso se detalla que la deuda pública, en su más amplia concepción (saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público), se incrementó en alrededor de 125 mil millones de pesos entre enero y mayo del presente año, a un ritmo diario promedio cercano a 35 millones.
Dado lo anterior, al cierre del quinto mes de 2018 el saldo del débito público ascendió a 10 billones 156 mil 445 millones de pesos, algo así como 500 mil millones de dólares, monto nunca registrado. Y lo peor del caso es que, de aquí al último día de noviembre, cierre del gobierno peñanietista, el monto será aún mayor.
Se trata de un circuito infinito,y muestra de ello es que de enero a mayo de 2018 la deuda del sector público federal (interna y externa) se incrementó en alrededor de 125 mil millones de pesos, pero en el mismo periodo se pagaron intereses por cerca de 150 mil millones.
Sólo como ejemplo, con los citados montos erogados por el gobierno federal en únicamente cinco meses, podrían construirse entre dos y tres refinerías de gran capacidad para atender la demanda interna de combustibles, ahorrándose con ello un río de dinero por importaciones. Lamentablemente, los 150 mil millones que se citan líneas arriba se destinaron al pago de intereses de la deuda y, paralelamente, se canalizaron miles de millones de dólares para adquirir combustibles en el exterior.
Sin ánimo de hacer leña del árbol caído, hay que recordar que a escasos días de su nombramiento como titular de la Secretaría de Hacienda (7 de septiembre de 2016), José Antonio Meade hizo público uno de sus primeros compromisos: Estabilizar y reducir la voluminosa deuda pública contratada por su antecesor en el puesto, Luis Videgaray, porque, según dijo, hacer lo contrario puede llevar a la pérdida de la confianza, a tener consecuencias abruptas y sustanciales en el costo de la deuda, y a reducir aún más el gasto público.
Así, de acuerdo con los informes oficiales, entre el nombramiento de Peña Nieto (7 de septiembre de 2016) y el destape de Videgaray (27 de noviembre de 2017), es decir, durante la estancia de Meade en Hacienda (alrededor de 15 meses), la deuda pública aumentó de 8 billones 973 mil millones de pesos a 9 billones 569 mil millones, avance de 6.64 por ciento, o, si se prefiere, de 596 mil millones.
De ese tamaño fue la reducción y estabilización del débito público prometido por José Antonio Meade, aunque sin duda alguna el campeón indiscutido en el incremento de la deuda fue Luis Videgaray como titular de Hacienda, con un incremento superior a 3 billones de pesos. De cualquier forma, sea por el aprendiz, el candidato fallido o los gobiernos previos al de EPN, todo se lo cargan al pueblo de México.
De ese tamaño también es la herencia para el gobierno de AMLO, que estará –ya lo está, de hecho– bajo el permanente escrutinio de las instituciones financieras supuestamente multilaterales y de la mafia de las calificadorasinternacionales, a las que sólo les interesa que se pague la voluminosa cuan creciente deuda –sin olvidar los intereses– puntualmente, dejando a un lado el elevado costo social que ello implique.
Las rebanadas del pastel
Parecen insuficientes las barbaridades cometidas por el Juan Molinar Horcasitasal frente del IMSS (2006-2009), porque ahora anuncian a otro panista, Germán Martínez, como titular de esa institución. Y el nombramiento del arribista no se debe a Calderón, sino al mismísimo Peje. Cuidado. Sólo falta que Manuel Espino, otro de la misma calaña, ocupe la dirección del Issste.
Twitter: @cafevega

No hay comentarios:

Publicar un comentario