Pese a la agresividad de la derecha
Avances socio-económicos en Ecuador
Son muchos y abundantes los logros económicos y sociales alcanzados por el gobierno del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, desde su llegada al poder en 2007. Han sido ocho años de beneficios totales para la mayoría de la población. Además se logró la estabilidad política de la nación que había sufrido a inicios de la década del 2000 la expulsión de tres gobiernos pro occidentales que conllevaron enormes desastres económicos, al ser aplicadas extremas políticas neoliberales orientadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
En ese corto período de tiempo se lograron mayores adelantos que en los 50 años anteriores de seudo república.
Pero como todos los gobiernos nacionalistas y progresistas que han surgido en los últimos 16 años en América Latina, desde el triunfo de la Revolución Bolivariana de Hugo Chávez en 1999, ahora la administración del presidente ecuatoriano Rafael Correa, también enfrenta los embates de una derecha agresiva, cuya dirección principal proviene de Washington.
Con ese objetivo la oligarquía criolla, que controla con su capital los medios de comunicación, logró convencer a varias organizaciones para realizar un paro nacional cuyo objetivo era la desestabilización nacional y el derrocamiento del gobierno.
No es la primera ocasión que esas acciones sucedían pues recordemos que el 30 de septiembre de 2010 tuvo lugar una cruenta intentona golpista donde por primera vez en la historia de la nación andina, el gobierno enfrentó la insubordinación de las fuerzas armadas y salió victorioso.
Los antecedentes de estas acciones tienen su explicación con la llegada al poder de Correa en enero de 2007 y la puesta en marcha de la Revolución Ciudadana que acabó con la inestabilidad política, las políticas neoliberales antes aplicadas y la fuerte injerencia extranjera que existía.
No ha sido por complacencia que la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Alicia Bárcena, haya reconocido los logros obtenidos por Ecuador en la disminución de la pobreza, que en la década de 1990 llegaba al 60 % y en la actualidad se cifra en 22 % debido a las políticas económicas del programa denominado Buen Vivir. La CEPAL destacó el constante crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) (alrededor 5 % promedio anual) y los aportes del 25 % a la inversión pública, así como enfatizó los esfuerzos para combatir la desigualdad y reducir los índices de pobreza mediante una política económica dinámica desde los estratos más bajos.
Cifras oficiales señalan que por primera vez, las familias ecuatorianas pueden cubrir un 93 % de la canasta básica con sus ingresos, mientras que antes de 2007 solo llegaba al 50 % de cobertura.
En ese aspecto un índice clave resulta la tasa de desempleo que en 2014 se ubicó en 4,5 %, una de las más bajas del continente; una reducción de la pobreza de siete puntos porcentuales y un crecimiento en el sector no petrolero en un 9,5 %.
Correa desde principios de su mandato fue directo a eliminar los graves problemas que afectaban a la nación: expropió a banqueros los bienes mal habidos; forzó a las petroleras transnacionales a cambiar sus contratos en beneficio del pueblo; suspendió el pago de la deuda externa por considerarla ilegítima y les propuso a los acreedores la recompra con un descuento de 70 %.
Ecuador ha sido uno de los países que más ha reducido la desigualdad en América Latina pues del 2007 al 2014 bajo su coeficiente Gini (que mide en general la desigualdad existente en las poblaciones) de 0,55 a 0,48.
La diferencia entre el 10 % más rico en relación al 10 % más pobre, disminuyó de 42 a 22 lo que acorta el abismo monetario entre los poderosos y los menos afortunados.
Durante la Revolución Ciudadana se han aprobado 180 leyes para transformar las relaciones de poder e impulsar garantías sociales a todos los ciudadanos.
El total de matrículas en el sistema público creció en estos ocho años de 2 604 000 a 3 479 000, mientras se invirtieron más de 1 000 millones de dólares en nuevas universidades y la cantidad de becas gratuitas alcanzan a 10 482 estudiantes cuando en el período de 1994 a 2006 solo se entregaron a 237 alumnos.
Las inversiones en salud han sobrepasado los 12 000 millones de dólares y cerca de 20 000 galenos se han integrado al sistema público (una cuarta parte formados en la Escuela Latinoamericana de Medicina cubana). Además, regresaron al país 1 200 profesionales de la salud que habían emigrado por la crisis neoliberal de las décadas de 1990 y principios del 2000.
La atención médico sanitaria se ha extendido a los lugares más recónditos de su geografía, lo cual ocurre por primera vez en la historia de ese país. Las consultas en los hospitales públicos alcanzaron en 2014 los 43 870 180, o sea, 27 000 000 más que en 2006.
La Organización Mundial de la Salud ha destacado, entre otros aspectos relevantes, que la desnutrición en el país se ha reducido de 1,1 % al 0,4 % en estos años.
Y no solo Correa se ha destacado por la gestión realizada en el desarrollo nacional sino que ha ido mucho más allá con su visión integradora latinoamericanista.
En enero pasado, al recibir la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) llamó a “ impulsar con Voluntad Política los Grandes Proyectos de Infraestructura que garanticen nuestra integración, nuestra conectividad. La organización debe disponer de una Planificación Regional que aterrice, concrete los Megaproyectos Viales, Energéticos, y de Telecomunicaciones, para potenciar nuestra complementariedad”.
Entre otros importantes asuntos destacó que “La CELAC debe jugar un Rol protagónico en acompañar el Proceso de Descolonización en la Región Latinoamericana y Caribeña… debe ser el actor de referencia en la resolución de conflictos, o herencias de larga data que atañen a los países de la Región”.
