La pandemia ocurre en un escenario de crisis social y conflictos geopolíticos
Análisis
29/04/2020
Conflictos geopolíticos
La nueva pandemia de coronavirus es una prueba trágica del fracaso de los sistemas de salud pública en los países capitalistas, que revela una crisis económica y social sistémica y los grandes puntos muertos geopolíticos del mundo contemporáneo.
Los hospitales superpoblados, las personas que mueren en sus hogares o incluso en el medio de la calle no son meras "discapacidades" ni ocurren por casualidad. Estos son los efectos inevitables de las políticas antipopulares aplicadas por los gobiernos al servicio del capital monopolista financiero, la reducción del gasto público y la falta de atención a las necesidades básicas de las masas populares.
El estado capitalista no puede satisfacer las necesidades de la población en el área de la salud, como atención primaria y prevención, hospitales, médicos y enfermeras, medicamentos, laboratorios y exámenes clínicos. La lógica neoliberal que ha prevalecido en los países capitalistas resulta en la privatización y comercialización de todos y cada uno de los servicios públicos, lo que ha afectado mucho la salud. En el caso de una pandemia como la actual, estos defectos se revelan en su totalidad y causan efectos trágicos para la población.
El fenómeno del deterioro de la salud destaca la naturaleza antisocial y parasitaria del capitalismo, que también tiene un impacto en las políticas públicas en general, en la ofensiva contra los derechos laborales y de seguridad social de los asalariados, en la destrucción del estado de bienestar, distanciando el poder público obligación con la protección social.
Este escenario no está desconectado de la crisis económica y financiera sistémica del capitalismo y del empobrecimiento de las masas trabajadoras. Oxfam estimó recientemente que la pandemia de coronavirus podría llevar a 500 millones de personas a la pobreza.
En medio de la pandemia, fue evidente la incapacidad de la mayoría de los estados capitalistas para responder de manera efectiva y evitar los efectos más devastadores de la crisis. Sin embargo, en lo que demostró la eficiencia del estado capitalista fue en ayudar a los bancos y grandes monopolios, que no agotan sus maniobras para especular y acumular grandes ganancias, incluido el aumento de las formas de explotación y opresión de los trabajadores y los países dependientes.
Los trabajadores son los que más sufren las políticas de las llamadas "reformas estructurales", la desregulación de las relaciones laborales, la flexibilidad de las horas de trabajo, la reducción de los salarios y los despidos, que conducen al desempleo masivo.
En este contexto de crisis sanitaria, económica y social, las tensiones geopolíticas también están empeorando. Las potencias imperialistas, especialmente el imperialismo estadounidense, intensifican la brutal ofensiva contra los pueblos.
El gobierno de Donald Trump dirige su acción especialmente contra los países que persisten en la lucha por su independencia y soberanía.
El imperialismo estadounidense está comprometido en una campaña de agresiones retóricas y amenazas contra la República Popular de China, un país socialista que apuesta por la cooperación internacional y trabaja eficazmente para ayudar a más de cien países en los esfuerzos para superar la pandemia.
Este mismo imperialismo intensifica las políticas de bloqueo económico, comercial y financiero a países como Cuba, Venezuela, Irán, la República Popular Democrática de Corea y Siria.
Del mismo modo, Estados Unidos busca aislar a Rusia y también practica una política de sanciones hacia el país euroasiático.
Es en este contexto que no cesan las amenazas de nuevos conflictos y ataques a la soberanía nacional de países y pueblos independientes.
En la contracorriente, las fuerzas progresistas, patrióticas y amantes de la paz participan en campañas a favor de combatir la pandemia y las iniciativas de solidaridad internacionalista.
Las campañas de solidaridad con China, Cuba, Venezuela, la República Popular Democrática de Corea, Irán, Siria, Rusia, Palestina y el Sáhara Occidental son cada vez más actuales.
Ante la crisis de salud, las fuerzas progresistas y los movimientos populares intensifican sus luchas por el fortalecimiento inmediato de los sistemas de salud pública con fondos estatales, contratando médicos y enfermeras con plenos derechos; para satisfacer todas las necesidades de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y para proporcionar la infraestructura necesaria para el pleno funcionamiento de los servicios de salud pública y de investigación científica; para la provisión de todos los medios necesarios de protección (máscaras, guantes, antisépticos, etc.) y para la protección de médicos y enfermeras que luchan en hospitales con sacrificio desinteresado y costo personal. La lista de demandas incluye proteger los ingresos de los trabajadores y los derechos populares y tomar medidas inmediatas para proteger la salud en el lugar de trabajo.
Es necesario persistir en la defensa de la democracia y no permitir ninguna reducción de los derechos democráticos de los pueblos con el pretexto de un estado de emergencia resultante de la pandemia.
Las campañas para la paz mundial también están en marcha, bajo la coordinación del Consejo Mundial de la Paz, específicamente para la afirmación de América Latina como región de paz, para la disolución de la OTAN - Organización del Tratado del Atlántico Norte, el brazo armado del imperialismo estadounidense -, por fin de las bases militares extranjeras, para la abolición de las armas nucleares y para el fortalecimiento y la aplicación de los principios de la Carta de las Naciones Unidas, la defensa de la autodeterminación de las naciones y la solución pacífica de los conflictos internacionales.
- José Reinaldo Carvalho es periodista, editor internacional para Brasil 247 y la página de Resistencia: http://www.resistencia.cc
29 de abril de 2020
https://www.alainet.org/en/articulo/206242
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