Guillermo Almeyra
La derecha catalana, los partidos de la gran burguesía local, Convergencia i Unió y Esquerra Republicana, unificados en Junts pel Sí (JPS), lograron 65 bancas, pero antes tenían 71 de modo que su victoria real es, al mismo tiempo, relativa.
La gran burguesía catalana, que es mayoritaria en el independentismo, no cuenta con el apoyo de los independentistas de izquierda de los CUT (Comités Unitarios Populares), que triplicaron en cambio sus votos y sus diputados, se niegan ahora a votar por el presidente derechista de la Generalitat y condicionan su apoyo al gobierno de éste exigiendo medidas sociales.
El Partido Popular (PP) de Rajoy perdió casi la mitad de sus votos y de sus diputados, que fueron a Ciutadans (que pasó de 9 curules a 25). Este trasvase en la derecha españolista es, con vistas a las elecciones de diciembre, un golpe muy duro para el gobierno español.
El Partido Socialista Catalán (PSC), a pesar de tener el peor resultado de su historia, está contento porque no sólo sobrevivió (salió tercero) sino que también absorbió votos de Podemos que, formando parte de Catalunya Sí que es Pot (CSQEP), salió cuarto en orden de votantes cuando esperaba ser el segundo y tuvo menos votos y diputados (sólo 11) que ICV y EUIA, ahora sus aliados, que en las elecciones anteriores lograron 13 curules. CSQEP, con sus 11 representantes, tiene hoy la misma exigua cantidad de diputados que el desprestigiadísimo PP. La causa evidente de esta derrota, que coloca a Podemos a la rastra del PSOE y lo obliga a negociar con éste una alianza anti Partido Popular en diciembre pero en las peores condiciones, reside en las oscilaciones oportunistas y electoralistas de Pablo Iglesias y de la dirección de Podemos, que coquetearon con el rey, no conmemoraron el día de la República y mantuvieron un españolismo vergonzante, haciéndose los suecos en el problema del independentismo catalán y, para colmo, apoyando a Tsipras y recibiendo apoyo de éste.
La gran burguesía catalana es autoritaria y antisocial. Quiere imponer el idioma catalán cuando la mayoría de los habitantes de Cataluña hablan castellano, en vez de organizar el bilingüismo y, en el campo social, está cerca de Rajoy y contra los independentistas de izquierda (CUP).
Los independentistas ganaron la mayoría absoluta en el Parlamento pero entre JPS y CUP hay grandes diferencias políticas y sociales. Además, el independentismo sólo logró el 47 por ciento de los votos, con lo cual no hubo un referéndum por la independencia como pretendía el president Mas.
La independencia sólo podría lograrse con un fuerte movimiento social de cambio en toda España que imponga la República y respete los derechos sociales y lingüísticos de todos. Podemos, en cambio, por lo visto ha elegido la vía electoral y los acuerdos de cúpula, no la acción, lo que diciembre le costará caro.
El resultado inmediato, de todos modos, ha sido el debilitamiento de Rajoy en PP y del PP en España y el fortalecimiento de las autonomías e independentismos en el País Vasco y en Galicia misma. En cuanto a Cataluña, seguirá la efervescencia política y social para cambar la dirección, hoy capitalista y conservadora, del independentismo y de su base social.
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