Los logros de Ecuador y las valientes posiciones integracionistas latinoamericanas del presidente Correa no son nada agradables para los oligarcas nacionales y extranjeros que aun sueñan con que América Latina continúe siendo el traspatio de Estados Unidos. Pero los pueblos ya han despertado de ese largo letargo.
En ese corto período de tiempo se lograron mayores adelantos que en los 50 años anteriores de seudo república.
Pero como todos los gobiernos nacionalistas y progresistas que han surgido en los últimos 16 años en América Latina, desde el triunfo de la Revolución Bolivariana de Hugo Chávez en 1999, ahora la administración del presidente ecuatoriano Rafael Correa, también enfrenta los embates de una derecha agresiva, cuya dirección principal proviene de Washington.
Con ese objetivo la oligarquía criolla, que controla con su capital los medios de comunicación, logró convencer a varias organizaciones para realizar un paro nacional cuyo objetivo era la desestabilización nacional y el derrocamiento del gobierno.
No es la primera ocasión que esas acciones sucedían pues recordemos que el 30 de septiembre de 2010 tuvo lugar una cruenta intentona golpista donde por primera vez en la historia de la nación andina, el gobierno enfrentó la insubordinación de las fuerzas armadas y salió victorioso.
Los antecedentes de estas acciones tienen su explicación con la llegada al poder de Correa en enero de 2007 y la puesta en marcha de la Revolución Ciudadana que acabó con la inestabilidad política, las políticas neoliberales antes aplicadas y la fuerte injerencia extranjera que existía.
No ha sido por complacencia que la Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Alicia Bárcena, haya reconocido los logros obtenidos por Ecuador en la disminución de la pobreza, que en la década de 1990 llegaba al 60 % y en la actualidad se cifra en 22 % debido a las políticas económicas del programa denominado Buen Vivir. La CEPAL destacó el constante crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) (alrededor 5 % promedio anual) y los aportes del 25 % a la inversión pública, así como enfatizó los esfuerzos para combatir la desigualdad y reducir los índices de pobreza mediante una política económica dinámica desde los estratos más bajos.
Cifras oficiales señalan que por primera vez, las familias ecuatorianas pueden cubrir un 93 % de la canasta básica con sus ingresos, mientras que antes de 2007 solo llegaba al 50 % de cobertura.
En ese aspecto un índice clave resulta la tasa de desempleo que en 2014 se ubicó en 4,5 %, una de las más bajas del continente; una reducción de la pobreza de siete puntos porcentuales y un crecimiento en el sector no petrolero en un 9,5 %.
Correa desde principios de su mandato fue directo a eliminar los graves problemas que afectaban a la nación: expropió a banqueros los bienes mal habidos; forzó a las petroleras transnacionales a cambiar sus contratos en beneficio del pueblo; suspendió el pago de la deuda externa por considerarla ilegítima y les propuso a los acreedores la recompra con un descuento de 70 %.
Ecuador ha sido uno de los países que más ha reducido la desigualdad en América Latina pues del 2007 al 2014 bajo su coeficiente Gini (que mide en general la desigualdad existente en las poblaciones) de 0,55 a 0,48.
La diferencia entre el 10 % más rico en relación al 10 % más pobre, disminuyó de 42 a 22 lo que acorta el abismo monetario entre los poderosos y los menos afortunados.
Durante la Revolución Ciudadana se han aprobado 180 leyes para transformar las relaciones de poder e impulsar garantías sociales a todos los ciudadanos.
El total de matrículas en el sistema público creció en estos ocho años de 2 604 000 a 3 479 000, mientras se invirtieron más de 1 000 millones de dólares en nuevas universidades y la cantidad de becas gratuitas alcanzan a 10 482 estudiantes cuando en el período de 1994 a 2006 solo se entregaron a 237 alumnos.
Las inversiones en salud han sobrepasado los 12 000 millones de dólares y cerca de 20 000 galenos se han integrado al sistema público (una cuarta parte formados en la Escuela Latinoamericana de Medicina cubana). Además, regresaron al país 1 200 profesionales de la salud que habían emigrado por la crisis neoliberal de las décadas de 1990 y principios del 2000.
La atención médico sanitaria se ha extendido a los lugares más recónditos de su geografía, lo cual ocurre por primera vez en la historia de ese país. Las consultas en los hospitales públicos alcanzaron en 2014 los 43 870 180, o sea, 27 000 000 más que en 2006.
La Organización Mundial de la Salud ha destacado, entre otros aspectos relevantes, que la desnutrición en el país se ha reducido de 1,1 % al 0,4 % en estos años.
Y no solo Correa se ha destacado por la gestión realizada en el desarrollo nacional sino que ha ido mucho más allá con su visión integradora latinoamericanista.
En enero pasado, al recibir la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) llamó a “ impulsar con Voluntad Política los Grandes Proyectos de Infraestructura que garanticen nuestra integración, nuestra conectividad. La organización debe disponer de una Planificación Regional que aterrice, concrete los Megaproyectos Viales, Energéticos, y de Telecomunicaciones, para potenciar nuestra complementariedad”.
Entre otros importantes asuntos destacó que “La CELAC debe jugar un Rol protagónico en acompañar el Proceso de Descolonización en la Región Latinoamericana y Caribeña… debe ser el actor de referencia en la resolución de conflictos, o herencias de larga data que atañen a los países de la Región”.
Los logros de Ecuador y las valientes posiciones integracionistas latinoamericanas del presidente Correa no son nada agradables para los oligarcas nacionales y extranjeros que aun sueñan con que América Latina continúe siendo el traspatio de Estados Unidos. Pero los pueblos ya han despertado de ese largo letargo.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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