Relección: un poco de teoría
Pedro Salmerón Sanginés /I
E
n las escuelas de historia aprendemos que la clave del oficio, lo que distingue al historiador del cronista o del ideólogo, es la crítica y confrontación de fuentes. En la UNAM y la mayoría de las escuelas de historia estudiábamos esa técnica de la mano de los teóricos adscritos a la escuela
historicista, como José Gaos, Edmundo O’Gorman, Ramón Iglesia, Luis González, y sus discípulos, como mi maestro Álvaro Matute.
La crítica de fuentes nos enseña que ningún documento, por antiguo o venerable que sea, contiene la
verdad, y que todo documento, tratado, libro, proposición, debe ser sometido a la crítica y la confrontación, de acuerdo con una metodología precisa. Una de las primeras preguntas de esa metodología es ¿quién lo escribió? Es decir: a qué escuela de pensamiento pertenece, cuáles son sus intereses (intelectuales y de los otros), a quién se dirige, cuáles son los problemas y preguntas que lo inquietan, es o no intelectualmente honesto…
Una herramienta para este análisis es la
teoría de las generaciones, explicada por Ortega y Gasset (maestro de Gaos) y traída a México por González. Ella propone dividir generacionalmente a las élites de un país, para hallar los elementos que les son comunes, de acuerdo con las anteriores preguntas.
De ese modo, podemos entender que la teoría historicista llegó a México con el exilio español y pensadores mexicanos de esa generación. Igual que ahora, explicado lo anterior antes de las impertinentes descalificaciones ( ad hominem y etcétera) puedo hacer un breve ejercicio sobre The Rational Choice Theory y la defensa y sustento de la relección inmediata de legisladores, tal como se empezó a proponer en México en tiempos de Carlos Salinas y se aprobó en 2014.
En 2001, Alain de Remes hizo una buena síntesis de los orígenes y postulados del Rational Choice, como uno de los enfoques dominantes en la teoría política estadunidense
de las últimas dos décadas. Su origen está en los estudios de autores del país vecino sobre el voto y la decisión (individuales) de los ciudadanos en política. Una de las claves de ese pensamiento estribaba en la maximización de la utilidad y otras traducciones a la teoría política de las teorías económicas de Gary Becker y Milton Friedman, eminentes representantes del neoliberalismo.
Desde los años 80, esa escuela de pensamiento se volvió dominante en el ITAM (dominante pero no única, como el historicismo era la escuela dominante en la FFL-UNAM cuando yo estudié, pero nunca la única). Fue y es muy importante en otras instituciones, como el CIDE. De esta escuela se desprendía de manera casi automática la idea de que era imprescindible la relección consecutiva de los legisladores. Dice Luis Godoy en una tesis reciente del ITAM: “Desde la década de los 90 con la creación del Departamento de Ciencia Política del ITAM y junto con la División de Estudios Políticos del CIDE, la relección ha protagonizado importantes debates… Destacados proyectos de investigación de Jeffrey Weldon, Alonso Lujambio, Benito Nacif y Fernando Dworak, así como tesis de las licenciaturas de ciencias sociales y ciencia política (ver Campos Vargas 1994, Careaga 1996, Mejía Acosta 1996, Dworak 1998), han contribuido al estudio de la relección en México… muchos de estos estudios han sugerido, entre otras cosas, la eliminación de la prohibición constitucional de la relección legislativa inmediata”.
A estos estudios, muchos muy serios, correspondieron también artículos y ensayos de divulgación, para popularizar la idea. Ya en 1998 se propuso la reforma al artículo 59 constitucional que permitió esa relección. Volvió a hacerse en los gobiernos de Fox y Calderón para finalmente ser aprobada, a iniciativa de la senadora panista Mariana Gómez del Campo (2014).
Durante los 10 años que trabajé en el ITAM me opuse a la relección inmediata y lo discutí con mis colegas y alumnos de manera respetuosa. Me sigo oponiendo. Por ello casi me sorprende (casi, porque ya no me sorprende nada) cuando al aprobarse la semana pasada la ley reglamentaria de aquella reforma (con la obviedad elemental sobre la licencia o renuncia, con que ahora se desgarran las vestiduras), de pronto a los enemigos del actual gobierno se les llenó la boca de ataques, la mayor parte sin la mínima noción de derecho constitucional.
Pertenece a la metodología de la historia hacer una lista de los académicos que defendieron e impulsaron este proyecto de 1992 a 2014, en qué escuelas estudiaron, en qué medios publicaron (básicamente, dos revistas y un periódico) y con qué gobiernos se ligaron. Primer recuento, en orden cronológico: Luis Carlos Ugalde, Alonso Lujambio, Fernando Dworak, Alain de Remes, Jacqueline Peschard, Juan Molinar, Denise Dressser, León Krauze, Rodrigo Ávila…
No, no es morena.
Citas textuales: De Remes: https://bit.ly/33HKTlk; Godoy: https://bit.ly/3dpj2uz
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