Nicaragua, Nicaragüita
Elena Poniatowska
C
omo lo dijo muy bien el poeta nicaragüense Francisco Larios, autor de Sobre la vida breve de cualquier paraíso, en un acto dominical de protesta por la matanza de nuestros hermanos en Nicaragua,
allá no son dos partes las que combaten, sino tanques militares que se lanzan contra civiles. No es un golpe de Estado, de lo que se trata es de aplastar la opinión de los nicaragüenses.
A los nicas los persiguen pickups con hombres sin uniforme que les disparan en la calle. Por ahora son 2 mil los heridos y 400 los muertos, 80 de ellos con disparo en la cabeza por un francotirador.
Francisco Larios contó que se mata a la gente a plena luz del día, dentro de la iglesia, al lado de los sacerdotes que intentan protegerla.
Según el poeta, Nicaragua vive en un estado de demencia, porque una cosa es gobernar y otra matar.
En Nicaragua vivimos un genocidio.
Estas palabras las escuché el domingo 22 de julio a las cinco de la tarde en un acto de poetas e intelectuales que mucho honra al Fondo de Cultura Económica.
En esa jornada condenamos la destrucción de ciudades como Granada, Niquinohomo, Monimbó, León, Matagalpa, Chinandega, Jinotega y Managua.
Daniel Ortega y Rosario Murillo son directamente responsables de la represión, la persecución y la cárcel de hombres, mujeres y hasta niños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario